Una buena noticia para la vuelta de las vacaciones:
RBA acaba de sacar una colección de libros que se llama GRANDES BATALLAS. Tiene previsto publicar libros sobre El Alamein, la guerra de los Seis Días, el Día-D, Waterloo, batallas de la Antigüedad, etc.
Si queréis echar un vistazo a los títulos, entrad aquí
Yo me acabo de suscribir, aunque no sé donde voy a acabar metiendo tanto libro (también estoy suscrito a la Biblioteca de la II Guerra Mundial de Planeta). Aunque ya tengo unos cuantos de los que tienen anunciados, hay otros que vale la pena tenerlos (La campaña de Rusia, de Von Clausewitz, por ejemplo) y el precio es muy atractivo, 7,95 euros.
¡Un saludo!
miércoles, agosto 30, 2006
viernes, agosto 25, 2006
Las trampas de Colombo
Peter Falk no logro alistarse en los marines
El actor norteamericano Peter Falk (1927- ) alcanzaría la fama mundial en su madurez artística con su inolvidable interpretación del teniente Colombo en una popular serie de televisión, emitida en Estados Unidos entre 1978 y 1981. En ella daba vida a un peculiar detective de homicidios del Departamento de Policía de Los Angeles, de aspecto descuidado pero muy certero en sus pesquisas para descubrir a los criminales.
De origen italo-húngaro, Falk nació en Nueva York y se educó en el Hamilton College. Al estallar la Segunda Guerra Mundial, la ilusión del entonces jovencísimo Falk era alistarse en el Cuerpo de Marines, pero debía enfrentarse a un obstáculo insuperable para él, como era el hecho de haber perdido un ojo a los tres años.
Este impedimento no desanimó al actor; para superar el examen médico memorizó los paneles que le iban a mostrar los oculistas del Ejército. El truco estuvo a punto de salir bien, debido a la rapidez con que eran examinados los reclutas, pero al médico no se le pasó por alto el que el ojo derecho de Falk no se moviese al leer las diferentes líneas del panel.
Al ser descubierto, Falk vio frustrado su deseo de convertirse en un Marine. Finalmente, el futuro teniente Colombo tuvo que conformarse con ser cocinero en un barco mercante durante un año.
martes, agosto 22, 2006
Restaurante "La Cruz de Hitler"
La semana pasada se inauguró un nuevo restaurante en Bombai, la capital económica de la India. Esto, naturalmente, no sería noticia si no fuera porque el restaurante se llama LA CRUZ DE HITLER y se está promocionando con carteles en los que aparece el Führer junto a esvásticas nazis.
LA CRUZ DE HITLER ha sembrado la controversia, pero los propietarios dicen haber utilizado el nombre del dictador alemán para sobresalir entre los cientos de restaurantes de Bombai.
"Queríamos ser diferentes. Es un nombre del que la gente se acordará", dijo el propietario, Punit Shablok, a la agencia Reuters.
"No estamos promocionando a Hitler. Pero queremos decirle a la gente que somos diferentes, del mismo modo que él fue diferente", añadió.
Sin embargo, este hecho ha encolerizado a la pequeña comunidad judía del país: "Esto significa un grave falta de conciencia de la agonía que un hombre causó a millones de judíos", dijo Jonathan Solomon, presidente de la Federeción Judía India, organización que acoge a la comunidad. "Vamos a frenar la glorificación de Hitler", dijo, sin dar más detalles.
El pequeño restaurante, con el interior decorado con los colores rojo, blanco y negro característicos del nazismo, tiene también una sala para fumar la exótica pipa de agua india.
Los carteles se alinean en la calle que lleva hasta el establecimiento, con una esvástica roja esculpida en el nombre del restaurante.
Un gran retrato de un Führer de mirada severa saluda a los visitantes en la puerta. La cruz del nombre del restaurante se refiere, naturalmente, a la esvástica que simboliza el régimen nazi.
"Este lugar no es sobre guerras o crímenes, sino es un lugar para venir a relajarse y disfrutar de la comida", dijo la gerente del restaurante, Fatima Kabani, añadiendo que tenían previsto crear una franquicia con más sedes en Bombai.
Y la pregunta es: ¿Entraríais allí a comeros un pollo al curry?
LA CRUZ DE HITLER ha sembrado la controversia, pero los propietarios dicen haber utilizado el nombre del dictador alemán para sobresalir entre los cientos de restaurantes de Bombai.
"Queríamos ser diferentes. Es un nombre del que la gente se acordará", dijo el propietario, Punit Shablok, a la agencia Reuters.
"No estamos promocionando a Hitler. Pero queremos decirle a la gente que somos diferentes, del mismo modo que él fue diferente", añadió.
Sin embargo, este hecho ha encolerizado a la pequeña comunidad judía del país: "Esto significa un grave falta de conciencia de la agonía que un hombre causó a millones de judíos", dijo Jonathan Solomon, presidente de la Federeción Judía India, organización que acoge a la comunidad. "Vamos a frenar la glorificación de Hitler", dijo, sin dar más detalles.
El pequeño restaurante, con el interior decorado con los colores rojo, blanco y negro característicos del nazismo, tiene también una sala para fumar la exótica pipa de agua india.
Los carteles se alinean en la calle que lleva hasta el establecimiento, con una esvástica roja esculpida en el nombre del restaurante.
Un gran retrato de un Führer de mirada severa saluda a los visitantes en la puerta. La cruz del nombre del restaurante se refiere, naturalmente, a la esvástica que simboliza el régimen nazi.
"Este lugar no es sobre guerras o crímenes, sino es un lugar para venir a relajarse y disfrutar de la comida", dijo la gerente del restaurante, Fatima Kabani, añadiendo que tenían previsto crear una franquicia con más sedes en Bombai.
Y la pregunta es: ¿Entraríais allí a comeros un pollo al curry?
domingo, agosto 20, 2006
Charlie, un loro con historia
Charlie, el supuesto loro de Churchill
En enero de 2004, un diario británico publicó en exclusiva la noticia de que el supuesto loro de Churchill, Charlie, seguía vivo.
El ave, que acompañó al político inglés durante los turbulentos años de la Segunda Guerra Mundial, estaba a cargo de Peter Oram, el propietario de una clínica veterinaria situada en Reigate, en el sudeste de Gran Bretaña. El rotativo aseguraba que se había puesto tras la pista del animal para descubrir su paradero y que las pesquisas habían dado su fruto. Sin embargo, cuando los periodistas acudieron al lugar en donde estaba el loro se llevaron una pequeña decepción, puesto que no pronunció ni una palabra durante todo el día. Todos esperaban que dijese en voz alta los insultos obscenos dirigidos a Hitler que, siempre según el propietario, aprendió durante la Segunda Guerra Mundial.
La administradora de la clínica, Sylvia Martin, explicó a la prensa que el loro tenía 104 años y que ya era difícil arrancarle algunas palabras, aunque de vez en cuando emitía un "buenos días" o un "hasta pronto". Según su cuidadora, Charlie estaba en buena forma física y cuando escuchaba música se ponía a bailar. Curiosamente, aunque su nombre era Charlie, en realidad se trataba de un loro hembra.
El hecho de llegar a los 104 años es algo muy difícil en un loro, pero no imposible. Los periodistas buscaron el testimonio de Steve Nichols, el fundador del Santuario Nacional Británico para aves, que afirmó que los loros suelen vivir unos cuarenta años, pero existen documentos que prueban que algunos pueden rebasar un siglo de existencia. No obstante, hasta ese momento, el récord de ave más longeva en Gran Bretaña estaba en poder de una cacatúa que había vivido 80 años.
El suegro de Oram era quien había vendido el loro a Churchill en 1937. Supuestamente, el premier británico no paraba de insultar al Tercer Reich y a Hitler en presencia del loro, por lo que éste aprendió a reproducirlos con el mismo acento que su dueño. Cuando alguien acudía en presencia de Churchill, el loro soltaba unos cuantos exabruptos dirigidos al Führer a modo de saludo.
En 1965, a la muerte del gran estadista británico, la familia Churchill entregó de nuevo el animal al suegro de Oram para que lo cuidase. El ave pasó luego a manos de Peter Oram, que entonces regentaba una tienda de mascotas; al parecer, como a ella acudían muchos niños, Oram optó por llevarse el loro a su casa, puesto que quería evitar que los niños escuchasen las palabras malsonantes que profería Charlie a todas horas.
Esta era la versión del diario inglés, con la que lograba apuntarse un buen tanto en la desenfrenada carrera de los tabloides británicos por obtener espectaculares exclusivas. A partir de ahí, la noticia se dio como cierta en todos los medios de comunicación. Lo que no tuvo tanta difusión fueron las declaraciones que una hija de Churchill, Mary Soames, realizó pocos días más tarde, en las que ponía en duda toda la historia.
Según ella, su padre nunca había poseído un loro como Charlie, con el plumaje de vistosos colores, sino uno gris de Gabón, llamado Polly, que realmente sí que vivió con ellos en la casa que tenían en Chartwell, al sur de Londres. Además, este loro tan sólo lo tuvieron durante tres años, vendiéndolo poco después de comenzar la guerra, cuando tuvieron que mudarse a la capital británica.
Por si fuera poco, Mary puso también en duda el hecho de que el ave aprendiese palabras malsonantes, aunque estuvieran dirigidas a Hitler, de boca de su padre: "La idea de que durante la guerra consagrara tiempo a enseñar malas palabras a un loro no es ni siquiera digna de ser comentada", afirmó con rotundidad.
jueves, agosto 17, 2006
¡Heil Günter!
Sin duda, el tema del año en el campo de las noticias relacionadas con la 2GM es la confesión del escritor alemán Günter Grass de que formó parte de las Waffen SS. Se está escribiendo mucho el tema y no voy a repetir aquí todo lo que ya se ha dicho.
Considero que, pese a que Grass no es santo de mi devoción, hay que aplaudir que haya reconocido un error, aunque sea con décadas de retraso, porque eso es algo que hoy día no se prodiga mucho. En cambio, parece ser que nuestra sociedad reconoce al que persiste en el error y no lo reconoce.
Las últimas noticias sobre la cuestión son lamentables:
"Un legislador del partido de gobierno en Polonia demandó el lunes que el premio Nobel Gunter Grass renuncie a su ciudadanía honoraría de su poblado natal de Gdansk, al señalar que ninguna ciudad polaca puede honrar a un ex miembro de la SS de Adolfo Hitler.
Jacek Kurski, del conservador partido Ley y Justicia, habló luego de que el escritor alemán reconociera en una entrevista publicada por un diario el sábado que fue convocado a los 17 años a una división de la Waffen-SS, brazo armado de las temidas fuerzas paramilitares de Hitler.
"Si esto hubiera sido sabido por los miembros del concejo de la ciudad de Gdansk en 1993, cuando le dieron la ciudadanía honoraria a Gunter Grass, entonces él nunca hubiera recibido ese título", dijo Kurski durante una conferencia de prensa en Gdansk.
"Sería bueno que Gunter Grass renunciara voluntariamente a la ciudadanía honoraria de Gdansk", quien representa a esa ciudad del Báltico en el parlamento. "Ningún miembro de la Waffen SS puede ser ciudadano honorario de una ciudad polaca".
El ex presidente Lech Walesa, ganador del Nobel de la paz, expresó que Grass debería renunciar a su ciudadanía voluntariamente, de acuerdo con una entrevista publicada el domingo.
"Tuve la suerte, en mi calidad de premio Nobel proveniente de Gdansk, de no haberlo conocido. Eso me salvó de tener que darle la mano. Hoy, nunca se la estrecharía", dijo Walesa en otra entrevista, publicada por el diario Dziennik el lunes.
También se está hablando de retirarle el Premio Nobel, pese a que parece ser que esto sería imposible.
Para los que preguntan por qué Grass no ha confesado antes, aquí están la respuestas.
Considero que, pese a que Grass no es santo de mi devoción, hay que aplaudir que haya reconocido un error, aunque sea con décadas de retraso, porque eso es algo que hoy día no se prodiga mucho. En cambio, parece ser que nuestra sociedad reconoce al que persiste en el error y no lo reconoce.
Las últimas noticias sobre la cuestión son lamentables:
"Un legislador del partido de gobierno en Polonia demandó el lunes que el premio Nobel Gunter Grass renuncie a su ciudadanía honoraría de su poblado natal de Gdansk, al señalar que ninguna ciudad polaca puede honrar a un ex miembro de la SS de Adolfo Hitler.
Jacek Kurski, del conservador partido Ley y Justicia, habló luego de que el escritor alemán reconociera en una entrevista publicada por un diario el sábado que fue convocado a los 17 años a una división de la Waffen-SS, brazo armado de las temidas fuerzas paramilitares de Hitler.
"Si esto hubiera sido sabido por los miembros del concejo de la ciudad de Gdansk en 1993, cuando le dieron la ciudadanía honoraria a Gunter Grass, entonces él nunca hubiera recibido ese título", dijo Kurski durante una conferencia de prensa en Gdansk.
"Sería bueno que Gunter Grass renunciara voluntariamente a la ciudadanía honoraria de Gdansk", quien representa a esa ciudad del Báltico en el parlamento. "Ningún miembro de la Waffen SS puede ser ciudadano honorario de una ciudad polaca".
El ex presidente Lech Walesa, ganador del Nobel de la paz, expresó que Grass debería renunciar a su ciudadanía voluntariamente, de acuerdo con una entrevista publicada el domingo.
"Tuve la suerte, en mi calidad de premio Nobel proveniente de Gdansk, de no haberlo conocido. Eso me salvó de tener que darle la mano. Hoy, nunca se la estrecharía", dijo Walesa en otra entrevista, publicada por el diario Dziennik el lunes.
También se está hablando de retirarle el Premio Nobel, pese a que parece ser que esto sería imposible.
Para los que preguntan por qué Grass no ha confesado antes, aquí están la respuestas.
domingo, agosto 13, 2006
Críticas a mis libros
De vez en cuando me gusta googlear un poco a ver qué es lo que opina la gente sobre mis libros, ya sea en foros, blogs, artículos, etc. Me interesa mucho más lo que dice la gente de a pie que los diarios o los críticos oficiales. Si a alguien un libro le parece una m... lo dice y se queda tan ancha, en cambio un crítico tendría que andarse con eufemismos. Ante todo, la sinceridad.
Afortunadamente, podría decir que un 90 por cien de los comentarios que corren por la red son elogiosos. No voy a reproducirlos, pero cada uno de mis libros es calificado invariablemente de "entretenido", "ameno", "divertido", "sorprendente"... con eso ya me siento satisfecho, no tengo ninguna pretensión más que el lector pase un buen rato.
Pero también me encuentro con comentarios muy duros. Son pocos, pero contundentes: "flojo, muy flojo", "poca cosa", "temas que ya han sido tratados", etc. Curiosamente, no me he encontrado ninguno que diga "aburrido".
El más gracioso era uno que dejaba todos los libros a caer un burro, pero se los había leído todos; debía ser algún lector masoquista.
Los unicos dos comentarios que me han dejado mal cuerpo son dos lectores que aseguraban que hubieran querido que les devolviesen el dinero. Me extraña, porque cuando uno se compra un libro en la librería antes le echa un vistazo y sueles ir sobre seguro, pero es igual, no me gusta que alguien se haya visto decepcionado. Creo que fue en USA en donde un escritor ideó un sistema para que el lector que se sintiese decepcionado pudiera recuperar su dinero, pero creo que el resultado de la experiencia no fue muy positivo; el libro se vendía muchísimo y luego la mayoría solicitaban la devolución. De todos modos, sólo han sido dos casos.
Ultimas novedades sobre mis libros;
"Las cien mejores anécdotas de la Segunda Guerra Mundial" sigue vendiéndose más que los libros de Cornelius Ryan (lo cual considero injusto, por otra parte, porque C.R. es fantástico) y en poco tiempo saldrá una nueva edición en bolsillo, pero directamente en Inédita.
"Hechos insólitos de la Segunda Guerra Mundial", este sí, se vende menos que Cornelius Ryan (aunque éste me gusta más que el primero) y también volverá a salir en bolsillo.
Del "¡Es la guerra! Las mejores anécdotas de la historia militar" supongo que saldrá una nueva edición en bolsillo, pero no es seguro (es una lástima, porque el libro es muy bueno, pero sacarlo directamente en bolsillo fue un error). Tengo una versión ampliada que está muy bien, pero no sé cuándo saldrá. Una pena... creo que éste es mi libro maldito.
"Enigmas y Misterios de la Segunda Guerra Mundial" tendrá nueva edición en otoño porque está casi agotada la primera edición, y de "Breve Historia de la Segunda Guerra Mundial" no hay datos aún, pero parece que va funcionando porque se agotó en FNAC y Corte Inglés y van reponiendo cada dos pro tres, por lo que supongo que saldrá pronto la segunda edición.
Pues esto es lo que hay. ¿Proyectos?... pues algo se cuece, quizás salga algo o para Navidad o para después. Ya veremos. Pero lo que es seguro es que son historias que sorprenderán...
¡Un saludo!
Afortunadamente, podría decir que un 90 por cien de los comentarios que corren por la red son elogiosos. No voy a reproducirlos, pero cada uno de mis libros es calificado invariablemente de "entretenido", "ameno", "divertido", "sorprendente"... con eso ya me siento satisfecho, no tengo ninguna pretensión más que el lector pase un buen rato.
Pero también me encuentro con comentarios muy duros. Son pocos, pero contundentes: "flojo, muy flojo", "poca cosa", "temas que ya han sido tratados", etc. Curiosamente, no me he encontrado ninguno que diga "aburrido".
El más gracioso era uno que dejaba todos los libros a caer un burro, pero se los había leído todos; debía ser algún lector masoquista.
Los unicos dos comentarios que me han dejado mal cuerpo son dos lectores que aseguraban que hubieran querido que les devolviesen el dinero. Me extraña, porque cuando uno se compra un libro en la librería antes le echa un vistazo y sueles ir sobre seguro, pero es igual, no me gusta que alguien se haya visto decepcionado. Creo que fue en USA en donde un escritor ideó un sistema para que el lector que se sintiese decepcionado pudiera recuperar su dinero, pero creo que el resultado de la experiencia no fue muy positivo; el libro se vendía muchísimo y luego la mayoría solicitaban la devolución. De todos modos, sólo han sido dos casos.
Ultimas novedades sobre mis libros;
"Las cien mejores anécdotas de la Segunda Guerra Mundial" sigue vendiéndose más que los libros de Cornelius Ryan (lo cual considero injusto, por otra parte, porque C.R. es fantástico) y en poco tiempo saldrá una nueva edición en bolsillo, pero directamente en Inédita.
"Hechos insólitos de la Segunda Guerra Mundial", este sí, se vende menos que Cornelius Ryan (aunque éste me gusta más que el primero) y también volverá a salir en bolsillo.
Del "¡Es la guerra! Las mejores anécdotas de la historia militar" supongo que saldrá una nueva edición en bolsillo, pero no es seguro (es una lástima, porque el libro es muy bueno, pero sacarlo directamente en bolsillo fue un error). Tengo una versión ampliada que está muy bien, pero no sé cuándo saldrá. Una pena... creo que éste es mi libro maldito.
"Enigmas y Misterios de la Segunda Guerra Mundial" tendrá nueva edición en otoño porque está casi agotada la primera edición, y de "Breve Historia de la Segunda Guerra Mundial" no hay datos aún, pero parece que va funcionando porque se agotó en FNAC y Corte Inglés y van reponiendo cada dos pro tres, por lo que supongo que saldrá pronto la segunda edición.
Pues esto es lo que hay. ¿Proyectos?... pues algo se cuece, quizás salga algo o para Navidad o para después. Ya veremos. Pero lo que es seguro es que son historias que sorprenderán...
¡Un saludo!
viernes, agosto 11, 2006
Zippo, un encendedor inmortal
Zippo tuneado por un soldado alemán
El popular encencedor Zippo se convirtió en un elemento imprescindible del equipo de los soldados norteamericanos durante la contienda. En cuanto varios soldados se sentaban a descansar, aparecía alguna cajetilla de tabaco para compartir e, indefectiblemente, un Zippo preparado para encender uno a uno los cigarrillos.
Este utensilio, de diseño imperecedero, había sido creado por George G. Blaisdell en el año 1932, en Bradford, Pensilvania, aunque para ello se basó en un encendedor austríaco similar. De forma rectangular y de metal ligero, es un encendedor resistente y de larga vida, puesto que es recargable y las piezas sometidas a desgaste pueden ser sustituidas.
El original nombre procede de la palabra zipper (cremallera). A Blaisdell le encantaba el sonido de esta palabra, por lo que a su invención le nombró Zippo. Se estima que se han producido acerca de 400 millones de encendedores Zippo y actualmente se producen 12 millones al año con más de un millar de modelos distintos.
Si la popularidad de este encendedor ha alcanzado semejantes cifras, se debe en buena parte a su expansión durante la Segunda Guerra Mundial; a los soldados aliados les fue entregado un encendedor Zippo como parte de los pertrechos de guerra, ya que la característica más llamativa de éstos es que no se apagan con el viento, a diferencia de otros tipos de encendedores. La manera de extinguir la llama es cerrando la tapa superior, agotándose así el oxígeno. Además, podía emplearse cualquier tipo de líquido inflamable para recargarlo, como gasolina, queroseno o incluso alguna bebida alcohólica de alta graduación.
El modelo D XII fue el utilizado por los Aliados, el que hasta nuestros días es el más popular, pero éstos diferían de los empleados en la vida civil, puesto que todos ellos estaban pintados de color negro mate. El motivo era que el acabado brillante original que ofrecía el cromo o el níquel podía reflejar los rayos del sol y, por lo tanto, delatar a un enemigo acechante la posición de su poseedor.
La única excepción eran los utilizados por las tripulaciones de los tanques. Para poder distinguirlos en la penumbra del interior de los vehículos, los soldados solían pintarlos a su vez de un color claro.
Pero los soldados norteamericanos no sólo empleaban sus Zippo para encenderse un cigarrillo. En los largos períodos de inactividad, se combatía el aburrimiento personalizando los encendedores; se incrustaban monedas o insignias, se escribía el nombre del propietario o se grababa cualquier dibujo, en una reedición del admirable “arte de trinchera” de la Primera Guerra Mundial.
Los soldados germanos tampoco pudieron escapar a la fascinación por los Zippo. Cuando se registraba el cadáver de un combatiente aliado o a un prisionero, su encendedor era el más preciado botín, del mismo modo que lo eran sus dagas de las SS o sus pistolas Luger para los Aliados. A su vez, los alemanes rivalizaban entre ellos en la afición por personalizarlos, en este caso incrustrando en ellos esvásticas.
El corresponsal de guerra más famoso de la Segunda Guerra Mundial, el norteamericano Ernie Pyle, se haría eco de la pasión existente por ese humilde artilugio. En una de sus crónicas –que eran publicadas en cuatrocientos diarios y trescientas revistas- se refería a este fenómeno afirmando: “El encendedor Zippo tiene una gran demanda en el frente (...). Estoy convencido que el Zippo es el objeto más codiciado por nuestros soldados” .
Pero la historia de los Zippo también posee su cara oscura. Esto formaban parte del equipo de los soldados norteamericanos destinados en Vietnam, en donde eran utilizados, no sólo para encender cigarrillos sino para quemar los poblados cuyos habitantes presuntamente colaboraban con el Vietcong. A esas acciones indiscriminadas se les denominaría “incursiones Zippo”.
miércoles, agosto 09, 2006
La Biblia de Hitler
El odio visceral de Hitler hacia los judíos le llevó incluso a promover la reescritura de la Biblia con el objetivo de eliminar en lo posible las referencias al judaísmo y a su cultura, según acaba de publicar el diario alemán Bild.
En mayo de 1939, el Führer impulsó la fundación de una institución con el fin de “limpiar los textos sagrados de la influencia no aria”, tal como constaba en sus objetivos. El encargado de este trabajo sería un grupo de teólogos evangélicos de la ciudad de Eisenach.
Uno de los frutos de esta operación fue la publicación de la versión nazi de la Biblia, titulada “Los alemanes con Dios. Un libro de fe alemán”. En ella, los teólogos nazis introdujeron, entre otras cosas, un compendio de doce mandamientos, dos más que los tradicionalmente conocidos. Además, publicaron otro volumen de cantos religiosos titulado “Gran Dios, nosotros te alabamos”.
De este modo, términos judíos como “Jehová” y “Aleluya” fueron simplemente eliminados, mientras pasajes enteros de las Escrituras fueron reelaborados en clave antijudía.
Al parecer, Hitler quedó entusiasmado por el trabajo de “limpieza” llevado a cabo por el grupo de teólogos, premiando al director de la institución, Walter Grundmann (1906-1976), con el título de “profesor”.
lunes, agosto 07, 2006
La segunda destrucción de Pompeya
Transcribo textualmente una noticia aparecida hoy en LA RAZON DIGITAL, que creo que es muy interesamte porque nunca había oído hablar sobre esto.
Lo que el Vesubio donó a la Historia del Arte, a punto estuvo de llevárselo por delante la II Guerra Mundial.
En el verano de 1943, la aviación aliada bombardeó repetidamente casi toda la región de Nápoles y el yacimiento arqueológico de Pompeya no fue una excepción. La campaña de bombardeos estuvo a punto de aniquilar el testimonio más importante de la vida cotidiana durante el Imperio Romano. Una entera ciudad que el año 78 quedó sepultada bajo la lava del Vesubio. Los arqueólogos llevan años discutiendo cuáles fueron los daños reales de aquel brutal bombardeo.
El investigador español Laurentino García, residente en Italia y autor de un libro al respecto, narró en una reciente entrevista algunos de los detalles recogidos en «Daños de guerra en Pompeya».
Aviación americana. García ha ido recogiendo testimonios y manuscritos de los pocos testigos que sobrevivieron a la lluvia de fuego que cayó en los alrededores de Nápoles. También ha tenido acceso a una serie de fotografías realizadas pocos días después de los ataques. La conclusión es que en los yacimientos de Pompeya cayeron unas 190 bombas, procedentes de la aviación norteamericana y británica. Según el investigador, el fuego aliado causó «daños irreparables» que hasta ahora han sido ocultados por motivos políticos y como parte de la campaña de lavado de imagen que los vencedores llevaron a cabo tras la II Guerra Mundial. «Si hubieran sido bombas de Hitler, se habrían atribuido con gusto a la barbarie nazi», aseguró García.
Los restos de aquel salvaje bombardeo siguen brotando hoy en día, al ritmo de las nuevas excavaciones que se practican en los yacimientos. El 14 de julio, los arqueólogos encontraron una bomba de mortero en la llamada «Casa del quirurgo». Aquel día Pompeya se cerró y las fuerzas de seguridad desactivaron el artefacto como si se tratase de una trampa terrorista. Las autoridades del museo han decidido exponer la bomba como recuerdo de la tragedia de aquel verano de 1943. Una tragedia de la que se consiguió salvar casi todo el patrimonio artístico de Pompeya, pero en la que sin embargo murieron decenas de civiles italianos.
Otras casas de la ciudad también fueron afectadas por el bombardeo de manera evidente. Por ejemplo, la «Casa de las Venus», cuyos daños aparecen detallados incluso en las guías turísticas que pueden comprarse a la entrada de los yacimientos.
Pero hay más. Según García, también quedó completamente destruido un museo con casi dos millares de objetos, entre ellos el fresco más grande que se conservaba, una representación del mito de Diana y Acteón que podría haberse convertido en la pintura romana original más importante de cuantas han sobrevivido hasta nuestros días. Según la misma hipótesis, también habrían sido calcinados por las bombas varios de los famosos «cuerpos pompeyanos», las espeluznantes figuras creadas a partir de los huecos que dejaron en la lava solidificada los muertos.
«Pompeya, una ciudad que en el siglo I ya tenía aceras, pasos de cebra, alcantarillado, bares y una embrionaria democracia, salvó su legado por segunda vez gracias a que las bombas fueron misericordiosas y no tocaron los lugares más emblemáticos», explicó García, considerando improbable que los bombardeos fuesen premeditados. «No fue un solo día, sino al menos ocho días consecutivos los que duraron los bombardeos en la zona», explicó.
«Quizá con el objetivo de aniquilar a las tropas de Hitler, iban arrasando y no tenían cuidado, ni se percataban de lo que podía haber debajo», apuntó el investigador, que dirige la editorial italiana Bardi, especializada en libros científicos y de arte.
Lo que el Vesubio donó a la Historia del Arte, a punto estuvo de llevárselo por delante la II Guerra Mundial.
En el verano de 1943, la aviación aliada bombardeó repetidamente casi toda la región de Nápoles y el yacimiento arqueológico de Pompeya no fue una excepción. La campaña de bombardeos estuvo a punto de aniquilar el testimonio más importante de la vida cotidiana durante el Imperio Romano. Una entera ciudad que el año 78 quedó sepultada bajo la lava del Vesubio. Los arqueólogos llevan años discutiendo cuáles fueron los daños reales de aquel brutal bombardeo.
El investigador español Laurentino García, residente en Italia y autor de un libro al respecto, narró en una reciente entrevista algunos de los detalles recogidos en «Daños de guerra en Pompeya».
Aviación americana. García ha ido recogiendo testimonios y manuscritos de los pocos testigos que sobrevivieron a la lluvia de fuego que cayó en los alrededores de Nápoles. También ha tenido acceso a una serie de fotografías realizadas pocos días después de los ataques. La conclusión es que en los yacimientos de Pompeya cayeron unas 190 bombas, procedentes de la aviación norteamericana y británica. Según el investigador, el fuego aliado causó «daños irreparables» que hasta ahora han sido ocultados por motivos políticos y como parte de la campaña de lavado de imagen que los vencedores llevaron a cabo tras la II Guerra Mundial. «Si hubieran sido bombas de Hitler, se habrían atribuido con gusto a la barbarie nazi», aseguró García.
Los restos de aquel salvaje bombardeo siguen brotando hoy en día, al ritmo de las nuevas excavaciones que se practican en los yacimientos. El 14 de julio, los arqueólogos encontraron una bomba de mortero en la llamada «Casa del quirurgo». Aquel día Pompeya se cerró y las fuerzas de seguridad desactivaron el artefacto como si se tratase de una trampa terrorista. Las autoridades del museo han decidido exponer la bomba como recuerdo de la tragedia de aquel verano de 1943. Una tragedia de la que se consiguió salvar casi todo el patrimonio artístico de Pompeya, pero en la que sin embargo murieron decenas de civiles italianos.
Otras casas de la ciudad también fueron afectadas por el bombardeo de manera evidente. Por ejemplo, la «Casa de las Venus», cuyos daños aparecen detallados incluso en las guías turísticas que pueden comprarse a la entrada de los yacimientos.
Pero hay más. Según García, también quedó completamente destruido un museo con casi dos millares de objetos, entre ellos el fresco más grande que se conservaba, una representación del mito de Diana y Acteón que podría haberse convertido en la pintura romana original más importante de cuantas han sobrevivido hasta nuestros días. Según la misma hipótesis, también habrían sido calcinados por las bombas varios de los famosos «cuerpos pompeyanos», las espeluznantes figuras creadas a partir de los huecos que dejaron en la lava solidificada los muertos.
«Pompeya, una ciudad que en el siglo I ya tenía aceras, pasos de cebra, alcantarillado, bares y una embrionaria democracia, salvó su legado por segunda vez gracias a que las bombas fueron misericordiosas y no tocaron los lugares más emblemáticos», explicó García, considerando improbable que los bombardeos fuesen premeditados. «No fue un solo día, sino al menos ocho días consecutivos los que duraron los bombardeos en la zona», explicó.
«Quizá con el objetivo de aniquilar a las tropas de Hitler, iban arrasando y no tenían cuidado, ni se percataban de lo que podía haber debajo», apuntó el investigador, que dirige la editorial italiana Bardi, especializada en libros científicos y de arte.
viernes, agosto 04, 2006
Manatí en salsa de ajo
Gracias al libro LA BATALLA DE MONTE CASSINO, de Matthew Parker, he descubierto esta curiosa historia. La he ampliado con información adicional y he aquí el resultado:
Manat�
En el otoño de 1943, el sur de Italia era víctima de un hambre atroz. La reciente rendición del gobierno transalpino, unida a la ocupación del país por los alemanes y el inicio de la campaña aliada para liberar el país, había sumido a esa región en el caos. Las cosechas se habían perdido y los canales de distribución de alimentos habían dejado de funcionar. Tan sólo era posible recurrir al floreciente mercado negro.
Los Aliados habían desembarcado ya en la península italiana y los alemanes establecían sucesivas líneas defensivas destinadas a entorpecer el avance de norteamericanos y británicos. Para las zonas que se encontraban todavía bajo control germano, alimentar a la población civil no constituía ninguna prioridad. Más bien, el hambre que padecían los italianos era visto con indiferencia e incluso satisfacción por los alemanes, que consideraban a sus antiguos aliados como traidores. Todos los recursos serían destinados a aprovisionar a las fuerzas encargadas de frenar la ofensiva aliada.
El hambre hizo estragos especialmente en Nápoles. Mientras que en las zonas rurales los campesinos sobrevivían a duras penas, en la ciudad era mucho más difícil encontrar algo para comer. Además, los alemanes habían destruido por completo las instalaciones portuarias y habían dejado a la ciudad sin agua ni electricidad. La mitad de los 800.000 habitantes de Nápoles había huido hacia el campo, empujados por el hambre.
El grado de desesperación de los napolitanos fue tal que el Aquarium de la ciudad llegó a convertirse en una inusual fuente de pescado fresco. Esta instalación, situada en los jardines de Via Caracciolo, había sido fundada por un alemán a finales del siglo XIX, siendo así el Aquarium más antiguo de Europa. La mayor parte de la colección de peces tropicales fue consumida, pero los habitantes de Nápoles decidieron guardar la pieza estrella, una cría de manatí, para ofrecerla a los Aliados cuando liberasen la ciudad. Pese a que la carne de este mamífero acuático que tiene su hábitat natural en las cálidas aguas del Caribe no es muy apreciada, para cualquier napolitano hubiera sido un bocado celestial. El afortunado militar que tendría el dudoso honor de hincarle el diente al manatí sería el general norteamericano Mark Clark.
El manatí fue cocinado en salsa de ajo y ofrecido a Clark, en calidad de conquistador de la ciudad. No sabemos la opinión del general sobre el original plato que se vio obligado a degustar, pero es seguro que el norteamericano, que ansiaba el protagonismo por encima de todo, se sintió enormemente halagado por el sincero homenaje que le brindaron los napolitanos.
Manat�
En el otoño de 1943, el sur de Italia era víctima de un hambre atroz. La reciente rendición del gobierno transalpino, unida a la ocupación del país por los alemanes y el inicio de la campaña aliada para liberar el país, había sumido a esa región en el caos. Las cosechas se habían perdido y los canales de distribución de alimentos habían dejado de funcionar. Tan sólo era posible recurrir al floreciente mercado negro.
Los Aliados habían desembarcado ya en la península italiana y los alemanes establecían sucesivas líneas defensivas destinadas a entorpecer el avance de norteamericanos y británicos. Para las zonas que se encontraban todavía bajo control germano, alimentar a la población civil no constituía ninguna prioridad. Más bien, el hambre que padecían los italianos era visto con indiferencia e incluso satisfacción por los alemanes, que consideraban a sus antiguos aliados como traidores. Todos los recursos serían destinados a aprovisionar a las fuerzas encargadas de frenar la ofensiva aliada.
El hambre hizo estragos especialmente en Nápoles. Mientras que en las zonas rurales los campesinos sobrevivían a duras penas, en la ciudad era mucho más difícil encontrar algo para comer. Además, los alemanes habían destruido por completo las instalaciones portuarias y habían dejado a la ciudad sin agua ni electricidad. La mitad de los 800.000 habitantes de Nápoles había huido hacia el campo, empujados por el hambre.
El grado de desesperación de los napolitanos fue tal que el Aquarium de la ciudad llegó a convertirse en una inusual fuente de pescado fresco. Esta instalación, situada en los jardines de Via Caracciolo, había sido fundada por un alemán a finales del siglo XIX, siendo así el Aquarium más antiguo de Europa. La mayor parte de la colección de peces tropicales fue consumida, pero los habitantes de Nápoles decidieron guardar la pieza estrella, una cría de manatí, para ofrecerla a los Aliados cuando liberasen la ciudad. Pese a que la carne de este mamífero acuático que tiene su hábitat natural en las cálidas aguas del Caribe no es muy apreciada, para cualquier napolitano hubiera sido un bocado celestial. El afortunado militar que tendría el dudoso honor de hincarle el diente al manatí sería el general norteamericano Mark Clark.
El manatí fue cocinado en salsa de ajo y ofrecido a Clark, en calidad de conquistador de la ciudad. No sabemos la opinión del general sobre el original plato que se vio obligado a degustar, pero es seguro que el norteamericano, que ansiaba el protagonismo por encima de todo, se sintió enormemente halagado por el sincero homenaje que le brindaron los napolitanos.
jueves, agosto 03, 2006
Lecturas veraniegas
El verano requiere un tipo adecuado de lectura; libros fáciles de llevar, ligeros de contenido, no muy largos y que atrapen desde la primera página.
He hecho una selección de libros que cumplen con estas condiciones y que, además, su precio se mueva en torno a los 10 euros.
Así que mis recomendaciones para este verano serían las siguientes:
EL PUENTE PEGASUS, de Stephen Ambrose (Inédita): Ha salido en bolsillo y es una buena oportunidad de hacerse con un libro apasionante, que lo mejor que se puede decir es que se hace corto. Trata de la toma del puente Pegasus por tropas aerotransportadas británicas en la madrugada del Día-D.
Lo mejor: Tiene detrás un gran trabajo de documentación.
Lo peor: En dos tardes está leído.
PACIFIC ALAMO, de John Wukowits (Inédita): También acaba de salir en bolsillo y es igual de apasionante, aunque más largo que el anterior. Te transmite todas las sensaciones de la batalla por la isla de Wake.
Lo mejor: Acción trepidante.
Lo peor: Barras y estrella a saco.
EL ENIGMA NAZI y LAS CLAVES ESOTÉRICAS DEL III REICH, de José Lesta (Edaf): Estos dos libros, aunque ya tienen unos meses, son muy interesantes, amenos y sorprendentes.
Lo mejor: Contiene investigaciones propias.
Lo peor: Da por ciertas algunas historias dudosas.
EL DÍA MÁS LARGO, de Cornelius Ryan (Inédita): Ha salido en bolsillo y, si queda alguien que no lo haya leído, es una buena oportunidad de disfrutar con su lectura. Absolutamente indispensable.
Lo mejor: Trata el Día-D desde todos los ángulos.
Lo peor: Ojalá tuviera 600 páginas en vez de 300.
PILOTO DE STUKAS, de Hans Ulrich Rudel (Acervo): Aventuras en el frente ruso del aviador alemán más condecorado, contadas por el mismo.
Lo mejor: La tenacidad del autor.
Lo peor: Libro difícil de encontrar (sólo lo he visto en el Corte Inglés).
LA GUERRA DEL VINO, de Don & Peti Kladstrup (Obelisco): Cómo los franceses ocultaron sus mejores vinos a los alemanes.
Lo mejor: Contiene anécdotas muy divertidas.
Lo peor: Presenta a todos los franceses como héroes de la Resistencia.
Y, por último, cualquier libro de SVEN HASSEL también puede proporcionar grandes momentos en este verano.
He hecho una selección de libros que cumplen con estas condiciones y que, además, su precio se mueva en torno a los 10 euros.
Así que mis recomendaciones para este verano serían las siguientes:
EL PUENTE PEGASUS, de Stephen Ambrose (Inédita): Ha salido en bolsillo y es una buena oportunidad de hacerse con un libro apasionante, que lo mejor que se puede decir es que se hace corto. Trata de la toma del puente Pegasus por tropas aerotransportadas británicas en la madrugada del Día-D.
Lo mejor: Tiene detrás un gran trabajo de documentación.
Lo peor: En dos tardes está leído.
PACIFIC ALAMO, de John Wukowits (Inédita): También acaba de salir en bolsillo y es igual de apasionante, aunque más largo que el anterior. Te transmite todas las sensaciones de la batalla por la isla de Wake.
Lo mejor: Acción trepidante.
Lo peor: Barras y estrella a saco.
EL ENIGMA NAZI y LAS CLAVES ESOTÉRICAS DEL III REICH, de José Lesta (Edaf): Estos dos libros, aunque ya tienen unos meses, son muy interesantes, amenos y sorprendentes.
Lo mejor: Contiene investigaciones propias.
Lo peor: Da por ciertas algunas historias dudosas.
EL DÍA MÁS LARGO, de Cornelius Ryan (Inédita): Ha salido en bolsillo y, si queda alguien que no lo haya leído, es una buena oportunidad de disfrutar con su lectura. Absolutamente indispensable.
Lo mejor: Trata el Día-D desde todos los ángulos.
Lo peor: Ojalá tuviera 600 páginas en vez de 300.
PILOTO DE STUKAS, de Hans Ulrich Rudel (Acervo): Aventuras en el frente ruso del aviador alemán más condecorado, contadas por el mismo.
Lo mejor: La tenacidad del autor.
Lo peor: Libro difícil de encontrar (sólo lo he visto en el Corte Inglés).
LA GUERRA DEL VINO, de Don & Peti Kladstrup (Obelisco): Cómo los franceses ocultaron sus mejores vinos a los alemanes.
Lo mejor: Contiene anécdotas muy divertidas.
Lo peor: Presenta a todos los franceses como héroes de la Resistencia.
Y, por último, cualquier libro de SVEN HASSEL también puede proporcionar grandes momentos en este verano.
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