


Así que nada, al Führer lo han baneado rápidamente del Carnaval de Río, otro año será...
Pues venga, y vosotros, ¡a pasarlo bien!
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Pues venga, y vosotros, ¡a pasarlo bien!
Y por la noche me puse a ver en el ordenador la peli SWING KIDS (1993), titulada en español LOS REBELDES DEL SWING. Trata de los jóvenes que, en la Alemania de finales de los años 30, estaban locos por la música swing norteamericana, en contraposición con las rígidas pautas culturales del Tercer Reich.
La peli no es muy buena, diría que es un producto fallido, pero aun así es interesantísima para descubrir a esos jóvenes que, para burlarse del nazismo que intentaba asfixiarles, se saludaban al grito de Swing Heil! en lugar del oficial Sieg Heil!
El ver la peli me ha movido a buscar un poco más de información sobre estos rebeldes, que se hacían llamar los jóvenes del swing (swingjugend, en alemán, en contraposición a las Juventudes Hitlerianas o Hitler Jugend), que expresaban su contestación al régimen imitando la última moda inglesa y estadounidense.Estos chicos swing, que lucían el pelo largo, acostumbraban a llevar abrigos exageradamente grandes, sombreros tipo bombín y un paraguas negro, aunque hiciera buen tiempo. La mayoría de ellos tenía entre catorce y dieciocho años, eran de clase media alta, aunque también los había procedentes de la clase trabajadora, y residían en Hamburgo y Berlín. Para esos muchachos, el mensaje de libertad de la música swing estadounidense les aportaba un poco de aire fresco para sobrellevar la monolítica e irrespirable atmósfera política y cultural de la Alemania nazi.
Enamorados del baile, estaban al corriente de las últimas novedades del jazz que llegaban de Norteamérica. Esta música era su principal enseña, un género que era considerado ofensivo por la propaganda nacionalsocialista, al ser normalmente interpretado por músicos afroamericanos.
El régimen pretendía degradarlo calificándolo de "música negra" y colocándole la etiqueta de "arte degenerado" (entartete Kunst). Pero eso importaba poco a los jóvenes rebeldes, que solían organizar conciertos de jazz, concursos de baile y fiestas en las que sonaban discos recién llegados del otro lado del Atlántico.
La libertad que se respiraba en esas reuniones despertaba los recelos de los nazis; éstos enviaban a miembros de la Juventudes Hitlerianas de incógnito, en cuyos informes aparecían referencias a la "depravación moral" que se daba en ellas.
De todos modos, el régimen intentó ganarse a esos jóvenes descontentos promoviendo un jazz germanizado, menos trepidante que el norteamericano, y que debía ser interpretado bajo una estricta regulación. Esa vía de escape tuvo un cierto éxito; en 1940, un concierto de jazz alemán en Hamburgo atrajo a medio millar de jóvenes. Pero el jazz domesticado no sirvió para domar a los swingjugend. Hitler advirtió la potencial peligrosidad de esa muestra de rebeldía juvenil, que podía transformarse en cualquier momento en un movimiento de rebeldía política. El aparato represivo nazi cayó sobre ellos, lo que les obligó a desarrollar sus actividades en la clandestinidad.
El 18 de abril de 1941, unos trescientos swingjugend fueron arrestados por la Gestapo. Los castigos oscilaron entre un corte de pelo al cero, el envío a una escuela controlada o, en el caso de los líderes, el internamiento en un campo de concentración.
Pero Heinrich Himmler decidió acabar de raíz con el movimiento, por lo que en enero de 1942 impartió órdenes precisas para el arresto y el envío a campos de concentración de todos sus miembros.
En una carta dirigida a Reynhard Heidrich, Himmler lamentaba que hasta ese momento sólo se hubieran tomado medias medidas y que era necesario que el movimiento fuera exterminado radicalmente, estableciendo para ello que sus líderes fueran internados durante dos o tres años en régimen de trabajos forzados.
Según Himmler decía en la misiva, "sólo mediante la brutalidad seremos capaces de impedir la peligrosa extensión de las tendencias anglófilas, en estos tiempos en los que Alemania lucha por su supervivencia".
A partir de esa orden de Himmler, la Gestapo llevó a cabo redadas en los locales en los que se reunían los swingjugend, procediendo a la detención de sus miembros enviándolos a los campos de concentración. Los nazis consiguieron su propósito de fulminar ese movimiento opositor, pero el ejemplo de esos rebeldes quedaría como la prueba palpable de que no toda la juventud alemana siguió a Hitler, tal como el Tercer Reich pretendía hacer ver.
Y aquí surge la inquietante pregunta de cuál hubiera sido nuestra opción personal durante el nazismo. ¿Ser un miembro ejemplar de las Juventudes Hitlerianas? ¿Habríamos vestido ese uniforme nazi pero por conveniencia, para ir por ahí de excusion, pero sin creernos las mentiras nazis? ¿O hubiéramos desafiado al régimen acudiendo a esas fiestas a bailar swing? ¿O nos hubiéramos involucrado de lleno en la resistencia, como los miembros de la Rosa Blanca? Interesante cuestión...
Los turcos habían comenzado a cavar túneles para penetrar en el interior de Viena, pero varios panaderos, al trabajar durante la noche, pudieron escucharon el ahogado sonido que brotaba del suelo al ser perforados los túneles. Rápidamente, los panaderos dieron la alarma y los túneles fueron descubiertos, evitando así la repentina irrupción de los soldados otomanos en el interior de la ciudad.
Para celebrar el fin de la amenaza otomana, los panaderos hornearon una pieza de hojaldre en forma de media luna, la insignia de la bandera turca. De este modo, cada vez que nos desayunamos con un croissant, lo hacemos, sin saberlo, con el símbolo de los derrotados enemigos de la cristiandad...
Por cierto, si sois cocinitas como yo (y no lo sois, pues también), os recomiendo entusiásticamente el blog COCINA PARA IMPOSTORES. Su creador, un tipo genial que se oculta tras el seudónimo de Falsarius Chef, te monta unas recetas de lo más aparentes a base de latas y congelados, y que te hacen quedar como un profesional. Yo me he anotado buenos tantos con sus recetas. Si queréis saber algo más de este fenómeno que esta arrasando en la red podéis ver esta entrevista digital que le hicieron en El Mundo. ¡Buen provecho!