miércoles, mayo 17, 2006

Las guías MICHELIN



Durante la retirada del Cuerpo Expedicionario británico en dirección a las playas de Dunkerque, en mayo de 1940, quedó claro que el Ejército enviado por Churchill para socorrer a la amenazada Francia no estaba preparado para una intervención en el continente europeo.

Un ejemplo de esta falta de previsión era el hecho de que los soldados no disponían de mapas de carreteras, por lo que se veían contínuamente obligados a preguntar a los habitantes de la región, sufriendo las correspondientes confusiones y retrasos. Los soldados pedían contínuamente a sus superiores que les proporcionasen estos mapas, pero las peticiones chocaban siempre con la pesada burocracia militar.

Esta dificultad fue subsanada drásticamente por el mayor Cyril Barclay, que compró en una librería todas las guías de carreteras Michelin que tenían a la venta, pagándolas de su propio bolsillo, para que las tropas británicas pudieran encontrar así el mejor camino para llegar a Dunkerque. Curiosamente, cuando Barclay pidió posteriormente que le fuera reembolsado este gasto tan perentorio, el Ejército británico le comunicó que no era posible, puesto que no existía ninguna partida destinada a la compra privada de mapas de carreteras, al corresponder al Ejército la misión de proveer de ellos a las tropas.

Algo parecido sucedió en el otro bando; la guerra relámpago en el oeste se hizo con la ayuda de los mapas Michelin, puesto que los oficiales germanos confiaban en ellos para rodar con seguridad por las carreteras francesas. En este caso, Michelin se impuso a las guías alemanas Baedeker, que, a falta de buenos mapas militares, eran las que solía utilizar la Wehrmacht. Por ejemplo, en marzo de 1938, al no disponer el Ejército alemán de mapas de carreteras actualizados de Austria, la entrada de las unidades blindadas germanas en este país se hizo siguiendo las indicaciones de los mapas Baedeker.

Estas veteranas guías, que venían siendo editadas sin interrupción desde 1829, habían sido creadas por Karl Baedeker (1801-1859) y eran los mapas de referencia en Alemania, del mismo modo que los mapas Michelin lo eran en Francia.

Más tarde, tras el fracaso de la Luftwaffe en la Batalla de Inglaterra, Goering intentó vengarse de aquella humillación castigando el orgullo inglés, destruyendo los edificios más emblemáticos de sus ciudades. Fruto de este plan serían los conocidos como Baedeker Raids, al fijar como objetivos principales los edificios y monumentos que la guía turística calificaba con tres estrellas. La operación de castigo se inició el 24 de junio de 1942 con una operación contra Exeter y se prolongaría hasta junio, pero sus pobres resultados decepcionarían de nuevo a Goering.

Por su parte, la Wehrmacht contaría ya con sus correspondientes mapas militares para la campaña de Rusia, pero acabó confiando en las guías Baedeker, que cubrían ampliamente las zonas que aparecían incompletas.

La importancia de la información aportada por estas guías no pasó desapercibida para los británicos; en 1943 bombardearon la sede central de la editorial, en Leipzig, destruyéndola por completo.

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