Aquella Nochebuena en el frente occidental, las tropas alemanas, siguiendo la tradición de su país, comenzaron a lo largo de todo el frente a entonar canciones, a la vez que colocaban árboles decorados con luces sobre los parapetos. Estos pequeños abetos habían sido enviados a miles por orden expresa del káiser para que sus soldados pudieran celebrar la Navidad, además de raciones extra de pan, salchichas y licores.
Los soldados franceses y británicos no podían creer lo que veían: ¡árboles de Navidad iluminados en las trincheras enemigas! La cantidad de abetos fue tal, que en varios puntos del frente había un árbol cada cinco metros. Esa poética visión ayudó a crear un clima irreal, en el que los soldados aliados no tardaron en convertirse en protagonistas, uniéndose a los cánticos de los alemanes o incluso realizando peticiones de piezas concretas.
Al despuntar el alba, algunos soldados alemanes comenzaron a agitar banderas blancas y a salir desarmados de sus trincheras, dirigiéndose con paso dubitativo a la tierra de nadie. En un primer momento, los aliados dudaban si acudir a su encuentro, pero pronto comprobaban que la maniobra de acercamiento era sincera. Los hombres que hasta ese mismo día habían estado matándose estaban ahora a medio camino de sus posiciones, compartiendo tabaco, alcohol o chocolate, mostrándose las fotografías de sus esposas e hijos o intercambiándose recuerdos.
Los gestos de confraternización continuaron durante todo el día. En ese singular día de Navidad, cada bando pudo recoger a sus compatriotas muertos en los combates de los días anteriores y darles sepultura. En algunos lugares se celebraron ceremonias religiosas conjuntas e incluso se improvisaron disputados partidos de fútbol.
A lo largo de toda la jornada de Navidad no hubo prácticamente intercambio de disparos en todo el frente. Tan sólo la Legión Extranjera, en Alsacia, no respetó esta tregua tácita y lanzó un ataque contra las líneas alemanas.
Las noticias que relataban estos inesperados episodios de amistad en el frente llegaron a los cuarteles generales, causando sorpresa y estupor. De inmediato se impartieron órdenes a los oficiales para que entregasen un informe detallado de lo ocurrido e impidieran que volviera a ocurrir, tomando represalias contra los que habían mostrado una actitud más condescendiente con el enemigo. Las unidades de uno y otro bando menos dispuestas a proseguir la lucha fueron desmembradas y distribuidas en otros sectores. Un número indeterminado de soldados franceses fue pasado por las armas como escarmiento. Los alemanes poco combativos serían enviados al frente oriental.
Las cartas en las que los soldados relataban a sus familias los pormenores de esa insólita celebración navideña fueron censuradas. Los franceses pusieron un especial empeño en confiscar los negativos de las instántáneas que algunos soldados habían tomado durante la tregua, en donde podían verse a los hombres de uno y otro bando posando amistosamente ante la mirada del fotógrafo improvisado. Una de estas imágenes no pudo ser interceptada por la censura y acabó siendo publicada a toda página en la portada de un diario londinense, el Daily Mirror, pero las informaciones relativas a este episodio desaparecieron rápidamente de los periódicos por indicación de los gobiernos. Poco a poco, la vida en el frente retomó la dinámica anterior y la tregua navideña pasó a ser un recuerdo agradable diluido en la realidad de una guerra despiadada.
Si os interesa el tema de la tregua navideña de 1914, podéis ver la película francesa Feliz Navidad (Joyeux Noël), dirigida por Christian Carion en 2005. En la foto podéis ver a un soldado escocés, otro francés y a otro alemán departiendo amigablemente sentados sobre la nieve. La peli en sí no es muy buena; los actores no acaban de funcionar y hay una historia de amor metida con calzador, pero aún así sirve para hacerse una idea de cómo fue aquella insólita tregua.
6 comentarios:
Hola,
Antes que nada, FELICES FIESTAS
En el post de Navidad, que publiqué: "Volviendo a base", en la parte final, tienes los link de las páginas del film (Trailers), por si te interesa añadirlos en este post tuyo de "La tregua de Navidad de 1914".
http://pilotodecombate.blogspot.com/
TE DESEO FELIZ FINAL DE AÑO
Y PROSPERO AÑO NUEVO 2007
Ian Guerrero
Tras haberme leido "Los Cañones de Agosto" me ha sorprendido más tu post.
Ojalá las guerras se librasen con fichas y tableros, sin que de destrozasen ciudades, armas y se perdiesen vidas.
Bon nadal!
Hola, Ian, Felices fiestas también para ti, ¡un saludo!y aprovecho para recomendar tu blog.
Y Ejecutivo Agresivo,supongo que lo dices porque se pasa del patriotismo exacerbado del verano de 1914 al hartazgo del invierno que desembocó en esa tregua, ¿no? Aunque creo que lo realmente sorprendente es que los soldados no escarmentasen y participasen en las siguientes ofensivas hasta 1918 (exceptuando el breve motín francés de 1917). Creo que, afortunadamente, aquéllos eran otros tiempos porque hoy sería inconcebible, algo habremos adelantado...
Saludos!
Aunque ya se que no viene a tema...
Hola Jesús, te escribo para preguntarte acerca de una anecdota referente a Un faro gallego y un porta aviones estadounidense, pues ya he leido 3 versiones de la misma y no se si sea verídica. Al investigar sobre su veracidad llegué a tu blog de guerra pero no encuentro alusion alguna al tema. El blog (recomendable) donde vi la última anecdota es www.anfrix.com donde te agradecería te dieses una vuelta y aclarases la situación. Gracias. Gux
Hola, Gux, pues sí, esa anécdota es cierta, ya que apareció publicada en el diario británico The Times el 3 de septiembre de 1986.
Yo la he publicado en mi libro "¡Es la guerra! Las mejores anécdotas de la historia militar" y paso a transcribirla tal cual:
DISPUTA NAVAL EN CANADÁ
Lo que sigue no es, aunque lo parezca, el guión de una comedia de Hollywood, sino la transcripción de una auténtica conversación por radio que se dio en octubre de 1985 entre un buque de la Armada de Estados Unidos y las autoridades canadienses costeras de Terranova :
- Norteamericanos: Por favor, cambien su curso 15 grados al norte a fin de evitar colisión.
- Canadienses: Recomendamos que usted cambie su curso 15 grados al sur a fin de evitar la colisión.
- Norteamericanos: Les habla el capitán de un buque de la Armada de Estados Unidos. Repito: cambien su curso.
- Canadienses: No, repetimos: ustedes deben cambiar su curso.
- Norteamericanos: Este es el portaaviones Abraham Lincoln, el segundo buque en tamaño de los Estados Unidos de América en el Atlántico. Nos acompañan tres destructores, tres cruceros y numerosos buques de apoyo. Exijo que usted cambie su curso 15 grados al norte, o tomaremos medidas para garantizar la seguridad de este buque.
-Canadienses: Esto es un faro. Ustedes deciden (!).
¡¡Paren máquinas!!
Pues va a ser que estoy equivocado y esta historia no es más que una leyenda urbana.
Acabo de encontrar la página del portaaviones Abraham Lincoln en la Wikipedia y allí indica que esta historia, achacada siempre a este buque, nunca ocurrió...
http://en.wikipedia.org/wiki/USS_Abraham_Lincoln_(CVN-72)
Si sale una nueva edición del libro, haré la advertencia pertinente.
Un saludo!
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