miércoles, diciembre 09, 2015

"EL PUENTE DE LOS ESPÍAS": POCO POLLO PARA TANTO ARROZ




Bien, amigos, durante este largo puente he tenido oportunidad de asistir a la última película de Steven Spielberg, EL PUENTE DE LOS ESPÍAS, un film que tenía muchas ganas de ver por el trasfondo histórico y más aún después de las excelentes críticas que está cosechando.

Pues, aunque leí que un reputado crítico aseguraba que estábamos ante un "clásico instantáneo", la verdad es que me ha decepcionado un poco. En una de las críticas de Filmaffinity se afirmaba de forma coloquial que "faltaba chicha", y creo que eso describe a la perfección el poso que deja; un gran envoltorio pero un episodio histórico que no da para mucho más.

Spielberg es especialista en adaptar una historia real para hacerla más atractiva para el público, aunque eso suponga inventar cosas y eliminar otras, como hizo en La Lista de Schindler o Atrápame si puedes.

Pues El puente de los espías era susceptible de esa adaptación, ya que la historia que relata está falta de emoción, se echa en falta algún giro, el suspense apenas se presenta en la escena del intercambio y, en suma, carece de enjundia suficiente para cimentar las más de dos horas que dura.

Por ejemplo, el referido suspense final es para saber si al final van a canjear al espía soviético por sólo un norteamericano (el piloto Gary Powers) o por dos (Powers y un estudiante del que no conocemos prácticamente nada, por lo que es difícil que nos interese si es liberado o no). Esa tensión no es comparable, por ejemplo, con el suspense casi insoportable de ARGO para saber si los norteamericanos van a conseguir salir o no de Irán.

Y el guion, a pesar de que han colaborado los hermanos Cohen (algo irregulares, pero de los que se puede esperar cualquier genialidad, como la infravalorada UN TIPO SERIO), no me parece que haya sabido exprimir a fondo una historia que ya, de por sí, era un tanto limitada. Las notas de humor parecen circunscritas al repetitivo "¿ayudaría?" del espía soviético.




En cuanto al ritmo, paradójicamente, en la primera parte se mantiene el interés pese a ser una peli de tribunales, sobre todo por la gran actuación de Mark Rylance. Pero en la segunda, en la que se supone que el ritmo debía subir porque la acción se traslada a Berlín, éste decae, encallándose en un fango burocrático en el que no queda claro, por ejemplo, el papel del abogado Vogel. En algún momento he llegado a mirar el reloj, lo que no es buena señal.

En cuanto a Tom Hanks, éste hace de Tom Hanks, lo cual es bueno o malo, según cómo se mire.

Pero no todo es regular en este último trabajo de Spielberg. Como no podía ser de otro modo, un diez en ambientación y fotografía, y una aceptable banda sonora.

Desde el punto de vista histórico, lo que más me ha gustado es que he podido ver al famoso Gary Powers, aunque creo que su historia está desaprovechada. Por otro lado, impresionante la caída del U2.



Para finalizar, he recogido la opinión de un experto en este período histórico, Alvaro Lozano, autor de LA GUERRA FRÍA (Melusina, 2007), para que nos explique algunos aspectos que nos pueden ayudar a entender mejor el film.



- ¿Por qué recurrían las grandes potencias al intercambio de espías?

El intercambio obedece al código del espionaje -similar al militar- en virtud del cual no puede dejarse a ningún miembro atrás. Por eso los Estados hacen lo imposible para recuperar a sus agentes. Y no se trata de una praxis privativa de la Guerra Fría. Sin ir más lejos, en septiembre de este año hubo un intercambio de espías entre Rusia y Estonia. El Estado no puede dejar a sus agentes a su suerte, sean estos espías, militares, etc.

Por otra parte, el hecho de que el Estado que ha capturado al espía enemigo lo tenga en su poder durante un plazo de tiempo razonable, permite a ese Estado tomar las medidas necesarias para "esterilizar" al agente que luego se entrega como pieza de cambio, es decir, para tener la seguridad de que no causará ningún daño ulterior.

- El puente de los espías al que se refiere el título es el puente Glienicke. ¿Qué nos puedes explicar de él?

La importancia del puente fue fruto de los avatares de la Guerra Fría. La construcción del Muro de Berlín en 1961 le confirió un protagonismo inesperado, al ser un punto de comunicación entre el bloque occidental y el soviético que estaba prohibido a los civiles.

Sin embargo, la "mística" en torno al puente es obra del periodismo de la época y, sobre todo, de autores como el celebrado John Le Carré y ahora de películas como la que se estrena bajo la dirección de Spielberg. En realidad, los hechos ocurrieron en el puente Glienicke, pero podían haber ocurrido en cualquier otro lugar; los Estados, parafraseando a De Gaulle, no tienen sentimientos ni predilección alguna por determinados parajes.




- ¿Qué importancia tuvieron los espías durante la Guerra Fría en las dos zonas de Berlín?

En el caso de Berlín (no en otros escenarios mucho más candentes como, por ejemplo, Oriente Medio o el Sudeste Asiático) creo que había un toque de teatralidad. Es de sobras conocido que a la Administración Kennedy no le disgustó del todo que se levantara el muro y la ciudad quedara dividida. Así que en ese contexto tan enrarecido en el que la propia Alemania era "sospechosa", no hay que olvidar que la segunda guerra mundial era reciente, cabe pensar en un escenario en el que todos se espiaban entre sí.

- ¿Se sabe cuántos canjes de este tipo se produjeron durante la Guerra Fría?

Es difícil de saber. En el marco de la Guerra Fría la información, en particular sobre asuntos militares y de espionaje, era propaganda que se divulgaba para movilizar a la opinión pública. Sabemos de un puñado de intercambios, pero eso no significa que no hubiera habido muchos más. Divulgarlos o no era una cuestión que decidían las superpotencias en función de sus intereses.





1 comentario:

Luis Guerra dijo...

Totalmente de acuerdo con la opinión sobre la película. Lo mejor la ambientación. Muy buena la entrevista a Alvaro Lozano.