viernes, agosto 09, 2019

CUATRO PELÍCULAS PARA DESCUBRIR (Y DISFRUTAR) EL CINE INDIO




Bien, amigos, vamos hoy con una recomendación fílmica por partida cuádruple. No sé si conocéis el cine indio; yo hasta hace poco tiempo no, pero gracias al torrente de posibilidades que ofrece internet he podido ver cuatro y, la verdad, es que me ha sorprendido muy agradablemente.

Antes de entrar en materia hay que tener presente que al cine procedente de Bollywood hay que acercarse con mentalidad abierta. Aunque técnicamente está a la altura del mejor cine, sus parámetros son diferentes a los nuestros y tienen otras reglas de juego.

Los personajes son arquetípicos; el chico, la chica, el amigo gracioso, el malo... lo que nos retrotrae al cine de varias décadas atrás. Los guiones tampoco son muy sofisticados, no hay giros inesperados, no se dejan cosas a la imaginación del espectador, se da todo masticado... También hay que tener presente que los ubicuos números musicales pueden aparecer en cualquier momento y circunstancia; aunque al principio sorprendan y desconcierten, uno se acostumbra a ellos rápidamente y los acaba viendo con normalidad. Por último, en las cuatro películas el patriotismo (más bien chauvinismo) es un ingrediente fundamental, llegando a unos extremos que en Occidente veríamos ridículos.

En el lado positivo, hay que decir que son películas muy amenas, tienen ritmo y no decaen en ningún momento, la tensión dramática es creciente, las piezas musicales son pegadizas y, además, todas las actrices indias están muy bien escogidas. Por tanto, aunque estas películas duran cerca de dos horas y media, se ven en un suspiro, sin que aburran en ningún momento, son puro entretenimiento.

Vamos pues con la primera de ellas, PARMANU: THE STORY OF POKHRAN (2018), que cuenta la historia de la primera explosión nuclear llevada a cabo por la India.




Si estamos dispuestos a aceptar arengas patrioteras y planteamientos maniqueos (aquí los malos son los americanos y los paquistaníes), podemos disfrutar de esta película cuyo cometido, parece ser, es justificar los ensayos atómicos que los indios llevaron a cabo en 1998, en un país caracterizado por la pobreza extrema de algunas capas de la sociedad.

Seguro que habrá quienes le parezca que la cinta es realmente mala si no están dispuestos a aceptar esta otra manera de hacer cine, pero es difícil negar que consigue atraer la atención y que su metraje pasa volando. Los sucesivos obstáculos que van surgiendo hacen que se acumule la tensión hasta el clímax final y el sabor de boca que te queda es muy bueno.

La segunda película es RANGOON (2017), ambientada en la Segunda Guerra Mundial.



Esta cinta puede desconcertar, ya que se mueve entre varios géneros. Es a la vez película histórica, comedia romántica, cine bélico, vodevil... pero lo dicho, si aceptamos esas reglas de juego la vamos a disfrutar.

Para los que nos apasiona la Segunda Guerra Mundial, tiene un gran interés, ya que el filme se decanta claramente por ensalzar al Ejército Nacional Indio, promovido por los japoneses y formado por prisioneros indios que habían caído en manos del Eje y civiles indios de Malasia y Birmania. Así, en una vuelta de tuerca de reinterpretación de la historia, las tropas que luchaban con el Eje, aliadas de Hitler, pasan a ser "los buenos", mientras que los británicos son claramente "los malos".

A parte del interés histórico, la película funciona como producto, existe química entre la pareja protagonista, hay sentido del humor, escenas de gran tensión dramática... Así que estamos ante un gran espectáculo.

La tercera propuesta tiene el complicado título de SAJJAN SINGH RANGROOT (2018) y está ambientada en la Primera Guerra Mundial.




Estamos ante un filme que cuenta la participación de un grupo de sijs en la Primera Guerra Mundial, sirviendo en el bando británico. La ambientación es poco exigente (basta ver los cascos y uniformes de los soldados alemanes) y las escenas bélicas no llegan al aprobado, pero eso poco importa ante una historia de interés humano, que habla de valentía y sacrificio.

En general, la película resulta amena teniendo en cuenta su extenso metraje (curiosamente, a la mitad hay un descanso). Como he apuntado, aquí sorprenden también los típicos números musicales de toda película india, en especial uno bastante insólito que tiene lugar en una trinchera. Las interpretaciones son aceptables, pero en mi opinión el protagonista no acaba de sacarle todo el jugo que permitiría su papel. De todos modos, es también una película muy recomendable que merece una oportunidad.

Y, por último, vamos con la que más me ha gustado, GOLD (2018), que comienza en los Juegos de Berlín de 1936 y culmina con la final del torneo olímpico de hockey en los Juegos de Londres de 1948.



La cinta se desarrolla según los consabidos parámetros del cine indio, incidiendo en el componente patriótico, también hasta extremos difíciles de digerir. No obstante, aquí nos encontramos con creíbles interpretaciones, buen ritmo sin resquicio para el aburrimiento, aceptables efectos digitales y dignas ambientaciones históricas, por lo que sus 170 minutos se hacen incluso cortos. Hay que tener presente que la película no tiene ningún reparo en cambiar algunos datos reales en pos de buscar un mayor efecto dramático, sin ir más lejos el auténtico resultado de la final de 1948.

Si uno prescinde de otras consideraciones y se centra en la historia humana que hay detrás, aquello tan manido de "luchar por un sueño", seguro que va a disfrutar mucho de esta película como yo lo he hecho.

Pues aquí tenéis mis exóticas recomendaciones cinematográficas para este verano, ya me comentaréis qué os han parecido. Y espero que no seáis como aquel amigo al que le recomendé efusivamente el cine coreano y me dijo que no le gustaba. Sorprendido e intrigado, le pregunté qué películas coreanas había visto para opinar así y me dijo: ninguna.



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