martes, mayo 27, 2014

UNA NOTICIA Y DOS RECOMENDACIONES


Bien, disculpad mi ausencia, pero estoy bastante liado ahora. Estoy reescribiendo prácticamente uno de mis libros más exitosos para una reedición que verá la luz de aquí a unos meses. Además, mi editor me ha enviado ya la maqueta de mi nuevo libro, que saldrá a principios de otoño, si los dioses quieren.

Ítem más, ayer concedí una entrevista a una emisora venezolana de radio para hablar de la Segunda Guerra Mundial -ya pondré el link en mi página oficial de Facebook para que la podáis escuchar-, ahora acabo de responder una entrevista sobre propaganda nazi que me han pedido unos alumnos para un trabajo de la Universidad... total, que es difícil que me pueda aburrir.

Pues vamos con una noticia; acaba de publicarse el libro MÁXIMO SECRETO, editado por Plaza y Valdés, en el que hemos participado quince autores, entre ellos el amigo Antonio Manzanera, al que ya conocéis. Cada uno ha aportado un relato sobre espionaje, que en principio debía ser de ficción, aunque he visto que hay tres historias reales. Mi aportación, titulada "Operación Guadalajara", es de ficción, aunque basada en una historia real. Más adelante hablaremos de esta historia, pero de momento os comunico la publicación del libro que, como véis, cuenta con una portada muy atractiva.

Ahora vamos con dos recomendaciones. De la primera ya he hablado en mi página de Facebook, y es el libro EN LAS ANTÍPODAS, de Bill Bryson. Es un libro de viajes por Australia, en el que se describen los principales puntos de atracción del país, como el conocido Uluru, aunque yo siempre lo he conocido como Ayers Rock:



Lo tenía muerto de risa desde hace bastante tiempo en mi Kindle, hasta que el otro día decidí atacarlo sin demasiadas expectativas, ya que no tenía ninguna referencia previa y Australia tampoco me llama mucho la atención.

Pero la sorpresa ha sido absoluta. Se trata de un libro increíblemente divertido, en el que además de aprender muchas cosas sobre ese país fascinante acabas riéndote a carcajada limpia. El sentido del humor de Bryson es genial, no me divertía tanto con un libro desde hacía mucho tiempo. Ya tengo en pista de despegue otro libro suyo, UNA BREVE HISTORIA DE CASI TODO, con el que seguro que también me lo voy a pasar en grande.




Y ahora una recomendación fílmica, aunque no con tanto entusiasmo como con el libro de Bryson. El domingo vi ROMPENIEVES (Snowpiercer, 2013), un film de Corea del Sur, adaptación de una novela gráfica francesa. Seguro que ya habéis oído hablar de esta película, así que no voy a insistir en el argumento, apenas deciros que está ambientada en el futuro, con un mundo congelado en el que sólo sobreviven los pasajeros de un tren que lleva 17 años circulando sin parar.





A pesar del original planteamiento, y el desasosegante simbolismo que se trasluce, en el que el tren representa claramente nuestra sociedad, el conjunto se ve afectado por una especie de distanciamento -quizás eso sea propio del cine asiático- que lo deja al borde de ser una película fallida.

Las interpretaciones son flojas, y los personajes no quedan bien definidos, como el del oriental que rescatan de la cárcel. Sólo se libra Tilda Swinton, interpretando a la repelente mujer de gafas, que sin duda hace un papel genial, comiéndose con patatas a todos los demás.

Creo que la historia y los medios con los que cuenta la producción daban para un resultado mucho mejor pero, a pesar de todo, Rompenieves me pareció una propuesta muy interesante, teniendo en cuenta el encefalograma plano que presenta el cine actual.



sábado, mayo 17, 2014

TWITTEROS A LA CÁRCEL




Cómo sabéis, se ha levantado una fuerte polémica a raíz del asesinato de la presidenta de la Diputación de León Isabel Carrasco. La proliferación de mensajes ofensivos en las redes sociales ha llevado a las autoridades a plantear nuevas acciones para controlar y castigar, en su caso, este tipo de proclamas que hacen apología del odio.

De momento, un chaval de Tabernes de Valldigna (Valencia) de 19 años ha sido detenido por haber twitteado un mensaje expresando su deseo de matar politicos empleando para ello, concretamente, el mítico fusil de asalto AK-47:




Yo estoy de acuerdo con las iniciativas que se tomen para impedir que las redes sociales se llenen de mensajes que inciten al odio o incluso al asesinato. Pero creo que la legislación debe recoger lo que es delito y lo que no, para saber exactamente a qué atenernos.

Por ejemplo, si retuiteo un tweet que supuestamente incita al odio, ¿estoy cometiendo un delito?, ¿debo temer que la policía irrumpa en mi domicilio en menos de 24 horas?

También debe quedar claro qué mensaje entra dentro del código penal. Está claro que si pido que asesinen a alguien es delito. Pero ¿y si pido que le rompan las piernas? ¿o tan sólo que le den un bofetón o le hagan un piquete de ojos? Es imprescindible que esto quede tipificado.

Los límites de la incitación al odio racial también deben de quedar claros. Estoy de acuerdo con que se castigue a quien insulte a los judíos o los negros, objeto habitual de los ridículos supremacistas. Pero un mensaje contra los esquimales ¿es también delito? Si alguien ataca a los bosquimanos, sea cual sea el motivo de su inquina personal hacia ellos, puede quedar englobado en el ataque a los negros en su conjunto, por lo que sería delito, pero si uno odia a los melanesios ya es más complicado, pues a pesar de tener la piel muy oscura, no tienen nada que ver con los africanos. Lo que no hay duda es que el delito más grave sería insultar a los etíopes judíos.

También deben quedar meridianamente estipulados los colectivos que no pueden ser atacados. Entiendo que el pedir la muerte de los políticos sea castigado penalmente, pero no entiendo por qué sólo ellos pueden gozar de esa protección. Si alguien pide la muerte de los controladores aéreos tras alguna de sus huelgas salvajes, ¿también sería castigado? Los inspectores de Hacienda igualmente pueden exigir esa protección al ser objeto de una especial inquina, aunque hay gente que ha tenido contenciosos con conductores de autobús, agentes de la zona azul, funcionarios de Correos o empleados bancarios, que también podrían ser objeto de mensajes ofensivos en las redes sociales.

Y, por último, aun en el caso de que queden perfectamente tipificados todos los supuestos en los que un mensaje es considerado delito, ¿qué pasaría si diez mil twitteros se ponen de acuerdo para twittear a la vez un tweet delictivo? ¿Se llevaría a cabo una redada en toda España para atraparlos a todos? ¿Serían confinados en un estadio como pasaba en Chile?




Por tanto, creo que nuestros legisladores tienen trabajo para dejar por escrito las normas a las que nos tenemos que atener antes de ponernos a twittear. Si no, me temo que las cárceles se van a llenar de twitteros en poco tiempo...

martes, mayo 13, 2014

UN PORTAAVIONES PARA EL CHATARRERO



Supongo que ya conocéis la iniciativa que se ha puesto en marcha para salvar al portaaviones Príncipe de Asturias de ser reducido a chatarra... Este es uno más de esos casos que te hace pensar que es cierto que Spain is different...

Por si hay algún despistado, os pongo en antecedentes. El Príncipe de Asturias es un portaaviones de fabricación totalmente española que ha estado en servicio durante veinticuatro años. El año pasado, por motivos presupuestarios, se decidió darlo de baja y venderlo. Parece ser que Angola o Indonesia estaban interesados en comprarlo, pero al final la cosa no ha cuajado y se ha optado por venderlo a peso como chatarra.

Lo primero, aunque no entiendo mucho, creo que veinticuatro años no es edad suficiente para que un portaaviones sea ya jubilado. Pero suponiendo que tenga que hacerse, lo que es inconcebible es que sea enviado al desguace. En un país serio, el Príncipe de Asturias permanecería anclado en algún puerto para poder ser visitado.

Esa es la idea que hay detrás del MANIFIESTO que se está impulsando por parte de la sociedad civil para tratar de salvar este histórico buque.

En España nos distinguimos especialmente por ignorar y despreciar la historia, y si es algo relacionado con la guerra, mucho más. Mientras que británicos o norteamericanos mantienen un enorme respeto por su historia militar, aquí esa actitud es denostada, al ser considerada cosa de fachas. Por tanto, casi nadie se atreve aquí a posicionarse a favor de medidas que en otros países son consideradas normales; aquí, en cambio, lo normal es impulsar medidas que aseguren la destrucción del patrimonio histórico, sobre todo si éste corresponde a determinado período histórico.



En Londres seguro que habéis visto el HMS Belfast, anclado en el Támesis. Aunque he ido bastantes veces a Londres, todavía no lo he visitado porque siempre me gusta guardarme atracciones para los siguientes viajes, pero creo que ya toca.

En Liverpool, por ejemplo, visité el HMS Plymouth, que participó en la guerra de las Malvinas. Había también un submarino, en el que un veterano te daba las oportunas explicaciones, y otros buques más que en su día fueron salvados del desguace para que hoy puedan ser visitados.




En Estados Unidos tenemos al portaaviones Intrepid atracado en el río Hudson, en Nueva York. Otros cuatro portaaviones que pueden ser visitados son el Homet en Alameda, el Midway en San Diego, el Lexington en Corpus Christi y el Yorktown en Charleston.

Si las cosas fueran como tendrían que ser, el Príncipe de Asturias debería quedar fondeado en el puerto de Barcelona para poder ser allí visitado. Creo que sería el emplazamiento idóneo, ya que Barcelona es la ciudad que recibe más turistas, está muy bien comunicada, además de que, para ir a verlo, yo sólo tendría que coger el metro. Sin embargo, me temo que esa idea encontraría alguna que otra oposición, una lástima.

Y lo que me temo es que al final el portaaviones va a ser reducido a chatarra. En ese caso, creo que el Ministerio de Defensa no tendría ni que molestarse en llevarlo al desguace. Desde Barcelona podemos enviar una cuadrilla de hábiles recolectores de cobre de los que suelen trabajar por aquí -sin ir más lejos, hace unas semanas en el cuarto de contadores de mi bloque-, que seguro que desmontarían y harían desaparecer el enorme barco en un santiamén.

EDITO (14/5): SI QUEREÍS SUMAROS A LA INICIATIVA PARA SALVAR AL "PRÍNCIPE DE ASTURIAS" PODÉIS FIRMAR ESTA PETICIÓN DE CHANGE.ORG, IMPULSADA POR LA FUNDACIÓN HISPANIA Y DIRIGIDA AL MINISTRO DE DEFENSA.


domingo, mayo 04, 2014

MALOS TIEMPOS PARA LA CREATIVIDAD


Pues he terminado mi inmersión -nunca mejor dicho- en el apasionante mundo de los U-Boote, con la lectura de ASÍ FUE LA GUERRA SUBMARINA, de Harald Busch, un libro que me ha gustado bastante teniendo en cuenta las pobres expectativas que tenía después de leer por ahí algunos comentarios.

Es cierto que se trata de un estudio un tanto anárquico y desestructurado, pero hay que tener en cuenta que fue escrito poco después de la Segunda Guerra Mundial, por lo que es lógica esa falta de perspectiva. Me ha gustado la defensa acerada que el hace el autor del proceder de sus compañeros de armas, ya que él fue también tripulante de U-Boot.


Total; un libro recomendable para complementar la escasa información en español que hay disponible sobre este tema.

Tras cerrar esta serie de lecturas sobre los lobos grises, revisité la mítica película DAS BOOT (El submarino), de Wolfgang Petersen, que aquí podéis ver:




Por cierto, el sábado que viene la entregan con el diario EL MUNDO por sólo un euro más, si no estoy equivocado. Aunque imagino que ya todos la tenéis en vuestra videoteca, siempre hay algún despistado que no, o que la tiene en VHS, por lo que es una oportunidad para hacerse con ella en DVD.



Y ahora, para seguir con la Kriegsmarine, me he puesto con el libro ¡HUNDID EL BISMARCK!, de Will Berthold, que formaba parte de los trescientos volúmenes o más que tengo por casa sin leer.

Pues el libro, de 1957, no me está gustando nada; el autor trata el tema casi como si fuera una novela, tratando todo el tiempo de darle emoción, pero en un estilo anticuado que ha soportado muy mal el paso del tiempo.

Lo voy a acabar porque es muy difícil que deje un libro por la mitad, pero no lo recomiendo. Creo que tengo por casa otro libro sobre el hundimiento del Bismarck que leí hace muchos años y me gustó más, voy a ver si consigo encontrarlo.




Y bien, ayer vi la película LA GRAN ESTAFA AMERICANA (American Hustle) para acabar de ver las películas que han centrado la atención en los Oscar de este año. No os voy a hablar en detalle del film porque no vale la pena; esperaba mucho más, ya que tenía buena pinta, pero la película parece un pesado avión que está todo el rato a punto de despegar... pero va pasando el metraje sin que eso ocurra, hasta que, al final, el avión da un pequeño saltito para volver de nuevo a tierra y uno se pregunta: "¿Y ésta era la "gran estafa"?

Después de haber visto también los Doce años de esclavitud y Gravity - El lobo de Wall Street se salva-, uno se pregunta también en dónde está la creatividad en el cine actual, que creo que ha tocado fondo. Si esas tres películas tan planas y previsibles son lo mejor que ha parido el cine norteamericano el último año, apaga y vámonos. Seguro que hay guionistas y directores con gran creatividad, pero, quizás por la crisis, los grandes estudios prefieren no arriesgar, y apuestan por producciones de un perfil tan bajo, creyendo que van a lo seguro, lo que me parece un error.




Qué diferencia con la magistral DAS BOOT... pero a ver qué estudio produciría hoy una película de tres horas y veinte minutos, en las que buena parte del metraje busca transmitir precisamente la monotonía de la vida en un submarino.

Aunque sea arriesgado trazar un paralelismo, algo así advierto también en el mundo editorial. Hace un tiempo que apenas encuentro algo interesante en las mesas de novedades en lo que respecta a nuestros gustos; las editoriales parecen apostar sólo por los temas más manidos de la Segunda Guerra Mundial, y ahora se han lanzado en tromba a tratar de aprovechar el centenario de la Primera Guerra Mundial, cuando creo que hay demasiado arroz para tan poco pollo.

Por mi parte, voy a predicar con el ejemplo, con el libro que, si los dioses quieren, publicaré en otoño, ya que el tema que trato es tan sorprendente como arriesgado.

Esperemos que muchos más se animen a transitar el camino de la sorpresa y el riesgo, porque, o si no, las salas de cine y las tiendas de libros no tardarán en vaciarse del todo...