miércoles, junio 24, 2015
NO ESCRIBA ANTES DE LOS 34 AÑOS
Bueno, amigos, aquí estamos de nuevo, después de unos días dedicados al ocio infantil, entre shows de Monster Trucks, películas jurásicas y mucha playa, pero hay que ponerse en faena, así que ahí vamos.
El domingo leí una interesante entrevista al novelista británico Jeffrey Archer en el suplemento del diario El Mundo, FUERA DE SERIE, que normalmente me parece bastante malo -es, más que nada, un muestrario de regalos caros-, pero en este caso era aprovechable.
Al parecer, ahora quieren lanzar en España a este autor, de gran éxito en todo el mundo aunque nuestro país se le resiste, por lo que han publicado esa entrevista. Ahí decía cosas muy interesantes, sobre todo reflexiones sobre el hecho de escribir y publicar.
Quiero resaltar algún fragmento, como uno en el que la entrevistadora le pregunta: "Pero, ¿cómo lo consigue, escribir tanto?". Y Archer responde: "Porque el don de contar historias es algo que nunca se detiene, por eso soy capaz de escribir todos los días y usted, no".
Pues creo que es cierto; el saber contar historias es un don. O se tiene, o no se tiene. En mi caso, creo modestamente que lo tengo hasta cierto punto; la verdad es que me hubiera gustado tener otros dones, como el de saber pintar bien -lo intenté de pequeño-, jugar al fútbol o el de estar a la vez en varios consejos de administración, pero me ha tocado cargar con éste, qué le vamos a hacer.
También Archer dice una obviedad, pero no por eso menos destacable: "Un buen narrador es el que consigue que el lector pase ávido por las páginas". Y es cierto, si lo que explicas es muy interesante, está bien escrito y muy bien documentado, pero el lector se aburre, has fracasado. Ahora, por ejemplo, me está rondando la cabeza escribir un libro sobre un hecho muy poco conocido de la Segunda Guerra Mundial, pero sólo seguiré adelante con el proyecto si tengo el convencimiento de que voy a saber transmitir al lector toda la fascinación que a mí me provoca.
Y por último, el escritor británico asegura: "Yo creo que 34 años es la edad exacta a la que un novelista debe comenzar a escribir, nunca antes, porque no tienes experiencia ni vida suficiente".
Pues casualmente, yo comencé a escribir con 34 años, es curioso. Y coincido con lo que dice Archer. Hay gente que quiere escribir y publicar antes de tener el bagaje necesario para hacerlo; sí, puede sonar la flauta y escribir algo fantástico, pero creo que, en este campo, no hay que tener prisa ninguna.
De hecho, y los que habéis publicado ya algo lo sabéis de sobras, en el mundillo de los juntaletras hay un concepto del tiempo diferente del que nos rodea. Si una editorial te asegura que "te decimos algo", ese lapso puede ser tranquilamente de seis meses o un año, o más. Pero, como por ensalmo, todo puede acelerarse vertiginosamente y, de pronto, te llega un pdf con la maqueta de tu libro y tienes sólo dos días para corregirlo... o a veces sólo una mañana.
Por eso, cuando alguien pretende que le publiquen algo, lo mejor es adaptarse a esa escala temporal y asumir que puede estar un par de años, o más, esperando a que eso ocurra (yo esperé cuatro años), y que aun así estará dentro de los plazos normales.
Por último, aquí tenéis la reseña de mi último libro, PEQUEÑAS GRANDES HISTORIAS DE LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL, escrita por David Solar y publicada por la revista LA AVENTURA DE LA HISTORIA, en su número del mes de julio.
En la reseña, Solar presenta la obra como "una divertida colección de aventuras" y "un libro de entretenida lectura", así que no lo deja mal, aunque yo creo que el libro es más que una simple recopilación de anécdotas, como habéis podido comprobar lo que lo habéis leído, pero en todo caso me alegro mucho de que el libro esté cosechando buenas críticas.
martes, junio 16, 2015
¿CUÁNTO SABES DE LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL?
Bien, amigos, estos días estoy investigando un episodio tan sorprendente como delirante que he descubierto en el libro que os comenté sobre la participación de Brasil en la Segunda Guerra Mundial. Por suerte, he encontrado un libro que trata a fondo el tema, así que tengo ya material de sobras para poder ofrecéroslo luego en bandeja y que lo podáis degustar tranquilamente en un próximo libro.
Pues ayer recibí el mail de un amable lector en el que me felicitaba por mi último libro, PEQUEÑAS GRANDES HISTORIAS DE LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL. Al final de esta obra incluí un test de 50 preguntas sobre el conflicto y el lector me decía que, después de enfrentarse a ellas, reconocía que no sabía de él tanto como pensaba.
Entonces se me ha ocurrido que tal vez vosotros también querríais poner a prueba vuestros conocimientos, por lo que he decidido transcribir 25 de las 50 preguntas.
Aquí las tenéis... ¡tiempo!
1.¿Cómo se llamaba el avión privado, un Douglas VC-54C, del presidente norteamericano Franklin D. Roosevelt?
a. Alas de la Libertad
b. La Vaca Sagrada
c. Air Force 1
2. ¿Cómo se llamaba el tren privado de Hitler?
a. Amerika
b. Europa
c. Germania
3. ¿Cómo se llamaba el tren privado del jefe de la Luftwaffe, Hermann Goering?
a. Afrika
b. Asia
c. Adler
4. ¿Cómo se llamaba el caballo blanco de Benito Mussolini?
a. Lombardo
b. Atlántico
c. Itálico
5. ¿Cuál era el objetivo de la Operación Drácula?
a. La captura de la capital de Birmania, Rangún
b. El bombardeo de los pozos de petróleo rumanos
c. El secuestro de Franklin D. Roosevelt
6. ¿Quién era la actriz favorita de Hitler?
a. Marlene Dietrich
b. Bette Davis
c. Greta Garbo
7. ¿Qué apodo recibió el general Charles de Gaulle?
a. Deux mètres
b. L' Enfant Terrible
c. Petit Napoleon
8. ¿Quién fue el primer actor de Hollywood llamado a filas?
a. Ronald Reagan
b. Sterling Holloway
c. James Stewart
9. El presidente Roosevelt utilizó el vehículo blindado de...
a. Lucky Luciano
b. John Dillinger
c. Al Capone
10. ¿Cuáles fueron los dos únicos países latinoamericanos que participaron en la guerra enviando tropas?
a. Argentina y Panamá
b. Chile y Venezuela
c. México y Brasil
11.-¿Cuál fue el cantante votado como más popular por las tropas norteamericanas?
a. Frank Sinatra
b. Roy Acuff
c. Bing Crosby
12.- ¿Qué rey se exilió cuando su país fue invadido por los nazis, se alistó en la RAF, trabajó como relaciones públicas en Nueva York y es el único monarca europeo que está enterrado en Estados Unidos?
a. Pedro II de Yugoslavia
b. Jorge II de Grecia
c. Haakon VII de Noruega
13.- ¿Qué tres países enviaron tropas a todos los escenarios de la Segunda Guerra Mundial?
a. Estados Unidos, Francia y República Sudafricana
b. Gran Bretaña, Canadá y Australia
c. Estados Unidos, Gran Bretaña y Nueva Zelanda
14.- ¿Qué ciudad sufrió el impacto de más bombas volantes V-1?
a. Londres
b. Amberes
c. Coventry
15.- ¿Qué tres alimentos fueron los primeros en racionarse en Gran Bretaña?
a. Huevos, harina y aceite
b. Tocino, mantequilla y azúcar
c. Leche, café y mermelada
16.- ¿Qué porcentaje del presupuesto dedicaron los japoneses a su Ejército en 1940?
a. Un tercio
b. Una cuarta parte
c. Casi la totalidad
17.- Según el FBI, en Estados Unidos ¿qué artículo fue objeto de más contrabando durante la guerra?
a. Licor
b. Zapatos
c. Tabaco
18.- ¿Cómo consiguieron los japoneses fotografías de la base de Pearl Harbor?
a. Infiltrando un espía
b. Enviando un avión de reconocimiento
c. Comprando postales en Honolulu
19. ¿Cuál de los siguientes actores se alistó en el Cuerpo de Marines?
a. Glenn Ford
b. John Wayne
c. Henry Fonda
20. ¿Qué película estaba viendo Winston Churchill cuando le informaron de la captura de Rudolf Hess?
a. Alas para la victoria
b. Ser o no ser
c. Los Hermanos Marx en el Oeste
21.- ¿A qué dos figuras destacadas de la Segunda Guerra Mundial les gustaban las novelas del oeste?
a. Patton y MacArthur
b. Churchill y Goebbels
c. Eisenhower y Hitler
22. ¿La figura de qué animal aparece junto a la del presidente Roosevelt en su Memorial de Washington?
a. Un águila
b. Una paloma
c. Un perro
23. ¿Qué actor norteamericano jugaba al ajedrez por correspondencia con los soldados?
a. Bob Hope
b. Humphrey Bogart
c. Spencer Tracy
24.-¿Cuál era el cóctel favorito de Stalin?
a. Caipiroska
b. Black Russian
c. Dry Martini
25. ¿Qué día hizo explosión la primera bomba atómica de la historia?
a. 6 de agosto de 1945
b. 16 de julio de 1945
c. 9 de agosto de 1945
Como veis, son un poco rebuscadas, así que si no lo tenéis claro en algunas, es normal.
Eso sí, para saber las respuestas correctas tendréis que consultarlas en mi libro...
martes, junio 09, 2015
EJEMPLO DE JEITINHO BRASILEIRO EN LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL
Bien, amigos, estoy enfrascado en el libro al que me referí en la entrada anterior, 1942: BRASIL E SUA GUERRA QUASE DESCONHECIDA, de Joâo Barone, y me está encantando, ya que estoy aprendiendo muchas cosas que no sabía, y eso, tratándose de la Segunda Guerra Mundial, es un placer máximo.
En el libro se habla sobre todo de la Fuerza Expedicionaria Brasileña, que combatió en el norte de Italia en la última fase de la guerra. Su actuación, heroica en muchos casos, es -como dice el título- casi desconocida en el propio Brasil, por lo que es lógico que fuera de ese país ese desconocimiento sea mayor si cabe. Estoy recopilando algunas de esas historias, con las que ya veré qué hago, pero no puedo resistirme a referiros una que, mientras la leía en el tren, me reía yo solo.
Esta anécdota es un ejemplo del conocido como jeitinho brasileiro. ¿Qué es eso? diréis. Pues la proverbial capacidad de improvisación de los brasileños, una fórmula mágica y creativa para resolver los problemas cotidianos, basado en una creatividad innata.
Alguien dejó escrito que el jeitinho es "la salida para una situación sin salida". Así, es normal escuchar a los brasileños decir, ante un problema, vamos dar um jeito, es decir, no hay que preocuparse porque ya encontraremos una solución de un modo u otro.
Pues vamos allá. Como parte de la colaboración de Brasil con los Aliados, en enero de 1944, el gobierno del dictador Getúlio Vargas envió a Estados Unidos un grupo de treinta aviadores para recibir entrenamiento en una base de Orlando, mientras que el personal de tierra fue enviado a una base en Panamá.
Durante los entrenamientos, surgió el que sería el nombre de guerra de la unidad, SENTA A PUA! (siente el aguijón). El símbolo sería una avestruz, ya que los brasileños consideraban que había tener estómago de avestruz para digerir la comida que solían recibir los soldados norteamericanos, y que era por tanto la que ellos debían comer, basada casi únicamente en judías, huevos y bacon.
El 20 de junio de 1944, los pilotos brasileños recibieron los certificados norteamericanos para pilotar y después se trasladaron a Nueva York, a donde llegaron el 4 de julio, el Día de la Independencia.
En un acto oficial de bienvenida en la base aérea de Suffolk, en donde debían realizar tres meses más de prácticas, la tropa norteamericana desfiló ante ellos cantando el himno de sus Fuerzas Aéreas.
Entonces fue el turno de los brasileños, a los que se les invitó a desfilar entonando también el himno de sus Fuerzas Aéreas. El problema era que ese himno, sencillamente, no existía.
Ante esa situación sin salida, surgió el jeitinho brasileiro. Un oficial llamado Marcilio Gibson pensó rápidamente en una canción que fuera conocida por todos sus hombres para que la pudieran entonar, y no se le ocurrió otra que una pegadiza cancioncilla de carnaval, muy famosa por la época, llamada "La jardinera".
La canción hablaba de una jardinera que estaba triste porque se le había marchitado una camelia, y alguien que pretendía aprovechar la situación para consolarla... una letra que no encajaba demasiado en un himno militar, aunque eso poco importaría, ya que los norteamericanos presentes no entendían el portugués.
Así pues, los aviadores brasileños comenzaron a desfilar cantando la pieza en el mismo tono marcial que sus aliados y, al concluir el acto, fueron felicitados por los estadounidenses por su "bello y emocionante himno". A partir de entonces, "La jardinera" pasaría a ser el himno no oficial de la Fuerza Aérea brasileña.
Esa escena me recordó otra similar de la película EL SARGENTO DE HIERRO, protagonizada por Clint Eastwood, en la que... bueno, mejor os miráis la escena.
miércoles, junio 03, 2015
RESEÑAS DE "UN MUNDO EN GUERRA" E "INGENIEROS DE LA VICTORIA"
Bien, amigos, aprovecho un receso en la promoción de mi último libro, PEQUEÑAS GRANDES HISTORIAS DE LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL, para subir las reseñas de los dos últimos libros que he leído.
Ambos tienen en común que presentan unas altas expectativas, debido a sus originales planteamientos, y que luego no consiguen satisfacerlas, o al menos eso me parece a mí.
Comenzaremos por el que llevaba más tiempo en espera en mi biblioteca, UN MUNDO EN GUERRA, de Richard Holmes. Esta obra fue publicada en 2008, pero su interés es tan intemporal como la serie de TV en la que está basada, EL MUNDO EN GUERRA. De esa serie no hace falta hablar, todos la habéis visto; yo la voy revisitando de tanto en cuanto, y no puedo dejar de admirar su extraordinaria calidad.
El libro recoge testimonios orales que fueron obtenidos para elaborar la serie; algunos son de enorme relevancia, como los de Karl Dönitz o Albert Speer. Así, el contenido resulta de gran interés y en algunos momentos, debido a esa espontaneidad, se ofrece una imagen un tanto sorprendente de algunos episodios del conflicto.
Por el contrario, el esquema de la obra puede provocar una cierta confusión, ya que esos testimonios a veces no se extienden más allá de un párrafo, lo que transmite una sensación de fragmentación que no resulta muy gratificante. Quizás el compilador debía haber sido más selectivo a la hora de recoger los testimonios, y transcribir una mayor extensión de cada uno.
En suma, un libro imprescindible para los fans de la serie, pero cuya aportación al conocimiento de la Segunda Guerra Mundial resulta un tanto decepcionante, teniendo en cuenta el material de que disponía el autor.
VALORACIÓN. 7,5
El otro título a valorar es INGENIEROS DE LA VICTORIA, de Paul Kennedy. En este caso, la obra también presentaba un planteamiento muy estimulante; un relato de cómo los científicos e ingenieros ayudaron a la victoria aliada.
Después de leer la increíblemente buena Trilogía de la Liberación de Rick Atkinson, me picó la curiosidad por conocer más sobre la logística aliada, un factor que resultaría decisivo en la guerra, y pensé que el libro de Kennedy me podría brindar más información sobre la aportación de los que no estaban en los campos de batalla.
Pues, a pesar del enorme trabajo llevado a cabo por el autor, a tenor del larguísimo capítulo de agradecimientos, el resultado no está a la altura de las expectativas. De las cerca de 400 páginas que tiene, me atrevería a decir que sobran la mitad tranquilamente. Tan sólo han despertado mi interés, ya que me han aportado cosas que no sabía, los capítulos dedicados al tanque T-34, al caza P-51 Mustang y a la Fortaleza Volante B-29.
Es una pena que ese planteamiento brillante no haya tenido su plasmación en el desarrollo.
VALORACIÓN: 5,5
Ahora estoy con un libro de temática más específica, 1942: O BRASIL E SUA GUERRA QUASE DESCONHECIDA, de Joâo Barone.
Curiosamente, el autor no es historiador ni periodista; es el batería de un grupo de rock, pero su padre fue uno de los soldados brasileños que participaron en la guerra, conocidos como pracinhas.
Esa circunstancia familiar, que relata al principio del libro, le llevó a escribir esta obra que, además de interesante, me está resultando muy amena, lo que demuestra que la Historia no es un asunto tan serio como para dejarlo sólo en manos de los historiadores.
Y para cuando acabe con éste, tengo en la recámara uno de Max Hastings y otro de Luis de la Sierra esperándome...
martes, mayo 26, 2015
¿PARA QUÉ PUEDE SERVIR EL MONOPOLY?
Bien, amigos, vamos con una de las historias que vienen referidas en mi último libro, PEQUEÑAS GRANDES HISTORIAS DE LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL, que está teniendo una excelente respuesta por parte del público.
Estoy muy contento de que el libro esté arriba del todo en las listas de ventas de Amazon.
Aquí lo tenéis al frente de la lista de libros de Historia Militar, mojándole la oreja a Antony Beevor:
Aquí, en la sección de Historia de los siglos XIX y XX, colocando en el podium la versión en papel y el ebook:
Y aquí, el número 2 de toda la sección de Historia:
Por cierto, ya me están llegando las primeras opiniones de los que habéis leído el libro y, por ahora, son muy positivas, me alegro mucho de que haya cumplido con las expectativas.
Lo que sí os pediría, por favor, es que subáis vuestra valoración a Amazon, o a la librería o foro que soléis visitar, para que así otros lectores se animen también a leerlo.
Pues vamos con esa historia. Como sabéis, los alemanes permitían a la Cruz Roja entregar paquetes a los prisioneros de guerra aliados. Estos paquetes debían contener comida y artículos de higiene. También se permitían barajas de cartas o juegos de mesa para hacer más llevadera la estancia en el campo de prisioneros, lo que sería utilizado por las autoridades militares norteamericanas y británicas para facilitar los planes de fuga de sus compatriotas.
De ello se encargaron los servicios de inteligencia británicos, que se dirigieron a los poseedores de la licencia en Gran Bretaña para vender este juego norteamericano, la compañía Waddingtons, para pedir su colaboración, a la que ésta, obviamente, accedió.
Así pues, las cajas del popular juego de mesa Monopoly fueron utilizadas para enviar valioso material a los prisioneros que tenían planeado escapar. Por ejemplo, las fichas escondían en su interior una brújula, las piezas de Hotel escondían en su interior mapas de la región impresos en fina seda, perfectamente plegados, y el dinero utilizado en el juego ocultaba auténticos billetes alemanes, franceses o italianos, necesarios para la fuga.
Para no despertar sospechas en los alemanes, los propios servicios secretos crearon unas falsas organizaciones caritativas, que fueron las encargadas de enviar los juegos de mesa a los prisioneros a través de la Cruz Roja.
Pero hubo quien encontró otra utilidad al dinero de juguete del Monopoly. Los soldados aliados que liberaron Nápoles consiguieron convencer a las mujeres que se prostituían para poder comer de que esos billetes, con los que pagaban sus servicios, eran vales de ocupación.
Sin embargo, a algunos de aquellos listillos la añagaza para engañar a aquellas mujeres les acabaría saliendo bastante cara, ya que contraerían un nuevo tipo de gonorrea, llamada napolitana, especialmente virulenta. Eso se llama justicia poética, o ir a por lana y salir trasquilado.
Así que me parece que más de uno no volvió a jugar al Monopoly en su vida...
jueves, mayo 21, 2015
EL MAESTRO DEL AGUA: UNA VISIÓN DE LA BATALLA DE GALLÍPOLI TAN SORPRENDENTE COMO ARRIESGADA
Bien, amigos, vamos con cositas que tenía pendientes, como era la crítica a EL MAESTRO DEL AGUA, la película sobre la batalla de Gallípoli dirigida e interpretada por el neozelandés Russell Crowe.
Como ya imagináis, no voy a constituirme en crítico de cine, ya que no entiendo del séptimo arte, sino que voy a analizar la película desde el punto de vista de los que nos gusta la historia.
El film trata de las vicisitudes de un padre australiano que busca los cuerpos de sus tres hijos, que marcharon a combatir a Europa durante la Primera Guerra Mundial, concretamente a Gallípoli, en Turquía, en donde murieron. El padre quiere que los restos mortales descansen en tierra australiana, y no piensa descansar hasta conseguirlo.
El planteamiento es prometedor y, a mi juicio, la película responde a lo que se espera de ella, siempre que seamos indulgentes y no esperemos un peliculón.
Pero lo que más me interesaba era el planteamiento que se hacía de Gallípoli. Como sabéis, esa batalla se ha mitificado en Australia y Nueva Zelanda, de tal modo que da la sensación de que los ANZAC ganaron la batalla. Incluso se dice que, en cierto modo, Gallípoli supuso el acta fundacional de Australia como nación.
Por eso me ha sorprendido mucho que la visión que ofrece Crowe, que repito, es neozelandés, no deja traslucir para nada ese heroísmo, sino que me atrevería a decir que simpatiza con la causa turca.
La idea que transmite es que los australianos no pintaban absolutamente nada allí y que los turcos se limitaban a defender su país; por ejemplo, en una escena en el tren, el sargento turco le dice: "no invadas un país que no sabes dónde está", un axioma que se podría aplicar a alguna que otra guerra reciente.
También, el mismo sargento turco, le pregunta qué parte del imperio Otomano se ha quedado Australia. Crowe le responde que, obviamente, no fueron hasta allí para conseguir tierras, ya que no necesitan más, sino que lucharon "por un principio".
El turco se queda perplejo y le dice: "¿Luchan?, ¿mueren?, no se llevan nada... ¡buen principio!".
Crowe baja los ojos, quedándose sin saber qué decir, y el sargento, mirando hacia su superior, le dice en turco: "Debemos hacer negocios con ese país...".
Creo que esa escena resume bastante bien la idea que quiere transmitirnos Crowe, una idea que dudo que haya gustado en Australia y Nueva Zelanda. Para Crowe hubiera sido mucho más cómodo ofrecer una visión heroica de la intervención australiana en la Primera Guerra Mundial, pero ha apostado por una visión tan sorprendente como arriesgada, en la que pone en evidencia lo absurdo de aquella campaña que nuestro amigo Churchill la planteó como un paseo triunfal y que al final acabó como acabó...
Los británicos tampoco quedan muy bien retratados, por las dificultades aparentemente insalvables que le ponen al pobre padre.
Esa simpatía de Crowe con la causa turca se advierte también en el tramo final de la cinta, cuando los turcos se enfrentan a los griegos, a los que coloca unas pintas que les hacen parecer temibles bandidos más que soldados. Creo que tampoco en Grecia habrá caído bien su película. También se entiende que, al parecer, el film haya tenido bastante éxito en Turquia.
En cuanto a la ambientación, hay que reconocer que es muy buena. Estambul está muy bien recreada y los paisajes de la costa de Gallípoli se corresponden bastante con la realidad, aunque haya sido rodada en Australia.
Pues aprovecho que hablamos de Gallípoli para recomendaros que visitéis los escenarios de la batalla. Yo tuve ocasión de hacerlo en diciembre de 1997, durante un recorrido que hice por Turquía en plan mochilero, una experiencia que recomiendo, ya que es un país por el que es muy fácil viajar.
En Çanakkale, que es la población que sirve de punto de partida para visitar la zona, me hospedé en el hotel ANZAC HOUSE. Desde allí organizaban el tour por el campo de batalla; yo era un tanto escéptico sobre la calidad de la excursión, pero la verdad es que me encantó.
La noche anterior al tour proyectaron en el hotel la célebre pelicula GALLIPOLI (Peter Weir, 1981), la interpretada por Mel Gibson, y creo recordar que también algún documental. Por la mañana partimos en un minibus Hyundai, que estaba nuevo, y me parece que éramos apenas cinco o seis personas. El guía era un turco de unos sesenta años que decía ser nieto de uno de los combatientes en Gallípoli (a saber), y que hablaba un buen inglés.
El tour te llevaba por los principales puntos de la batalla, las trincheras, los cementerios, etc.
Aquí me tenéis en unas trincheras australianas que entonces estaban siendo reconstruidas:
Como el guía vio que yo era la persona más interesada en todo lo que explicaba, me regaló estas dos balas en un pequeño estuche.
La mejor conservada es australiana, y la otra es turca. Como podéis imaginar, desde entonces guardo celosamente este pequeño tesoro.
Pues espero que este post os haya animado a ver la película, a pesar de las malas críticas que corren por ahí, a las que no les falta razón en algunos aspectos, pero sería una pena que por hacer caso de ellas os perdiéseis esta original aproximación a lo que supuso la batalla de Gallípoli.
lunes, mayo 18, 2015
VAYA FIESTA SE MONTARON EN YALTA
Bien, amigos, después de compartir con todos nosotros los valiosos tesoros que tenéis en casa, vamos con una de las historias que se explican en mi último libro, PEQUEÑAS GRANDES HISTORIAS DE LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL, y que estoy seguro de que os va a encantar.
Imagino que, a estas alturas, ya sabéis todo sobre la célebre Conferencia de Yalta de febrero de 1945, en la que Stalin se salió con la suya ante Churchill y Roosevelt, garantizándose el dominio de la Europa Oriental. Ya, de entrada, consiguió que la reunión se celebrase en suelo soviético, cuando sus aliados proponían que el escenario fuera Estambul, Jerusalén, Roma o Malta.
Yo ya sabía que los banquetes auspiciados por los soviéticos estuvieron bien surtidos de vodka y champán de Crimea, pero lo que desconocía era que los Aliados también habían puesto todo de su parte para que en Yalta no faltara de ná.
Todo el que ha montado una fiesta con los amigos ha pasado por ese momento decisivo en el que uno dice "¿qué compramos?". Entonces, normalmente se compra una de whisky, una de ron, una de vodka y una de ginebra, con lo que más o menos se cubren todos los frentes, pero los Aliados, acostumbrados a luchar en varios frentes, no quisieron dejar ninguno desguarnecido...
Así, la lista de intendencia preparada por los proveedores británicos incluía:
- 144 botellas de whisky
- 144 botellas de jerez
- 144 botellas de ginebra
Como eso podía ser poco, el buque británico Franconia, que se dirigía a Yalta por los Dardanelos, transportaría hasta allí:
- 864 botellas adicionales de whisky y ginebra
- 180 botellas de jerez
- 20.000 cigarrillos norteamericanos y 500 puros
Pero, ante el temor de hacer corto en las previsiones, se organizó un envío independiente con el nombre de «Viaje a Yalta 208» que incluía:
- Varios centenares de botellas de vino del Rin, vermut, ginebra Gordon's, whisky Johnnie Walker Red Label -el favorito de Churchill- y King George IV y champán Veuve Clicquot 1928
- 20.000 cigarrillos Chesterfield y Philip Morris y 500 puros David Burns
De todos modos, por si acaso todavía faltaba algo, se encargó al embajador británico en Moscú un envío a Yalta de:
- Una docena de botellas de Château Margaux 1928
- Coñac
- Cerveza
- 48 botellas de Whisky White Horse, Black & White y Vat 69
- 10.000 cigarrillos Players
Como véis, quien se mantuvo seco en Yalta fue porque quiso.
Pero se ve que era una tradición que en las conferencias internacionales ofrecer un amplio abanico de bebidas espirituosas, lo que parece ser que favorecía la consecución de acuerdos.
Así, para la Conferencia de Casablanca, celebrada del 14 al 24 de enero de 1943, a la que asistirían Roosevelt, Churchill, De Gaulle y Giraud, desde Londres se envió una caja de brandy añejo, y desde Argel, Eisenhower mandó tres cajas de ginebra y otras tres de whisky escocés.
Pero la Conferencia de El Cairo, celebrada del 22 al 26 de noviembre de 1943, en la que se encontraron Roosevelt y Churchill con el líder chino Chiang Kai-shek para definir la estrategia aliada contra Japón, se acercaría más a las magnitudes etílicas de Yalta.
En El Cairo se consumieron diariamente 80 botellas de whisky, 34 de ginebra, 12 de coñac y 528 de cerveza.
Así que ya podéis imaginar cómo acabó más de uno en estas conferencias históricas...
jueves, mayo 14, 2015
CONCURSO PEQUEÑAS GRANDES HISTORIAS DE LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL: YA TENEMOS GANADOR
Bien, amigos, ya hay ganador del concurso cuyo premio es un ejemplar dedicado de PEQUEÑAS GRANDES HISTORIAS DE LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL.
Como ya he comentado en mi página oficial de Facebook, me ha sido muy difícil elegir una sola foto, ya que podréis comprobar que se han presentado a concurso auténticos tesoros.
Pero estaba obligado a elegir una, así que la fotografía ganadora es ésta, enviada por Alberto:
Seguro que decís: "¿Cómo? ¿Una sencilla medalla?, si yo mandé una foto mejor...".
Pues sí, es una simple medalla, una ITALY STAR, que incluso, según me ha comentado Alberto, "no es famosa, no es rara ya que se fabricaron miles, por no ser ni siquiera es cara, por lo que a priori para un coleccionista seria un objeto menor".
Pero para Alberto tiene un valor especial: "Esta medalla se entregaba a todos los combatientes que acreditasen su participación en la campaña de Italia. Pues ésta me fue entregada por mis camaradas del grupo de recreación Durham Light Infantry durante nuestra última recreación en "Sicilia" (Torrebesses). Nada se puede comparar al orgullo y responsabilidad que representa lucirla sobre mi guerrera, orgullo sabiendo que han sido mis propios "hermanos" los que me la han entregado en reconocimiento a mi labor como recreador y responsabilidad al ser recuerdo permanente de nuestro compromiso a la hora de mantener la memoria de la participación británica durante la Segunda Guerra Mundial".
Como podéis imaginar, esa historia me emocionó, ya que uno puede coleccionar todas las condecoraciones de la Segunda Guerra Mundial que quiera, pero difícilmente se habrá "ganado" esa medalla en el "campo de batalla", como Alberto.
Para alejar sospechas de connivencia, tengo que decir que no tengo el gusto de conocer personalmente a Alberto; aunque los dos estuvimos en Torrebesses, no hubo oportunidad de conocernos, e incluso tampoco departí con nadie de su grupo de recreación, los Durham Light Infantry. Ahora espero conocerlo en el próximo evento en el que coincidamos.
A continuación voy a poner todas las fotos que he recibido, porque creo que todas ellas merecen ser admiradas.
Estos son los Feldmutze de invierno y de verano de Alonso, escoltando mi libro sobre el Desastre del Hindenburg:
Esa simple chapa es en realidad... un pase para poder salir de Stalingrado. ¿Increíble, no? Remitido por Alvaro.
Estas piedras que nos manda Antonio son en realidad... ¡pedazos de un muro del Berghof de Hitler!
Aquí, Sergio, a quien sí tuve el gusto de conocer en Torrebesses, con "su" Sherman:
Aquí, nuestro amigo Jaime -el amigo que posee aquel álbum de fotos del Pacífico-, me manda esta foto suya con un auténtico héroe de Omaha Beach, un aporte que merece ser explicado en detalle en una próxima entrada:
Y este espectacular aporte de Clemente no es necesario explicarlo, sólo admirarlo:
Estos son los regalos que ha ido recibiendo mi buen amigo Guillem -probablemente mi fan #1- de su mujer:
Una imagen que ha estado en la foto finish; una Luger original, de Iván. ¿Su historia? Escuchad a Iván: "La heredé de un tío que falleció hace unos años, que la obtuvo de un compañero de trabajo del banco de Brasil en Buenos Aires, que era un alemán que había servido en el crucero Graf Spee". ¿Cómo os habéis quedado?
Aquí, la colección de novelas de Sven Hassel de Jesús, en la que aparece la primera que leí, Los vi morir:
Otro candidato fuerte, arena de las playas de Normandía, recogidas precisamente un 6 de junio de hace dos años. Además, una piedra de Pointe du Hoc, dos monedas conmemorativas compradas en Arromanches y los parches de las divisiones aerotransportadas, compradas en St. Mère Eglise.
Este fantástico Soldbuch con sus respectivas condecoraciones lo ha remitido Luciano:
Aquí, la aportación de María, responsable del imprescindible blog para los que nos gusta viajar a los destinos de la II Guerra Mundial VIAJES BÉLICOS (consultadlo antes de ir de viaje porque encontraréis interesante información práctica). Se trata de una placa de asalto Panzer que encontró en un mercado de antigüedades del sur de Francia. Se encuentra flanqueada por un Panther y un Tiger:
Y aquí tenéis un conjunto de interesantes publicaciones, remitido por Miguel Angel. Yo tengo, seguramente al igual que muchos de vosotros, esa obra completa, la de El III Reich, Historia total de una época decisiva, de la editorial Noguer, que es espectacular (por cierto, llevo años buscando el tercer tomo suelto y no hay manera, si alguien se entera de dónde lo puedo conseguir que me lo diga, por favor).
Esta foto es de varios libros y guías adquiridos en campos de concentración, enviado por otro participante que también se llama Miguel Angel. En el centro de la foto, un souvenir comprado en las minas de sal de Wieliczka.
Este aporte de Miguel también se puede considerar como uno de los finalistas. Es un bol de la prestigiosa marca de cerámica Rosenthal, en el cual comían la élite de de las SS. Debe ser un punto tomarse los Corn Flakes de Kellog's en este bol...
Y la última foto recibida, ésta de Onofre en Montecassino, un destino que tengo en mente desde hace tiempo y no encuentro el momento adecuado para ir...
Como habéis podido comprobar, eran varias las fotos que podían haberse llevado tranquilamente el premio, pero lo dicho, sólo podía elegir una.
Felicidades a Alberto y muchas gracias a todos por haber compartido con nosotros vuestros pequeños grandes tesoros de la Segunda Guerra Mundial.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)