miércoles, marzo 29, 2006

Un aeródromo maldito

Para los amantes de las historias de aviación, como Ian Guerrero, que nos ofrece a todos su excelente blog Un piloto de combate, os brindo un nuevo capítulo de los que aparecen en mi último libro, ENIGMAS Y MISTERIOS DE LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL (Nowtilus, 2006, en este caso dedicado a un aeródromo bitánico supuestamente embrujado...

Un B-17 como los que despegaban del aeródromo maldito de Boreham

Esta comprobado que en época de guerra toman un inesperado y sorprendente protagonismo historias de supersticiones que en tiempos de paz no merecerían el más mínimo crédito.

Ya hemos visto cómo en Inglaterra circularon todo tipo de rumores sobre la frustrada invasión alemana. Las historias de brujería, como no podía ser menos, también recobraron fuerza; según un más que dudoso testimonio aparecido en 1954 -el libro Witchcraft Today de Gerald Gardner- el fracaso de la operación “León Marino” habría que anotarlo en el haber de las brujas inglesas.

Al parecer, en el verano de 1940 se celebró una reunión de brujas al más alto nivel –el denominado Great Circle o Gran Círculo- en la localidad de New Forest con el objetivo de influir a distancia en el cerebro de Hitler para que no lanzara la invasión.

No se puede poner en duda la gran eficacia de las brujas inglesas cuando se proponían rechazar invasores, puesto que los otros dos únicos momentos históricos en el que se había convocado el Great Circle habían sido con ocasión de la Armada Invencible y de la amenaza napoleónica...

Según otros autores, la reunión de las brujas consistió en un aquelarre nocturno celebrado al aire libre en un bosque en Hampshire, en donde algunas de ellas murieron exhaustas por el gran esfuerzo mágico realizado, aunque alguna fuente apunta la posibilidad de que el fallecimiento se produjera a causa de la neumonía contraída al bailar sin ropa –tal como requería la ceremonia- en una noche especialmente fría.

Este repentino auge de todo lo que hacía referencia a las brujas provocó también un curioso episodio relacionado con la construcción de un aeródromo para la Fuerza Aérea norteamericana en Boreham, cerca de la ciudad inglesa de Chelmsford.

En mayo de 1943, el 861º Batallón de Ingenieros comenzó a hacer los trabajos necesarios para construir un nuevo campo de aviación que permitiese a los bombarderos pesados estadounidenses despegar desde allí rumbo a las ciudades alemanas para soltar su mortífera carga de bombas.

Lo que no sabían los ingenieros era que, para poder aplanar la superficie, era imprescindible remover una gran piedra que estaba situada en el bosque de Dukes. Algunos de los lugareños, al ver que la piedra iba a ser trasladada a otro lugar, advirtieron a los ingenieros para que no lo hicieran; el motivo era que aquella roca tenía un difuso carácter sagrado para los habitantes de la zona.

Sin saber precisar muy bien el motivo de la supuesta importancia de la piedra, los habitantes indicaron que, según la tradición, debajo de la roca estaba enterrada una bruja que había sido quemada siglos atrás en la hoguera. Para redondear la truculencia de la historia, los más ancianos aseguraban que fue precisamente en ese punto en donde apareció asesinado un guardabosques en 1856, no hallándose nunca al culpable.

Algún experto consultado por los asustados ingenieros indicó que era probable que en realidad se tratase de un altar pagano cuya antigüedad se remontaría a una época anterior a la llegada de los romanos y que había permanecido en el imaginario popular a través de la tradición oral. Sea cual fuere la razón, los habitantes de la región estaban convencidos de que mover la piedra de su lugar original no podía acarrear más que desgracias.

La primera consecuencia que sufrieron los ingenieros fue que ningún trabajador se atrevía a mover la piedra. Uno que no creía en historias de brujería se dispuso a removerla con su excavadora pero, en el instante en el que iba a levantar la piedra, la maquinaria sufrió una inexplicable avería, lo que obligó a aplazar la operación. Para los habitantes de la zona no había ya ninguna duda; el lugar estaba maldito.

Al final, otra excavadora trasladó la piedra sin sufrir ningún percance, pero el ganado de la zona cayó víctima de una extraña enfermedad, lo que fue achacado de inmediato a la venganza de la bruja al haber visto alterado su lugar de eterno descanso.

Una vez que, superando todas estas dificultades, el campo de aviación entró por fin en servicio, dio la sensación de que la maldición había sido conjurada, pero los hechos demostrarán que eso estaba muy lejos de la realidad.

Un avión Thunderbolt del 56º Grupo de Caza se vio obligado a realizar un aterrizaje de emergencia en la recién estrenada pista, con tan mala fortuna que su tren de aterrizaje acabó impactando con una excavadora que estaba llevando a cabo trabajos de mantenimiento, matando a su conductor en el acto. Como el lector puede imaginar, esa excavadora era precisamente la que había trasladado la piedra...

Para colmo, unas semanas más tarde, el comandante de la base, que había manifestado que no creía en historias de brujas, murió repentinamente de un ataque al corazón, por lo que la maldición que presuntamente pendía sobre el aeródromo se vio fatalmente confirmada.

No obstante, parece ser que la sed de venganza de la bruja se vio saciada con el fallecimiento del jefe de la base, ya que no volvio a producirse ningún otro suceso extraño. El día a día del trabajo en el aeródromo se impuso poco a poco a las fantasías que rodeaban a la maldición de la piedra sagrada. Las supersticiones que rodeaban el lugar fueron quedando difuminadas mientras los aviones continuaron despegando rumbo a Alemania.

El final de la guerra y el consecuente desmantelamiento de la base supuso el final de la maldición. De hecho, pocos habitantes de la zona mostraron ya algún interés por los supuestos poderes sobrenaturales de la piedra, como lo demuestra el que acabase sirviendo de adorno en el aparcamiento de un pub de Boreham...

HERNÁNDEZ, Jesús ENIGMAS Y MISTERIOS DE LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL, (Nowtilus, 2006). En caso de reproducción, citar fuente.

2 comentarios:

Ian Guerrero dijo...

¡Muy bueno!

Muchas gracias Jesús por esta historia especial de tu publicación. Eres muy amable al mencionar el blog. Ya esta enlazada desde el propio post que publiqué de tu Libro.

¿La Fotografía de la portada, ese FW 190 la elegiste por algún motivo especial? ¿Hay más artículos relacionados con la aviación en el mencionado libro? Bueno... voy a comprarlo y así poder contárselo, con conocimiento de causa, a los lectores de mi blog.

De nuevo muchas gracias y, si me lo permites, un fuerte abrazo.

Ian Guerrero

Jesús Hernández dijo...

Hola, pues la verdad es que lo del FW 190 fue cosa del diseñador y a mi en principio no me gustó, pero le consulté a la gente más próxima y la portada les entusiasmó, por lo que no hubo nada más que decir...
Y de historias de aviación, pues hay bastantes: el enigmático bombardeo de Los Angeles de 1942, la desaparición del Lady Be Good, del avión de Glenn Miller o de Leslie Howard, el accidente aéreo de Sikorski, los Foo Fighters y no sé si hay alguna más.