domingo, febrero 14, 2010

Los Juegos de Invierno de Garmisch-Partenkirchen (1ª Parte)



Bueno, como sabéis, este viernes se inauguraron los Juegos Olímpicos de Invierno en la ciudad canadiense de Vancouver. Normalmente, la Olimpiada blanca no merece mucha atención en España porque casi nunca nos comemos nada, pero este año tiene un pequeño aliciente, al menos para los barceloneses, ya que nuestro alcalde se ha sacado de la manga la candidatura de Barcelona para los Juegos de Invierno de 2022. Aquí todo el mundo se lo ha tomado a cachondeo, pero mucho me temo que la broma va a seguir adelante y que no nos va a costar precisamente barata...

Pues la excusa me viene de perlas para sacar a colación los Juegos de Invierno que marcaron un antes y un después en la historia de los deportes blancos, pero que han quedado eclipsados por los que se disputaron seis meses después en Berlín. Estoy hablando, claro está, de los Juegos de Garmisch-Partenkirchen, celebrados en esas dos localidades alemanas en febrero de 1936.



Y arrimando el ascua a mi sardina, he de decir que no es fácil encontrar información en español de estos Juegos, por lo que he intentado corregir esa inexplicable laguna dedicándoles un capítulo entero en mi libro EL REICH DE LOS MIL AÑOS, de próxima aparición.

La principal fuente de información a la que he acudido para confeccionar el capítulo han sido las crónicas de los enviados especiales de los diarios españoles, especialmente el de El Mundo Deportivo. Gracias a sus crónicas he conseguido que el lector de mi libro pueda trasladarse a aquellos Juegos celebrados en los Alpes bávaros y que serían un ensayo general de los que iban a celebrarse en Berlín.

Como los ojos del mundo iban a estar posados sobre Alemania, los nazis intentaron ofrecer una imagen amable de su régimen. Para ello, Hitler ordenó que se retiraran temporalmente de la vista pública los letreros contra los judíos que había en la región, por ejemplo en forma de pancartas a la entrada de los pueblos.

Los nazis tiraron la casa por la ventana para impresionar a la opinión internacional. Gracias a un presupuesto total de 2,6 millones de marcos, se construyeron dos rampas de salto de esquí, un recinto cubierto para el patinaje artístico y una pista de bobsleigh, pero el elemento central era el estadio de esquí, el Olympia Skistadion, con capacidad para más de 100.000 espectadores. Aquí tendrían lugar las ceremonias de inauguración y clausura, así como las ceremonias de entrega de medallas a los vencedores en las distintas pruebas.

La residencia de Hitler durante el evento sería la llamada Casa Olímpica. Similar a una tribuna de honor, se había instalado justo en el centro de las gradas del estadio de esquí; desde allí, el Führer podría disfrutar de una panorámica ideal de las rampas de salto y de la antorcha olímpica.



Los Juegos de 1936 contarían con la presencia de 1.600 deportistas, siendo los más concurridos de los celebrados hasta entonces. En la mañana del jueves 6 de febrero de 1936, Hitler inauguró las Olimpiadas de Invierno en su condición de anfitrión, una ceremonia que que transcurrió bajo una intermitente nevada, aunque el tiempo no fue lo bastante desapacible como para deslucir el acto.

Los Juegos de Garmisch-Partenkirchen comenzaron de modo inmejorable para los anfitriones, ya que la esquiadora germana Christl Cranz obtuvo la primera medalla de oro en disputa, en la prueba combinada de descenso y eslalon. La medalla de plata fue también para una alemana, Kathe Grasseger. Sin embargo, en las jornadas siguientes sería Noruega la que se impondría en el medallero, con un total de quince medallas, siete de ellas de oro.



Además de los saltos de esquí, una competición que destacó por su espectacularidad fue el bobsleigh, que tuvo como escenario la extraordinaria pista que se construyó para la ocasión. Debido a su complejidad, ésta no pudo estar terminada hasta la misma madrugada del día de la inauguración de los Juegos y pudo concluirse gracias a los miembros del Servicio del Trabajo, que durante la noche del 5 al 6 de febrero trabajaron sin descanso, colocando 20.000 bloques de hielo cortados esa misma jornada. A las cuatro de la mañana, los equipos del Servicio de Trabajo se retiraron de la pista después de terminarla completamente; una pista perfecta a juicio de los técnicos.

En la pista de bobsleigh destacaba la que se denominó Bayern Kurve o Curva de Baviera, la más difícil y peligrosa del trazado, cuyo fondo estaba constituido por bloques de hielo soldados. Éstos debían ser resguardados durante las horas de pleno sol con unas cortinas especiales, para evitar su deshielo y el consiguiente desperfecto que vendría a aumentar sus naturales riesgos.



Curiosamente, esos Juegos permitieron a Hitler una modificación del cuadro de disciplinas olímpicas. La «patrulla militar», una prueba que combinaba el esquí de fondo y el tiro al blanco y que fue la precursora del actual biatlón, se había disputado por primera vez en los Juegos en 1924, pero en los de 1928 fue rebajada a deporte de exhibición y en 1932 desapareció del calendario, debido al escaso número de países en el que se practicaba. Hitler insistió en que la «patrulla militar» se incorporase a sus Juegos, y el COI accedió, aunque sólo como deporte de exhibición. Para decepción del Führer, los alemanes no hicieron un buen papel en esta competición, quedando en una discreta quinta posición entre nueve equipos participantes. Se impuso el equipo italiano; cada uno de sus cuatro miembros recibiría un premio de 30.000 liras de manos de Mussolini.

Para que os ambientéis, aquí tenéis una película amateur rodada durante aquellos Juegos:



Pues en la próxima entrada os acabaré de explicar cómo discurrieron los Juegos de Invierno de 1936.

10 comentarios:

pedroboso dijo...

JH muy interesante post, muy bueno. Todo el mundo habla y conoce las Olimpiadas de verano de 1936 en Berlín, y poco se sabe de las de Invierno.

Al hilo de ello me gustaría comentar un hecho que quizás no todo el mundo conozca, en relación a las de verano: El gran atleta Jesse Owens ganó 4 oros, gesta que no se igualaría hasta las Olimpiadas de 1984 en Los Angeles con Carl Lewis. Bien; se discute o no, si el Führer se negó o no, a estrechar la mano a un hombre de color. Hasta aqui nada nuevo...

Owens regresó a su país como un héroe popular tras sus éxitos deportivos, si bien regresó a su puesto de trabajo como botones en un Hotel. El Presidente de EEUU en aquel momento era Roosevelt, el cual estaba en campaña de reelección.. Temiendo el voto negativo de los Estados del Sur, se negó a recibir a Owens en audiencia y tampoco se le dispensó ningún homenaje. Pesó más el voto racista americano.

Tendríamos que esperar a la etapa de Carter, cuando Owens obtiene el reconocimiento público y ya a título póstumo en la era Bush.

Por cierto en una de la fotos del post.. vaya "sombrerito" que se marca Göring, je, je.. y luego hablan de Jose María del Nido.

Saludos a todos!!

Likuid dijo...

Pues entonces daremos las gracias a Hitler por conseguir mantener el interesantísimo deporte que tiene como estrella al inefable Ole Einar Bjorndalen...

Gándara dijo...

Efectivamente como dice Pedroboso paradojas de la vida al final fue Roosevelt el que se negó a darle la mano a Owens...
Pero como eso queda muy políticamente incorrecto mejor diremos, quiero decir afirmaremos que Hitler se negó a darle la mano a Owens... Ay señor, el cuento de siempre

Por no mencionar el Apartheid Americano ¿Qué diferencia ética existe entre un cartel de una tienda que ponga prohibida la entrada a negros con otro que la prohiba a judíos?

Humberto dijo...

Tengo que felicitarte por tu idea de incluir los juegos de Garmisch de 1936 en tu nuevo libro, Jesús.

Es muy cierto que estos juegos quedaron muy eclipsados por los de Berlín y eso es bastante injusto.

También es cierto que no existe mucha información acerca de ellos y eso es algo que yo hecho de menos.

A los aficionados a la historia de Europa de entreguerras (entre los que me incluyo) les parecerá fascinante lo que cuentes sobre ellos, de verdad.

Por cierto, ¿habéis visto "Olympia" de Leni Riefenstah?
Impresionante. Os la recomiendo encarecidamente. Vais a disfrutar.

Un saludo a todos.

Major Reisman dijo...

Buenas

Felicitaciones por la interesante entrada. Por cierto, hace poco leí que quieren volver a proponer Garmisch-Partenkirche para celebrar otros juegos de invierno

Un saludo

pedroboso dijo...

Humberto en cuanto a la cineasta Leni Riefenstahl, fallecida en 2003 a la edad de 101 años, pues sí, "Olympia" es una maravilla... pero no puedo dejar de recomendaros su gran obra maestra, "El triunfo de la voluntad". Impresionante.

Rodada en 1934 en Nuremberg, donde tuvo lugar un Congreso Nacionalsocialista donde celebraban su primer año en el poder. Lo tengo en dvd en original alemán con subtítulos en español. Discursos del Führer (varios), de Hess, Frick, Rosenberg, Baldur Von Schirach, etc. y desfiles militares. Dura unas 3 horas. El documental obtuvo diversos premios a nivel internacional por su calidad. Quien no lo tenga está tardando, aunque creo que está descatalogado. Yo tuve suerte y lo pille hace varios años en la Fnac.

Saludos

Jesús Hernández dijo...

Pues sí, si me puse a escribir El Reich de los Mil Años fue precisamente por eso, para cubrir esas inexplicables lagunas que tienen los libros del Tercer Reich: ¿En cuál hablan de los Juegos de Garmisch-Partenkirchen?

Pero igualmente, ¿y de las autopistas? ¿y de los faraónicos planes arquitectónicos proyectados por Hitler-Speer? Incluso los Juegos de Berlín suelen ser tratados muy por encima...

Mario Tenorio dijo...

Hola a todos:
JH, parece interesante el enfoque que nos dejas vislumbrar de tu última criatura. Una mirada de los grandes proyectos que funcionaron en la sociedad alemana y puestos en marcha por Hitler.

A veces, cuando digo que Hitler hizo cosas que estuvieron bien, se me escandiliza el personal -y piensan que soy pronazi- porque no pueden concebir que el estadista genocida además del Holocausto y la 2GM llevó a cabo proyectos y políticas que hicieron salir a Alemania de la penuria económica y logró que se estableciera un cierto estado del bienestar. Después pasó lo que todos conocemos...
Saludos desde el sur.

pedroboso dijo...

JH que puedo decirte? Espero que tu libro salga pronto y que sea un éxito. Desde luego creo que es un acierto tratar el período de entreguerras y el estudio de la sociedad nazi, fuera del ámbito militar. Se sale del guión habitual. Mi enhorabuena!

Unknown dijo...

Mario, si la guerra es la parte preferida de la política nacionalsocialista y por ello te dedicas a aumentar el gasto público en gran escala, puedes acelerar mucho la recuperación económica que, no olvidemos, había empezado antes de que los nacionalsocialistas subiesen al poder. Pero claro, lo que no llegamos a pensar que al aumentar el gasto público estatal de forma exagerada significa pan para hoy y hambre para mañana. Y esto es totalmente aplicable a la Alemania de Hitler.

El programa de gastos estatal incluía una importante potenciación de las fuerzas armadas, pues muchos hombres fueron sacadados directamente de las listas de parados y vestidos de uniforme mientras se empleaba en otros en las fábricas de armamentos y en proyectos de construcción de cuarteles generales, instalaciones del Ejército, aeródromos para la Luftwaffe y astilleros para la Kriegsmarine. Los nacionalsocialistas siempre habían tenido la intención de poner en marcha un vasto programa de rearme y ahora parecía que éste proporcionaba además ventajas económicas temporales y, por ende, ventajas políticas de carácter interno.