lunes, septiembre 28, 2015

OPERACIÓN PERIWIG: BRITÁNICOS SIN ESCRÚPULOS




Bien, amigos, aquí estamos con la resaca de las elecciones catalanas, de cuyo resultado cada uno hace su propia lectura, según cuentes escaños o votos. Me ha recordado el plebiscito de Puerto Rico de 2012, en el que al final no hubo acuerdo sobre quien había ganado...

Pero nosotros, a lo nuestro. Vamos con una curiosa historia que relato en mi último libro, PEQUEÑAS GRANDES HISTORIAS DE LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL, que seguro que os va a sorprender. Se trata de una las operaciones secretas más controvertidas que pusieron en marcha los británicos, denominada PERIWIG.

El objetivo era crear a los alemanes la impresión de que los aliados estaban en contacto con la resistencia interior alemana, y que ésta estaba dispuesta a colaborar con ellos. Con esta operación se quería convencer a la Gestapo de la existencia de un importante grupo de resistentes; como eso era falso, los sabuesos de Himmler se enzarzarían en pesquisas inútiles y llevarían a cabo detenciones en masa que les conducirían a callejones sin salida, con el consiguiente dispendio de tiempo y medios. Se esperaba también que ese aumento indiscriminado de la represión hiciera crecer el descontento de la población con el régimen. Además, ese despliegue podría convencer de paso a la propia población de que realmente existían esos grupos, lo que quizás podía alentar el surgimiento de una auténtica resistencia.




Para conseguir crear ese efecto caótico en el aparato represor nazi, el Ejecutivo de Guerra Política (Political Warfare Executive, PWE), dirigido por un imaginativo periodista, Sefton Delmer (en la foto superior), ideó en noviembre de 1944 un plan que consistía en enviar a Alemania varios agentes con material y mensajes en código para esos imaginarios grupos de la resistencia interior. Cuando los agentes fueran detenidos por la Gestapo y se les interviniese el material, ya que ése había sido el destino que habían sufrido los agentes que hasta entonces se habían tratado de infiltrar, los alemanes se tragarían el anzuelo.




Pero era necesario encontrar los agentes que se prestasen a esa misión casi suicida. Para ello, los británicos engañarían a prisioneros de guerra alemanes antinazis, que se ofrecerían voluntarios creyendo que realmente iban a contactar con esos grupos de resistentes. Está claro que el PWE, para conseguir el objetivo buscado, no dudaba en dejar aparcado cualquier escrúpulo.

Al plantearse la operación, el Servicio Secreto de Inteligencia británico, el MI6, puso objeciones, pero no por motivos éticos, sino porque ponía en peligro a los agentes y colaboradores que trabajaban en Alemania, que podían caer víctimas de las detenciones masivas que iba a provocar la puesta en marcha del plan. Los obstáculos del MI6 provocarían algún retraso, aunque Periwig seguiría adelante.

Para dar cobertura a la historia de la resistencia interior en Alemania, el PWE tuvo la idea de lanzar previamente en paracaídas algunos contenedores con material de sabotaje, aparatos de radio o mapas, teniendo como destino a esos imaginarios combatientes. Al ser encontrados, la policía germana pensaría que sus destinatarios no pudieron acudir al lugar de la cita por cualquier motivo, pero concluirían que los Aliados estaban proporcionando medios materiales a esos grupos. Los aviones británicos harían cuatro lanzamientos de dicho material, entre el 21 de febrero y el 13 de marzo de 1945.



Puede sorprender que se llevase a cabo una iniciativa de este tipo en la fase final de la guerra, cuando la derrota germana parecía inminente. No obstante, por entonces se temía que el avance a través de Alemania fuera enormemente costoso, por lo que cualquier plan para debilitar la fanática resistencia nazi era bienvenido.

Mientras tanto, media docena de prisioneros alemanes antinazis, ignorantes del sórdido engaño del que eran víctimas, estaban siendo entrenados para participar en la operación. El lanzamiento en paracaídas de la primera pareja de agentes se realizó la noche del 2 al 3 de abril de 1945, en el área de Bremen. Uno de ellos, Gerhardt Bienecke, debía llegar a Berlín para entregar a un supuesto oficial de las SS un paquete de café que contenía códigos secretos. Bienecke consiguió llegar a la capital y trató infructuosamente de encontrar a su inexistente contacto; acabó ocultándose y sobrevivió al final de la guerra. El otro voluntario, Leonhardt Kick, debía contactar con una supuesta célula resistente en Bremen y proporcionarle una emisora de radio; según afirmaría después, fue interceptado por dos agentes de la Gestapo, pero pudo escapar después de disparar a uno de ellos. Kick huyó a Delmenhorst, en donde esperaría escondido la llegada de las tropas aliadas.




La segunda pareja de voluntarios antinazis, formada por Otto Heinrich y Franz Lengnick, fue lanzada sobre Alemania la noche del 18 al 19 de abril, al oeste del lago Chiem, en Baviera. La misión de ambos era entrar en contacto con los imaginarios grupos de resistentes que se refugiaban en los Alpes bávaros. Heinrich y Lengnick sobrevivieron a la misión; más tarde asegurarían que habían contactado con pequeños grupos antinazis y que habían realizado con ellos acciones de sabotaje, aunque esta historia no se pudo comprobar.

La guerra terminaría antes de que le llegase el turno a los otros dos voluntarios. La Operación Periwig no había dado el resultado que esperaban los británicos, que tuvieron que sentirse muy decepcionados al ver que sus agentes no se habían dejado atrapar. En todo caso, aunque la misión hubiera marchado según lo previsto, el final de la guerra estaba demasiado cercano como para poder producir algún efecto apreciable.

Como habéis podido comprobar, si quieres ganar una guerra, debes dejar los escrúpulos a un lado, algo que los británicos, con Churchill a la cabeza, tuvieron claro desde el primer momento.


2 comentarios:

  1. Hola Jesús, como siempre dando un dato más sobre la guerra.

    Por otra parte, dado a que no tengo otro medio para contactarte, me gustaría que me recomendaras algún libro sobre la RDA. He leído ya algunas cosas de autores españoles y de Roberto Ampuero (compatriota mío), pero también me he dado cuenta que autores alemanes de la RDA han escrito poco o nada.
    Tienes algún dato por ahí???

    Acá encontré algunas cosas de Margot Honecker y Luis Corvalán(ella vive acá como cualquier vecina de barrio, en la comuna de La Reina)....pero aún así veo un vacío enorme.
    Encontré algo por ahí de la Stasi de Anne Funder (Stasiland).

    Si tuvieras algún dato de algún libro más completo y que contenga un análisis importante y acabado, te lo agradecería mucho.

    Un abrazo,

    Roberto

    ResponderEliminar
  2. Creo que hay un error en atribuir al PWE la coordinación de la operación Periwig. El PWE (y Delmer en particular, el Axis Sally de los aliados) fue consultado en varios momentos pero la agencia responsable fue la SOE (operaciones especiales). Hay un libro cuyo título pone ya sobre la pista: SOE's Ultimate Deception: Operation Periwig

    ResponderEliminar