martes, octubre 31, 2017

LOS CARTEROS POLACOS QUE RESISTIERON 15 HORAS EL ASALTO DE LAS TROPAS DE HITLER




Bien, amigos, seguimos presentando el material recogido en mi pasado viaje a Gdansk/Danzig. Hoy le toca el turno a la oficina de correos polaca.

Antes que nada, hay que decir que es normal que no tengáis muy claro el estatus de Danzig antes de la guerra: "¿Era alemana? (hum, creo que no, o no del todo) ¿Estaba bajo control internacional? ¿Entonces, cómo es que mandaban allí los nazis -por las banderas que se ven en las fotos de entonces-, o no mandaban? ¿No había una guarnición polaca en algo que se llamaba Westerplatte? Sí, me suena lo de unos carteros polacos... pero ¿qué hacían exactamente allí?".

Si os hacéis a menudo esas preguntas existenciales, habéis llegado al lugar correcto, ya que espero despejar esas dudas.




Vamos a remontarnos al año 997, cuando fue fundada por Miecislao I, el primer príncipe de Polonia. A partir de 1308 quedó bajo el dominio de la Orden Teutónica, convirtiéndose en una importante ciudad hanseática de la Edad Media.

Aquí podéis ver el emblemático edificio de la polea medieval con la que se descargaban las barcazas que llegaban al puerto:





El doble carácter germano y polaco quedaría marcado en sus genes, ya que Danzig sería una ciudad perennemente bajo disputa, quedando anexionada al reino de Prusia en 1793.

Su personalidad se vería reforzada cuando Napoleón le reconoció la condición de Estado semiautónomo en 1807, aunque en 1820 fue reintegrada a Prusia.




Hasta ahí, vale, pero a partir del final de la Primera Guerra Mundial la cosa se complica. El 15 de noviembre de 1920, aplicando el Tratado de Versalles firmado el año anterior, se estableció la denominada Ciudad Libre de Danzig en el pasillo que cortaba el territorio germano en dos, y que daba salida al mar a Polonia.

Su estatus era muy complejo, como veréis; constituida como ciudad internacional libre bajo la protección de la Sociedad de Naciones (la ONU de entonces), contaba con un parlamento elegido por sus habitantes pero su representación diplomática quedaba en manos de Polonia, con quien mantenía una unión aduanera. Además, los polacos detentaban una serie de derechos en la ciudad, como un servicio propio de correos o un puesto militar en la península de Westerplatte, desde la que se controla la entrada al puerto.

Este es el edificio de la oficina del correo polaco:



Aunque Danzig había sido desgajada de Alemania, el 95 por ciento de su población era germana. En ese período de entreguerras nació el escritor Günter Grass -ahora estoy acabando de leer su célebre novela El tambor de hojalata, que está allí ambientada- o el actor Klaus Kinski.

En mayo de 1933 los nazis obtuvieron la mayoría absoluta en el parlamento de Danzig y, a partir de ahí, las tensiones con los polacos no harían más que aumentar. Como sabéis bien, la ciudad se convertiría en la diana de las reclamaciones territoriales de Hitler. Aunque en 1939 franceses y británicos dieron a Polonia garantías en caso de un ataque germano, la posibilidad de que estallase una nueva guerra en Europa por esa disputa llevaría a la opinión pública en esos países a preguntarse si valía la pena “morir por Danzig”, una expresión que hizo fortuna.

Finalmente, a las 4.48 horas de la madrugada del 1 de septiembre de 1939, la base polaca en Westerplatte fue bombardeada por el acorazado germano Schleswig-Holstein, que se encontraba fondeado en el puerto en visita de “buena voluntad”.

Pues, al mismo tiempo que ese ataque tenía lugar, se producía el asalto a la oficina de correos polaca por parte de la policía de Danzig, bajo el mando del Polizeioberst Willi Bethke. El edificio estaba a oscuras e incomunicado, ya que los alemanes habían cortado la luz y el teléfono a las 4.00 h. De inmediato acudieron también formaciones de las SA locales, así como de miembros de la unidad SS Heimwehr Danzig, unas milicias locales de las SS formadas por 1.550 hombres.


Por su parte, los polacos estaban preparados para resistir un hipotético asalto, debido a la posibilidad de que estallase la guerra. Para ello, unos meses antes había acudido un ingeniero militar para organizar la defensa, lo que incluyó cortar árboles para despejar la visión y la fortificación de la entrada, además de la provisión de armas y municiones.

Aquel 1 de septiembre había 56 personas en el edificio: 52 funcionarios de correos y el referido ingeniero militar, además del conserje, su mujer y su hija de diez años. El objetivo era resistir durante seis horas, hasta la llegada del ejército polaco.




Los alemanes se lanzaron al asalto con la ayuda de tres vehículos blindados. Aunque consiguieron penetrar en el edificio, fueron rechazados por los polacos, muriendo dos alemanes en ese primer asalto. A las once de la mañana los alemanes fueron reforzados por la Wehrmacht con dos cañones de 75 mm y un mortero de 105 mm, pero el nuevo asalto realizado con esta cobertura también fracasó. Los aguerridos carteros polacos se habían conjurado para resistir.

Aquí tenéis imágenes del asalto, filmadas para los noticiarios de la UFA:





A las tres de la tarde los alemanes establecieron un alto el fuego para pedir a los polacos que se rindieran. Pero, al mismo tiempo, los zapadores germanos estaban preparando la voladura de uno de los muros del edificio con 600 kilos de explosivos. A las cinco los hicieron estallar, derribando el muro, al tiempo que volvían las descargas de artillería.

El nuevo asalto tuvo éxito. Los alemanes se hicieron con el control del edificio, pero los polacos seguían resistiendo en el sótano. Así pues, el Polizeioberst Bethke decidió traer un camión cargado de gasolina y bombearla al interior del sótano. Después lanzaron una granada para encenderla. Tres polacos se abrasaron vivos, lo que decidió finalmente a los polacos a entregarse.

Los dos primeros polacos que aparecieron por la puerta mostrando banderas blancas fueron acribillados por los alemanes. Los demás pudieron entregarse.



Seis lograron escapar del edificio, aunque dos de ellos acabarían siendo capturados. Dieciséis polacos heridos fueron enviados a un hospital, en donde murieron seis, incluyendo la niña.

Los prisioneros fueron juzgados ese mismo mes. Todos ellos fueron sentenciados a muerte, acusados de ser combatientes ilegales. Fueron fusilados el 5 de octubre y enterrados en una fosa común de un cementerio de Danzig.

Aquí tenéis el monumento de homenaje a los resistentes polacos que podemos encontrar delante del edificio.



Hoy día el edificio sigue siendo una oficina de correos, aunque en su interior podemos encontrar un pequeño museo dedicado a aquel asalto. El precio de la entrada no lo recuerdo, pero era mínimo.

Esta es la puerta de entrada:



El museo consta únicamente de una sala, aunque luego hay otras más dedicadas a la historia del correo polaco.




Este es el uniforme de los heroicos carteros:





Un cañón empleado por los alemanes:








En la parte de atrás del edificio, al que se accede a través de una verja, encontramos este gran patio, en el que los carteros polacos fueron obligados por los alemanes a situarse junto a esta pared.




El muro conserva vestigios de los combates:








Como homenaje a su memoria, se ha colocado ladrillos metálicos marcados simbólicamente por sus manos al apoyarse contra el muro.

















Por tanto, ya veis que, si os decidís a visitar Gdansk, hay que acercarse hasta este histórico edificio, escenario de aquella resistencia heroica, y que se encuentra apenas a unos minutos caminando desde el centro.


Si queréis ver una representación fílmica del asalto, la tenéis a partir del minuto 1.25.09 de la película El tambor de hojalata (1979):





Espero que os haya gustado la entrada, la próxima la dedicaremos al campo de batalla del Westerplatte.



7 comentarios:

Jose Antonio dijo...

Fascinante hazaña, la cual no conocía antes de leer este post. Gracias Jesús!!
Aprovecho esta entrada para aconsejar un libro : Canción de cuna de Auschwitz, una novela en la que Mario Escobar plasma en papel la historia de Helene Hanneman, alemana y madre de cinco hijos interna en Auschwitz. Muy recomendable.

Alejandro dijo...

gracias por la info, es importante recordar a los verdaderos hèroes quienes arriesgaron todo por su pais, por cierto,¿por què no tienes "botones" para compartir tus artìculos por las redes sociales? serìa un excelente elemento para propagar tu pàgina

Jesús Hernández dijo...

Gracias, Alejandro, he intentado incorporar esos botones y, o yo soy un inútil, o resulta realmente difícil conseguirlo... en fin, creo que el blog merece una actualización, lo tengo presente, muchas gracias!

Maktub dijo...

Viajando contigo!!!, Fascinante!.

Desvelando secretos... dijo...

Verdaderamente impactante; una historia desconocida y, al tiempo, significativa. El relato y el soporte gráfico. Muy bueno, de veras.

Ave Luna dijo...

Perdón si mi pregunta es ingenua pero, el eñ Tambor de OJalata (la película, desafortunadamente no he leído el libro) el pequeño Óscar menciona que la escena en la que Jan aparece contra el muro mostrando la carta de la reina y sonriendo fue una escena icónica grabada por los medios del asalto al edificio. Lo pregunto porque hay veces que los creadores de ficción mezclan sucesos reales en sus creaciones. De verdad hubo una toma así? Agradecería muchi que alguien me orientara.

Ave Luna dijo...

En las escenas de la película El Tambor de Ojalata, el pequeño Óscar dmenciona que la toma en la que Jan es puesto contra el muro mientras voltea y muestra la carta de la reina es una escena icónica entre las grabaciones que se hicieron al ataque contra la oficina de correos. Es esto verdad? Existe tal toma? Lo pregunto porque sé que los creadores de ficciones históricas a veces incorporan elementos reales que llamaron su atención a su obra. Y pos quién sabe, podría ser, je.. Tengo esa duda. Alguien sabe algo al respecto?