Lo más interesante en Varsovia es precisamente algo que no está. Se trata del ghetto de Varsovia. Todos lo habéis visto en infinidad de documentales y libros, pero una de las visiones más cuidadas y realistas fue la que salió en la película EL PIANISTA, de Roman Polanski. La peli no me acabó de gustar, pero la reconstrucción del ghetto está muy lograda.
Pues bien, el pasado sábado comencé a recorrer las calles en las que antes había estado el ghetto. Claro, no esperaba tampoco encontrarme a unos nazis tirando a un señor paralítico por un balcón, pero al menos algo que recordase todo aquello. Pues siento decepcionaros porque no hay NADA.Después de que los alemanes reprimiesen a sangre y fuego el Levantamiento del ghetto del 19 de abril de 1943 (en la que los combatientes judíos le echaron un par de huevos, pese a saber que iban a pringar igualmente), el barrio quedó totalmente arrasado. En un libro que me compré sale una foto de primeros de 1945 en el que el ghetto está arrasado hasta los cimientos; está plano como la palma de una mano. Es decir, no quedó prácticamente nada.
Después, el régimen comunista creó una nueva trama de calles y construyó bloques prefabricados. Hoy día, el antiguo ghetto es atravesado de norte a sur por una avenida enorme, la Juan Pablo II, y la distribución del barrio ya no tiene nada que ver con aquella, que es la que aparece en este mapa. Como véis, había dos zonas separadas por una calle por la que discurría el tranvía que unía las zonas "no judías", pero que se podía pasar de una a otra por un puente, eso se ve en la película. Lo que más me sorprendió del ghetto es que era muy grande, o al menos mucho más grande de lo que me imaginaba. Caminé un montón para atravesarlo de punta a punta, pero si lo hubiera rodeado hubiera tardado más de dos horas. Leí que el perímetro medía 18 kilómetros, pero contando todos los recovecos, ya que la "frontera" no iba formando líneas rectas.
Pero esa supuesta amplitud es engañosa, metieron allí a tanta gente que no cabían ya en los pisos, por lo que se pasaban la mayor parte del tiempo en la calle. Además, los alemanes fueron reduciendo cada vez más el perímetro del ghetto. Cuando se extendió el hambre y las enfermedades la gente se moría por la calle, especialmente los niños, y los cadáveres se quedaban tirados durante horas.
Hoy sólo hay un monumento, bastante grande, en la parte norte. Pero lo más significativo es lo referente a la plaza en la que se hacía la concentración de los judíos que iban después a la estación de ferrocarril, y que podéis ver en el mapa en el extremo norte del guetto, pintada de gris. Es la plaza, o patio más bien, en la que en la peli de El Pianista está toda la familia del Adrian Brody y tienen que compartir el caramelo que le compran a un niño a precio de oro. Aquí podéis ver esa escena. Pues estuve en ese lugar, pero en la foto que pondré en cuanto pueda veréis su aspecto actual.
Bien, esto por hoy, con las imágenes de entonces para hacer boca. A ver si mañana podéis ver por fin lo que se puede ver hoy allí.
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