viernes, noviembre 26, 2010
Guerra en las favelas
Bueno, como os dije, estoy liado con un nuevo proyecto, pero voy a postear algo que me parece interesante, aunque voy a ser telegráfico porque no tengo tiempo de enrollarme.
Como sabéis, ha estallado una auténtica guerra en las favelas de Río de Janeiro. Con el Mundial del 2014 y de los Juegos Olímpicos del 2016 en el horizonte, las autoridades de Rio se han lanzado a acabar de una vez por todas con la violencia endémica de las favelas.
Para que os ambientéis, podéis escuchar a Marcelo D2, un rapero brasileño que es muy popular allí:
No sé si los conocéis, pero los encargados de plantar cara a las bandas de narcotraficantes son los miembros del BOPE (Batallón de Operaciones Policiales Especiales).
Hablando en plata, estos tíos tienen unos huevos así de grandes; no en vano están considerados como el mejor equipo de combate urbano del mundo... y no me diréis que su escudo no mola:
Pues se ve que quieren acabar de una vez con el asunto, ya que han recurrido por primera vez a tanques de la Marina brasileña para poder avanzar por las favelas e ir controlando el terreno. Es increíble, eso sería para verlo...
Pues bien, con la excusa de esta historia, os recomiendo de manera ferviente la peli TROPA DE ÉLITE, que está muy bien. Es verdad que tiene un mensaje que alguno puede calificar de filofascista, pero lo que está claro que es que escapa al buenismo imperante y, por tanto, es políticamente incorrecto, lo cual ya es un mérito.
Dejando de lado eso, el film sirve para hacerte una idea de cómo es el combate diario de este cuerpo de élite en las favelas. Lo que más me gusta es el tema del entrenamiento de los miembros del BOPE, está muy logrado; genial la escena de cuando tiran el rancho por el suelo y los reclutas se lo deben comer...
La peli la podéis ver online AQUÍ. Clickad directamente en el círculo que os aparezca, los botones de "baja" y "alta" resolución es publicidad. También la podéis ver AQUÍ; es la segunda pantalla bajando, la que pone Opción 2.
Hace muy poco han estrenado en Brasil TROPA DE ELITE 2. Esta todavía no la he visto, pero seguro que también está muy bien.
Ya puestos, supongo que todos habéis visto CIUDAD DE DIOS, otra película ambientada en las favelas, y que está en el Top Ten de mis pelis favoritas.
Si todavía hay algún despistado que no la haya visto, la puede disfrutar online AQUÍ.
Las dos os las he puesto dobladas al español, pero os aconsejo que las veáis en versión original subtitulada, es mucho más auténtico, pero eso ya las buscáis vosotros, no os lo voy a dar todo hecho...
miércoles, noviembre 17, 2010
HITLER IN LOVE
Bueno, la polémica está servida. Ayer se presentó en Vitoria un cortometraje titulado HITLER IN LOVE, escrito por el guionista Hernán Migoya, que recuerdo que ya protagonizó otra polémica hace unos años a cuenta de un libro titulado "Todas putas".
Pues nada, como hoy día es cada vez más difícil escandalizar, excepto para Sánchez Dragó, Migoya ha apostado por atacar uno de los últimos tabúes. Así que ha lanzado este provocador cortometraje que seguro que levantará ampollas entre los escandalizables habituales, y que ha sido presentado como "una apasionante y romántica historia de amor".
Aquí tenéis el tráiler para comprobar que la cosa promete:
Para ver el cortometraje tenéis que entrar en la web HITLERINLOVE.ES y obtener la clave necesaria para visionarlo obteniendo las letras en un videojuego. Yo lo he intentado y he fracasado estrepitosamente, así que se lo diré a mi hijo de cinco años, que es un experto en el Super Mario Bros, y que seguro que esto lo saca en un plisplás.
Pues venga, a ver si lo conseguís ver y decís si responde a las expectativas...
lunes, noviembre 15, 2010
El hombre que nos salvó de la III Guerra Mundial
Bien, todavía estoy digiriendo el disgusto por lo de Fernando Alonso, es que el cabreo que llevo por la chapuza de Ferrari, con tanto ingeniero de pista y tanto ordenador, no me lo quita nadie y creo que me va a durar bastante... esa imagen del coche amarillo de Petrov delante del de Alonso va a ser una pesadilla recurrente durante mucho tiempo...
Bueno, vamos a lo que importa... ¿os suena este cantante? Igual él no, pero la canción segurísimo que la habéis oido alguna vez:
Se trata del cantante británico JAMES BLUNT. Pues bien, resulta que este hombre nos salvó de la Tercera Guerra Mundial, o al menos es lo que se desprende de lo que ha declarado a una emisora de radio.
Blunt, que antes de convertirse en cantante de éxito fue militar, fue el protagonista de una acción que discurrió en Kosovo en 1999. Según él, evitó que estallase un conflicto con Rusia al rechazar una orden del general estadounidense Wesley Clark de desalojar por la fuerza a los soldados rusos que tomaron el control del aeropuerto de Pristina, capital de Kosovo.
El cantante, que entonces dirigía al batallón británico que llegó al aeropuerto kosovar, aseguró que tuvo claro que atacar a los rusos hubiera desencadenado un conflicto mundial y que por eso rechazó la orden de un superior pese a saber que afrontaba un juicio militar.
"Recibí la orden directa de rendir por la fuerza a los aproximadamente 200 rusos que había allí. Yo era el mando y tenía a los hombres detrás. Eran soldados del Regimiento de Paracaidistas, así que obviamente estaban preparados para luchar", dijo Blunt a la emisora.
"La orden directa vino del general Wesley Clark y era la de rendirlos por la fuerza. Se utilizaron palabras a las que no estábamos acostumbrados, palabras como 'destruir' se escucharon a través de la radio".
Blunt lo recordó como "una situación de locos", porque "teníamos en frente a doscientos rusos apuntándonos con sus armas de manera agresiva y nos habían dicho que teníamos que tomar el control del aeropuerto para que la OTAN tuviera la iniciativa".
El cantante tiene claro que haber hecho caso a Clark, entonces comandante supremo de las fuerzas de la OTAN en Europa, hubiera desencadenado una contienda mundial: "Sin duda, y esa es la razón por la que pusimos en cuestión las instrucciones del general".
"Afortunadamente, se escuchó en la radio al general Mike Jackson, cuyas palabras exactas en aquel momento fueron: 'No voy a hacer responsables a mis soldados de comenzar la Tercera Guerra Mundial'". "Nos dijo también que nos disolviéramos a lo largo de la carretera, es decir que rodeáramos el aeropuerto. Después de un par de días los rusos nos dijeron: 'Un momento, no tenemos comida y no tenemos agua. ¿Podemos compartir el aeropuerto con vosotros?'".
Sí, todo esto suena un poco así, aunque todos sabemos que los casus belli los carga el diablo. De todos modos, eso de pegarse la vacilada de decir "yo salvé al mundo" no está al alcance de cualquiera...
miércoles, noviembre 10, 2010
Entrevista en Radio 5
Bueno, como sabéis, mañana 11 de noviembre se cumplen 92 años del final de la Primera Guerra Mundial. Con ese motivo, y en calidad de experto en la materia -o de historiador que tenían más a mano-, mañana me entrevistan en RADIO 5.
Será una cosa cortita, 5-10 minutos, y se emitirá sobre las 12.45 del mediodía aproximadamente.
La web de la emisora, en la que se puede escuchar en directo, es ESTA.
Para destacar la efemérides, tenía pensado narraros aquí los últimos instantes de la Gran Guerra tal como se vivió entonces, el que sería el momento más emocionante de todo el conflicto y en el que tuvo lugar también una pequeña tragedia, pero nada, el que quiera saberlo, que se compre mi libro TODO LO QUE DEBE SABER SOBRE LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL, en el que viene todo bien explicadito...
Pues venga, espero que la entrevista os resulte interesante.
lunes, noviembre 08, 2010
A Brasil en el Hindenburg
Bueno, si se me apareciese un hada madrina y me concediese un deseo, no tengo ninguna duda de lo que pediría; ni lo último de Apple, ni una megatele de plasma, ni siquiera un Hummer... le pediría poder viajar en el tiempo. No sé si vosotros también pediríais lo mismo, aunque me temo que bastantes sois tan frikis como yo y coincidiríais conmigo...
...y también me temo que el primero de esos viajes en el tiempo sería a Alemania en los años treinta, como si no os conociera. Pues sí, la verdad es que me pondría las botas; el día de la inauguración de los Juegos Olímpicos de Berlín, un día en el Congreso del Partido en Núremberg en el que estuviera programada la espectacular Catedral de Luz de Speer..., y por supuesto, realizar un viaje en el dirigible Hindenburg.
Si me dieran a elegir un trayecto, escogería el de la ruta a Brasil, que también cubrió el Graf Zeppelin. En efecto, el Hindenburg realizó un total de siete viajes a Río de Janeiro. El primero tuvo lugar el 31 de marzo de 1936, y es narrado en detalle en mi último libro, EL DESASTRE DEL HINDENBURG.
La tarde anterior, los 52 afortunados pasajeros de ese vuelo inaugural fueron llegando al Hotel Kurgarten de Frankfurt, en donde recibieron sus billetes. Después de una cena frugal se acostaron muy temprano, ya que debían ponerse en pie antes de las tres de la madrugada para estar en el aeródromo de Lowental a las cuatro.
A la hora prevista, envueltos todavía en la oscuridad de la noche pero excitados por el inminente viaje, pasajeros y tripulantes se levantaron, recogieron su equipaje y fueron trasladados al campo de aviación. Una vez allí, cumplimentaron las formalidades aduaneras y subieron a bordo del Hindenburg por la escalera articulada.
La aeronave soltó amarras e inició su ascenso a las cinco y media, poniendo rumbo al norte, ya que los franceses no concedieron permiso para que el dirigible atravesase su territorio. En su ruta sobre el canal de la Mancha, el Hindenburg recibió el saludo en cubierta de los pasajeros de un barco de la organización KdF, el Oceana, en el que viajaban trabajadores alemanes a los que les había correspondido el disfrute de un crucero de dos semanas a Madeira. El dirigible también recibiría el saludo, aunque más comedido, de los tripulantes de tres destructores británicos que navegaban a unas cincuenta millas al noroeste de Lisboa.
El tiempo sobre el golfo de Vizcaya sería algo movido, y el zepelín tuvo que volar a unos escasos doscientos cincuenta metros del agua para evitar los fuertes vientos que soplaban en capas superiores. Pero después volvería la calma y los pasajeros pudieron disfrutar del viaje.
Para algunas señoras, su mayor preocupación consistía al principio en elegir el vestido adecuado, ya que la mayoría de ellas se ponían un vestido de noche a la hora de la cena. Sin embargo, con el paso de los días, esa distinción dejó poco a poco de existir y cada una comenzó a combinar su vestuario de manera más desenfadada.
Aún así, tanto hombres como mujeres se pusieron sus mejores galas en la madrugada del viernes 3 de abril para celebrar el tradicional paso del ecuador; se sirvió una cena especial regada con buen vino que comenzó muy tranquila, pero que acabó con los pasajeros regándose unos a otros con botellas de agua con gas y formando una improvisada conga que recorrió toda la cubierta. Una vez recuperado el resuello, y como guinda de la fiesta, el capitán entregó a cada uno de los viajeros un “certificado” que atestiguaba que el interesado había atravesado el ecuador.
A las nueve de la mañana del sábado, mientras la mayoría del pasaje descansaba todavía en sus camarotes, reponiendo fuerzas tras la divertida velada, el Hindenburg alcanzó la costa brasileña a la altura de Recife. Naturalmente, en cuanto corrió la voz, todos los viajeros salieron apresuradamente de sus camarotes y se precipitaron sobre los ventanales para poder contemplar tierra brasileña.
Para que os ambientéis, poneos de fondo esta música:
Aunque el Hindenburg pasaba de largo en dirección a Río, los habitantes de Recife se lanzaron a las calles para darle la bienvenida a Brasil. Los pasajeros, sorprendidos y emocionados por el caluroso recibimiento, agitaban sus pañuelos a través de los grandes ventanales. Desde la aeronave se arrojó una saca de correspondencia que tenía como destino el norte del país y prosiguió su ruta.
El Hindenburg llegó a Río de Janeiro al amanecer del sábado 4 de abril de 1936. Sus pasajeros pudieron admirar desde las alturas el Pan de Azúcar y el Cristo de Corcovado, así como las playas bordeadas de palmeras. Sin embargo, en esa primera ocasión, la lluvia vino a deslucir esa visión, pero en los vuelos sucesivos los viajeros sí que pudieron disfrutar de ese extraordinario panorama resplandeciente bajo los rayos de un sol tropical.
Se preveía que el recibimiento del dirigible germano a la entonces capital brasileña iba a ser apoteósico, pero la intensa lluvia hizo que la gente desistiese de acudir en masa al aeródromo de Santa Cruz. De todos modos, el gobierno brasileño no había organizado ningún recibimiento oficial, al existir un cierto malestar con el gobierno alemán por culpa de algunas diferencias sobre la financiación de un hangar para dirigibles que se estaba construyendo en el aeródromo.
Aquí, una foto del antecesor del Hindenburg, el Graf Zeppelin, sobrevolando también Río de Janeiro.
Con la llegada del Hindenburg a Río, ese primer viaje a Sudamérica se había saldado con un éxito brillante. Los diarios brasileños, británicos y holandeses, además obviamente de los alemanes, vertieron todo tipo de elogios hacia el comportamiento de la aeronave en ese reto del que había salido airosa.
No obstante, el trayecto de vuelta resultaría muy movido y a punto estuvo de acabar en tragedia, pero eso ya tendréis que leerlo en mi libro.
Al leer sobre estos viajes, y comparándolos con los actuales, tan adocenados, asépticos e impersonales, uno experimenta esa extraña sensación de la nostalgia por algo que no se ha vivido... y como parece que las hadas madrinas no se prodigan mucho últimamente, no tenemos otro remedio que conformarnos con imaginar cómo tuvo que ser disfrutar de ese viaje a Brasil en el Hindenburg, tan cargado de exotismo y aventura...
miércoles, noviembre 03, 2010
La épica aventura del Afrikaschiff
Bueno, amigos, disculpad mi prolongada ausencia… como dije, he estado liado con un asuntillo personal. Nada serio, simplemente que me he operado de la miopía; después de algunos años de dudas, ya que eso de que te anden en el ojo no es algo que despierte entusiasmo, me decidí a ello. Gracias a Dios y la precisión del láser todo ha ido todo perfecto, y ahora lo único que lamento es no haberlo hecho antes. Si alguno de vosotros le está dando vueltas y no se decide, que se anime; eso sí, que vaya a una clínica de reconocido prestigio sin mirar el precio, que en este tema las ofertas salen muy caras, y si tiene alguna duda que me lo comente por mail.
Pues vamos con el tema de hoy. Seguimos con mi libro de reciente aparición, EL DESASTRE DEL HINDENBURG. Ya he comprobado que está por todas partes, y bien situado, ahora a esperar a ver qué tal responde el público; todavía no tengo ningún dato al respecto.
Como es lógico, en mi libro hablo del malogrado Hindenburg, pero también hablo de la historia de los dirigibles, explicando todo el proceso que llevó a la construcción de ese prodigio de la técnica. Y el capítulo que me gusta más es el dedicado a los dirigibles durante la Primera Guerra Mundial.
Podréis comprobar que se dieron entonces historias realmente increíbles. Hay que reconocer que los tripulantes de los zepelines los tenían bien puestos para subirse a aquellos entonces rudimentarios artefactos, debido al alto riesgo de que cualquier tormenta los desmantelase a varios miles de metros de altura.
De eso hablo en el libro, pero hay otra historia que me ha llamado la atención. Se trata de la épica aventura de un dirigible al que se le encargó la misión de atravesar el continente africano de norte a sur. En el otoño de 1917, el káiser autorizó una operación para avituallar por aire, mediante un dirigible, a las tropas que se encontraban luchando heroicamente en el Africa Oriental alemana. Allí, el general Von Lettow-Vorbeck -un tipo que me cae genial-, al mando de un puñado de hombres y tropas indígenas, resistía todos los intentos británicos por desalojarlos del continente negro, una épica aventura que explico también en mi libro TODO LO QUE DEBE SABER SOBRE LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL.
Estaba previsto que la nave partiese a principios de octubre de 1917 y que llegase a mediados de mes. Para esta misión se recurrió al L 57, que fue construido añadiéndole dos bolsas de gas suplementarias, con lo que se convertiría en el mayor dirigible del mundo en ese momento. El Afrikaschiff, como así se denominó, fue cargado con ametralladoras, munición, víveres, medicinas y piezas de repuesto para la radio. Como el viaje sólo iba a ser de ida, el L 57 se construyó con materiales que pudieran ser aprovechados; la cubierta era de algodón destinado a la confección de uniformes -se enviaba una máquina de coser para ello- y con las piezas de la estructura de metal podía ensamblarse un generador eléctrico. Las bolsas de gas también podían reutilizarse.
El Afrikaschiff llegó al aeródromo de Yambol, situado en el sur Bulgaria, la base más meridional con que contaban las potencias centrales. Desde allí debía partir rumbo a un punto de la actual Tanzania previamente acordado por radio con Von Lettow-Vorbeck. Pero en la base búlgara la mala suerte se cebó con el L 57. El 7 de octubre, una vez cargado y listo para el viaje, se decidió realizar un vuelo de prueba para ver su comportamiento en vuelo, pero una tormenta tan violenta como inesperada le hizo precipitarse a tierra, quedando totalmente destrozado. Sin embargo, como venía siendo habitual, el desastre no hizo mella en el ánimo de los alemanes; un nuevo dirigible, el L 59 fue adaptado para la naturaleza de la misión y a mediados de noviembre ya estaba listo para emprenderla.
El nuevo Afrikaschiff partió de Yambol el 21 de noviembre de 1917. Pero, inmediatamente después de que el L 59 iniciase su largo viaje rumbo al sur de Africa, llegó a Alemania la noticia de que las tropas de Von Lettow-Vorbeck habían tenido que marcharse del lugar en el que se hallaban a la espera del dirigible, acosados por las fuerzas británicas, y se habían internado en la colonia portuguesa de Mozambique. El vuelo del L 59 debía abortarse, pero resultó imposible ponerse en contacto por radio con él, así que el Afrikaschiff siguió adelante con su viaje sin saber que sus compatriotas no estarían esperándoles en el punto de encuentro acordado.
El L 59 voló a través de Turquía, el Mediterráneo oriental y penetró en el continente africano al oeste del delta del Nilo, para evitar ser descubierto por los británicos, que se hallaban en la zona de El Cairo.
Cuando el Afrikaschiff se hallaba a la latitud de Khartum, el 23 de noviembre, se consiguió establecer contacto por radio él; se le informó por fin de que el encuentro con Von Lettow-Vorbeck no sería posible y que la misión quedaba anulada. Por tanto, debían dar media vuelta; así lo hicieron, y el L 59 regresó a Yambol el 25 de noviembre.
Aunque la misión no pudo completarse con éxito, el viaje del Afrikaschiff fue una gesta considerable, el viaje más largo hecho nunca por un dirigible hasta el momento. El L 59 había cubierto 7.000 kilómetros en vuelo continuado, atravesando una región de clima extremo, como era el desierto del Sáhara. La aeronave se quedó en Yambol, desde donde efectuaría varias misiones de bombardeo de larga distancia en el Mediterráneo, con un éxito modesto. Finalmente, el 7 de abril de 1918 el Afrikashiff se incendió en pleno vuelo por motivos desconocidos cuando se dirigía a bombardear Malta.
Así es como yo lo explico en el libro, pero he encontrado otras versiones sobre aquel épico viaje, así que esto que os digo aquí no es la Biblia. De todos modos, ya véis que aquí hay materia de sobras para una buena película...
Si queréis saber más cosas sobre los dirigibles durante la Primera Guerra Mundial, ya tendréis que leer mi libro… y si el tema os interesa mucho, os recomiendo consultar la obra de Osprey "Zeppelins: German Airships 1900-40", de la que AQUÍ tenéis unas páginas de muestra en el Google Books.
Pues vamos con el tema de hoy. Seguimos con mi libro de reciente aparición, EL DESASTRE DEL HINDENBURG. Ya he comprobado que está por todas partes, y bien situado, ahora a esperar a ver qué tal responde el público; todavía no tengo ningún dato al respecto.
Como es lógico, en mi libro hablo del malogrado Hindenburg, pero también hablo de la historia de los dirigibles, explicando todo el proceso que llevó a la construcción de ese prodigio de la técnica. Y el capítulo que me gusta más es el dedicado a los dirigibles durante la Primera Guerra Mundial.
Podréis comprobar que se dieron entonces historias realmente increíbles. Hay que reconocer que los tripulantes de los zepelines los tenían bien puestos para subirse a aquellos entonces rudimentarios artefactos, debido al alto riesgo de que cualquier tormenta los desmantelase a varios miles de metros de altura.
De eso hablo en el libro, pero hay otra historia que me ha llamado la atención. Se trata de la épica aventura de un dirigible al que se le encargó la misión de atravesar el continente africano de norte a sur. En el otoño de 1917, el káiser autorizó una operación para avituallar por aire, mediante un dirigible, a las tropas que se encontraban luchando heroicamente en el Africa Oriental alemana. Allí, el general Von Lettow-Vorbeck -un tipo que me cae genial-, al mando de un puñado de hombres y tropas indígenas, resistía todos los intentos británicos por desalojarlos del continente negro, una épica aventura que explico también en mi libro TODO LO QUE DEBE SABER SOBRE LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL.
Estaba previsto que la nave partiese a principios de octubre de 1917 y que llegase a mediados de mes. Para esta misión se recurrió al L 57, que fue construido añadiéndole dos bolsas de gas suplementarias, con lo que se convertiría en el mayor dirigible del mundo en ese momento. El Afrikaschiff, como así se denominó, fue cargado con ametralladoras, munición, víveres, medicinas y piezas de repuesto para la radio. Como el viaje sólo iba a ser de ida, el L 57 se construyó con materiales que pudieran ser aprovechados; la cubierta era de algodón destinado a la confección de uniformes -se enviaba una máquina de coser para ello- y con las piezas de la estructura de metal podía ensamblarse un generador eléctrico. Las bolsas de gas también podían reutilizarse.
El Afrikaschiff llegó al aeródromo de Yambol, situado en el sur Bulgaria, la base más meridional con que contaban las potencias centrales. Desde allí debía partir rumbo a un punto de la actual Tanzania previamente acordado por radio con Von Lettow-Vorbeck. Pero en la base búlgara la mala suerte se cebó con el L 57. El 7 de octubre, una vez cargado y listo para el viaje, se decidió realizar un vuelo de prueba para ver su comportamiento en vuelo, pero una tormenta tan violenta como inesperada le hizo precipitarse a tierra, quedando totalmente destrozado. Sin embargo, como venía siendo habitual, el desastre no hizo mella en el ánimo de los alemanes; un nuevo dirigible, el L 59 fue adaptado para la naturaleza de la misión y a mediados de noviembre ya estaba listo para emprenderla.
El nuevo Afrikaschiff partió de Yambol el 21 de noviembre de 1917. Pero, inmediatamente después de que el L 59 iniciase su largo viaje rumbo al sur de Africa, llegó a Alemania la noticia de que las tropas de Von Lettow-Vorbeck habían tenido que marcharse del lugar en el que se hallaban a la espera del dirigible, acosados por las fuerzas británicas, y se habían internado en la colonia portuguesa de Mozambique. El vuelo del L 59 debía abortarse, pero resultó imposible ponerse en contacto por radio con él, así que el Afrikaschiff siguió adelante con su viaje sin saber que sus compatriotas no estarían esperándoles en el punto de encuentro acordado.
El L 59 voló a través de Turquía, el Mediterráneo oriental y penetró en el continente africano al oeste del delta del Nilo, para evitar ser descubierto por los británicos, que se hallaban en la zona de El Cairo.
Cuando el Afrikaschiff se hallaba a la latitud de Khartum, el 23 de noviembre, se consiguió establecer contacto por radio él; se le informó por fin de que el encuentro con Von Lettow-Vorbeck no sería posible y que la misión quedaba anulada. Por tanto, debían dar media vuelta; así lo hicieron, y el L 59 regresó a Yambol el 25 de noviembre.
Aunque la misión no pudo completarse con éxito, el viaje del Afrikaschiff fue una gesta considerable, el viaje más largo hecho nunca por un dirigible hasta el momento. El L 59 había cubierto 7.000 kilómetros en vuelo continuado, atravesando una región de clima extremo, como era el desierto del Sáhara. La aeronave se quedó en Yambol, desde donde efectuaría varias misiones de bombardeo de larga distancia en el Mediterráneo, con un éxito modesto. Finalmente, el 7 de abril de 1918 el Afrikashiff se incendió en pleno vuelo por motivos desconocidos cuando se dirigía a bombardear Malta.
Así es como yo lo explico en el libro, pero he encontrado otras versiones sobre aquel épico viaje, así que esto que os digo aquí no es la Biblia. De todos modos, ya véis que aquí hay materia de sobras para una buena película...
Si queréis saber más cosas sobre los dirigibles durante la Primera Guerra Mundial, ya tendréis que leer mi libro… y si el tema os interesa mucho, os recomiendo consultar la obra de Osprey "Zeppelins: German Airships 1900-40", de la que AQUÍ tenéis unas páginas de muestra en el Google Books.
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