viernes, noviembre 27, 2015

LOS "EMBOSCATS": ¿COBARDES, TRAIDORES O HÉROES?





Hace unas semanas, un amigo me habló de un documental que emitieron por la televisión catalana, TV3, sobre la guerra civil. En él hablaban de los emboscats (emboscados), los jóvenes del interior de Cataluña -sobre todo de la comarca del Solsonés- que, cuando fueron llamados a filas para incorporarse al Ejército de la República, decidieron ocultarse en cuevas, bosques, sótanos y escondites diversos para no tener que ir al frente.

Sus motivaciones para convertirse en prófugos podían ser dos; o simplemente no querer jugarse la vida, o bien estar en desacuerdo con el bando que les había tocado en suerte, el republicano.

En una visita a la biblioteca, vi que se había publicado un libro con el material recogido en la producción de ese documental, EMBOSCATS, de Esther Miralles, así que opté por leer primero el libro y después ver el documental.




Así lo he hecho, y he aprendido bastantes cosas interesantes. Además, se da la circunstancia de que conozco un poco la comarca del Solsonés, que es a donde suelo ir a coger setas. Parece que hay en marcha un proyecto para crear una Ruta de los emboscados por esa comarca.




Buena parte de esos emboscados eran personas que se quedaron horrorizadas con los excesos cometidos por los republicanos en sus pueblos, en donde hasta este momento todos vivían en armonía. Llegaban de Barcelona u otras ciudades "comités revolucionarios" que procedían a detener o asesinar a religiosos y otras personas que eran consideradas de derechas.

En el medio rural, de natural conservador, esas tropelías alejaron al momento a la población de la causa republicana, lo que se tradujo en las deserciones masivas de los jóvenes llamados a filas.



En los pueblos, muchos sabían dónde se ocultaban los prófugos y hasta allí les llevaban la comida, normalmente por medio de niños, o la dejaban en el bosque para que la recogieran. Las presiones de los guardias de asalto para que les revelasen los escondites no solían dar fruto.

Se daba el caso de que algunos guardias de asalto que simpatizaban con los emboscats alertaban secretamente de la inminencia de una batida para que no fueran descubiertos.

AQUÍ, en TV3 a la carta, podéis ver el documental en cuestión, EMBOSCATS. MEMÒRIA DE UNA GEOGRAFIA SECRETA.

También lo podéis ver por Youtube, pero la calidad es inferior.





Como podéis comprobar, el documental está en catalán. Si no lo entendéis, al menos echad un vistazo a los fragmentos en los que aparecen los lugares en los que se ocultaban los emboscats. En una de esas cuevas, de muy difícil acceso, todavía se conservan restos, como botellas o latas (la podéis ver a partir del minuto 20).




Los emboscats eran considerados por los republicanos como cobardes o, peor aún, como traidores, y se confeccionaron carteles en los que se animaba a la población a denunciarlos. Como muestra de la impotencia a la hora de encontrarlos, regularmente se hacían públicos indultos a todos aquellos que decidiesen entregarse.




Mientras tanto, el gobierno de Burgos tenía noticias de la existencia de esos prófugos, de los que una parte estaban decididos a efectuar acciones de sabotaje. La investigación no deja claro hasta qué punto las fuerzas de Franco utilizaron esa "quinta columna".

Parece ser que la aportación más destacada fue la de revelar dónde se encontraban los campos de aviación o las fábricas y depósitos de munición, o informar de movimientos de tropas. Si se les hubiesen proporcionado armas, hubieran podido actuar como guerrilleros, pero seguramente Franco, a quien le gustaba tener todo controlado, no acababa de fiarse de ellos.

Esa desconfianza quedaría clara una vez acabada la guerra. Los emboscats esperaban ser saludados por las tropas nacionales como héroes, pero se encontraron con que fueron detenidos y enviados a campos de concentración, como el que había en Igualada. Allí tendrían que esperar que llegasen desde su pueblo los avales de las nuevas autoridades, la guardia civil o el cura del pueblo para ser puestos en libertad. No obstante, buena parte de esos emboscats, lejos de ser reconocidos como héroes, tuvieron que realizar el servicio militar durante tres o más años en puntos lejanos de la geografía española.


El reconocimiento a los emboscats no llegaría hasta 1966, cuando se inauguró en Solsona el denominado Monumento a las Masías. Este conjunto quería rendir homenaje a las masías de la comarca que proporcionaron ayuda a los prófugos que se ocultaban y a los fugitivos.

Pues espero que os haya gustado esta historia poco conocida de la guerra civil.

1 comentario:

Onor dijo...

Gracias Jesús, muy interesante.
Creo que me apañaré para entender el valenciano del norte y veré el documental.
Un saludo