Al principio era un rollo, pero ahora me río, porque es matemático, siempre pasa. La semana pasada entregué mi libro número 10, si no me equivoco, y de pronto me quedé como vacío. Es un trabajo de Sísifo, acabas un libro, con todo el esfuerzo que conlleva, y de repente te das cuenta que debes empezar de nuevo. Además, aunque tengo dos encargos sucesivos de sendas editoriales, en ese momento no veía claro el próximo proyecto y comencé a darle vueltas para modificarlo sustancialmente o, incluso, abandonarlo y atacar ya el siguiente.
Además, el sábado por la mañana, después de ir al Prenatal para comprar un regalo, fuimos al FNAC y no vi por allí mi último libro, el Operación Valkiria. Entonces hicimos lo de siempre; mi mujer se hizo pasar por una lectora en busca de mi libro y preguntó al dependiente. Este le dijo, textualmente, después de consultar el ordenador:
- Se ha acabado ya, es que se ha vendido como rosquillas. La semana que viene traerán más.
Así que era sábado, el día que la gente compra libros, y el FNAC estaba desabastecido... Por un lado estaba contento porque si se ha acabado se supone que está teniendo una buena acogida, pero por otro me sentó muy mal que no estuviera disponible. Al menos, en cuanto se lo dije a la editorial se pusieron de inmediato a arreglar el tema.
Y nada, yo estaba un poco mustio por este episodio pero unas horas después se me iluminó la mente. Visualicé el libro que tengo ahora pendiente de escribir. Lo más difícil cuando escribes es visualizar el libro; una vez que lo consigues, el resto ya es todo cuesta abajo. Ahora ya tengo claro el libro que tengo que hacer y estoy escribiendo otra vez a toda máquina, así que disculpad si tengo un poco desatendido el blog.
Por otro lado, uno de mis hermanos me dijo el domingo que si me podía dar su opinión sobre el libro, que se lo regalé hace una semana. Le dije que sí, y me contestó:
- ¡Es una basura!
Me quedé un poco parado, porque me lo decía tope serio, pero al cabo de unos larguísimos segundos se rió y dijo:
- Si todavía no lo he sacado del plástico...
Así que falsa alarma, pero de momento he fracasado porque no he conseguido que el libro llame su atención lo suficiente como para que se decida a romper el plástico. Mi padre sí que lo ha leído y dice que le ha gustado, que se lee rápido, como una novela. Pero estoy esperando impaciente la opinión de otros lectores, a ver qué tal...