jueves, octubre 08, 2015

ESCRIBIR EN LOS TIEMPOS DEL WHATSAPP






Bien, amigos, después de las interesantes recomendaciones de la entrada anterior,vamos con un post frívolo, pero que quizás despierte más comentarios que el anterior.

Coincidiréis conmigo en que el mundo de la comunicación interpersonal está avanzando a gran velocidad. Hoy día es casi indispensable estar conectado; si no, corres un serio peligro de quedar fuera de todo. Ya no sirve de nada resistirse, con el paso del tiempo uno tiene que rendirse y aceptar lo que hay, dejando a un lado sus principios.

Quedan muy lejos aquellos tiempos en los que, para quedar el grupo de amigos, había que ir llamando por teléfono a la casa de cada uno y, en muchos casos, dejar recados a la madre del amigo... Lo normal era eso, llegar a casa y que tu madre te dijera "ha llamado fulano y mengano, que les llames". Entonces, tú llamabas, pero el amigo ya no estaba y tenías que dejar otro recado a su madre...

Ahora eso resulta inconcebible, pero ese sistema arcaico funcionaba y conseguíamos quedar cada fin de semana.




Ahora eso ha quedado sustituido por el "grupo de WhatsApp". La verdad es que ahora es facilísimo para un grupo de varias personas quedar casi al instante.

Pero eso también tiene su cara negativa; esa facilidad de comunicarse hace que uno tenga la tentación de lanzar comentarios absolutamente banales, que son respondidos de forma similar, por lo que puedes encontrarte enfrascado en una apuesta de "a ver quien la dice más gorda", todo ello trufado de fotos (mejor no entrar en este tema) y emojis...




Pues sí, aunque uno se resiste al principio a utilizar estos emoticonos por su carácter infantil, se acaba cayendo y ahí te ves, tíos de cerca de 50 años mandándose caritas, cacas, fantasmas y flamencas...



Esa nueva manera de comunicarnos nos hace estar todo el día online, con lo que se difuminan las barreras entre tiempo de trabajo y ocio. Ahora es posible estar trabajando y, a la vez, comunicándose con la gente.

Eso me ocurre a mí; mientras escribo, suelo tener abiertos mis canales de comunicación, lo que va muy bien para temas editoriales, ya que a veces se plantean cuestiones que es necesario responder lo más rápido posible ("Jesús, ¿qué portada te parece mejor para el nuevo libro?"), pero también llega a distraerte bastante si ese día no estás muy inspirado o, sencillamente, estás un poco vago.

Así, como experimento, ayer fui apuntando mis comunicaciones por WhatsApp mientras estaba escribiendo un capítulo de mi próximo libro.




Afortunadamente, ayer estaba inspirado y escribí lo que me marqué como objetivo.

Vamos allá:

- A., un autor que está intentando publicar su primer libro, me responde a mi propuesta para ir a comer para hablar de sus progresos y quedamos.

- B. me pregunta cómo he comenzado el día.

- C. dice en el grupo que no va a poder venir a la cena programada, así que cambiamos fecha.

- D. me dice que, al final, E. va a poder venir a buscar setas, aunque yo ya le había preguntado a E. y no me había respondido, con doble check azul...




- C. dice que tampoco puede venir a la cena en la nueva fecha, así que no la cambiamos.

- F. me pregunta una cosa sobre el niño.

- G. me pregunta cómo he comenzado el día.


A esto hay que sumar los mails y algunos mensajes de Facebook, pero, en todo caso, ayer fue un día bastante tranquilo en este aspecto.

De todos modos, para aprovechar bien el tiempo, lo mejor es desconectarse y centrarse en el trabajo, que es lo que debería hacer ahora, antes de ponerme a escribir, pero voy a conectar el wifi del móvil a ver si alguien me ha dicho algo...



1 comentario:

roelibros dijo...

Dejo mis dos peniques para que no quede el post virgen. En el caso del WhatsApp, lo tengo configurado sin alertas sonoras ni vibración y así me ahorro saltar cual perro pavloviano cuando suenan los avisos. Si no, es verdad que es difícil hacer un poder y no curiosear lo que te han enviado: morralla en el 99% de los casos cuando se refiere a los grupos.