Gracias a todos por las felicitaciones, pero no hay que dormirse en los laureles, así que aquí seguimos.
Pues se nos ha pasado el 65º aniversario de la batalla de Stalingrado, que se conmemoró el pasado 2 de febrero. La historia de la batalla está ya muy vista, así que no insistiremos sobre el tema. Pero como este aniversario se merece algo especial, pues vamos con la revelación de los que fueron los auténticos héroes de Stalingrado: los ratones.
Sí, sí, es cierto. Bueno, no sé si fueron decisivos, pero gracias a ellos los rusos obtuvieron una ventaja quién sabe si determinante. Pues aquí va este hecho, tal como lo explicaba en mi libro "Historias Asombrosas de la Segunda Guerra Mundial":
En noviembre de 1942, las tropas germanas, con el general Paulus a la cabeza, porfiaban enconadamente por conquistar la ciudad situada a orillas del Volga. Allí se estaba jugando la partida decisiva del enfrentamiento entre Hitler y Stalin.
Mientras los hombres de Paulus se desangraban entre los escombros, frenados por la tenaz resistencia rusa en una despiadada lucha casa por casa, las fuerzas soviéticas procedentes del norte y del sur trataban de cortar las líneas que comunicaban al VI Ejército con la retaguardia. Pero en esa audaz maniobra en tenaza, las tropas rusas contarían con unos aliados inesperados.
Para proteger los flancos, el Alto Mando alemán ordenó al temible 48 Cuerpo Panzer que se desplazara unos 75 kilómetros hacia el noroeste. Su misión era taponar la brecha que amenazaba con aislar al VI Ejército, expulsando a los soviéticos de dos cabezas de puente que habían logrado establecer en la orilla oriental del río Don.
Dirigidos por el teniente general Ferdinand Heim, los tanques germanos iniciaron la marcha pero, tan sólo unos pocos kilómetros más adelante, los motores de varios carros comenzaron a arder. Sin esperar a conocer las causas de tan extraño fenómeno, el resto siguió su camino, pero al poco tiempo los motores dejaron de funcionar, por lo que la columna quedó detenida.
Los sorprendidos mecánicos comprobaron que, en todos los motores, las cubiertas aislantes del sistema eléctrico habían desaparecido casi en su totalidad. La primera reacción fue culpar de la avería generalizada a algún acto de sabotaje, pero bien pronto se descubrió la respuesta; los culpables eran los ratones campestres que se habían alojado en los motores y que aún correteaban entre sus piezas.
En efecto; durante las semanas de inactividad, esos roedores se habían acomodado en el interior de los panzer, mostrando un inusitado gusto por esas cubiertas aislantes, que habían estado devorando vorazmente durante ese tiempo. Ahora, los tanques de Heim se encontraban temporalmente paralizados por culpa de esos ratones.
Con varios días de retraso, el 48 Cuerpo Panzer pudo llegar a sus nuevos cuarteles, pero la unidad mostraba las consecuencias de la batalla. Tan sólo 42 de los 104 carros con que Heim contaba al principio estaban listos para enfrentarse a los rusos.
Al llegar el momento de entablar combate contra las fuerzas que avanzaban desde las cabezas de puente, en la aldea de Peshani, los panzer comenzaron a sufrir nuevas averías, que las reparaciones de urgencia no habían logrado prevenir. Al final, los T-34 soviéticos no tuvieron que vérselas más que con una veintena de tanques alemanes, que nada pudieron hacer para detener el avance arrollador de los carros rusos.
Aunque se produjeron nuevos combates, en los que los rusos se vieron forzados a rechazar furiosos contraataques alemanes, la realidad es que la suerte del VI Ejército de Paulus estaba echada. El 22 de noviembre, las tropas soviéticas procedentes del norte y del sur cerraban la tenaza y lograban sellar una bolsa que contenía más de 250.000 soldados alemanes. Sería muy arriesgado conceder el mérito de la victoria soviética en el cerco de Stalingrado a unos ratones campestres, aunque no hay duda de que gozaron de un papel destacado. Pero los ratones no sólo se apuntaron en su haber la paralización del 48 Cuerpo Panzer. Al llegar el intenso frío del invierno ruso, los alemanes cercados en Stalingrado encendían hogueras debajo de los motores para, calentándolos de esta manera, poder poner en marcha sus tanques. Lo que no sospechaban era que los pequeños ratones que se alojaban en la paja, al sentir el calor del fuego, trataban de huir, saltando así al motor. Allí se dedicaban a su pasatiempo favorito, devorar los aislantes, lo que provocaba tarde o temprano la inutilización del carro blindado.
15 comentarios:
Vaya, después de publicar la entrada he creido recordar que ya hable de esto... y sí, expliqué la misma historia en una entrada de septiembre de 2006!
Bueno, como hay gente nueva lo dejaré tal cual, pero ya veis que comienzo a repetirme, señal inequívoca de que ha llegado mi declive como blogero...
Saludos!
Jajajaja... la edad no perdona Jesús
La verdad es que Stalingrado da para mucho. Lei el libro de Craig y tengo pendiente el de Beevor...
Continuando tu blog ...la puntilla al 6º Ejercito de von Paulus se la dio Göring con su famoso "plan de abastecimiento aéreo" ...deciros que uno de los pocos transportes que llegaron a Gumrak trajo un cargamento de.... ¡pimienta y preservativos!.
Sld2
Hola jesús. Acabo de descubrir este blog y me ha agradado muchisimo ya que me estoy convirtiendo en un lector tuyo con frecuencia tras descubrir tu obra. De momento la que más me ha gustado ha sido "Todo lo que debe saber..." Un saludo
Felicidades, algo atrasadas esos sí, por el segundo aniversario del blog. Sorprendente historia, si todas las del libro son así lo pillaré rápidamente (no lo he hecho aún porque tengo mucho material acumulado por leer, pero ten por seguro que caerá).
Pilum: El de Beevor es canela fina...
Gracias Milgrom!!
El de Jesús también es "canela fina" !!
Salu2
Una pregunta ignorante ¿Y por qué los ratones no se comieron los aislantes de los carros soviéticos? ¿El diseño de los T-34 era distinto o el Ejército rojo se comieron todos los roedores del frente?
Hablando de rusos; entre los anunciantes del blog he visto que hay uno nuevo muy curioso, que se llama www.vuelaenmig.com.
Se ve que organizan viajes a Rusia para volar en un Mig, debe ser una pasada.
Eso sí, si picáis y luego es una estafa a mí no me digáis nada...
Hoy he visto en el kiosko que este viernes el diario PUBLICO regala la peli TRECE DIAS, que trata de la crisis de los misiles de octubre de 1862. La peli no me acabó de gustar, la vi un poco fría, pero si hay alguien que quiera conocer ese episodio le podría interesar.
¿Misiles en 1862? Creo que en esa época los mexicanos se estaban pegando con los franceses por lo del Emperador Maximiliano, y tal... Desconocía que se hubieran empleado ingenios guiados autopropulsados...
(Vale: ya sé que es 1962...pero la broma estaba al caer...)
Gracias Jesús, esta historia no la sabía. Joíos ratones...
En cuanto a repetirte, cuando uno lleva tanto tiempo y tantas entradas es casi inevitable. A mí también me ha pasado ya alguna vez.
Hola de nuevo.
Espero que no te moleste que haya puesto un enlace a tu blog desde el mio (recién creado). Si es así estoy en http://lacronicapolitica.blogspot.com/
Sí, Eduardo, así salen luego las erratas de los libros; el el mío de las 100 mejores anécdotas de la SGM salió que la guerra de Secesión fue entre 1861 y 1965...
Y luis c, me paso por tu blog a ver qué tal!
Hombre apenas he empezado y aún me queda mucho para ser como tú XD
Aún así muchas gracias por pasarte y bueno, por empezar a darme tráfico jeje.
Al que pregunto porque los ratones no se comian el aislante de los carros rusos: pues porque los tanques alemanes estuvieron semanas paradados ya que los alemanes jamas atacaban a gran escala en invierno, cosa que los rusos si hacian, por eso sus tanques se movian bastante mas que los alemanes, provocando que no sufrieran el contratiempo de los ratones o que lo sufrieran a una escala muy inferior.
Antes de llamar ignorante a alguien piensa, so gañan.
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