miércoles, febrero 17, 2010

Los Juegos de Garmisch-Partenkirchen (2ª Parte)


Pues vamos con la segunda parte (de cuatro) dedicada a los Juegos Olímpicos de Invierno de 1936, tomando como base el capítulo que les dedico en mi próximo libro, EL REICH DE LOS MIL AÑOS.

El ambiente durante esa semana fue extraordinario. La gente acudió en masa a disfrutar de las competiciones. En Garmisch-Partenkirchen hubo récord de visitantes; si cuatro años antes sólo 78.000 espectadores habían seguido los Juegos en Lake Placid (USA), ahora serían más de medio millón, lo que da idea del salto que supuso esta Olimpiada.

La ciudad de Garmisch ofrecía un magnífico aspecto, toda ella engalanada con flores, banderas y guirnaldas. Una pintoresca muchedumbre abarrotaba las calles y los diversos establecimientos de la ciudad. A la hora de comer era imposible conseguir mesa en los restaurantes, por lo que tuvieron que improvisarse puestos callejeros de salchichas para satisfacer las necesidades del gentío allí congregado. Además de los que se hospedaban en la zona, a diario llegaban cientos de personas en los trenes procedentes de Múnich, para vivir de cerca el histórico acontecimiento y regresar en el mismo día.



Los extranjeros quedarían notablemente impresionados por el derroche de medios y, sobre todo, por las maneras amables y atentas de todo el personal de la organización y de los alemanes en general, que hacían todo lo posible por ofrecer la mejor imagen posible de su país. Los que habían tenido la oportunidad de asistir a otras ediciones de los Juegos de Invierno destacaron también que, por primera vez, éste era un acontecimiento realmente popular, ya que en los Juegos anteriores la asistencia de público era más bien reducida y reservada a las clases más pudientes. En cambio, en Garmisch-Partenkirchen, la llegada diaria en tren de entusiastas visitantes procedentes de todas las extracciones sociales hizo que los Juegos se convirtieran en una fiesta auténticamente popular.

En esta foto podéis ver a Hitler y Goebbels firmando autógrafos a miembros del equipo canadiense de patinaje artístico:



Los nazis sacarían todo el jugo a ese magnífico escaparate de la nueva Alemania. La productora cinematográfica UFA se encargó de confeccionar diariamente noticiarios que eran proyectados, no sólo en las salas de cine de Alemania, sino en las principales ciudades europeas, en unas sesiones especialmente dedicadas al seguimiento de la Olimpiada blanca. Los alemanes asumían todos los gastos que suponía hacer llegar esos rollos de película a los distintos países en el menor tiempo posible y, además, ya doblados a sus respectivos idiomas. Según he averiguado, esos noticiarios los proyectaban en un cine de Barcelona, no sé si en otras ciudades españolas también lo hacían.

Mañana os hablaré de la patinadora noruega Sonja Henie, la reina de los Juegos de Garmisch-Partenkirchen.

8 comentarios:

  1. Me pregunto que será ahora de esos autógrafos que firmaron Goebbels y Hitler. Cuanto valdrían si saliera alguno a la luz?
    Si fuese descendiente de alguno de esos patinadores no tardaría en poner la casa patas arriba! ;-)

    Saludos

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  2. Hola a todos:
    ¡¡Jo, Kordo yo he pensado lo mismo!!

    JH:
    Como te cunde el tema (cuatro partes).
    Aquello tuvo que ser como Benidorm pero en invierno (aunque ahora con el Inserso...)

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  3. Pues ya somos 3, je, je..

    Me encanta este blog!!

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  4. ¡¡Cinco!!
    Supongo que cuando regresaron a Canadá se los enseñarían a todo el mundo, pero durante la SGM se lo tendrían bien calladito...

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  5. ¡¡¡Seis!!!
    pero tengo que decir que yo ya lo pensé cuando vi Indiana Jones y el Santo grial, en la escena en la que Hitler le firma el diario a Harrison Ford ¡Eso si que fue Brutal!

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  6. ¡Mi número preferido!
    ¡SIETE!
    Y ahora en Vancouver...

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  7. Hola, pues lo mismo he pensado yo sobre los autógrafos. Pero lo cierto es que Hitler firmó miles y miles. También está su firma en miles de documentos oficiales, miles de libros Mein Kampf, miles de fotos autografiadas... vamos que seguro que muchos de esos autógrafos habrán desaparecido pero una buena parte de ellos estarán en alguna casa. ¿Bonita idea para un nuevo libro?

    Saludos

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