domingo, agosto 20, 2006
Charlie, un loro con historia
Charlie, el supuesto loro de Churchill
En enero de 2004, un diario británico publicó en exclusiva la noticia de que el supuesto loro de Churchill, Charlie, seguía vivo.
El ave, que acompañó al político inglés durante los turbulentos años de la Segunda Guerra Mundial, estaba a cargo de Peter Oram, el propietario de una clínica veterinaria situada en Reigate, en el sudeste de Gran Bretaña. El rotativo aseguraba que se había puesto tras la pista del animal para descubrir su paradero y que las pesquisas habían dado su fruto. Sin embargo, cuando los periodistas acudieron al lugar en donde estaba el loro se llevaron una pequeña decepción, puesto que no pronunció ni una palabra durante todo el día. Todos esperaban que dijese en voz alta los insultos obscenos dirigidos a Hitler que, siempre según el propietario, aprendió durante la Segunda Guerra Mundial.
La administradora de la clínica, Sylvia Martin, explicó a la prensa que el loro tenía 104 años y que ya era difícil arrancarle algunas palabras, aunque de vez en cuando emitía un "buenos días" o un "hasta pronto". Según su cuidadora, Charlie estaba en buena forma física y cuando escuchaba música se ponía a bailar. Curiosamente, aunque su nombre era Charlie, en realidad se trataba de un loro hembra.
El hecho de llegar a los 104 años es algo muy difícil en un loro, pero no imposible. Los periodistas buscaron el testimonio de Steve Nichols, el fundador del Santuario Nacional Británico para aves, que afirmó que los loros suelen vivir unos cuarenta años, pero existen documentos que prueban que algunos pueden rebasar un siglo de existencia. No obstante, hasta ese momento, el récord de ave más longeva en Gran Bretaña estaba en poder de una cacatúa que había vivido 80 años.
El suegro de Oram era quien había vendido el loro a Churchill en 1937. Supuestamente, el premier británico no paraba de insultar al Tercer Reich y a Hitler en presencia del loro, por lo que éste aprendió a reproducirlos con el mismo acento que su dueño. Cuando alguien acudía en presencia de Churchill, el loro soltaba unos cuantos exabruptos dirigidos al Führer a modo de saludo.
En 1965, a la muerte del gran estadista británico, la familia Churchill entregó de nuevo el animal al suegro de Oram para que lo cuidase. El ave pasó luego a manos de Peter Oram, que entonces regentaba una tienda de mascotas; al parecer, como a ella acudían muchos niños, Oram optó por llevarse el loro a su casa, puesto que quería evitar que los niños escuchasen las palabras malsonantes que profería Charlie a todas horas.
Esta era la versión del diario inglés, con la que lograba apuntarse un buen tanto en la desenfrenada carrera de los tabloides británicos por obtener espectaculares exclusivas. A partir de ahí, la noticia se dio como cierta en todos los medios de comunicación. Lo que no tuvo tanta difusión fueron las declaraciones que una hija de Churchill, Mary Soames, realizó pocos días más tarde, en las que ponía en duda toda la historia.
Según ella, su padre nunca había poseído un loro como Charlie, con el plumaje de vistosos colores, sino uno gris de Gabón, llamado Polly, que realmente sí que vivió con ellos en la casa que tenían en Chartwell, al sur de Londres. Además, este loro tan sólo lo tuvieron durante tres años, vendiéndolo poco después de comenzar la guerra, cuando tuvieron que mudarse a la capital británica.
Por si fuera poco, Mary puso también en duda el hecho de que el ave aprendiese palabras malsonantes, aunque estuvieran dirigidas a Hitler, de boca de su padre: "La idea de que durante la guerra consagrara tiempo a enseñar malas palabras a un loro no es ni siquiera digna de ser comentada", afirmó con rotundidad.
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1 comentario:
Esta noticia, la he visto en la tele, exactamtene no se si en el canal de historia en uno de esos reportajes cortos o en algun telediario. Pero recuerdo que sacaron imagenes de un loro (gris) casi sin plumas que se suponia que era el de Churchill.
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