Bien, disculpad la tardanza en retomar el relato del viaje, agradezco vuestra paciencia. Y es que vuelvo a estar liado; debo dar los penúltimos toques al nuevo libro que sale en noviembre y, por si fuera poco, ya me están metiendo prisa con el siguiente libro, que acabo de comenzar a escribir (!).
Vamos con la segunda y última parte dedicada a la pequeña ciudad de Paderborn, el campo base que elegí para atacar el Castillo de Wewelsburg, el gran objetivo del viaje. Lástima que ahora no tengo tiempo para explicar con detenimiento todo lo acaecido en ese lugar en marzo de 1945, porque Paderborn constituyó un objetivo prioritario para las tropas norteamericanas, ya que estaba previsto que convergiesen ahí el 9º Ejército, liderado por el general William Simpson, y el 1º Ejército, dirigido por el general Courtney Hodges, envolviendo así el Grupo de Ejércitos B del mariscal Walther Model.
Como bien recordaba nuestro compañero Von Kleist en el post anterior, los norteamericanos se encontraron con la resistencia de los tanques pertenecientes al Regimiento Panzer de Instrucción y Reemplazos de las SS, ubicado en Augustdorf, un pueblo situado a unos 15 kilómetros de Paderborn.
Para el que le interese conocer en detalle los movimientos de tropas en torno a Paderborn, le recomiendo el libro LA BATALLA DEL RUHR, de Derek S. Zumbro, en donde viene todo bastante bien explicado.
Aunque Paderborn jugó un importante papel en esa fase de la guerra, pocos vestigios de pueden apreciar hoy día de esos combates. La ciudad resultó destruida por una serie de bombardeos -incluso la torre de la Catedral se vino abajo-, pero fue totalmente reconstruida durante la posguerra.
Lo único que encontré fue este panel en el que hay dos fotos: una tomada antes de la guerra y otra después de los bombardeos, en la que se pueden apreciar los daños que sufrió esa calle.
Resulta curioso comparar esa imagen con la que ofrece hoy día ese mismo lugar, aunque el edificio principal que se ve en la foto, el Ayuntamiento, casi no se aprecia en la foto que tomé, al estar al fondo.
Y por último, vamos con la nota curiosa. Como os dije, me sorprendió una extraña conexión existente entre Paderborn y mi ciudad, Barcelona. Mirad el escudo de la ciudad alemana:
Y comparadlo con el de Barcelona:
Yo pensé que se trataba de una simple coincidencia, como el hecho de que los taxis de Alejandría sean negros y amarillos como los inconfundibles taxis barceloneses, lo que me provocó una desconcertante sensación cuando estuve allí.
Pero la "conexión" Paderborn-Barcelona no acababa ahí. A apenas cincuenta metros del edificio que luce ese escudo, se encuentra este bar, la prueba definitiva:
Pues sí, se llama "Café & Bar Celona".
Teniendo en cuenta que no hay nada que objetivamente una a ambas ciudades, debe tratarse necesariamente de alguna línea telúrica de fuerza o algo así; hasta aquí mi humilde aportación, revelando la existencia de ese sorprendente y misterioso vínculo, ahora han de ser otros los que desentrañen ese arcano...
¡Curiosísima coincidencia!
ResponderEliminarAhora entiendo por qué Montilla llevaba o sigue llevando a sus hijas a un colegio alemán.
Saludos desde el sur.
Siento decirte que "Bar Celona" es una especie de franquicia (creo) de bares. Porque yo tomé un café en uno que hay en Hannover ;-)
ResponderEliminar¡Ah! el origen de la similitud parece estar en su conexión con Carlomagno y la Dieta de Paderborn. Cuando los gobernadores musulmanes de Barcelona junto con otros, solicitaron la ayuda de Carlomagno para derrotar a Abderraman I.
ResponderEliminarSaludos desde el sur.
Como apunta Mario y aunque parecía mentira, existe esa conexión, Jesús.
ResponderEliminar¡Ah, y no me das ninguna pena con lo de las prisas que te meten para escribir!
Yo me uno a esa presión. ¡A escribir, maldito!
efestiviwonder, es una franquicia:
ResponderEliminarhttp://www.cafe-bar-celona.de/
Hola,resulta que estoy viviendo unos meses en Paderborn y a parte del Castillo de Wewelsburg (cuatro veces he ido ya con diferentes amigos...), a unas dos horas de coche está la fábrica Mittelwerk... en Nordhausen...eso si que vale la pena visitarlo, en el castillo, lo único interesante es situarse en el centro de la cripta y disfrutar del fenómeno acústico, no hay apenas nada...un minimuseo con muchos papelotes y tal, y casi todas las explicaciones en Alemán...yo creo que a parte del significado del sitio, no vale la pena ir.
ResponderEliminarUn saludo!!
Hola, Jaime, realmente me sorprende mucho que digas que no vale la pena ir (!), y que digas que en el museo de las SS sólo hay muchos papelotes...
ResponderEliminarA ver, es que comparado con la fábrica Mittelwerk...y lo de que hay muchos papeles, el problema es que está casi casi todo en Alemán, con lo cual, yo por lo menos, no me entero de nada... supongo que tú como escritor e historiador lo verás más interesante, pero sigo diciendo que nada comparado con Dora-Mittelbau...pero bueno, es mi opinión.
ResponderEliminarUn saludo!!
Volviendo al tema del Castillo de Welwesburg, la verdad es que en mi opinión, el museo no está a la altura de lo que significa el sitio, a penas hay nada en inglés y nada en otros idiomas que no sea el Alemán, a parte de que lo que hay en inglés son breves reseñas que no dicen nada nuevo....supongo que tener todo esto así, como de tapadillo, será para evitar que se convierta en un centro de peregrinación de nazis...como dije, a mí me ha decepcionado...por lo demás, he estado buscando alguna reseña del campo de aviación de la luftwaffe o del cuartel escuela de carros que decís y solo he encontrado un mega cuartel alemán que se llama "Generalfeldmarschall Rommel", y la calle que lo bordea "Panzeringstrasse"...del campo de la luftwaffe, nada de nada, por cierto que hay otro cuartel inglés muy grande en Bad-Lippspring, a 7km de Paderborn y de vez en cuando se ven soldados de uniforme con el emblema de las "Ratas del Desierto" por la ciudad... y sí, muchas monjas y hasta el Obispo vestido como tal!! más saludos!!
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