Bueno, la vida sigue y aquí estamos. En la dedicatoria de mi próximo libro tendré un recuerdo para esta persona que se ha ido.
Hoy quiero hablaros de un personaje que todos conocemos, pero que su mito no deja ver el hombre que había detrás. Se trata de Abraham Lincoln, el presidente de Estados Unidos durante la guerra de Secesión (1861-1865).
Como estoy recopilando información sobre este conflicto, he profundizado un poco en esta figura histórica, por ejemplo con el extraordinario libro de César Vidal titulado "Lincoln", y la verdad es que he quedado fascinado. Me he pillado en la biblioteca un documental sobre Lincoln de Canal Historia que está muy bien. Estoy por comprarme la novela de Gore Vidal sobre Lincoln, pero como vale unos 30 euracos a ver si hay alguien que la haya leído y me dice si vale la pena, no vaya a ser que luego sea un rollo.
Lincoln era un hombre hecho a sí mismo, que de pequeño no pudo estudiar. Lo pudo hacer luego, pero a base de mucho empeño. Nadie le regaló nada y tuvo que trabajar muy duro (igualito que George Bush Jr.).
Era un hombre con complejos, contradicciones, acumuló numerosos fracasos, no tenía éxito con las mujeres al ser desgarbado (medía 1,90, mucho para esa época) y feo, etc. Una vez le acusaron en un debate político de tener dos caras y él dijo: "Si tuviera otra cara, ¿cree que llevaría ésta? Sus enemigos le comparaban con un orangután o un gorila. Pero aún así el tío salió para adelante sin dejarse comer la moral, un diez.Tuvo la mala suerte de casarse con una tía que estaba como una cabra y que además le maltrataba, le tiraba cosas y dicen que hasta le pegaba. Si no recuerdo mal, se le murieron un par de hijos pequeños (en la foto de arriba, con uno de ellos, enseñándole a utilizar el portátil), mientras tenía que dedicarse a conducir la guerra contra el Sur, una guerra que si se ganó fue sólo por él. Si no hubiera sido por su determinación decidida a derrotar a los que defendían la esclavitud, el Norte hubiera admitido la secesión. Eso ocurrió en varias ocasiones, los partidarios del diálogo con el Sur estaban dispuestos a transigir, pero él lo impidió, lo que le acabaría costando la vida.
La conclusión es clara; se ha de luchar por la libertad, sin pactar ni ceder ni un milímetro con los que quieren acabar con ella. Si uno se muestra dispuesto a negociar, la victoria será de ellos, de eso no hay ninguna duda, y hay abundantes ejemplos a lo largo de la historia, y si no que se lo digan a Neville Chamberlain. Esa es una lección que Churchill conocía perfectamente y no cometió ese error.
A partir de aquí, que cada uno extraiga sus conclusiones, pero yo lo tengo muy claro. Un aplauso para Lincoln.