lunes, octubre 15, 2018

BABYLON BERLIN (SERIE TV): SUSPENSE Y EMOCIÓN EN LA REPÚBLICA DE WEIMAR



Un amigo me recomendó la serie BABYLON BERLIN, y este fin de semana, aprovechando que el mal tiempo no invitaba a salir, me he embaulado sus dos temporadas.

La serie narra las aventuras de un policía de Colonia, Gereon Rath, en el Berlín de 1929. Está basada en las novelas del escritor alemán Volker Kutscher, a quien no conocía.

De entrada ya puedo deciros que la serie es extraordinaria, y que, si no la habéis visto, ya estáis tardando en hacerlo.

Lo primero que sorprende es que está ambientada en el Berlín de la República de Weimar, una época que, pese a su trascendencia, tengo que admitir que no conozco tan bien como el período del Tercer Reich, lo mismo que seguramente os ocurre a vosotros. Es curioso que esa época, aunque no lo parezca, duró más que el régimen nazi, pero aun así no despierta el tremendo interés del turbulento período posterior.




Y lo segundo que sorprende es que el retrato de esa época, tal como aparece en la serie, resulta de un interés extraordinario. Los que hemos estudiado la República de Weimar lo hemos hecho bajo la perspectiva del ascenso del nazismo, pero no la hemos contemplado en sí misma. La serie nos revela ese error, y muestra sus atractivos sin tener que recurrir a la carta segura de los nazis. De hecho, éstos sólo aparecen, y de forma testimonial, en el penúltimo capítulo de la segunda temporada.

Dicho esto, vamos con la crítica televisiva.

Aunque la ambientación es espectacular y los actores muy convincentes, el eje de la historia en la primera temporada -la misión de Rath de recuperar una filmación con la que se pretende chantajear al alcalde de Colonia- no acaba de interesar realmente. Igualmente, la historia secundaria -un tren con oro ruso que llega a Berlín- se presenta un tanto confusa y no logra atrapar la atención, al menos en mi caso.

Tampoco hay escenas de auténtico suspense ni se recurrre a los habituales cliffhangers. Los capítulos van discurriendo a un ritmo lento y no se advierte una progresión dramática clara.




Aun así, me zambullí en la segunda temporada y ahí todo cambia por completo. No sé si la intención era hacer una primera de perfil bajo, a modo de presentación de los personajes, e ir con todo ya en la segunda, o si para esta los guionistas se han puesto de verdad las pilas ante el discreto resultado de la primera...

Pero lo que es cierto es que la segunda es extraordinaria, con varias escenas de gran emoción -alguna de ellas de una tensión insoportable- y con dos últimos capítulos brutales. Además, cobran sentido algunos detalles vistos en la primera temporada.

Hay que destacar la excelente actuación de todo el reparto, con un Peter Kurth imperial en el papel de Bruno Wolter (en la foto), y unos secundarios -como el periodista o la casera- que lo bordan.




En suma, una serie que demuestra que no hay que recurrir a los nazis para enhebrar una emocionante historia y que además despierta el interés por la República de Weimar, que la tenemos un tanto abandonada. Por ejemplo, me sorprendió -al igual que a mi amigo- que se refiriesen todo el tiempo al "Reich" en lugar de a la "República" (hablan de Hindenburg como el presidente del Reich), hasta que he comprobado que, en efecto, Alemania conservó el nombre de Deutsches Reich pese a ser ya una república.

También me resultó extraño ver el vuelo de un Junkers Ju 52 en 1929, cuando voló por primera vez en 1932 (en 1930 lo hizo uno monomotor), pero no nos pondremos tiquismiquis.

Afortunadamente, se ha confirmado que tendremos tercera y cuarta temporada de esta excelente serie que no os podéis perder.