
Bien, ayer os dije que en la próxima entrada os iba a hablar de mi visita a Auschwitz-Birkenau, pero hoy me apetece más hablar de este inefable personaje... Pues sí, tengo que reconocer que me siento fascinado por este auténtico genio de la mentira y la manipulación...

Me pregunto cómo una masa social tan grande, y formada por personas inteligentes, puede galvanizarse en torno a argumentos tan falaces como los que defiende, y que no resisten un mínimo análisis...

Su clarividente máxima de que "una mentira repetida mil veces se convierte en verdad" es cierta, es asombroso comprobar cómo eso sucede incluso en medio de una sociedad avanzada...

Algo tendrá que ver la estudiada teatralidad de sus discursos...

La clave es proporcionar un mensaje simple, repetitivo, expuesto machaconamente, hasta que el último de los que le escuchan sea capaz de comprenderlo y asimilarlo y, posteriormente, repetirlo como si estuviera convencido de ello...

No queda otra que quitarse el sombrero ante la habilidad innata de este individuo para manipular las mentes ajenas...

Y sí, como seguramente habéis imaginado, me estoy refiriendo al entrenador del Real Madrid, Jose Mourinho.

Es asombroso comprobar como los seguidores de su histórico equipo, grandes entendidos en fútbol, y no pocos periodistas, compran con los ojos cerrados su mercancía averiada, consistente en justificar sus fracasos aduciendo tenebrosas conspiraciones arbitrales favorables al Barcelona, tanto en España como en Europa.
Su desenvuelto y eficaz manejo de las medias verdades, tomando en consideración sólo los datos que aparentan cimentar su tesis e ignorando los que la desmontan, sólo es comparable al de David Irving...

Su teatral puesta en escena en la rueda de prensa de ayer, tras la derrota por 0-2 ante el Barcelona en el partido de ida de la Champions, fue genial; su único mensaje -el "¿Por qué?" de las ayudas arbitrales al Barcelona repetido decenas de veces- caló tanto que consiguió que los dos diarios deportivos de la capital titulen hoy exactamente igual...


...y eso sin gozar del férreo control de los medios que tuvo en su día Joseph Goebbels, el que no pasaría hoy de ser tan sólo un discípulo aventajado suyo.
Chapeau para "The Special One"...