domingo, agosto 31, 2008

Hitler y Phelps

¡Hola, amigos, de nuevo! Ya estamos por aquí... el veranito ha pasado bien rápido. Antes los veranos parecían mucho más largos, tenía uno tiempo hasta de aburrirse, en cambio, conforme uno se va haciendo mayor, sientes que pasan mucho más deprisa.

Yo pensaba que era una sensación que sólo tenía yo, pero no, hojeé un libro en un Carrefour en el que se decía que ese efecto psicológico ya fue detectado en el siglo XIX. No sé sabe por qué sucede, pero es real; a más edad, el tiempo parece acelerarse en una espiral cada vez más veloz. Y es lo que tiene, que te plantas en septiembre antes de que te dés cuenta...

Total, que ya vuelve todo a la normalidad. Al final no estuve por Francia. Fui por Jaca y me pasé a ver la estación de Canfranc, que tenía muchas ganas de verla desde hacía tiempo, pero ahora está toda cubierta de andamios y no se puede entrar. Eso sí, en los alrededores hay vagones y locomotoras abandonadas ideales para un programa de Friker Jiménez, porque seguro que allí hay psicofonías por un tubo.

Y nada, pues este verano hemos tenido la tragedia del avión de Spanair, que hará que durante un mes la gente vuele acojonada y luego se olvide, y también los Juegos Olímpicos. A los chinos les ha salido todo bien y Occidente les ha reído las gracias mientras ejecutaban a más de 300 tíos, pero bueno, podremos venderles jamón, que es lo que importa.

Sobre la invasión rusa de Georgia, las movilizaciones han rivalizado en magnitud con las que exigían la liberación del músico cubano -lo que afortunadamente han conseguido-, todo normal, pero sin duda lo más sorprendente de este verano ha sido conocer el desplante que Adolf Hitler hizo al nadador norteamericano Michael Phelps en 1972. Gracias a un noticiario venezolano, hemos podido conocer esta historia.

Aquí podéis ver el vídeo en cuestión.

Y ahora, a trabajar. Tengo que apretar en la última fase de un proyecto que espero que salga antes de final de año. Y sobre el proyecto que está a punto de salir, en la próxima entrada le dedico la atención que merece.

martes, agosto 12, 2008

En una playa del Sáhara español

Bueno, chavales, ya he regresado de Tenerife. Pasado mañana me voy para Francia. No pensaba poner nada aquí, ya que oficialmente el blog está cerrado por vacaciones, pero he flipado al ver que el número de visitantes diarios se mantiene entre 300 y 400 diarios, así que he decidido poner alguna cosilla.

Pues nada, Tenerife muy bien, un tiempo ideal, nublado todo el día, fresquito y nada de humedad, una gozada. Allí he hecho el turista, como tiene que ser, hasta me he paseado en un camello disfrazado de tuareg.

Estando allí me he enterado del ataque preventivo de la URSS a Georgia, aprovechando que la comunidad internacional está pendiente de los Juegos Olímpicos. Supongo que en los próximos días saldrán a la calle miles de manifestantes para protestar contra este ataque injustificado.

Más. Pues retomando lo de Tenerife, allí en el hotel se estaba muy bien, pero leí que a pocos kilómetros de los lugares más turísticos hay zonas especiales bajo control militar en donde están concentrados los pobres tíos que llegan cada día en cayuco, para su repatriación o su envío a la península.

También leí que, como esos recintos están a petar, tienen que pasar semanas o meses en hangares cerrados de los aeropuertos canarios, comiendo de las bandejas de comida sobrantes de las compañías aéreas. Yo me acordaba de esto un día cenando en el buffet libre; así que esos tipos vienen medio muertos de hambre mientras nosotros nos atiborramos, pero bueno, mientras estaba en estos pensamientos me levanté a repetir lenguado con mojo picón, que estaba buenísimo, y ya se me fue la cabeza a otra cosa.

Pues eso, que muy bien por allí. Y diréis, ¿y lo del Sáhara? Sí, se me olvidaba. Pues hay una playa muy cercana a Santa Cruz de Tenerife cuya arena fue transportada en 1973 desde el antiguo Sáhara español. Es la playa de Las Teresitas, que podéis ver en la foto que abre esta entrada.
Esta playa la tenía en el punto de mira porque allí se construyeron varios búnkers durante la Segunda Guerra Mundial como protección ante un hipotético ataque británico; se ve que están medio derruidos entre unos peñascos, pero una vez allí no me apetecía triscar como las cabras, así que pasé de ir a buscarlos.
Pero lo que me pilló de sorpresa es saber que allí había una pequeña parte del Sáhara español. Como allí, en el norte de Tenerife, las playas son pequeñas y de arena negra, se ve que a alguien se le ocurrió ir a buscar arena al desierto del Sáhara y la trajeron. Pues fue una idea genial, porque quedó una playa chulísima, parece que estás en el Caribe. Y es de esperar que el reino alauí nunca reclame la devolución de esa arena, así que siempre tendremos un trozo de nuestra ex-colonia...
Pues esto es lo que hay. A la vuelta de mi garbeo por Francia seguimos, ¡saludos!