Bien, estoy un poco cansado porque esta mañana me he chupado cuatro horas de cola para conseguir las entradas para el concierto de Bruce Springsteen en el Camp Nou. La verdad es que paso del Boss, desde el Born in USA está viviendo de rentas, pero a mi mujer le hace mucha ilusión ir a verlo... así que me ha tocado hacer allí el pringao toda la mañana. Por cierto, la gente ha arrasado y en ocho horas se han vendido las 74.000 entradas, y eso que valían una pasta, luego dicen que la gente no puede con la hipoteca.Nada, nosotros a lo nuestro; como he visto que alguno ha alucinado con la historia del submarino confederado, pues voy a sorprender con algo más increíble... ni más ni menos que la historia del misil balístico de la Confederación.
Pero antes mirad esta foto que he descubierto, de unos soldados norteamericanos en la Guerra de Vietnam enarbolando la bandera de guerra rebelde, curioso, ¿no?
Pues vamos a lo que vamos. Resulta que en 1958 saltó a las páginas de los periódicos un relato impactante. Ese año, varios rotativos sureños reprodujeron una crónica desde Viena de un corresponsal que firmaba simplemente como "C.R. Johnson". En ella, su autor revelaba un supuesto plan secreto que había sido llevado a cabo por el gobierno confederado durante la Guerra Civil, y del que nadie había sabido nada hasta ese momento.Al parecer, el hijo de un agente secreto británico que había sido destinado entonces a la capital rebelde, Richmond, se había decidido a hacer público el trabajo que su padre había desarrollado al servicio de la causa sudista. Resulta que el agente inglés proporcionó a los científicos sureños la clave para licuar el oxígeno y obtuvo la ayuda de un físico alemán, Ernst Mach, para construir una pequeña turbina dotada de un giroscopio estabilizador. El resultado de la labor de este anónimo agente británico sería la construcción del primer misil balístico de la historia.
Siempre siguiendo la crónica del corresponsal en Viena, la evolución del proyecto no culminó hasta marzo de 1865, cuando se decidió el lanzamiento del artefacto. El misil, en el que aparecían bien visibles las letras CSA, fue emplazado en la orilla del río James. Tanto el presidente Jefferson Davis (en la foto) como el resto del gabinete escribieron su nombre en él. El destino del misil sería impactar en la capital federal, Washington.
Se envió un grupo de exploradores para que se situasen entre las dos capitales, con el fin de que pudieran seguir la trayectoria, pertrechados de catalejos. El misil fue encendido mediante un dispositivo eléctrico y se elevó en el aire, hasta desaparecer en el cielo. El misil no alcanzó su objetivo, pero tampoco nadie vio dónde cayó, por lo que nunca pudo éste ser analizado. La documentación relativa a su construcción fue destruida, por lo que todo el proyecto permaneció en secreto, hasta que el afortunado corresponsal en Viena tuvo la suerte de contar con el explosivo testimonio del hijo de aquel agente británico.

Esta historia es relatada en la página 245 del ameno e interesante libro de Burke Davis The Civil War. Strange & Fascinating Facts, correspondiente al capítulo dedicado a los mitos y leyendas del conflicto, a lo que el autor denomina The Folklore.
Así que siento decepcionar a los que creían que este episodio podía ser cierto; no fue más que una invención de ese corresponsal vienés, pero hay que reconocer que la historia merecería ser cierta...

Los ocho hombres que participaron y murieron en aquella misión han sido elevados a la categoría de héroes, un encumbramiento totalmente justificado, ya que debían ser conscientes de las escasas posibilidades que tenían de volver con vida. Sin embargo, muy poco se sabe de ellos, y ni siquiera se conocen suficientes datos biográficos del hombre que estaba al mando, el teniente Dixon, del que se creía que esta foto era suya, pero que hoy existen serias dudas de que corresponda a él.
Todo lo que rodeaba al Hunley estaba envuelto en el misterio -se desconocía incluso sus medidas y su forma-, hasta que en 1995 se localizó su emplazamiento. Gracias a sofisticados sistemas de elevación, el Hunley, que estaba casi cubierto por el lodo, fue izado en bloque en el año 2000, y sometido a un completo estudio.
Lo primero que sorprendió a los expertos fue su diseño avanzado; tenía forma alargada y los remaches estaban aplastados, lo que evidenciaba una preocupación por la aerodinámica. De todos modos, carecía de sistema de ventilación y una vela era la encargada de alertar de la falta de oxígeno.
El 17 de abril de 2004, todos ellos fueron enterrados con honores militares en el Cementerio Magnolia de Charleston, en una ceremonia a la que asistió una multitud de 50.000 personas, y que fue denominada "El Último Funeral Confederado". De esta ceremonia hay imágenes en
Si os ha gustado esta historia, os aconsejo que os pilléis la peli para TV "The Hunley", que la podéis sacar de dónde ya sabéis. Sólo dura 45 minutos, pero está bastante bien hecha y la reconstrucción de toda la misión es muy convincente. Si queréis saber más, podéis buscar del mismo modo el interesante documental que se ha hecho sobre el Hunley.

Esta guerra es increíblemente interesante, y no dejo de descubrir nuevos y excitantes capítulos. El último fue ayer mismo, por la noche, en una jornada que fue casi monotemática.
El autor es Jeff Shaara, el hijo de Michael Shaara, el autor de Angeles Asesinos, la novela más conocida sobre la batalla de Gettysburg. Aunque lo he visto ya anunciado en algunas webs, no he conseguido averiguar la editorial, algo raro pasa, pero bueno, si es verdad que ha salido a la venta me lo pillaré.
Así que, en el caso de que Chávez dedica mandarnos un recadito nuclear, nos queda el consuelo de que, al menos, quedaría alguna Deinococcus española para decirle al gorila rojo: "¿Por qué no te callas?". 






Como sabéis, Tibbets murió el pasado jueves 1 de noviembre, a los 92 años. Pese a que fue el ejecutor directo de las 100.000 personas que murieron en Hiroshima, Tibbets nunca sintió remordimientos. Claro que quien dio la orden fue el presidente Truman, y que Tibbets no fue el único que participó en la misión, pero era la cabeza visible y el que recibió todas las felicitaciones y condecoraciones.

El fuego pareció haber sido iniciado en varios lugares y, en el momento en que llegaron los bomberos, se produjo un enorme incendio en la Cámara de Diputad