domingo, febrero 28, 2010

Entrevista a Alvaro Lozano


Bueno, como sabéis, Alvaro Lozano, el autor de varios libros indispensables como Operación Barbarroja, Kursk o La Alemania Nazi, ha sacado nuevo libro, EL HOLOCAUSTO Y LA CULTURA DE MASAS. Aunque es un "librito" por su tamaño y extensión, es un ensayo brillante, esclarecedor y sobre todo valiente, sobre un tema tan delicado como el del Holocausto.



En la próxima entrada os daré mi opinión sobre lo que Alvaro plantea en su ensayo, pero aqui tenéis la entrevista que le han hecho nuestros reporteros de ¡Es la Guerra!.

¿Qué te motivó a escribir este libro?

El objetivo central de la obra es explicar (de forma muy concisa, dadas las características de la colección –Melusina, SIC-), la situación actual de la representación del Holocausto. El campo de Auschwitz y la película de Spielberg me parecieron especialmente representativos. En la actualidad, existen dos demandas concretas del público respecto a las representaciones del pasado y, muy en particular, del Holocausto.

La primera es una exigencia de historias “humanas” que incluyan el triunfo final de la voluntad y la determinación. La segunda es la búsqueda de autenticidad, la de encontrar una historia que “realmente” sucediera, aunque narrada de acuerdo con códigos del cine de masas. En realidad, existe una contradicción obvia entre estas dos exigencias, pues las historias auténticas casi nunca sucedieron de acuerdo con las normas de las representaciones convencionales y rara vez se saldaron con el triunfo del bien sobre el mal.




¿Crees que tu visión de Auschwitz como un “parque temático del Holocausto” puede acarrearte críticas?

Las críticas siempre son inevitables en un tema tan delicado como el Holocausto. A pesar de todo, considero que la obra se aleja de cualquier planteamiento revisionista o negacionista. En realidad, mi tesis sobre Auschwitz es que ha sido reconstruido para el “consumo” de los turistas y que no es el que encontraron los aliados en 1945. Hasta el historiador judío Yaffa Erlich ha señalado con gran preocupación que: “No hay mejor negocio que el negocio del Holocausto”. Por otro lado, existe el peligro de que si dejamos que las reliquias sirvan para elaborarnos el recuerdo, esos objetos requerirán una conservación que, a la postre, les roba su autenticidad. Si para probar la existencia de las cámaras de gas necesitamos de esas reliquias, debido a las técnicas de conservación, corremos el peligro de que la memoria del Holocausto sea un mero souvenir “ersatz” creado exclusivamente para el “consumo” de los turistas.

Al pasear por el “Auschwitz turístico”, no vemos un pasado cuidado para el presente. No experimentamos el pasado como era, sino un pasado que ha sido recreado artificialmente para el consumo de masas. El resultado es que, cuanto más grande es la manipulación, más grande es el efecto y los ingresos. Cuanto más nos alejemos de la preservación auténtica, tanto más caemos en el entretenimiento más puro y, posteriormente, en el terreno de la imaginería. Sin quererlo, ingresamos en un “parque temático del Holocausto”, más que a un auténtico campo de concentración en el que decenas de miles de personas fueron asesinadas sin piedad.




¿Por qué elegiste dedicar un capítulo a La Lista de Schindler?

El hecho de que millones de personas que han visto La Lista de Schindler tuvieran poco conocimiento previo (o posterior) sobre el Holocausto hace que ésta se haya convertido en la única fuente de información sobre el Holocausto. Limitándose a una historia singular, cuyo poder radica en su supuesta  “autenticidad” y considerando la ignorancia de muchos de los espectadores sobre el contexto histórico en el que tuvo lugar, la película distorsiona la “realidad” del Holocausto, o al menos, deja fuera muchas otras “realidades”, en particular, la más común de todas: el asesinato masivo a nivel industrial. El mal que muestra la película de Spielberg es un mal con el que es posible convivir a través de perseverancia, fuerza de voluntad y determinación. Esto resulta perturbador porque los millones de personas que fallecieron tenían la misma voluntad y la misma perseverancia, y no eran en modo alguno inferiores y, sin embargo, murieron de la manera más abyecta.

La idea de la supervivencia a través de la habilidad personal no debería tener cabida en la  reconstrucción histórica del Holocausto. Es una idea tan perniciosa como la contraria, es decir, que los peores sobrevivieron, mientras que los mejores sucumbieron. En la película de Spielberg, un hecho relativamente menor y extraordinario, se ha transformado en una representación paradigmática de la historia en su conjunto, destruyendo o, al menos, desdeñando el hecho de que en el Holocausto “real”, la mayoría de los judíos murieron, muchos alemanes colaboraron con los verdugos, la mayor parte de las víctimas enviadas a las cámaras de gas fueron gaseadas y la mayoría de los supervivientes no alcanzaron sin dificultades el paraíso en Palestina, sino que llegaron porque no tenían lugar alguno donde ir. Otras permanecieron en Europa, o emigraron a Estados Unidos.
 
¿Cómo debe ser representado entonces el Holocausto?

En realidad, en mi opinión es que el Holocausto no debe ser representado sino repensado desde la perspectiva histórica. No es material para una serie estadounidense. Las historias de aquellos que sobrevivieron distorsionan el pasado, no porque no sean auténticas (dejando de lado el tema de la fragilidad de la memoria personal), sino debido a que excluyen las historias de los fallecidos, que fueron la gran mayoría, no porque no desearan ser salvados, sino por una combinación de circunstancias en las que las habilidades personales y la voluntad a penas jugaron un papel destacado, y en las que la suerte tuvo una enorme influencia. De hecho, ninguna representación del Holocausto puede superar el problema de la familiaridad de la audiencia con la violencia gráfica de las películas de Hollywood, con la subsiguiente disminución del impacto de estas películas que emplean las mismas técnicas que películas como, por ejemplo, Harry el Sucio.

En esas condiciones, a lo mejor resulta necesario abandonar los intentos de representar la brutalidad del Holocausto, enfocándose, tal vez, en sus aspectos burocráticos, como en la película La Solución Final sobre Wannsee, o investigando medios de representar el auténtico elemento único del Holocausto, es decir, el asesinato masivo de seres humanos en las cámaras de gas. El hecho de que los que desean relativizar el Holocausto (o negarlo) ataquen precisamente ese aspecto del genocidio de los judíos es la prueba innegable de su centralidad en cualquier representación del acontecimiento. La escena de las duchas (que resultan ser lo que parecen) en La Lista de Schindler, resulta un ejemplo evidente de los límites entre lo que debe y no debe ser representado en la pantalla.




¿Son los documentales la solución?

Tampoco considero que los documentales sean la respuesta pues crean una ilusión aún mayor de representar el pasado como "era realmente" y, supuestamente, mejoran películas "auténticas" sobre el tema. El problema del material documental sobre el Holocausto es que las circunstancias en las que se rodaron, socavan su valor como evidencia "objetiva". Una película rodada por una unidad de propaganda de la Wehrmacht no puede ser considerada como una representación objetiva del suceso. Las imágenes rodadas por los nazis estaban destinadas a presentar a las víctimas del régimen como los subhumanos de los que hablaba la propaganda nazi. Intentaban  confirmar los argumentos de los líderes nazis para crear miedo, terror, desprecio, en ningún caso la empatía del público alemán. De la misma forma, las películas de aficionados también reflejan los prejuicios, la curiosidad morbosa y el distanciamiento de las víctimas, característicos del personal alemán en Europa del este y la URSS , es decir, que como las víctimas tenían una apariencia de "subhumanos", merecían ser tratadas como tales.

De hecho, en muchos casos, dado que fue producido para fines políticos, propagandísticos o políticos, el material contemporáneo puede ser más sesgado, así como más peligroso, precisamente porque esconde una representación "auténtica" de la "realidad". Por ello, los documentales pueden tener el efecto adverso de desensibilizar, e incluso de embrutecer a los espectadores, haciéndoles emocionalmente cómplices de los crímenes al obligarles a ver a las víctimas a través de los ojos de los verdugos.

Para concluir, explícanos, Alvaro, tus próximos proyectos.

Mi próximo proyecto es una obra similar a la de La Alemania Nazi (1933-1945) (Marcial Pons, 2008) sobre el fascismo italiano (que aparecerá en otoño con Marcial Pons). Posteriormente, publicaré una obra sobre el estalinismo, con el mismo modelo temático (y espero que ameno) que he seguido hasta ahora e incluyendo también los debates históricos. Con esa obra cerraré una especie de trilogía sobre los “totalitarismos” europeos de entreguerras. Entre tanto, espero tener tiempo también de publicar un proyecto sobre la segunda guerra mundial en el que estoy trabajando con un planteamiento novedoso y concluir otro sobre  la Gran Guerra.

Muchas gracias Jesús por la entrevista, y a todos los seguidores de este magnifico blog.

Gracias a ti, Alvaro, y mucha suerte con tu nuevo libro.

miércoles, febrero 24, 2010

Superventas en Lituania

Bueno, en esta entrada vamos con buenas noticias.

Pues se va a reeditar mi TODO LO QUE DEBE SABER SOBRE LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL; la segunda edición ya debe estar a punto de entrar en máquinas, informaré cuando esté en la calle.



Otra; ayer fui al Corte Inglés y estaba por allí la tercera edición del ENIGMAS Y MISTERIOS DE LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL y la segunda del HISTORIAS ASOMBROSAS DE LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL. En cuanto a mi próximo libro, EL REICH DE LOS MIL AÑOS, está en la última fase de producción.

Y, sin duda, la mejor noticia; se va a reeditar mi TODO LO QUE DEBE SABER SOBRE LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL, aunque en un nuevo formato, dentro de la colección Breve Historia. Para ello he tenido que confeccionar una edición resumida, eliminando los apéndices y suprimiendo algunos párrafos de aquí y de allí, pero manteniendo el "núcleo duro". Como sabéis, a este libro le tengo un cariño especial, ya que considero que es mi mejor libro y, sin embargo, tuvo unas ventas muy modestas. Ahora el pobre tendrá una segunda oportunidad para demostrar lo que vale. Lo malo es que, por temas de catálogo, no saldrá hasta septiembre, pero cuando salga os obligaré a todos a comprarlo, ya que lo considero indispensable en cualquier biblioteca de historia, y más teniendo en cuenta que saldrá a un precio que rondará los 10 euros.

Y otra buena noticia; parece que estoy siendo un superventas en Lituania... Sí, sí, como lo oís. Un amigo ha ido a ese país báltico y vio tres libros míos, aquí los tenéis. Excepto el de Valkiria, los otros no estoy seguro de qué libros míos son, porque no tengo ni idea de lituano.






Pues bueno, estoy contento de este éxito insólito en el país de Kurtinaitis y Sabonis. Cada semana tengo dos o tres mensajes de atentos lectores lituanos, que, por cierto, escriben un inglés perfecto.

Es curioso, pero los dos países extranjeros en los que mis libros tienen más éxito son la citada Lituania y Brasil. Como soy un tipo con prejuicios bien asentados, pensaba que en Brasil se dedicaban básicamente a jugar al fútbol playa y a bailar samba...



Pero no, también le dan a la lectura y nada, que parece que les gustan mis libros. También tengo bastantes mensajes de lectores brasileños, siempre muy atentos y educados, normalmente en portugués, pero a veces en un perfecto inglés.

Sobre mi presencia en el exterior os explicaré una cosa muy graciosa. Resulta que hace un año una editorial norteamericana quería publicar mis libros en USA. Pero claro, parece ser que lo de un autor llamado "Jesús Hernández" no vendía, así que ¿sabéis lo que me propusieron? Que los libros los firmase un autor norteamericano y que yo apareciese como coautor (!). Naturalmente, ante esa oferta de comprar mi dignidad por un puñado de dólares podéis imaginar mi respuesta...




Pues evidentemente, dije que "yes". Quién puede decir "no" al Tío Sam, a eso no se ha atrevido ni Almodóvar. Además, siendo prácticos, de momento el dólar cotiza más que la dignidad, y si quiero acabar viviendo en Beverly Hills debía comenzar por ese primer paso. Lo malo es que luego la cosa se enfrió y quedó en stand by hasta hoy, pero cualquier día vuelve el tema a ponerse en marcha y me véis haciendo las Américas. Pero no os preocupéis, que la piscina de mi mansión siempre estará abierta para vosotros.

Hay otra buena noticia más, la aparición del nuevo libro de Alvaro Lozano, el autor de Barbarroja y Kursk. El libro se llama EL HOLOCAUSTO Y LA CULTURA DE MASAS, pero merecerá una entrada propia, entrevista al autor incluida...

lunes, febrero 22, 2010

Los Juegos de Garmisch-Partenkirchen (4ª Parte)


Pues vamos con la cuarta y última parte del serial dedicado a los Juegos Olímpicos de Invierno de 1936, disputados en Alemania.

Los nazis consiguieron un gran éxito organizativo, al lograr presentar a la opinión pública internacional la falsa imagen de un país amante de la paz y la concordia. El éxito sería también deportivo, puesto que la delegación germana logró situarse en segundo lugar en el medallero, sólo por detrás de los intratables noruegos, con seis medallas, tres de ellas de oro, y por delante de otras grandes potencias en los deportes blancos, como Suecia, Finlandia o Austria.

Pero no todo fue perfecto. Por ejemplo, los enviados internacionales subrayaron la excesiva presencia de gente uniformada, lo que no encajaba con la imagen de amabilidad y distensión que se pretendía ofrecer. Los periodistas tenían razón; la estación invernal estaba plagada de militares y de miembros de las SS, y hasta las columnas de los voluntarios del Servicio del Trabajo, todos uniformados, ofrecían un intimidante aspecto en medio de las masas de espectadores. En los Juegos de Berlín se evitaría dar esa mala impresión, reduciendo la presencia militar y, en general, de gente uniformada.



El Comité Olímpico Internacional (COI) se quedaría impresionado con la capacidad organizativa de la Alemania nazi. La prueba es que, si no hubiera estallado la Segunda Guerra Mundial, los Juegos invernales de 1940 se hubieran vuelto a disputar en Garmisch-Partenkirchen. Aunque estaba previsto que esos Juegos se celebrasen en Japón (Tokio como sede de verano y Sapporo de invierno), el estallido de la segunda guerra chino-japonesa forzó al COI a cambiar la sede.

Así que, gracias a la excelente impresión dejada por Alemania, el COI otorgó de nuevo los Juegos Olímpicos de Invierno a Garmisch-Partenkirchen. El cartel de esos Juegos que se debían haber celebrado en 1940 es el que he utilizado para abrir esta entrada.

Con vistas a esa nueva cita olímpica, se pensó en acometer amplias labores de remodelación: se planeó ampliar el estadio de esquí y sustituir la antigua Casa Olímpica por un nuevo edificio de 40 metros de largo, con su correspondiente tribuna para el Führer. A los portones de entrada al recinto se les añadirían dos pares de torres coronadas con la escultura de un campeón olímpico, de 50 metros de altura.

Pero estos ambiciosos planes nunca se llevaron a cabo. El comienzo de la Segunda Guerra Mundial hizo que la celebración de los Juegos Olímpicos se interrumpiese hasta 1948.

Pues hasta aquí el serial; si queréis más información sobre cómo discurrieron aquellos Juegos tendréis que esperar a que publiquen mi libro EL REICH DE LOS MIL AÑOS. ¡Ah!, en la próxima entrada daré parte de algunas buenas noticias...

miércoles, febrero 17, 2010

Los Juegos de Garmisch-Partenkirchen (3ª Parte)


Pues vamos con la tercera parte de esta mini-serie dedicada a los Juegos de Invierno de 1936. Hoy hablamos de la que fue considerada Reina de los Juegos, la patinadora Sonja Henie, de 23 años.

Sonja llegó a la Olimpiada como gran favorita para hacerse con el oro en patinaje artístico, puesto que, pese a su juventud, ya había logrado sendas medallas de oro en los Juegos de 1928 y 1932. Incluso había llegado a participar, con tan sólo 11 años, en los Juegos de 1924, celebrados en Chamonix, como campeona de su país. A los 14 años ya era campeona del mundo.

Su increíble precocidad se explica por el empeño de su papi, un próspero comerciante de pieles, en convertir a su niña en una celebridad del deporte. Para ello no dudó en contratar a los mejores entrenadores del mundo, incluyendo a la célebre bailarina rusa Tamara Karsavina. Eso sí, la nena no desaprovechó esas facilidades y cumplió con creces las altas expectativas de su progenitor.

Sonja fue la primera patinadora en adoptar como vestimenta la faldita que llevan las patinadoras actuales y en realizar elaboradas coreografías. Su técnica innovadora y su estilo glamuroso transformaron el deporte del patinaje y la convirtieron en una leyenda de esta especialidad. Por si fuera poco, también fue una aceptable jugadora de tenis.



La patinadora llegó a Garmisch-Partenkirchen en la cresta de la ola de su popularidad, lo que obligó a la policía alemana a controlar a la gran masa de aficionados que quería verla de cerca. La noruega encandiló a todos los espectadores con su gracia innata y su perenne sonrisa, contradiciendo el estereotipo de la fría mujer nórdica.

Sin embargo, en las filmaciones que se han conservado de sus actuaciones sorprende la aparente tosquedad de sus ejercicios, muy alejados del perfeccionismo del patinaje artístico que se ve hoy día, pero en aquella época las evoluciones de la pizpireta noruega debieron parecer sensacionales...



Tras su medalla de oro conseguida en Garmisch-Partenkirchen, Sonja consideró cumplido su ciclo olímpico y decidió pasar al profesionalismo, participando en diversos espectáculos sobre hielo en los que lograría gran éxito, sobre todo en Estados Unidos, en donde llegaría a ser una celebridad; una estrella del Paseo de la Fama de Hollywood lleva su nombre.

Pues mañana, el último capítulo.

Los Juegos de Garmisch-Partenkirchen (2ª Parte)


Pues vamos con la segunda parte (de cuatro) dedicada a los Juegos Olímpicos de Invierno de 1936, tomando como base el capítulo que les dedico en mi próximo libro, EL REICH DE LOS MIL AÑOS.

El ambiente durante esa semana fue extraordinario. La gente acudió en masa a disfrutar de las competiciones. En Garmisch-Partenkirchen hubo récord de visitantes; si cuatro años antes sólo 78.000 espectadores habían seguido los Juegos en Lake Placid (USA), ahora serían más de medio millón, lo que da idea del salto que supuso esta Olimpiada.

La ciudad de Garmisch ofrecía un magnífico aspecto, toda ella engalanada con flores, banderas y guirnaldas. Una pintoresca muchedumbre abarrotaba las calles y los diversos establecimientos de la ciudad. A la hora de comer era imposible conseguir mesa en los restaurantes, por lo que tuvieron que improvisarse puestos callejeros de salchichas para satisfacer las necesidades del gentío allí congregado. Además de los que se hospedaban en la zona, a diario llegaban cientos de personas en los trenes procedentes de Múnich, para vivir de cerca el histórico acontecimiento y regresar en el mismo día.



Los extranjeros quedarían notablemente impresionados por el derroche de medios y, sobre todo, por las maneras amables y atentas de todo el personal de la organización y de los alemanes en general, que hacían todo lo posible por ofrecer la mejor imagen posible de su país. Los que habían tenido la oportunidad de asistir a otras ediciones de los Juegos de Invierno destacaron también que, por primera vez, éste era un acontecimiento realmente popular, ya que en los Juegos anteriores la asistencia de público era más bien reducida y reservada a las clases más pudientes. En cambio, en Garmisch-Partenkirchen, la llegada diaria en tren de entusiastas visitantes procedentes de todas las extracciones sociales hizo que los Juegos se convirtieran en una fiesta auténticamente popular.

En esta foto podéis ver a Hitler y Goebbels firmando autógrafos a miembros del equipo canadiense de patinaje artístico:



Los nazis sacarían todo el jugo a ese magnífico escaparate de la nueva Alemania. La productora cinematográfica UFA se encargó de confeccionar diariamente noticiarios que eran proyectados, no sólo en las salas de cine de Alemania, sino en las principales ciudades europeas, en unas sesiones especialmente dedicadas al seguimiento de la Olimpiada blanca. Los alemanes asumían todos los gastos que suponía hacer llegar esos rollos de película a los distintos países en el menor tiempo posible y, además, ya doblados a sus respectivos idiomas. Según he averiguado, esos noticiarios los proyectaban en un cine de Barcelona, no sé si en otras ciudades españolas también lo hacían.

Mañana os hablaré de la patinadora noruega Sonja Henie, la reina de los Juegos de Garmisch-Partenkirchen.

domingo, febrero 14, 2010

Los Juegos de Invierno de Garmisch-Partenkirchen (1ª Parte)



Bueno, como sabéis, este viernes se inauguraron los Juegos Olímpicos de Invierno en la ciudad canadiense de Vancouver. Normalmente, la Olimpiada blanca no merece mucha atención en España porque casi nunca nos comemos nada, pero este año tiene un pequeño aliciente, al menos para los barceloneses, ya que nuestro alcalde se ha sacado de la manga la candidatura de Barcelona para los Juegos de Invierno de 2022. Aquí todo el mundo se lo ha tomado a cachondeo, pero mucho me temo que la broma va a seguir adelante y que no nos va a costar precisamente barata...

Pues la excusa me viene de perlas para sacar a colación los Juegos de Invierno que marcaron un antes y un después en la historia de los deportes blancos, pero que han quedado eclipsados por los que se disputaron seis meses después en Berlín. Estoy hablando, claro está, de los Juegos de Garmisch-Partenkirchen, celebrados en esas dos localidades alemanas en febrero de 1936.



Y arrimando el ascua a mi sardina, he de decir que no es fácil encontrar información en español de estos Juegos, por lo que he intentado corregir esa inexplicable laguna dedicándoles un capítulo entero en mi libro EL REICH DE LOS MIL AÑOS, de próxima aparición.

La principal fuente de información a la que he acudido para confeccionar el capítulo han sido las crónicas de los enviados especiales de los diarios españoles, especialmente el de El Mundo Deportivo. Gracias a sus crónicas he conseguido que el lector de mi libro pueda trasladarse a aquellos Juegos celebrados en los Alpes bávaros y que serían un ensayo general de los que iban a celebrarse en Berlín.

Como los ojos del mundo iban a estar posados sobre Alemania, los nazis intentaron ofrecer una imagen amable de su régimen. Para ello, Hitler ordenó que se retiraran temporalmente de la vista pública los letreros contra los judíos que había en la región, por ejemplo en forma de pancartas a la entrada de los pueblos.

Los nazis tiraron la casa por la ventana para impresionar a la opinión internacional. Gracias a un presupuesto total de 2,6 millones de marcos, se construyeron dos rampas de salto de esquí, un recinto cubierto para el patinaje artístico y una pista de bobsleigh, pero el elemento central era el estadio de esquí, el Olympia Skistadion, con capacidad para más de 100.000 espectadores. Aquí tendrían lugar las ceremonias de inauguración y clausura, así como las ceremonias de entrega de medallas a los vencedores en las distintas pruebas.

La residencia de Hitler durante el evento sería la llamada Casa Olímpica. Similar a una tribuna de honor, se había instalado justo en el centro de las gradas del estadio de esquí; desde allí, el Führer podría disfrutar de una panorámica ideal de las rampas de salto y de la antorcha olímpica.



Los Juegos de 1936 contarían con la presencia de 1.600 deportistas, siendo los más concurridos de los celebrados hasta entonces. En la mañana del jueves 6 de febrero de 1936, Hitler inauguró las Olimpiadas de Invierno en su condición de anfitrión, una ceremonia que que transcurrió bajo una intermitente nevada, aunque el tiempo no fue lo bastante desapacible como para deslucir el acto.

Los Juegos de Garmisch-Partenkirchen comenzaron de modo inmejorable para los anfitriones, ya que la esquiadora germana Christl Cranz obtuvo la primera medalla de oro en disputa, en la prueba combinada de descenso y eslalon. La medalla de plata fue también para una alemana, Kathe Grasseger. Sin embargo, en las jornadas siguientes sería Noruega la que se impondría en el medallero, con un total de quince medallas, siete de ellas de oro.



Además de los saltos de esquí, una competición que destacó por su espectacularidad fue el bobsleigh, que tuvo como escenario la extraordinaria pista que se construyó para la ocasión. Debido a su complejidad, ésta no pudo estar terminada hasta la misma madrugada del día de la inauguración de los Juegos y pudo concluirse gracias a los miembros del Servicio del Trabajo, que durante la noche del 5 al 6 de febrero trabajaron sin descanso, colocando 20.000 bloques de hielo cortados esa misma jornada. A las cuatro de la mañana, los equipos del Servicio de Trabajo se retiraron de la pista después de terminarla completamente; una pista perfecta a juicio de los técnicos.

En la pista de bobsleigh destacaba la que se denominó Bayern Kurve o Curva de Baviera, la más difícil y peligrosa del trazado, cuyo fondo estaba constituido por bloques de hielo soldados. Éstos debían ser resguardados durante las horas de pleno sol con unas cortinas especiales, para evitar su deshielo y el consiguiente desperfecto que vendría a aumentar sus naturales riesgos.



Curiosamente, esos Juegos permitieron a Hitler una modificación del cuadro de disciplinas olímpicas. La «patrulla militar», una prueba que combinaba el esquí de fondo y el tiro al blanco y que fue la precursora del actual biatlón, se había disputado por primera vez en los Juegos en 1924, pero en los de 1928 fue rebajada a deporte de exhibición y en 1932 desapareció del calendario, debido al escaso número de países en el que se practicaba. Hitler insistió en que la «patrulla militar» se incorporase a sus Juegos, y el COI accedió, aunque sólo como deporte de exhibición. Para decepción del Führer, los alemanes no hicieron un buen papel en esta competición, quedando en una discreta quinta posición entre nueve equipos participantes. Se impuso el equipo italiano; cada uno de sus cuatro miembros recibiría un premio de 30.000 liras de manos de Mussolini.

Para que os ambientéis, aquí tenéis una película amateur rodada durante aquellos Juegos:



Pues en la próxima entrada os acabaré de explicar cómo discurrieron los Juegos de Invierno de 1936.

martes, febrero 09, 2010

Las otras batallas del Führer



Bueno, pues nada, sigo exiliado, hasta que los señores de Endesa les dé la gana de volver a dar la luz en mi piso, va para tres semanas. No sabía que costase tanto volver a dar de alta un contador dado de baja, pero ya me es igual, lo acepto con estoicismo...

Sobre mi próximo libro, EL REICH DE LOS MIL AÑOS, no hay novedad. Supongo que estará ya en máquinas, a ver si me dicen algo.

Y nada, pues siguen dándome las entradas del blog hechas... Supongo que habéis leído las últimas "revelaciones" sobre Hitler. Pues sí, resulta que ha aparecido un libro, titulado "¿Estaba Hitler enfermo?" en el que se afirma que su doctor, Theodor Morell, le facilitó en 1944 un preparado similar a la actual Viagra, compuesto de testosterona y un cóctel de semen y glándulas de próstata de toro, para que el Führer pudiera cumplir como un campeón.

Pues ya estamos con lo de siempre. Eso lo sabía ya hasta el tato, porque sobre las inyecciones que le arreaba el apestoso doctor Morell -es verdad, se ve que era un cerdo- ya se ha escrito bastante, pero como ahora lo ha publicado un diario británico, haciéndose eco de ese libro, parece que han descubierto América. Esto es igual que el libro de Beevor sobre Berlín, en el que se "revelaba" con detalle el tema de las violaciones de alemanas por los soldados rusos, cuando ya Cornelius Ryan trató ampliamente el tema treinta años antes...

Pero dejando de lado esto, es innegable que el tema de la Viagra del Führer da de sí. Así, parece ser que Hitler, con 55 tacos, necesitaba alguna ayudita para mantener alto el pabellón del Reich ante Eva Braun, de 32 añitos, una moza alegre, pizpireta, vital y deportista...



Pero bueno, hay que admitir que el tema no era nada fácil; todos sabemos que el estrés en el trabajo hace que uno descuide esas otras facetas, así que imagínate que tu problema, en vez de que este mes no llegas a los objetivos, es que tienes una guerra mundial entre manos. Igual estás en la fase de calentamiento cuando llama el asistente a la puerta para informarte de que una división ha quedado cercada en los alrededores de Kiev y que qué hacemos... así cualquiera se concentra.

Pues sí, la verdad es que estaba el asunto complicado; además del frente occidental, el oriental, el africano y el atlántico, Hitler tenía ese otro frente... Así se entiende que a la mínima subiese a Eva a uno de sus aviones oficiales y la enviase a Milán a comprarse zapatos de Ferragamo -esto es cierto, no me lo invento, volvía con la bodega del avión llena de cajas de zapatos-.

Pero por otro lado, me pregunto qué debía tener Hitler para que Eva estuviera por él, si tenemos en cuenta que, además de estar fondón, presentaba mal aliento debido a sus dientes cariados y soltaba unos cuescos mareantes sin ningún miramiento -que se lo digan a sus generales, alguno llevaba un pañuelo con colonia cuando acudía a verlo-, total, una joya de hombre. Si añadimos que era un auténtico pesado y se repetía una y otra vez (basta leer las transcripciones de las charlas que mantenía cada noche con sus allegados en el Berghof), cuesta entender que veía Eva Braun en él, pero bueno, dicen que siempre hay un roto para un descosido...

viernes, febrero 05, 2010

Esto tiene mala pinta


Bueno, normalmente mis entradas suelen ser de temas más o menos intrascendentes, tratados con sentido del humor, pero tal como está la cosa, y sobre todo cómo puede llegar a estar, creo que la cosa no está para bromas.

Los aficionados a la historia sabemos que las grandes debacles llegan de repente, cuando, a pesar de las advertencias, una situación termina por hacerse insostenible y todo el edificio se derrumba. Un mes antes de estallar la Primera Guerra Mundial, nadie podía pensar que iba a estallar el conflicto; los monarcas europeos se fueron a veranear como si nada. Del Crack del 29 lo mismo, unos días antes los norteamericanos no podían imaginar lo que se avecinaba. Y qué decir de la caída del Muro de Berlín, algo que nadie habría tampoco imaginado tan sólo un día antes...

Pues no quiero ser pájaro de mal agüero, y espero equivocarme, pero la situación actual de la economía española me lleva a pensar que el invento está bastante cerca de venirse abajo estrepitosamente. Supongo que los islandeses, antes de que su economía se hundiera dramáticamente hace un año, también pensaban que eso era imposible.

No entiendo mucho de economía, pero algo sé, y todos los indicadores apuntan a un desastre en toda regla. Las cajas y bancos se sostienen apenas con alfileres; sus activos inmobiliarios están sobrevalorados artificialmente para cuadrar los balances. Los avisos de la Unión Europea se han convertido en requerimientos para que se haga algo ya, bajo la amenaza de intervenir directamente. En Europa circulan informes en los que habla ya de echar a España del euro y todo un premio Nobel de Economía ha señalado que el gran problema de Europa es en estos momentos España. La deuda pública española necesita ofrecer intereses cada vez más altos para ser colocada, lo que a su vez genera más deuda... Sin contar el paro, claro.

Bueno, pues yo, si tuviera dinero, correría a abrir una cuenta en el extranjero, porque esto va a ser un sálvese quien pueda; hace un año leí el informe de un experto que alertaba del peligro de "argentinización" de España y lo vi exagerado, pero ahora ya no veo tan lejana la posibilidad de un corralito...

martes, febrero 02, 2010

Portadas, relojes y negacionistas

Bueno, hoy estoy contento. Me han pasado desde La Esfera de los Libros la prueba de la portada de mi próximo libro, EL REICH DE LOS MIL AÑOS, y he visto que ha quedado muy chula. Es impactante y llama la atención; después de leer la contraportada me han dado ganas de comprarlo hasta a mí... espero que en el público cause la misma impresión. Cuando sea definitiva ya os la pondré aquí.

Estoy contento también porque hoy me ha llegado el reloj SEIKO DESERT STORM color arena que compré hace dos semanas a un vendedor de Ebay de Singapur. Pues el reloj es mejor en vivo que en las fotos, estoy encantado; ahora luce muy nuevo, pero en cuanto le pegue algo de trote tendrá un aire vintage WWII que parecerá que lo llevó el mismísimo Monty...

Y el tercer motivo para estar contento es agridulce. Me he enterado de que se ha reeditado en español el libro que el controvertido y megapolémico historiador negacionista David Irving publicó sobre el bombardeo de Dresde. De Irving no voy a decir nada, creo que ya se dijo todo en otras entradas, pero lo que está claro es que este libro, titulado LA DESTRUCCIÓN DE DRESDE, apunta ser interesantísimo. Además, el precio es comedido, tal como está hoy el tema: 25 euros.



¿Por qué digo que la noticia es agridulce? Pues porque el libro lo ha editado una editorial neonazi o como le queráis decir, y lo venden en la famosa libreria que todos conocéis. Total, que si queréis el libro tenéis que cotizar a esos tipos... Como ejemplo de cómo arriman el ascua a su sardina, mirad qué manipulador subtítulo le han puesto al libro: "El verdadero Holocausto".

Lo que es una pena es que los libros de Irving no sean accesibles si no acudes a esa gente. Hay que recordar que en los ochenta y primeros de los noventa sus libros eran publicados por Planeta (unos ejemplares cotizadísimos ahora en el mercado de segunda mano), pero desde entonces sólo Altaya se ha atrevido a publicar algo de él, su monumental GÖRING en su colección para los kioscos, unos ejemplares que, aunque costaban diez euros, ahora se revenden por cuarenta o más.

Así que si alguien se ha leído el de Dresde, que diga qué tal está el libro, para saber si uno está obligado a comprarlo a pesar de todo. Ya diréis algo.