jueves, octubre 27, 2016
"EL ROMPEHIELOS", DE VÍCTOR SUVOROV. ¿Y SI LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL NO FUE COMO NOS LA HAN CONTADO?
Vamos con una breve reseña de EL ROMPEHIELOS, del historiador aficionado ruso Víctor Suvorov.
Tengo que reconocer que yo era muy escéptico sobre este libro, que en general ha sido desacreditado por los historiadores. La tesis que defiende me parecía descabellada, que Stalin utilizó a Hitler de «rompehielos» para expandir el comunismo por toda Europa.
Aunque ya hace un año que se ha editado en español este libro que se publicó a principios de los noventa, no me había decidido a leerlo por esos motivos, hasta que hace un par de semanas lo hice por curiosidad después de que lo recomendaran fervientemente.
Afirmar, como hace Suvorov, que Stalin utilizó a Hitler para sus objetivos revolucionarios desde el inicio de su carrera política me parece un poco aventurado, pero lo que me parece claro, después de ver la abrumadora cantidad de pruebas que aporta, es que el zar rojo tenía pensado atacar a Alemania el mismo verano de 1941.
La historia oficial de la Segunda Guerra Mundial dice que Stalin confiaba plenamente en que Hitler iba a respetar el pacto germanosoviético de 1939. A pesar de los indicios de que Alemania iba a lanzar una ofensiva en el este, Stalin no quiso creerlos e incluso ordenó ignorar las incursiones de la Luftwaffe para evitar "provocaciones". Cuando se lanzó Barbarroja, con el mando soviético y el propio Stalin en estado de shock, centenares de miles de soldados rusos quedaron atrapados en gigantescas bolsas ante el incontenible avance de los panzer.
¿No os parece extraño que Stalin, que no se fiaba ni de su propia sombra, confiase de esa manera en Hitler?
¿No es muy raro que un ejército tan poderoso como el soviético se desmoronase en esos primeros compases de la campaña?
La tesis que defiende Suvorov, sea verdad o no, explica mucho mejor esos hechos. Resumidamente, asegura que Stalin tenía previsto atacar en julio, por lo que no podía precipitar el comienzo de la guerra respondiendo a las "provocaciones" germanas. Y si el Ejército Rojo se desmoronó fue porque estaba preparado para el ataque, con las tropas en la frontera e incluso en las orillas occidentales de los ríos, y prescindiendo de cualquier medida de defensa, como ejércitos de reserva, fortificaciones, alambradas, etc.
¿A que ahora cuadra más todo?
Por tanto, habrá que preguntarse si la historia de la Segunda Guerra Mundial no es como nos la han contado...
Entiendo que a los historiadores les resulte incómodo plantearse la idea de que el Ejército Rojo estaba preparándose para lanzar un ataque en el verano de 1941, ya que eso convertiría a Barbarroja en un ataque preventivo, exculpando en cierto modo a Hitler.
Pero a Suvorov eso le da igual, él dice lo que piensa y lo respalda con una avalancha de datos que, como mínimo, parecen verosímiles. Eso sí, quiero avisar de que la lectura, aunque interesante, puede hacerse difícil en algunos tramos, al enumerar muchos nombres de militares y de unidades, por lo que no me parece un libro apto para todos los públicos. Pero creo que vale la pena superar ese obstáculo para poder sacar nuestras propias conclusiones.
Espero que se traduzcan más obras de este interesante y controvertido autor.
lunes, octubre 24, 2016
"EL CHEKISTA": BIENVENIDOS AL MATADERO BOLCHEVIQUE
Bien, amigos, comenzamos semana con una recomendación fílmica, EL CHEKISTA (CHEKIST, 1992).
Esta película rusa se centra en la figura de un jefe local de la policía política que se creó tras la revolución bolchevique, la CHEKA. Esta ambientada en una fecha indeterminada, o bien durante la Guerra Civil rusa (1917-23) o inmediatamente después.
No os voy a engañar; a lo largo de la película no pasa gran cosa, o sí, según se mire. Es un continuo de sentencias y fusilamientos, y tan sólo ocurre algo al final.
Lo que no sé es si al director no se le ocurrió un argumento más interesante, o precisamente lo que buscaba con ese horroroso bucle repetido hasta la saciedad era precisamente eso, provocar en el espectador el mismo hastío que le provoca al protagonista.
A mí me ha gustado la película precisamente por eso. Si el director pretende que los sucesivos fusilamientos lleguen a cansarnos a pesar de su gran dramatismo, lo consigue; si en las primeras ejecuciones nos importan los ajusticiados, en los últimas ya no, porque es todo el rato lo mismo.
Eso es lo que le ocurre a los encargados de disparar una y otra vez; el trabajo de matar prisioneros se convierte en la rutina del empleado de un matadero, una metáfora pertinente al ver esos cuerpos que son sacados del sótano de la cheka con una polea y retirados en un camión, como si fueran reses.
¿Es una buena película? No lo sé, no me atrevería a decir que sí. Los personajes no están muy perfilados, el protagonista no transmite emociones, no hay progresión dramática... pero aun así hay que agradecer la producción de una película como ésta, que nos habla de una tragedia que no está en nuestro imaginario colectivo sencillamente porque el cine no se ha encargado de ello, a diferencia de otros hechos similares.
Así pues, si queréis darle una oportunidad al film, aquí lo tenéis subtitulado en español:
Aunque la película no tiene momentos que muevan a la sonrisa, sí que hubo una especie de chiste que me hizo gracia. Uno de los miembros del "tribunal" va leyendo los nombres de los acusados y los cargos (por ejemplo, aristócrata, resistirse a una incautación, ser familiar de un acusado...) e invariablemente los otros miembros van diciendo "fusilamiento".
Pero en un momento dado, el encargado de leer los nombres imputa a un acusado el cargo de "chekista", y uno dicta también distraídamente la sentencia de fusilamiento, provocando las risas del bromista.
En suma, una película sin grandes valores cinematográficos, pero que sirve para poner imágenes a un negro período histórico del que sólo tenemos referencias a través de los libros. Espero vuestros comentarios.
martes, octubre 18, 2016
"HITLER" (DISCOVERY MAX), UN DIGNO INTENTO DE SER "LA SERIE DEFINITIVA" SOBRE EL DICTADOR ALEMÁN
Bien, amigos, vamos con una crítica de urgencia de la serie que comenzó ayer en el canal Discovery Max (que ahora parece ser que se llama DMAX, la cuestión es desorientar al personal) y que se titulaba originalmente HITLER. THE DEFINITIVE GUIDE.
El título en inglés supongo que juega con el doble sentido de guía como libro con datos referentes a una materia y como traducción de Führer. Pero aquí en España no se han complicado la vida, la han titulado HITLER y a tomar viento.
Pues mis expectativas sobre esta miniserie de seis capítulos no eran muy altas, y más después de leer que se promocionaba como la enésima "serie definitiva" sobre el dictador alemán.
Sin embargo, después de ver ayer los dos primeros episodios, hay que reconocer que la serie posee una gran calidad, y que se ha realizado un esfuerzo notorio por que pueda ser considerada como "definitiva".
Por ejemplo, la serie cuenta con la colaboración de Richard Overy, autor de Por qué ganaron los Aliados, aunque este historiador suele participar en este tipo de documentales, así que no ha sido una sorpresa.
Me ha sorprendido más la presencia del historiador Thomas Webber, autor del libro La primera guerra de Hitler, una obra imprescindible para conocer su trayectoria durante la Primera Guerra Mundial, y en el que se derriban muchos mitos sobre este período.
También hay que valorar la presencia de una experta en lenguaje corporal, fundamental para analizar la gestualidad de Hitler.
Igualmente, se incluyen dramatizaciones en su justa medida.
La serie trata de buscar un equilibrio entre el producto dirigido a la gente que suele ver un canal de este tipo y los enterados como nosotros, y creo que lo consigue.
Por cierto, me sorprendió la filmación de la Odeonplatz el día de la declaración de guerra, en la que aparece supuestamente Hitler entre la muchedumbre. Yo no había visto nunca esa filmación, y me ha sorprendido muchísimo, así que me dejó con alguna duda de su autenticidad.
Además, hay otra filmación, de un desfile de las tropas alemanas regresando a casa tras la guerra, en la que enfocan a un soldado que supuestamente es Hitler, pero a mí no me lo pareció...
El que sí es, sin duda, es el hombre que se pone en mitad de la calle en una manifestación en la que se ven banderas bávaras, aunque esas imágenes no son una novedad, las pudimos ver por primera vez en el documental de la factoría Apocalipsis.
¿Es la serie definitiva? Decir eso de una serie sobre Hitler no tiene mucho sentido, ya que siempre irán surgiendo nuevas revelaciones e interpretaciones. En todo caso, "Hitler" es un digno intento de conseguirlo y que resulta de interés para los que ya hemos leído un poco sobre el tema.
La cita es el lunes a las 22.30 h.
domingo, octubre 09, 2016
DOS PELÍCULAS (NO DEMASIADO RECOMENDABLES) SOBRE EL JUICIO DE ADOLF EICHMANN
Bien, amigos, este fin de semana me he visto dos películas sobre Adolf Eichmann, a quien no es necesario presentar porque lo conocéis de sobras.
La primera de ellas es EL CASO FRITZ BAUER (2015), en la que se narra la aportación del fiscal alemán del mismo nombre a la captura de Eichmann en Buenos Aires por agentes israelíes del Mossad.
La verdad es que desconocía esa aportación, o si la había leído no la recordaba, así que el film resulta muy interesante para descubrir o recordar ese episodio.
Por el contrario, la película resulta un tanto aburrida. El guionista mete con calzador alguna subtrama para dotarla de interés, pero el conjunto adolece de falta de tensión. Quizás hubiera sido mejor dejar la producción en un documental dramatizado.
Eso sí, la ambientación es muy buena, como es habitual en las producciones germanas, y el actor protagonista hace todo lo que puede para meterse en la piel del fiscal Bauer.
En suma, no es recomendable para los que esperan ver una buena película, pero creo que es de visionado imprescindible para los que le interese el caso Eichmann.
Pues casi lo mismo podemos decir de la otra película que he visto, en este caso una producción de la BBC, THE EICHMANN SHOW (2015).
Con ese título tan atractivo era imposible dejar pasarla... pero el título es lo mejor que tiene. Bueno, exagero un poco, posee algunos aspectos apreciables, como la ambientación, pero peca de lo mismo que la anterior.
El film explica las vicisitudes que un productor de TV, Milton Fruchtman, y un realizador, Leo Hurwitz, tuvieron que pasar para retransmitir el juicio de Eichmann. Aquí también sucede lo mismo que con el caso Bauer; la historia da para un buen documental, pero al tratar de hacer una película el invento hace aguas.
Lo más interesante es la inventiva desplegada por Fruchtman para ocultar las cámaras en la sala del juicio, tal como pedían los jueces israelíes para permitir la retransmisión.
El guionista trata de dotar de tensión al film contraponiendo el interés por el espectáculo del productor con el propósito de Hurwitz de descubrir la auténtica personalidad de Eichmann. Eso podría haber resultado, conectando por ejemplo con los reality shows actuales, pero creo que se queda a medio camino. También trata de atraer la atención del espectador con una subtrama de amenazas nazis, pero ésta queda igualmente muy desdibujada.
Lo que menos me ha gustado es el intento de tocar la sensibilidad del espectador colocando música de fondo e imágenes de ojos llorosos cuando, durante el juicio, los testigos describen los horrores que padecieron. Además, un par de técnicos tienen que abandonar la sala de control, e incluso uno de los cámaras se desmaya, porque no pueden soportar lo que allí se está explicando... Para mí, el simple relato de los testigos ya es suficientemente espeluznante para tener que aderezarlo con esos recursos de telefilm de hora de la siesta.
En fin, que ahí tenéis otra película que no recomendaría a alguien que no tenga un interés específico en el juicio de Eichmann, pero que, si es así, no podéis dejar de ver.
jueves, octubre 06, 2016
LA MASACRE DE LA ISLA DE BANGKA
Bien, amigos, ya me empiezan a llegar por e-mail las primeras opiniones de mi último libro, ¡JAPÓN GANÓ LA GUERRA! LA HISTORIA DE AUTOENGAÑO MÁS EXTRAORDINARIA DEL SIGLO XX y, de momento, están siendo todas muy positivas. Todas coinciden en que la historia se lee de un tirón, como si fuese una novela, y me alegro que así sea.
Como siempre digo, os agradezco mucho que me hagáis llegar vuestras opiniones, pero os pediría por favor que también compartáis esa opinión en las fichas de AMAZON o LA CASA DEL LIBRO, por ejemplo, o en los foros en los que participéis, para que otros lectores se animen así a leerlo.
Pues, como hablamos de japoneses, vamos con un episodio histórico en el que éstos estuvieron involucrados, y que es muy poco conocido.
Los hechos sucedieron el 16 de febrero de 1942 en Bangka, una paradisíaca isla situada frente a la costa oriental de Sumatra.
El 8 de diciembre de 1941, las fuerzas niponas iniciaron la invasión de la península malaya. El objetivo final era arrebatar a los británicos la isla de Singapur, en el extremo sur de la península, que era su principal base militar en el Sudeste de Asia.
Conforme las tropas japonesas avanzaban por la jungla hacia el sur, comenzó a cundir el nerviosismo en la colonia británica, ya que las defensas estaban planeadas ante un ataque por mar y no se había contemplado la posibilidad de uno procedente de la península malaya.
Ante la inminente irrupción de los soldados nipones, el 12 de febrero de 1942 partió del puerto de Singapur el barco SS Vyner Brooke, abarrotado con un total de 330 pasajeros, entre militares heridos y civiles, principalmente mujeres y niños, incluyendo 64 enfermeras pertenecientes al 13º Hospital General Australiano (en la foto superior).
El Vyner Brooke tenía como meta llegar a Australia, pero los aviones y barcos nipones controlaban las principales rutas.
El primer día, el barco se mantuvo pegado a la costa de Sumatra. La tarde del 13 de febrero, el capitán del Vyner Brooke decidió atravesar las aguas del estrecho de Bangka, que separa esa isla de Sumatra, pero el intento de escapar de los japoneses no se vería coronado por el éxito.
Al mediodía del 14 de febrero, el barco fue avistado por aviones nipones, que le atacaron; fue ametrallado y recibió tres impactos de bomba, abriendo una brecha en el casco. Cuando el agua comenzó a entrar en el barco, se ordenó su abandono. Se vivieron entonces escenas dramáticas, ya que todos trataban de ponerse a salvo en los botes salvavidas mientras los japoneses no cesaban en su ataque.
Seis decenas de tripulantes y pasajeros del Vyner Brooke lograron alcanzar la cercana playa de Radji, en la isla de Bangka, ya fuera en los botes o a nado. De ellos, 22 eran enfermeras; mientras ellas trataban de asistir a los que iban llegando a la isla, se organizó un grupo que partió en busca de ayuda a la aldea más cercana. Sin embargo, los nativos, temiendo represalias de los japoneses, urgieron a los náufragos a entregarse a las fuerzas de ocupación niponas que operaban en la zona, que tenían su base en la población de Mundok.
Los supervivientes desconocían que la isla estuviera ya en poder nipón, así que debatieron si era mejor rendirse o tratar de seguir escapando de los japoneses. Al final, pensando en la vida de las mujeres y los niños, se decidió que lo mejor era entegarse, por lo que un oficial del Vyner Brooke emprendió la marcha hacia Mundok junto a un grupo de supervivientes, mientras que el resto se quedó en la playa.
Esta es una imagen actual de aquella playa en la que estaba a punto de ocurrir la tragedia.
Una veterana enfermera, llevada quizás por una premonición, tomó entonces la providencial iniciativa de conducir a las mujeres y los niños a una aldea vecina. Sólo una mujer decidió quedarse en la playa, junto a su marido, además de 22 enfermeras australianas, que debían cuidar de los heridos. Para ello improvisaron un refugio, identificado con una cruz roja.
El presentimiento de la enfermera se confirmaría unas horas después, cuando una docena de soldados japoneses se presentó en la playa. Separaron del grupo a la mitad de los hombres y se los llevaron. Al cabo de un rato, y después de haberse escuchado una serie de disparos, los japoneses regresaron a por la otra mitad. A nadie se le escapó el hecho de que las bayonetas aparecían manchadas de sangre, por lo que estaba claro el destino de los hombres a los que ahora les tocaba su turno.
Después de darles el mismo destino a aquellos desgraciados, los japoneses volvieron a la playa y, en esta ocasión, ordenaron a las enfermeras y a la mujer civil que se adentrasen en el agua. Las mujeres no tuvieron otro remedio que obedecer y, cuando estaban ya todas en el agua, los japoneses comenzaron a disparar sobre ellas.
Todas perecieron bajo el fuego de una ametralladora nipona, excepto una enfermera, Vivian Bullwinkel (foto superior), que recibió un impacto de bala, cayendo al agua, pero la corriente arrastró su cuerpo hasta la orilla. Los japoneses, que iban rematando a las moribundas, debieron creer que estaba muerta. Los heridos que habían sido atendidos por las enfermeras en el hospital de campaña improvisado fueron rematados por los japoneses con sus bayonetas.
Unas horas después, Vivian, que había estado inconsciente desde que fue herida, volvió en sí. Cuando comprobó que los soldados ya se habían alejado de allí, se ocultó en la jungla. Allí se encontró con un soldado británico que había sobrevivido también a la masacre, Pat Kingsley, aunque había sufrido heridas de bayoneta. Ambos estuvieron escondidos durante doce días, hasta que, agotados y hambrientos, decidieron entregarse a los japoneses.
Kingsley acabó muriendo a consecuencia de las heridas, pero Vivian se unió al resto de enfermeras australianas, que habían sido capturadas y se encontraban en un campo de prisioneros. Vivian consiguió ocultar su herida de bala, ya que temía que los japoneses quisieran matarla para impedir que hubiera testimonios vivos de la terrible masacre que había tenido lugar en la playa de Radji. La valiente enfermera trabajó bajo las brutales condiciones que regían la vida en el campo de prisioneros durante tres años y medio.
De las 65 enfermeras que habían embarcado en el Vyner Brooke en Singapur, 24 sobrevivieron a la guerra, Vivian entre ellas. Aparte de las 21 que fueron masacradas en la playa de Radji, 3 murieron en el ataque japonés al barco y 9 se ahogaron al tratar de alcanzar la costa de Bangka. Otras 8 no sobrevivirían a su infernal cautiverio en el campo de prisioneros.
Éstas son las enfermeras supervivientes:
Después de la guerra, Vivian regresó a Australia, en donde seguiría trabajando como enfermera.
En 1947 se desplazó a Tokio para testificar sobre la masacre en un juicio por crímenes de guerra (en la foto inferior).
Durante el resto de su vida se dedicó a preservar la memoria de sus compañeras asesinadas en la isla de Bangka; por ejemplo, impulsó una cuestación popular para levantar un monumento dedicado a las enfermeras australianas que participaron en la Segunda Guerra Mundial, que se levantó en Melbourne. Falleció el 3 de julio de 2000.
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