
Como siempre que vienen vacaciones, yo tenía pensado dedicar algo de tiempo a darle un empujón a las lecturas que tengo entre manos, sobre todo el STALIN de nuestro amigo Alvaro Lozano, cuyo primer capítulo me entusiasmó, pero... hablando de estalinismo de repente recordé, avergonzado, que -aunque cueste de creer- con 45 años todavía no me he leído el ARCHIPIÉLAGO GULAG, y eso que ronda por casa desde hace veinte años...
Total, que me lo he metido en el Kindle -que ya prefiero sin duda al libro- y a darle caña... Voy justo por la mitad, porque el libro es tirando a largo, pero ni que decir tiene que es de lectura obligatoria, ya lo comentaremos.
Y nada, pues esta Semana Santa ha traído un tema estrella, el de la polémica que ha protagonizado el escritor alemán Günter Grass. Como se ha hablado mucho de ello, os supongo al corriente.

Bien, en todas partes ponen a parir a Grass por sus críticas al gobierno israelí por el hipotético ataque preventivo que podría lanzar contra Irán y del que ya hablamos aquí (por cierto, os acordáis de aquella canción de "¿Qué harías tú en un ataque preventivo de la URSS?").
Pues rápidamente se ha puesto en marcha lo que yo llamo el ¡¡OH, AH, UH!!, que incluye escándalo generalizado -buena parte impostado- y mucho rasgar de vestiduras: ¡¡Oh, lo que ha dicho!! ¿¡Cómo se ha atrevido?!, ¡uyyyyy!

Hay que reconocerles a los israelíes su enorme habilidad para lograr que cualquier crítica a sus acciones rápidamente sea calificada de antisemita, consiguiendo así desacreditarla y silenciarla. Ese viejo truco me lo conozco demasiado bien pero con otros protagonistas.
¿Por qué Grass no puede criticar al gobierno de Israel? ¿Es por eso ya antisemita?
El derecho que le asiste a Israel a existir no es otro que el de la fuerza, y no me parece mal; tuvieron más determinación que los árabes y por eso están ahí. Ahora el problema es la hegemonía atómica; el matón del barrio se hizo con un bazooka y ahora que otro matón parece que está cerca de obtener otro para él, el primero exclama que la paz del barrio está amenazada...
Está claro que el régimen iraní es detestable, y que si tuviera que elegir entre vivir en Irán o en Israel lo haría en este segundo país, pero el que basa su derecho en la fuerza no puede protestar porque otro invoque ese otro mismo derecho.
Bueno, en fin... supongo que a estas alturas Günter Grass ya no le viene de ahí y le dará todo una higa, pero al menos desde este blog no se le va crucificar, y menos recién acabada la Semana Santa...