Pues vamos allá con la tercera y última entrega de la visita a la
Wolfsschanze (como véis, el viaje a Polonia ha dado mucho de sí). He dejado para el final el momento más emocionante, que -cómo no- es el lugar exacto en el que el conde Von Stauffenberg colocó la bomba con la que intentó matar a Hitler. No voy a explicar los detalles del atentado porque seguro que ya los conocéis de sobra, pero sólo recordar que él colocó el maletín con el artefacto explosivo al lado del Führer pero que un oficial lo cambió de sitio porque estorbaba, poniéndola detrás de una de las patas de la mesa, que era un grueso tablón. Así, cuando estalló, no pilló de pleno a Hitler y pudo sobrevivir.
Bien, pues el sitio exacto en donde estalló la bomba es éste:
Como podéis ver, hay una placa que lo indica. En esta foto salgo yo señalando ese histórico lugar:
Aquí podéis ver el memorial de la piedra vertical con más detalle. Está dedicado a Von Stauffenberg y a todos los que lucharon contra el nazismo. No me acordé de apuntar el texto, pensé que se vería bien, pero me parece que no.
Del barracón en donde estalló la bomba no queda nada , así que cuesta imaginárselo, eso es lo único que me decepcionó. No se indica por dónde discurrían las paredes, ni nada. Es una lástima, espero que algún día modifiquen el lugar para que uno pueda hacerse una idea de cómo era aquello. Así quedó tras la explosión:
Y aquí está Hitler enseñando los destrozos a Mussolini, que llegó de visita esa misma mañana, tal como tenía previsto. Parece que Adolfo le está diciendo "pues mira el bombazo que han metido esos cabrones, pero nada, que no han podido", y Benito le contesta "pues sí, macho, menuda han liado".
Por otro lado, la verdad es que es emocionante estar allí, de hecho estuve unos veinte minutos allí, esperando que me llegase alguna especie de vibración procedente de entonces, alguna impresión que me trasladase a aquel momento, ocurrido 63 años atrás. Si yo fuera el Iker Jiménez seguro que hubiera sentido algún extraño escalofrío, oído voces y gritos distorsionados y moverse alguna sombra entre los árboles... pero como soy un descreído, pues nada, lo único que sentía era frío porque iba en camiseta.
Como os dije en la primera entrega, sólo estuve dos horas en el recinto, porque fue lo primero que se me ocurrió cuando el taxista me dijo que a qué hora tenía que volver. La cagué, porque la Wolfsschanze da para toda una mañana o una tarde, como mínimo. Aquello es inmenso, y lo mejor es perderse por aquellos caminos de donde surgen búnkers como setas. Así que me quedé sin poder ver como una cuarta parte del recinto.
También es que perdí mucho tiempo caminando por la vía férrea que llevaba hasta allí. Me puse a buscar la estación, o mejor dicho apeadero, a donde llegaban, además de Adolfo, los ilustres visitantes, como Mussolini o Antonescu. Así que me puse a caminar por la vía pensando que encontraría el andén enseguida y seguí y seguí... hasta que me di cuenta de que me lo había pasado. En efecto, regresé y sí, estaba al principio, pero oculto entre la maleza. También entre la vegetación hay un pequeño edificio en ruinas, debía de ser la estación propiamente dicha.
Igual que os he dicho que en el lugar de la bomba no sentí nada
paranormal, si me permitís esa expresión, sí que os digo que cuando caminaba por la vía sí que noté algo. Me daba la impresión de que en cualquier momento aparecería por la vía una locomotora negra, a toda máquina, silbando y escupiendo vapor. A eso ayudaba el que allí no había absolutamente nadie, tan sólo unas babosas enormes y naranjas, en el suelo. Así que tenía la impresión de que en cualquier momento iba a ser arrollado por un tren del Führer
fantasma, saliendo inesperadamente de una curva...
Yo estoy seguro de que hice una foto a la vía
misteriosa, pero no la encuentro en el ordenador y en la memoria de la cámara tampoco. Volveré a buscarla, pero igual ha desaparecido... Pues nada, con este toque de suspense barato pongo fin al relato de mi experiencia en Polonia. Tengo más material, pero tampoco quiero machacaros con el viajecito. Igual más adelante saco alguna cosa más, aunque espero que lo que he ido poniendo os haya gustado.