viernes, julio 31, 2015
CERRADO POR VACACIONES
Bien amigos, echamos el cierre al blog por esta temporada.
Aunque siempre me queda la sensación de que debía haber aportado más cosas, creo que hemos tenido un poco de todo, entradas más o menos frívolas, pero también otras que considero novedosas e interesantes, así como pistas para disfrutar de libros, series o películas, que, si las habéis seguido, espero que hayan cubierto vuestras expectativas y mi credibilidad no haya quedado muy mermada.
También quiero agradecer vuestra participación, tanto los que me habéis remitido informaciones, artículos o fotografías para que las publicase -disculpad a veces el retraso pero ya veis que, más pronto o más tarde, las acabo subiendo-, como los que habéis comentado las diversas entradas.
Ahora voy a cargar pilas de cara a la temporada que viene, que seguro que traerá algunas sorpresas.
Tengo un proyecto atado para comienzos del 2016, pero me queda por ver cómo enfoco la campaña de invierno; tengo dos proyectos que están ahí, pero cada mes de septiembre me suelen llegar propuestas estimulantes que me acaban alterando el timing, así que ya estoy expectante por ver en qué nueva aventura me embarco...
De momento, veo que sigue en plena forma mi último libro, PEQUEÑAS GRANDES HISTORIAS DE LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL (Temas de Hoy, 2015).
No os voy a hablar más del libro porque ya lo hemos comentado bastante, y en varios medios se han ido haciendo eco de algunas de las historias más sorprendentes.
Tan sólo quiero animaros a que, si todavía no lo habéis leído, disfrutéis de él este verano, ya que es una lectura ideal para esta época.
Pues disfrutad de estas vacaciones y si alguien aprovecha para hacer un frikiviaje a algún escenario bélico, espero que luego nos cuente su experiencia.
Aunque el blog esté cerrado por vacaciones, si donde voy tengo acceso a internet y puedo ir subiendo los comentarios, así lo iré haciendo.
Así que a pasarlo bien, sed buenos, no gastéis mucho -si es que Montoro os ha dejado algo-, si bebes no conduzcas, cuando el monte se quema algo tuyo se quema y precaución amigo conductor, pero sobre todo, tal como insistía siempre Super Ratón, no olviden supervitaminarse y mineralizarse.
jueves, julio 23, 2015
EL MITO DE LA CARGA DE LA CABALLERÍA POLACA
Bien, amigos, seguro que estáis también preparando las vacaciones, algún viajecito... así que antes de cerrar el blog por holidays vamos con una entrada que tenía pendiente desde hace tiempo, una entrada de calidad, en contraste con el divertimento de la anterior.
En esta entrada tengo el gusto de incluir las excelelentes ilustraciones que me ha hecho llegar mi amigo MARIANO PERAL ZUGARRAMURDI, el infografista amante de la historia de quien recordaréis que le dediqué la entrada LIGHT CAR PATROL: LOS JINETES DEL DESIERTO.
Pues sus ilustraciones de hoy corresponden al mito de la carga de la caballería polaca; la supuesta carga de los jinetes polacos, lanza en ristre, contra los tanques alemanes.
Esa imagen, en el que la anacrónica caballería se enfrentaba a los más modernos ingenios bélicos, hizo fortuna gracias a la propaganda alemana, que vio en ese episodio un modo de ridiculizar a los polacos, además de exaltar la capacidad de su maquinaria militar. Sin embargo, ese choque no tuvo lugar, o al menos no fue como la propaganda nazi se encargó de extender.
Los polacos confiaban en la gran movilidad y capacidad de maniobra de su caballería. Con 70.000 jinetes, Polonia contaba en 1939 con la caballería más numerosa de Europa. Nada más iniciarse la invasión alemana, la tarde del mismo 1 de septiembre de 1939, la caballería tuvo ocasión de demostrar su utilidad en el campo de batalla, cuando la brigada Pomorska (Pomerania) se encargó de proteger la retirada de una división de infantería que había tratado infructuosamente de defender la ciudad de Chojnica, en Pomerania. El coronel Kazimierz Mastalerz, al mando del 18º Regimiento de Ulanos de la Pomorska, ordenó a sus 250 jinetes cargar contra un batallón de infantería cerca de Krojanty.
Los soldados alemanes vieron de pronto cómo, saliendo del lindero del bosque, se abalanzaban sobre ellos los jinetes polacos al galope, sable en mano, por lo que emprendieron una precipitada fuga. Por suerte para los soldados atacados, aparecieron unos vehículos blindados alemanes disparando sus ametralladoras, causando una veintena de muertos, incluyendo al coronel Mastalerz. Los jinetes tuvieron que retirarse rápidamente detrás de una loma para protegerse del fuego de los blindados.
El propio coronel Mastalerz resultó muerto en la refriega, así como un tercio de las fuerzas polacas. Aun así, la carga de la caballería sirvió para detener el avance de las tropas germanas, permitiendo la retirada de la infantería polaca. A partir de entonces, el temor a los jinetes polacos se extendería entre los alemanes, que en más de una ocasión fueron presa del pánico.
Al día siguiente, el valor desplegado por el 18º Regimiento de Ulanos en Krojanty sería reconocido con la imposición de la Virtuti Militari, la máxima condecoración militar polaca para recompensar el heroísmo ante el enemigo. Pero lo que había sido una acción digna de quedar inmortalizada en las páginas más gloriosas escritas por la caballería, acabaría convirtiéndose en uno de los episodios más ridículos, en una hábil maniobra de la propaganda nazi.
Al día siguiente, un grupo de reporteros alemanes e italianos fue llevado al lugar en el que había tenido lugar el choque; uno de ellos era Indro Montanelli, por entonces corresponsal del Corriere della Sera en el Báltico. Al encontrarse con los cuerpos sin vida de los polacos, e interpretando libremente el testimonio de los soldados alemanes, Montanelli relató en su crónica que los valerosos jinetes habían muerto cargando contra los tanques germanos blandiendo sables y lanzas.
El eco que tuvo dicha crónica inspiraría a la propaganda alemana, que se encargaría de extender el mito. Así, el 13 de septiembre, en la revista Die Wehrmacht se publicó un artículo que transcribía el fantástico relato de Montanelli. Además, en la publicación se afirmaba que los jinetes habían cargado contra los tanques porque sus mandos les habían asegurado que eran falsos, es decir, que se trataba de simples vehículos a los que se les habían añadido planchas metálicas para parecer tanques. Así pues, según la propaganda germana, los mandos polacos habían demostrado su incompetencia, lanzando a sus hombres a ataques tan estériles como el que había tenido lugar en Krojanty. La rápida conclusión de la campaña polaca, en apenas un mes, serviría para otorgar veracidad al relato de la propaganda nazi.
Sin embargo, la patética imagen de la caballería polaca que los alemanes se habían encargado de extender no se correspondía en absoluto con la realidad. Durante toda la campaña se produjeron dieciséis cargas de caballería, siendo la gran mayoría de ellas exitosas, en contra de lo que pudiera parecer. Es significativo el hecho de que buena parte de las intervenciones de la caballería provocasen la retirada de las tropas alemanas, que preferían evitar el enfrentamiento con los jinetes polacos. Incluso en una fecha tan tardía como el 26 de septiembre de 1939, cuando el Ejército polaco estaba ya cerca de la derrota total, se lanzaron dos cargas sucesivas en Morance que forzaron a un batallón alemán a enviar a un emisario con bandera blanca para negociar los términos de la retirada, componiendo una escena que no se correspondía con la imagen de invencibilidad de la máquina de guerra alemana que transmitía la propaganda nazi.
Tras la Segunda Guerra Mundial, no se hizo nada desde Polonia para desmentir el mito. Las nuevas autoridades polacas, controladas por la Unión Soviética, se limitaron a seguir las consignas dictadas por Moscú, que en este caso eran, paradójicamente, coincidentes con lo expuesto anteriormente por la propaganda nazi. Así, los soviéticos presentarían la carga de la caballería en Krojanty como un ejemplo de la estupidez de los anteriores gobernantes polacos, que no habían sabido preparar al país para la guerra y que, una vez iniciada, no habían dudado en derramar la sangre de sus propios soldados en ataques tan grotescos como ése. De este modo se buscaba culpabilizar y desprestigiar a las fuerzas de oposición que trataban de reinstaurar un gobierno polaco independiente.
Un ejemplo de esa campaña, que ayudaría a cimentar aún más el mito, sería la película polaca en color Lotna, dirigida por el prestigioso cineasta Andzrej Wajda en 1959, para la que se reconstruyó la supuesta carga de caballería contra los tanques germanos, en una espectacular escena.
Aquí la tenéis:
Otra paradoja más es que Wajda era hijo precisamente de un oficial polaco de caballería, que había sido asesinado por los soviéticos en la masacre de Katyn, por lo que no parecía la persona más adecuada para perpetuar el mito inventado por los nazis y consolidado por los soviéticos, pero así sería.
El mito de los jinetes polacos atacando a los panzers con sus sables y lanzas ha perdurado en el tiempo hasta llegar a la actualidad, siendo frecuente encontrar referencias a la historicidad de este episodio.
sábado, julio 18, 2015
¿QUÉ ENTRENADOR DE FÚTBOL SERÍA CADA PERSONAJE DE LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL?
Bien, amigos, como estamos en verano, a las puertas de las vacaciones, vamos con una de esas entradas lúdico-festivas que sé que os gustan...
¿Alguna vez habéis pensado qué entrenadores de fútbol serían los personajes más destacados de la Segunda Guerra Mundial?
Pues yo sí, pero no me había decidido a subir un post al respecto, hasta hoy. Así que vamos allá.
WINSTON CHURCHILL no podría ser otro que LUIS ARAGONÉS; un viejo zorro, veterano en mil batallas, que las había visto de todos los colores, que sabía sacar lo mejor de sus hombres y cuyo lema era "ganar y ganar y volver a ganar...".
Y ahora vamos con su predecesor en Downing Street, el pusilánime NEVILLE CHAMBERLAIN, que tendría su alter ego en MANUEL PELLEGRINI; un señor muy educado, respetable, todo un caballero, pero un loser de cajón.
IOSIF STALIN tiene mucho en común con el CHOLO SIMEONE; correoso y tosco, pero dificilísimo de vencer, sus partidos son emboscadas en las que cae hasta el equipo más poderoso. No le importa venirse atrás, dejar pasar el reloj, desespera al contrincante... enfrentarse a él puede convertirse en una pesadilla.
BENITO MUSSOLINI sería el inefable JAVIER CLEMENTE; histriónico, fanfarrón, pero sobre todo especialista en llevar a sus equipos de victoria en victoria... hasta la derrota final.
El general norteamericano DWIGHT D. EISENHOWER, en los banquillos, sería RAFA BENÍTEZ; gran estratega, un entrenador diplomático que rehuye la controversia y que sabe que los partidos se ganan mucho antes, preparándolos obsesivamente hasta el último detalle.
El presidente estadounidense FRANKLIN D. ROOSEVELT tiene mucho en común con CARLO ANCELOTTI; muy estimado por sus hombres, un líder tranquilo al que no le afectan los reveses y que sabe mantener la calma en todo momento.
Y ahora vamos con los dos más fáciles.
¿Quién podría ser el general norteamericano GEORGE PATTON?
Lo habeís acertado, JOSE MOURINHO; hiperliderazgo, testosterona en el campo, un enemigo muy peligroso... y una lengua muy larga.
Por último, ¿quién puede ser ADOLF HITLER?
Pues claro, no puede ser otro que el holandés LOUIS VAN GAAL.
Aunque he encontrado estas similitudes, no hay duda de que hay todavía bastantes personajes de la Segunda Guerra Mundial que deben tener su alter ego en los banquillos.
¿Quién podría ser el altivo CHARLES DE GAULLE, el astuto ERWIN ROMMEL, el irritante BERNARD MONTGOMERY o el fatuo HERMANN GÖRING?
Eso ya lo dejo para vosotros...
lunes, julio 06, 2015
"1864": UNA EXCELENTE SERIE DANESA SOBRE UNA GUERRA DESCONOCIDA (AL MENOS PARA MÍ)
Bien, amigos, vamos con una de mis recomendaciones, ideal para estas noches de verano en las que es difícil pegar ojo por el calor. Así que nada mejor que ponerse uno a ver una buena serie, pertrechado de una tableta de chocolate negro.
Pues acabo de verme la serie danesa 1864, que me habían recomendado. Aunque había leído malas críticas, el tema me llamó poderosamente la atención: la GUERRA DE LOS DUCADOS, librada entre Dinamarca y Prusia precisamente en ese año, 1864.
Y me llamó la atención porque nunca había oído hablar de esa guerra... Luego resulta que dos amigos míos sí que habían leído sobre ella, y uno de ellos incluso la había estudiado a fondo, así que me di cuenta de lo ignorante que soy.
Total, que me lancé de cabeza a por esta miniserie de sólo ocho capítulos de una hora, de una única temporada. Como digo, los comentarios no han sido muy positivos y, la verdad, no entiendo por qué. A mí me ha parecido una producción espectacular, hasta cierto punto épica, y que me ha dejado un muy buen sabor de boca. Pero vamos con algunos detalles y, nos os preocupéis, tendré cuidado de no soltaros ningún spoiler.
La historia se mueve en dos planos temporales, uno durante esa guerra del siglo XIX y otro en la actualidad. Para mí, la trama que se desarrolla en la actualidad es perfectamente prescindible y no afecta para nada a la central, pero imagino que el productor ha querido ofrecer un aliciente al público juvenil, que es el que suele seguir las series, y para ello ha buscado una protagonista joven, nada interesada por la historia, pero que, poco a poco y bajo la influencia de un anciano próximo a la muerte, se da cuenta de la importancia que tiene conocer el pasado. Esa trama actual queda al final bastante forzada, pero si el objetivo es el que he apuntado, podemos decir que hasta cierto punto funciona.
La trama que nos interesa está basada en un triángulo amoroso un tanto inverosímil, entre una chica y dos hermanos, pero para los que nos gusta la historia es lo de menos. Lo que importa es la narración de ese conflicto que me ha recordado mucho a la Guerra de Secesión, que estaba teniendo lugar al mismo tiempo. Incluso los uniformes daneses son muy parecidos a los de los nordistas. Que en esa época estuviera teniendo lugar en Europa un conflicto de características parecidas me ha impresionado mucho.
La serie muestra muy bien la génesis de la contienda; la excitación del nacionalismo más exacerbado promovida por el primer ministro danés DITLEV GOTHARD MONRAD, interpretado de manera convincente por Nicolas Bro, que parece apropiarse del personaje.
Eso sí, aunque he leído luego un poco para entender el asunto de Schleswig-Holstein, no he acabado de enterarme muy bien, tendré que leer un poco más sobre esta cuestión.
Los tres primeros capítulos discurren antes de que estalle la guerra -por lo que tendréis que tener un poco de paciencia-, pero luego el conflicto se va desarrollando, hasta llegar al clímax en el capítulo 7, en el que tiene lugar la batalla decisiva. Las escenas bélicas están muy logradas y no tienen nada que envidiar a las producciones norteamericanas. El último capítulo, más reposado, sirve para ir cerrando las diferentes tramas.
La serie tiene también interés para apreciar el ascenso de Prusia, teniendo nosotros la perspectiva de a dónde acabaría llegando el expansionismo germano. No es difícil apreciar esa campaña prusiana como un preludio de lo que luego vendría. Incluso, no sé si es buscado o no, pero al ver a unos húsares prusianos, con la calavera (Totenkopf) en el gorro, actuando de manera despiadada, uno no puede dejar de pensar en lo que harían otros soldados con ese mismo emblema unas décadas más tarde.
Al parecer, la mayor crítica que se le ha hecho a la serie es la aparición de un personaje, un veterano soldado, que posee poderes sobrenaturales; en eso estoy de acuerdo, ya que toda la serie tiene visos de veracidad, pero eso se rompe con esa especie de mago al que no era necesario recurrir. Pero, en todo caso, su incidencia en la historia no es decisiva y tampoco creo que sea suficiente para arrojar la serie a los infiernos por eso.
Por lo demás, una excelente banda sonora, interpretaciones convincentes, buena fotografía, cuidadosa ambientación... una ambiciosa y trabajada producción que constituye una buena alternativa europea a las series que todos sabemos. Pues 1864 me ha despertado la curiosidad por otra serie danesa que, en este caso, sí ha cosechado unánimes alabanzas, BORGEN, a la que también voy a darle una oportunidad.
Por último, aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, os recomiendo también este interesante artículo de ABC.ES, titulado EL EJÉRCITO DE PROSTITUTAS NAZIS IDEADO PARA LUCHAR CONTRA LAS ENFERMEDADES SEXUALES.
En el artículo, que cuenta con mi colaboración, se trata en profundidad un tema que trato en mi último libro, PEQUEÑAS GRANDES HISTORIAS DE LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL.
miércoles, julio 01, 2015
LAS ÉPICAS AVENTURAS DE UNA FAMILIA COSACA
Bien amigos, vamos con una historia familiar que no encontraréis en ningún libro de historia ni en ninguna web, ya que es una exclusiva.
Tengo un buen amigo guionista, Fran Raya, que por motivos familiares se mueve entre la comunidad rusa en Barcelona.
Con ocasión del 70º aniversario de la victoria soviética en la Segunda Guerra Mundial, hubo una celebración en Barcelona, y Fran me regaló un póster y un precioso pin que le proporcionó amablemente un amigo suyo, Anton Nasimov.
Como sabéis, la cinta naranja y negra, que desde hace unos años se ha puesto de moda en Rusia, es la cinta de la Orden de San Jorge, establecida por Catalina la Grande. En la época zarista era la máxima condecoración con que se galardonaban los méritos militares más destacados, así que es un símbolo del pasado imperial ruso, cuyo recuerdo se trata ahora de recuperar.
Desde aquí, mi agradecimiento tanto a Fran como a Anton por ambos obsequios, que pasan a formar parte de mis tesoros personales relacionados con la contienda.
Pues bien, Fran me habló de la historia de la familia de Anton y, al parecerme muy interesante, le pedí que me hiciera llegar todos los datos para explicarla aquí, en el blog. Pero resulta que no sólo me ha proporcionado los datos, sino que ha confeccionado un tan detallado como ameno relato que no he visto necesidad de retocar una coma, así que lo transcribo tal cual para que lo podáis disfrutar. Os dejo con él.
La historia de la Segunda Guerra Mundial está llena de pequeñas grandes anécdotas. Para bien o para mal, aquí conocemos sobre todo las anécdotas del frente occidental, pero sin duda en el frente del Este, donde tuvieron lugar las mayores batallas, las historias personales debieron ser infinitamente ricas, aunque seguramente la mayor parte de quienes las vivieron no vivieron después lo suficiente para contarlas.
Ésta es la historia de la familia de Anton Nasimov, ruso de pasaporte lituano como él mismo se define, y con antepasados cosacos del Baikal, en Siberia, lo que da una idea de la complejidad del mundo ruso-soviético.
Durante la época soviética, en la familia de Anton, el tema de los orígenes cosacos era algo de lo que se hablaba en voz baja, entre susurros. Los primeros bolcheviques habían exterminado a los cosacos, e incluso en los años setenta tener origenes cosacos era algo que era preferible ocultar. Pero entonces ¿como sobrevivió la familia de Anton, y que relación tiene con la Segunda Guerra Mundial?
Durante la guerra civil que siguió a la Revolución Rusa, los antepasados cosacos de Anton sirvieron en las filas del ejército blanco anti-bolchevique. Pero los rojos, mejor equipados al dominar la industria, acabaron imponiéndose, dirigidos por jefes implacables como Trotsky, creador del Ejército Rojo.
El bisabuelo de Anton vio como los bolcheviques procedían a la “descosaquización” de su aldea, o dicho de otra manera, el exterminio de toda su población. Con su familia, se unió a las filas del ejército blanco del barón Roman Ungern Von Stenberg, un alemán del báltico que en la Primera Guerra Mundial, una guerra entre imperios, sirvió en el ejército zarista (en la Segunda Guerra Mundial, una guerra racial, los alemanes del báltico se unieron al bando alemán).
Al acabar la guerra, el “Barón Loco” era el lider de un abigarrado ejército de cosacos, mongoles y rusos blancos. Perseguido por el Ejército Rojo, al barón no se le ocurrió nada mejor que invadir Mongolia, en aquel momento teóricamente posesión de China, la cual se encontraba envuelta en su propia guerra civil. Increiblemente, el barón conquistó Mongolia con su “División de Caballería Asiática” - no me diréis que esto no daría para un peliculón de Spielberg-.
Pero los rojos penetraron en Mongolia y derrotaron al "Barón Loco". Mongolia se separó de China y se convirtió en un estado satélite soviético, el primero de los muchos que llegaron después.
Sin embargo, los rusos rojos toleraron que los refugiados rusos blancos se quedasen en Mongolia sin molestarles demasiado. Y allí, en ciudades mongolas pobladas por rusos blancos (de ideología, al margen de las razas) se criaron los abuelos de Anton. Allí en Mongolia tuvo lugar, poco antes del inicio de la 2GM, la decisiva batalla de Jaljin-Gol, donde los soviéticos, al mando de un tal Zhukov, que habia logrado sobrevivir a las absurdas y despiadadas purgas de Stalin, derrotaron a los japoneses, haciendo que estos olvidasen cualquier plan de expansión en Siberia y dedicasen sus esfuerzos a conquistar el Sudeste Asiático (lo que sin duda cambió el destino del mundo).
Los antepasados de Anton llevaban décadas sin pisar suelo ruso. Pero cuando la Alemania nazi invadió la Unión Soviética, los abuelos de Anton, los tres hermanos, no se lo pensaron dos veces. A pesar de ser antisoviéticos, eran patriotas rusos. Los nazis habían invadido la URSS, pero eso no era otra cosa que la sagrada tierra rusa que sus antepasados cosacos habían conquistado y defendido durante siglos. En aquel momento, con los alemanes a 50 kilómetros de Moscú, los soviéticos hacían pocas preguntas a la hora de aceptar un recluta.
Así que los tres hermanos se alistaron al ejército soviético, el mismo contra el que su padre había luchado.
Aquí los tenéis, en un retrato familiar:
Para disimular, por si algún desliz les hacía revelar su lugar de origen, decían que procedían de Buriatia, una república rusa poblada por un pueblo de etnia mongola.
Durante años los tres hermanos lucharon con bravura contra el invasor nazi, llegando dos de ellos hasta Berlin: el tercero no pudo llegar, pues murió en la batalla.
Aquí tenéis una noticia publicada en un periódico soviético, en el que se hace referencia a ellos como procedentes de Buriatia.
Pero cuando la guerra terminó, el temido NKVD volvió a ser el mismo terrible servicio secreto de los años 30, la temible Cheka de los inicios de la Revolución. Así que temiendo ser “descubiertos” y una vez cumplido su deber para con la Madre Patria, los hermanos supervivientes volvieron a Mongolia. ¡De Berlin a Mongolia escondiéndose de la policía secreta soviética!. Y allí estuvieron hasta que murió Stalin. Solo entonces pudieron volver a su patria. Aunque sin hablar muy alto de su origen cosaco.
Y en Rusia nació Anton. Con la Perestroika la historia de familia pudo comenzar a explicarse sin miedo, sin susurros. La desintegración de la URSS cogió a Anton en Lituania, y es por ello que ahora dispone de pasaporte lituano. Pero en su corazón ruso siempre se sentirá un cosaco del Baikal.