Como os comenté, desde Salzburgo viajé en tren a Braunau am Inn, el pueblo natal de Hitler; el viaje, creo recordar de una hora y pico, se alarga un poco porque va parando en todas las estaciones y apeaderos; el paisaje es llano pero bonito, se pasa por un lago y todo, así que el trayecto no se hace demasiado pesado.
Una vez que desciendes en la estación de Braunau am Inn -por cierto, bastante solitaria-, aunque hay autobuses, puedes ir caminando hasta el pueblo saliendo a mano derecha, está a un cuarto de hora.
El pueblo es pequeño y muy tranquilo, se trata básicamente de una sola calle que viene desde la orilla del río Inn. El otro lado río es Alemania. Cuando llegué al centro de Braunau, antes que nada me dirigí a la orilla alemana para tomar una fotos del pueblo viniendo del lado alemán, aquí las tenéis. Por cierto, el río Inn, aunque no es muy conocido, es muy caudaloso, mucho más que cualquiera de los ríos que tenemos por aquí.



Pues, como digo, Braunau es prácticamente una sola calle, que en su recorrido más cercano al río es muy ancha y con cierto encanto, tiene varias terrazas donde tomar cerveza, así como el inevitable Kebab de turno. Aquí tenéis el edificio del Ayuntamiento.

Ese tramo ancho finaliza en este paso de muralla bajo esta torre medieval. La foto está tomada mirando en dirección al río. Detrás de mí estaría la casa de Hitler.

Esta es la casa del susodicho. Se encuentra fácilmente; si venimos por la calle principal desde el río, está en la acera de la izquierda, y a unos doscientos metros de la torre medieval que hemos visto. No tiene pérdida; en todo caso, si preguntáis a alguien no tendrá reparos en indicaros cuál es, a no ser que vayáis rapados, con bomber y Dr. Martens, ya que en este caso es probable que llamen a la policía. Si no miente la web The Third Reich in Ruins, la ventana de la habitación en la que nació es ésa que os señalo con la flecha roja.

Aquí, la casa por la parte de atrás.

Y aquí, la foto que no puede faltar en el álbum de todo friki del Tercer Reich.

En la actualidad, la casa acoge un centro para niños discapacitados, algo que veo muy bien. A nadie se le escapa que el Ayuntamiento de Braunau tiene una difícil papeleta con esta casa, pero yo creo que la ha resuelto bien. Evidentemente, no van a poner una placa diciendo "Aquí nació Hitler", pero la idea de poner delante una piedra traída de Mauthausen para indicar el sitio creo que es una excelente idea.



Pues ya habéis visto Braunau am Inn. Si llegáis en tren, verificad bien el horario de vuelta con el jefe de estación; en el panel ponía una hora de vuelta, pero antes de subir tuve la intuición de preguntar al maquinista y me dijo que ese tren, el que se suponía que salía para Salzburgo, iba a otro sitio, lo que me confirmó el jefe de estación. Y como salen de allí cada hora, tuve que esperar dos horas, así que preguntad antes.
Pues hasta aquí toda la información sobre el viaje. Si hay alguna duda, la responderé con mucho gusto.