domingo, marzo 26, 2017

EL CASI DESCONOCIDO GENOCIDIO CHECHENO A MANOS SOVIÉTICAS




Bien, amigos, como complemento a mi entrada dedicada a la masacre de Khaibakh, creo que sería interesante dedicar otra a lo que sucedió después con el pueblo chechenio. Aunque todos conocemos el genocidio armenio durante la Primera Guerra Mundial, o el judío durante la Segunda, menos se ha oído hablar del que sufrieron los chechenos, así que creo que os puede resultar interesante conocerlo.

Tras la deportación en 1944 de 479.478 chechenos a Siberia y Asia Central(además de 104.146 calmucos, 96.327 ingusetios, 71.869 karachais y 29.407 balkarios), los soviéticos emprendieron un plan sistemático de destrucción de los signos de la historia y cultura chechenas. Se quemaron manuscritos en las lenguas locales, así como tratados religiosos y filosóficos. Se arrancaron las lápidas de los cementerios para emplearlas en la construcción de carreteras y se demolieron las mezquitas.

Se destruyeron torres de vigía de la Edad Media, avanzadas para su época, ya que eran capaces de soportar los seísmos que solían afectar a la región, y contaban además con un sistema de ventilación y calefacción.


Las torres que se salvaron fue debido a que no figuraban en los atlas históricos rusos y, por tanto, no fueron localizadas. Otras construcciones chechenas antiguas eran tan sólidas que resistieron los métodos de demolición.

Los nombres chechenos fueron expurgados de libros, enciclopedias y mapas oficiales. La región sería repoblada con rusos, ucranianos, osetios y georgianos, que ocuparon las casas que habían dejado vacías sus moradores.


Los chechenos, forzados a vivir en aquellas tierras extrañas, sufrían desorientación al haber quedado arrancados de su sociedad tradicional. Muchas familias quedaron separadas para siempre, ya que las unidades familiares se establecieron en función de la casa en la que estaba cada uno en el momento justo de la deportación. Como cualquier desplazamiento debía contar con el permiso de las autoridades, pensar en reunirse con los miembros de la misma familia que habían sido enviados a otras regiones era impensable. Muchas familias se rompieron para siempre.

Además, las autoridades comunistas prohibieron a las poblaciones locales que les prestasen ayuda, quienes les veían todavía como colaboradores del invasor nazi.

Envenenamientos masivos

Durante los primeros años de la deportación, como mínimo hasta 1949, las autoridades soviéticas llevaron a cabo un ambicioso plan de envenenamiento de la población chechena1. En los documentos secretos que hacían referencia a ese plan, y que vieron la luz en 1995, los diferentes venenos con los que era contaminados los alimentos destinados a su consumo eran denominados “comidas sorpresa”.

Según esos documentos, se desarrollaron numerosas “recetas” con ese diabólico fin. Por ejemplo, para envenenar un kilo de harina se requería tan sólo un gramo de arsénico blanco. Para emponzoñar diez kilos de sal, debían emplearse diez gramos. Otro veneno, la sal de arsénico-sodio, era recomendada para añadirla al azúcar, en una proporción de diez gramos por cada kilo de azúcar. Un gramo de esa sustancia era suficiente para envenenar un litro de agua.



La tesis del envenenamiento masivo vería apoyada por el testimonio de los integrantes de otros grupos étnicos que también sufrieron el exilio en aquellas lejanas tierras. Todos ellos se sorprendían que individuos chechenos aparentemente fuertes y sanos cayesen enfermos y murieran rápidamente. Según esos testimonios, pudieron ser miles los chechenos que fallecieron de esa manera.

Según las cifras manejadas entonces por los soviéticos, entre 1944 y 1948 murieron 144.704 personas entre todos los grupos étnicos. Sin embargo, la mayoría de historiadores coinciden en que esas cifras no reflejan la realidad; según cálculos más fiables, sólo entre los chechenos habría que contar una cifra de muertos entre 170.000 y 200.000 en ese mismo período de tiempo, lo que representa entre un tercio y la mitad de los deportados.

Regreso a Chechenia

Los chechenos no pudieron volver a su tierra de origen hasta 1957, después de que el entonces Primer Secretario del PCUS Nikita Kruschev reconociese en febrero de 1956 la draconiana medida tomada en su día por Stalin, aunque fuera mediante el típico eufemismo oficial soviético: "La deportación de todos los chechenos e ingusetios no había contribuido a reforzar la unidad del Partido".

Tras la rectificación emprendida por Khrushev en el marco de la desestalinización, los chechenos pudieron emprender así el ansiado regreso. Muchos se llevaron con ellos los huesos de sus seres queridos para inumarlos en su tierra.

Pero, como es de imaginar, el ansiado regreso del exilio no fue el que largamente habían soñado, ya que los deportados se encontraron sus casas ocupadas por los colonos. Los nuevos habitantes se mostraron lógicamente contrarios al regreso de los chechenos, por temor a que reclamasen sus antiguas propiedades.

Por su parte, los recién llegados se vieron obligados a gastar sus escasos ahorros en comprarse una casa, y algunos consiguieron adquirir a sus nuevos propietarios la que había sido su hogar. Pero hubo otros que no estaban dispuestos a renunciar a su casa ni a tener que pagar por ella, por lo que lograron recuperarla amenazando a sus ocupantes con emplear la fuerza. La llegada de los chechenos acabó provocando disturbios en Grozny y la población foránea llegaría a bloquear la estación para que no llegasen más trenes.


Además, muchas de las aldeas de montaña habían sido arrasadas, por lo que sus antiguos habitantes tuvieron que adaptarse a la llanura, un medio de vida ajeno a su tradición. Igualmente, la pérdida masiva de vidas entre los ancianos rompió una rica tradición oral que se había mantenido viva durante siglos, causando un daño irreparable a la cultura chechena.

Algunos, incapaces de reconocer la región en la que habían vivido doce años atrás, y profundamente dolidos por ese recibimiento hostil en su propia tierra, emprendieron el camino de vuelta a los lugares en donde habían estado exiliados.

No sería hasta 1991 cuando el gobierno de Moscú rehabilitó oficialmente al pueblo checheno, reconociendo que las acusaciones de colaboracionismo con los nazis que habían llevado a su deportación en 1944 eran falsas. El 26 de febrero de 2004, la Asamblea plenaria del Parlamento Europeo reconoció la deportación sufrida por el pueblo checheno como un acto de genocidio.

11 comentarios:

Daniel dijo...

Comentario de Rafael Granados diciendo que es falso en 3....2....1....


Pd.-Sigues manteniendo el nivel muy, muy arriba, Jesús.
Sólo achacarte esas referencias futboleras como en la entrada anterior con la foto ;-). No, no me gusta el jurgol ;-)

rafael dijo...

¡Estimado Jesús!: la verdad que esta "historieta" del envenenamiento masivo de chechenos en la posguerra es una "historia para Dummies".

Desconozco cuáles son tus fuentes, pero me temo que son algunas webs anglochechenas, durante las guerras de Chechenia en los 90 se difundieron historias parecidas, ese es su único fundamento.

Uno de los principales investigadores de los pueblos deportados, es OTTO POHL, es ferozmente antisoviético y no te quepa la menor duda que contando con un mínimo indicio, recogería con gran ahínco esta historia en sus artículos, los he leido casi todos y no habla para nada de esta cuestión, aunque si cita el asunto de Khabaikh.

Sus artículos en * http://auis.academia.edu/OttoPohl


Un saludo.

rafael dijo...

A mi juicio Grover Furr en una entrevista de 2012 para "Georgian Times " resume muy bien la cuestión de los pueblos deportados:



***The Georgian Times: Profesor Furr, ¿Qué hay con respecto a la deportación de las personas en tiempos de guerra? Lo que pasó es más o menos conocidos, por lo que la pregunta importante es: ¿Como se pueden justificar esas deportaciones? ¿No era una forma de genocidio?

Grover Furr: En el discurso secreto del XX Congreso del Partido, el 25 de febrero de 1956, Nikita Kruschev formuló tres objeciones a estas deportaciones: (1) que «no hubo excepción»; (2) que «no fueron ordenadas siguiendo criterios militares»; (3) que «naciones enteras» fueron castigadas «por los actos hostiles de personas individuales o grupos de personas».

Ninguna de estas afirmaciones es cierta. N. Bugai, el principal experto ruso en deportaciones y un fuerte anti-Stalin, documenta varias excepciones a las deportaciones de veteranos y sus familias. Bugai también afirma que «… el gobierno soviético, por lo general, asignó correctamente sus prioridades, basando estas prioridades en su derecho a mantener el orden en la retaguardia, y en el Cáucaso Norte especialmente».

GT: ¿Pero habrían sido nacionalidades enteras deportadas?

GF: Pienso que esto se puede responder en dos puntos. Primero, cuán masivas fueron las rebeliones de estos grupos étnicos, y segundo, existe también la cuestión del genocidio. Al dividir a un pequeño grupo nacional estrechamente unido por la lengua, la historia y la cultura, estás, de hecho, destruyéndolo.

En su famoso libro Gulag, el anticomunista americano Ann Applebaum, niega la existencia de rebeliones y deserciones masivas. En mi libro Antistalinskaia Podlost, cito hechos descubiertos por otros investigadores que prueban que esas rebeliones pro-nazis implicaban a la mayoría de la población de estos grupos étnicos.

Por ejemplo, más del 90% de los tártaros de Crimea reclutados desertaron. El investigador J. Otto Pohl ha argumentado, a partir de fuentes alemanas, que no todos esos hombres se unieron a las fuerzas nazis. Incluso si fuera cierto, esto no hace ninguna diferencia aunque los soviéticos no puedieron haber conocido esto, y la mayoría de ellos se habrían unido a los grupos antisoviéticos o a las bandas de criminales.

Del mismo modo, el 93% de los hombres de Chechenia e Ingushetia llamados a las filas en 1942 desertaron, para pasar a la clandestinidad y se unieron a los nazis o a las bandas de ladrones. En febrero de 1943, los nacionalistas chechenios pro-nazis dirigieron una importante rebelión a favor de Alemania bajo la bandera nazi.

Grigory Tokaev y Viacheslav Molotov coinciden en que hubo grandes rebeliones antisoviéticas en estas zonas durante la guerra. La única diferencia de opiniones: es que Tokaev considera justas estas rebeliones.

El historiador V. I. Zemskov se ha especializado en deportaciones en general. Su estimación es que de los 151.720 tártaros de Crimea deportados, 191 murieron en el transcurso de la deportación. Eso es el 0,13%. Ni el 13% ni el 1,3%.

Segundo Bugai y Gomov, «Los registros de la NKVD testifican que 180 trenes transportaron a 493.269 chechenios, ingushes y de otras nacionalidades al mismo tiempo. Cincuenta personas murieron durante la operación de desarme y 1.272 en el viaje». Esto es el 0,27%; 0,26% si se excluyen los 50 muertos en el desarme. Dado que esto ocurrió en el invierno durante la guerra más feroz de la historia, la cifra no parece muy alta. Probablemente sea mucho más baja que la de civiles soviéticos muertos en las zonas ocupadas.

En el caso de Chechenia, Ingushetia y los tártaros de Crimea, la colaboración con los nazis fue masiva, involucrando a la mayor parte de la población. Intentar aislar y castigar ‘solo a los culpables’ significaría dividir la nación. Probablemente, esto significaría la desaparición de la nación. Hombres y mujeres divididos sin posibilidades de uniones. En cambio, el grupo nacional permaneció unido y la población creció.

isra dijo...

Daniel Blasco se ha ganado una cervecita o lo que se tercie, por lo de Rafael of course, este último es capaz de escribirte 300 comentarios negando que Luther King era negro, que nos han engañado a todos como con lo de los comunistas.

Jesús Hernández dijo...

Aunque no sea necesario, quiero romper una lanza en favor de Rafael Granados.

Sus intervenciones siempre han sido en un tono muy educado y correcto.

Aunque las tesis que defiende pueden resultar controvertidas, se ha tomado la molestia de acompañarlas de las referencias bibliográficas pertinentes, a veces en buen número, por lo que creo que hay que agradecer ese esfuerzo de documentación.

Así pues, estoy contento de que podamos contar con sus aportaciones y me gustaría que fuera visto del mismo modo por los seguidores habituales del blog.

rafael dijo...

¡ Un saludo a todos, incluídos los "criticos" cachondos!, desde luego resulta mucho más sencillo "hacerse el graciosillo" con absurdeces que investigar seriamente los asuntos históricos.

Requiere mucho tiempo y esfuerzo, incluído el idiomático y Jesús que ha escrito muchos libros debe saberlo muy bien.

Pero ya sabemos que la "lobotomización" anticomunista (y yo diría que antirusa) en las poblaciones europeas es total y si les dices que los soviéticos volaban en escobas seguro que se lo creen....

*"Los españoles tienen el cerebro hecho fosfatina"(Gustavo Bueno Dixit, 2015 en declaraciones al ABC)

rafael dijo...

Por cierto , sobre la Rusofobia oocidental ,Extraordinario artículo del excelente periodista Finian Cunningham, traducido al español por "Berlín confidencial", otro que no comulga con las mentiras diarias del "mundo libre":

*Rusofobia: síntoma del hundimiento de EE.UU.

www.google.es/?gws_rd=ssl


saludos.

Daniel dijo...


Hola Jesús, no creo haber sido irrespetuoso y añado que si, como tú dices, se defienden declaraciones controvertidas, lo mínimo que se puede esperar es un poquito de crítica aunque solo sea humorística. Y eso teniendo en cuenta que ni siquiera ha sido crítica, sino una visualización del futuro próximo, cosa que he clavado, por lo que creo que me he ganado esa cervecita que tan amablemente me ha ofrecido Isra.

Un saludo

Daniel dijo...

Estimado Rafael, por responder a tus comentarios señalaré unas cuantas cosas que me han parecido llamativas. Lo primero, nos tachas de anticomunistas. Yo creo que ser anticomunista, antinazi o anti cualquier totalitarismo es una sana costumbre. ¿Tu no?
Por supuesto, está esa matización de «anti rusa». Conozco a mucha, muchísima gente que le gusta el vodka, la ensaladilla rusa e incluso Olga Kurylenko (vale, es ucraniana, pero como ex comunista, cuenta).
A título personal soy muy fan de Anna Kournikova además jugaba razonablemente bien a tenis.
Por lo demás conozco a tantos rusófilos como usafilos. Parece ser que unos son buenos y otros malos, unos engañan y otros dicen la verdad absoluta. Curioso.

Para que veas que yo también sé leer y copiar citas de otros:
----------“[n]ostalgia por una URSS idealizada que muchos tuvieron la suerte de no padecer (lo que opine el europeo medio del Este sobre su experiencia vital, no cuenta)” (.......)Resulta que proliferan en Twitter cuentas en español dedicadas a defender las bondades de aquello que se llamó “socialismo real”. Esto es, gente en España diciendo en pleno 2015 que la URSS o la RDA eran una maravilla comparado con las democracias capitalistas occidentales. Sin haberlo vivido, claro. Los argumentos son parecidos a los que emplea la Fundación Francisco Franco para defender los tiempos del Caudillo: estadísticas de esto y lo otro.-----------------

El que se pongan muchas referencias bibliográficas, por más esfuerzo que suponga, a mi me aporta entre nada y casi nada. ¿quieres referencias bibliográficas sobre el negacionismo del holocausto? Tengo una barbaridad de esas. Justo al lado de los tebeos de Mortadelo y Filemón y Spiderman, Estos últimos al menos son divertidos y nadie me quiere hacer creer que Nueva York es vigilada por un tío que va vestido en pijama molón y salta entre rascacielos.
Eso quiere decir que el escribir sobre algo no da pátina de credibilidad a nada, El apoyarse en documentos de parte, probablemente hechos ad hoc, tampoco, al menos para mí.

Por ultimo, acabar quiero diciendo que humor arma poderosa es, despreciada por gente, sí, pero camino a la fuerza en risa también está, joven padawan.
El humor y la risa era tremendamente apreciada por estados totalitarios. La Unión Soviética de Stalin era un puro cachondeo y la Alemania de Hitler, una juerga continua.
Ahora espero una profunda disgresión con referencias bibliograficas demostrando lo bien que se lo pasaban los soviéticos en época de Stalin, y si te vienes arriba y coges carrerilla, puedes continuar con la China de Mao y la Corea del Norte actual.

Un saludo

Jesús Hernández dijo...

Hola, Daniel;

Coincido contigo en que hay que tomarse las cosas con humor, así que no creo que hayas sido irrespetuoso ni que esa haya sido tu intención.

Tan sólo intento que se respire un buen clima entre los seguidores del blog para no caer en los "malos rollos" que tanto abundan por ahí. En todo caso, tienes razón, no perdamos el buen humor...

Un saludo,

rafael dijo...

¡Estimado Daniel!, yo no hago "declaraciones controvertidas", simplemente informo de la evidencia ó contra-evidencias que existe, en una materia como es la historia soviética.

Un campo dónde la politización, el escamoteo y una cierta forma de corrupción académica es omnipresente.

Saludos.