domingo, junio 15, 2014

"UNA BREVE HISTORIA DE CASI TODO"; UN LIBRO DE OBLIGADA LECTURA


Si recordáis, os hablé aquí de EN LAS ANTÍPODAS de Bill Bryson, un libro de viajes que me encantó, y os dije que había comenzado a leer su título más conocido, UNA BREVE HISTORIA DE CASI TODO.

Yo desconfío bastante de esos libros destinados al gran público que te prometen una gran cantidad de conocimiento a cambio de poco esfuerzo, y el ambicioso planteamiento de esta obra así lo parecía. Además, al comenzar a leerlo, encontré que ese desbordante sentido del humor del libro sobre Australia estaba bastante más comedido. Por tanto, mis expectativas comenzaron siendo modestas y se mantuvieron así durante algunas decenas de páginas.

Sin embargo, una vez terminado el libro, puedo decir que mis expectativas han sido ampliamente superadas; de hecho, puedo afirmar que esta obra me ha cambiado por completo mi forma de ver el mundo y el ser humano.




En esta obra, Bryson no deja de sorprenderte en cada página, con datos asombrosos que te hacen replantearte todo lo que sabías. Con su repaso por la historia desde el Big Bang hasta hoy, el autor demuestra sobre todo dos cosas; nuestra insignificancia y nuestra ignorancia.

Aunque todos sabemos de nuestra insignificancia, Bryson te aporta una serie de datos que demuestra que -como se dice en los velatorios- realmente no somos nada. Por un lado, nuestro planeta es apenas como un grano de arena en una playa, pero, por otro, nosotros tampoco representamos gran cosa para ese grano de arena.

De todos es sabido que si comprimimos la historia de la Tierra en 24 horas, el hombre llevaría tan sólo unos segundos aquí, mientras que las primeras manifestaciones de vida se presentaron sobre las cuatro de la madrugada. Por tanto, antes de nosotros han pasado muchas cosas, entre ellas la extinción del 99,999% de las especies que aquí han vivido. Por tanto, nuestro destino parece sellado, y además, como no me parece que vayamos a vivir varios millones de años más, lo más probable es que pasemos por este planeta como un fugaz destello.


A partir de ahí, es inevitable replantearse el papel que juega Dios en todo este asunto. Si concedemos que él creó todo esto de algún modo, se hace difícil entender que durante tantos millones de años se limitase a seguir desde las alturas las peripecias de los trilobites, por ejemplo, lo que no debió resultarle demasiado estimulante, y que tardase tanto tiempo en crearnos a nosotros, que damos mucho más juego; sin duda, cualquiera de nosotros puede pecar de manera más infame y contumaz de lo que lo haría el trilobite más descarriado. Lo que se agradece de Bryson es que no entre en este terreno siempre pantanoso, al afectar a las creencias personales, lo que deja al lector campo libre para extraer sus propias conclusiones, como he hecho yo.

Además, si tenemos esperanzas de que quien quiera que esté aquí dentro de varios miles de años sepa que un día nosotros caminamos sobre este planeta, lo más probable es que no sea así. Yo no sabía lo difícil que es que lleguen a fosilizarse los huesos; según Bryson, los restos humanos fosilizados de nuestros antepasados que hoy día se conservan podrían caber perfectamente en una furgoneta, y eso que han pasado por aquí unos cien mil millones de seres humanos. También dice que de la población actual de Estados Unidos tan sólo quedarán, a lo sumo, un par de huesos fósiles o ni eso, lo que da idea de en qué va a quedar nuestro legado.



Lo otro que me ha sorprendido es, como decía, nuestra ignorancia. Bryson demuestra que, en efecto, desconocemos muchísimas cosas. Ni siquiera sabemos cómo funcionan en detalle las células de nuestro cuerpo, que son de una complejidad difícilmente imaginable. A partir de ahí, gran parte del conocimiento científico se basa en hipótesis y teorías que, más pronto o más tarde, se ven desmentidas y superadas.

Por lo demás, Bryson emplea un lenguaje tan llano y accesible que es imposible perderse, salpicándolo con notas de humor, lo que hace que las páginas vayan cayendo sin darte cuenta. Por buscar un defecto, como apuntó aquí en su día Jaime, el autor se centra sobre todo en los científicos anglosajones, que debe ser lo que él conoce, pero en este caso, al ser tantas las virtudes de su obra, yo sería indulgente.

Así que, si no habéis leído todavía este libro, debéis apuntároslo en vuestra lista de lecturas obligatorias. No hay excusa.






2 comentarios:

Carlos dijo...

un libro magnífico, lo leí hace unos años en inglés y no es muy complicado de seguir, está muy bien narrado. Yo también lo recomiendo. Deberían de obligar a leer libros de este tipo en las escuelas. Despierta el interés sobre la ciencia, pasado y futuro.

Sobre el libro de Australia, lo tengo pendiente, gracias por las recomendaciones.

Fubar dijo...

Recomiendo el visionado de la nueva serie "Cosmos" presentada por Neil Degrasse, 13 capítulos estupendos.