
Bueno, chavales, ya he regresado de Tenerife. Pasado mañana me voy para Francia. No pensaba poner nada aquí, ya que oficialmente el blog está
cerrado por vacaciones, pero he flipado al ver que el número de visitantes diarios se mantiene entre 300 y 400 diarios, así que he decidido poner alguna cosilla.
Pues nada, Tenerife muy bien, un tiempo ideal, nublado todo el día, fresquito y nada de humedad, una gozada. Allí he hecho el turista, como tiene que ser, hasta me he paseado en un camello disfrazado de tuareg.
Estando allí me he enterado del
ataque preventivo de la URSS a Georgia, aprovechando que la comunidad internacional está pendiente de los Juegos Olímpicos. Supongo que en los próximos días saldrán a la calle miles de manifestantes para protestar contra este ataque injustificado.
Más. Pues retomando lo de Tenerife, allí en el hotel se estaba muy bien, pero leí que a pocos kilómetros de los lugares más turísticos hay zonas especiales bajo control militar en donde están concentrados los pobres tíos que llegan cada día en cayuco, para su repatriación o su envío a la península.
También leí que, como esos recintos están a petar, tienen que pasar semanas o meses en hangares cerrados de los aeropuertos canarios, comiendo de las bandejas de comida sobrantes de las compañías aéreas. Yo me acordaba de esto un día cenando en el buffet libre; así que esos tipos vienen medio muertos de hambre mientras nosotros nos atiborramos, pero bueno, mientras estaba en estos pensamientos me levanté a repetir lenguado con mojo picón, que estaba buenísimo, y ya se me fue la cabeza a otra cosa.

Pues eso, que muy bien por allí. Y diréis, ¿y lo del Sáhara? Sí, se me olvidaba. Pues hay una playa muy cercana a Santa Cruz de Tenerife cuya arena fue transportada en 1973 desde el antiguo Sáhara español. Es la playa de Las Teresitas, que podéis ver en la foto que abre esta entrada.
Esta playa la tenía en el punto de mira porque allí se construyeron varios búnkers durante la Segunda Guerra Mundial como protección ante un hipotético ataque británico; se ve que están medio derruidos entre unos peñascos, pero una vez allí no me apetecía triscar como las cabras, así que pasé de ir a buscarlos.
Pero lo que me pilló de sorpresa es saber que allí había una pequeña parte del Sáhara español. Como allí, en el norte de Tenerife, las playas son pequeñas y de arena negra, se ve que a alguien se le ocurrió ir a buscar arena al desierto del Sáhara y la trajeron. Pues fue una idea genial, porque quedó una playa chulísima, parece que estás en el Caribe. Y es de esperar que el reino alauí nunca reclame la devolución de esa arena, así que siempre tendremos un trozo de nuestra ex-colonia...
Pues esto es lo que hay. A la vuelta de mi garbeo por Francia seguimos, ¡saludos!