
Bien, hacemos un break para comentar la noticia del desmantelamiento de la tumba de Rudolf Hess.
Como os podéis imaginar, en este blog no van a aparecer las opiniones al uso, y es muy probable que sólo aquí podáis leer que alguien se muestra totalmente contrario a esta medida que se ha tomado con nocturnidad (fue entre las 4 y las 6 de la mañana) y no sé si alevosía.
Aquí vemos el antes (arriba) y el después (abajo):

Por un lado, me satisface comprobar que la estupidez del espíritu de la "Memoria histórica" mal entendida, consistente en moldear la Historia al mejor estilo del 1984 de Orwell o directamente borrarla, no sólo es patrimonio nuestro, sino que los alemanes, tan serios ellos, han sucumbido también a la misma.
Si a lo largo de la historia se hubieran hecho desaparecer las tumbas de todos aquellos personajes que, por un motivo u otro, resultaban incómodos, hoy día no contaríamos con la sepultura de ningún personaje histórico de relevancia.

Pero en cambio se ha apostado por borrar todo vestigio del personaje. Puedo entender que quizás estuviera justificado trasladar la tumba porque las autoridades de este municipio estén hartas de servir de punto de atracción de neonazis, pero lo de incinerar los restos y arrojar las cenizas al mar -en lugar de entregarlas a sus familiares-, impidiendo así cualquier intento de autopsia en el futuro, me da mala espina...
Acabamos de ver cómo el análisis de los restos del presidente Salvador Allende han sido analizados, revelando que se suicidó y no que fue asesinado. Como sabéis, la versión oficial asegura que Hess se suicidó en la cárcel de Spandau colgándose de un cable de la luz... ¿qué hubiera podido revelar una hipotética autopsia?
La verdad es que el personaje de Hess no me atrae lo más mínimo; servil, acomplejado, completamente abducido por la personalidad de Hitler... a pesar de ser una persona manifiestamente inútil para desempeñar cualquier cargo de responsabilidad, llegaría hasta la cúpula del régimen por puro azar, de modo similar a algún caso cercano.
Pero aun así, su tumba y sus restos mortales eran historia viva -valga la paradoja- y por lo tanto había que intentar preservarlos. Supongo que ante un hecho como éste, los historiadores e investigadores del futuro se tirarán de los pelos, pero hoy día nadie se va atrever a discutir esa medida, en honor de lo políticamente correcto...