
Pues nada, como veo que la Guerra de Secesión despierta bastante interés, vamos con uno de los episodios más fascinantes de todo el conflicto: La misión del submarino confederado CSS
Hunley. Seguro que habrá alguno que diga:
¿Cómorrr, un submarino en la Guerra de Secesión? Pues sí, aunque entonces ni siquiera existía la palabra "submarino".
Los confederados construyeron el
Hunley, que no era más que una especie de caldera de hierro de doce metros de largo, propulsada por una manivela a tracción humana (!). Tripulado por ocho hombres, se desplazaba justo por debajo de la superficie. Las pruebas realizadas con este submarino no serían precisamente un éxito; llegó a hundirse hasta en tres ocasiones, provocando que varios marineros muriesen ahogados. Se ve que los cadáveres se hincharon tanto que hubo que cortarlos con sierra para poder sacarlos... Pero el objetivo último del submarino, romper el bloqueo que los navíos unionistas estaban llevando a cabo sobre el puerto de Charleston, era demasiado importante como para abandonar el proyecto.
Finalmente, en la noche del 17 de febrero de 1864 se verían los frutos de esta insistencia; el
Hunley logró aproximarse al USS
Housatonic (en la foto) y pudo colocar una mina adherida a su casco. La explosión resultante hundió el buque unionista, pero también alcanzó al propio
Hunley, que no tuvo tiempo suficiente para alejarse del foco de la explosión y resultó también hundido.

Los ocho hombres que participaron y murieron en aquella misión han sido elevados a la categoría de héroes, un encumbramiento totalmente justificado, ya que debían ser conscientes de las escasas posibilidades que tenían de volver con vida. Sin embargo, muy poco se sabe de ellos, y ni siquiera se conocen suficientes datos biográficos del hombre que estaba al mando, el teniente Dixon, del que se creía que esta foto era suya, pero que hoy existen serias dudas de que corresponda a él.

Todo lo que rodeaba al
Hunley estaba envuelto en el misterio -se desconocía incluso sus medidas y su forma-, hasta que en 1995 se localizó su emplazamiento. Gracias a sofisticados sistemas de elevación, el
Hunley, que estaba casi cubierto por el lodo, fue izado en bloque en el año 2000, y sometido a un completo estudio.

Lo primero que sorprendió a los expertos fue su diseño avanzado; tenía forma alargada y los remaches estaban aplastados, lo que evidenciaba una preocupación por la aerodinámica. De todos modos, carecía de sistema de ventilación y una vela era la encargada de alertar de la falta de oxígeno.
Otro dato sorprendente fue la aparición de los esqueletos en perfecto orden junto a la manivela, lo que denotaba que los tripulantes no habían intentado escapar, sino que se habían mantenido sentados hasta el último momento. Este dato ha hecho que el misterio sobre cómo fue el final de aquellos audaces marineros continúe sin resolverse; es posible que hubieran ido cayendo inconscientes por el agotamiento y el enrarecimiento del aire, o que, una vez en el fondo, abriesen una válvula a para que el buque se inundase y acelerar así una muerte cierta. Hasta ahora, todo son especulaciones, así como el motivo por el que el
Hunley cayó hasta el fondo; pudo deberse a la onda de la explosión, a la entrada de agua por una escotilla mal cerrada, por alguna vía de agua producida por disparos procedentes del barco, etc.

Lo que sí confirmó el hallazgo del submarino fue la veracidad de una leyenda que acompañaba al teniente Dixon. Se aseguraba que Dixon llevaba siempre consigo una moneda de oro de veinte dólares, regalada por su novia, Queenie Bennett, para que le sirviera de amuleto. La moneda cumplió su cometido, puesto que en la batalla de Shiloh una bala impactó contra la moneda, salvándole así la vida. Esa moneda, doblada y con la inscripción
Shiloh 6 de abril de 1862, fue hallada junto al esqueleto de Dixon, confirmando que la historia era auténtica.
Después de los análisis realizados por expertos forenses, quedó establecida, aunque con algunas reservas, la posible identidad de los ocho tripulantes: Teniente George E. Dixon, Frank Collins, Joseph Ridgaway, James A. Wicks, Arnold Becker, J. F. Carlsen, Lumpkin y Miller (de estos dos últimos se desconoce el nombre de pila). Aquí está la reconstrucción de sus caretos, según una escultora forense que trabajó con sus cráneos:

El 17 de abril de 2004, todos ellos fueron enterrados con honores militares en el Cementerio Magnolia de Charleston, en una ceremonia a la que asistió una multitud de 50.000 personas, y que fue denominada "El Último Funeral Confederado". De esta ceremonia hay imágenes en
youtube, aunque no es más que un montaje fotográfico un poco cutre.

Si os ha gustado esta historia, os aconsejo que os pilléis la peli para TV "The Hunley", que la podéis sacar de dónde ya sabéis. Sólo dura 45 minutos, pero está bastante bien hecha y la reconstrucción de toda la misión es muy convincente. Si queréis saber más, podéis buscar del mismo modo el interesante documental que se ha hecho sobre el
Hunley.Y si os quedáis con hambre, siempre podréis atiborraros de información sobre el heroico submarino en la web
FRIENDS OF THE HUNLEY, en donde además os podéis hacer miembros del
club de fans oficial del
Hunley por 50 dólares al año,
aquí tenéis las condiciones.