lunes, noviembre 30, 2015
EL TANQUE PARA MATAR RUSOS... DE RISA
Ahora que vuelve a reeditarse el No a la guerra, vamos a comenzar la semana con una entrada sobre armamento. En este caso, el material del post nos lo proporcionan los ucranianos.
El Ministerio del Interior de este país ha presentado el primer prototipo de un "innovador tanque urbano" de producción nacional diseñado especialmente para llevar a cabo misiones de combate en zonas urbanas.
El ministro ucraniano, exultante, ha asegurado que "nuestros ingenieros y constructores de Járkov han hecho un buen trabajo", pero a la vista del resultado no parece que la armonía del diseño haya sido una prioridad, ya que el tanque es feo con avaricia.
Sorprendentemente, a tenor de otras palabras del ministro, que se ha referido a "los patriotas que nos han ayudado a recaudar dinero para llevarlo a cabo", parece ser que este tanque es el primero que se construye siguiendo el modelo de crowfunding, es decir, mediante donaciones particulares. Si es así, dudo que los participantes hayan podido intervenir en la elección del diseño final.
El orgulloso ministro ha concluido la presentación del tanque asegurando: ¡Que tiemblen los enemigos de Ucrania!".
Por su parte, la prensa ucraniana ha dado al vehículo, que tiene el nombre oficial de Azóvets, el apodo de "Demoledor".
Naturalmente, visto el Demoledor de marras, los rusos no han tardado ni cinco minutos en hacer sangre. El viceprimer ministro ruso encargado de la modernización de las Fuerzas Armadas de Rusia ya ha dicho que el tanque está hecho de contenedores de basura, lo que ha abierto la veda en las redes sociales:
La verdad es que los rusos se pueden permitir el mofarse de ese producto de la industria militar del país vecino, ya que ellos pueden presumir de haber creado recientemente este impresionante tanque, el T-14 Armata, al que sí le pega más el adjetivo de Demoledor:
Pues vamos a ver si algún día se tienen que enfrentar el Armata y el Azóvets, pero en ese caso no me gustaría ir dentro del tanque ucraniano.
Y para concluir, vamos con otra de las sorpresas que nos proporciona la industria de armamento ucraniana: esta especie de Smart o de Renault Twizy con cañón incorporado...
Pues si, con armas como éstas, la intención del gobierno ucraniano es meter el miedo en el cuerpo a "los enemigos de Ucrania", de momento parece que no lo están consiguiendo.
viernes, noviembre 27, 2015
LOS "EMBOSCATS": ¿COBARDES, TRAIDORES O HÉROES?
Hace unas semanas, un amigo me habló de un documental que emitieron por la televisión catalana, TV3, sobre la guerra civil. En él hablaban de los emboscats (emboscados), los jóvenes del interior de Cataluña -sobre todo de la comarca del Solsonés- que, cuando fueron llamados a filas para incorporarse al Ejército de la República, decidieron ocultarse en cuevas, bosques, sótanos y escondites diversos para no tener que ir al frente.
Sus motivaciones para convertirse en prófugos podían ser dos; o simplemente no querer jugarse la vida, o bien estar en desacuerdo con el bando que les había tocado en suerte, el republicano.
En una visita a la biblioteca, vi que se había publicado un libro con el material recogido en la producción de ese documental, EMBOSCATS, de Esther Miralles, así que opté por leer primero el libro y después ver el documental.
Así lo he hecho, y he aprendido bastantes cosas interesantes. Además, se da la circunstancia de que conozco un poco la comarca del Solsonés, que es a donde suelo ir a coger setas. Parece que hay en marcha un proyecto para crear una Ruta de los emboscados por esa comarca.
Buena parte de esos emboscados eran personas que se quedaron horrorizadas con los excesos cometidos por los republicanos en sus pueblos, en donde hasta este momento todos vivían en armonía. Llegaban de Barcelona u otras ciudades "comités revolucionarios" que procedían a detener o asesinar a religiosos y otras personas que eran consideradas de derechas.
En el medio rural, de natural conservador, esas tropelías alejaron al momento a la población de la causa republicana, lo que se tradujo en las deserciones masivas de los jóvenes llamados a filas.
En los pueblos, muchos sabían dónde se ocultaban los prófugos y hasta allí les llevaban la comida, normalmente por medio de niños, o la dejaban en el bosque para que la recogieran. Las presiones de los guardias de asalto para que les revelasen los escondites no solían dar fruto.
Se daba el caso de que algunos guardias de asalto que simpatizaban con los emboscats alertaban secretamente de la inminencia de una batida para que no fueran descubiertos.
AQUÍ, en TV3 a la carta, podéis ver el documental en cuestión, EMBOSCATS. MEMÒRIA DE UNA GEOGRAFIA SECRETA.
También lo podéis ver por Youtube, pero la calidad es inferior.
Como podéis comprobar, el documental está en catalán. Si no lo entendéis, al menos echad un vistazo a los fragmentos en los que aparecen los lugares en los que se ocultaban los emboscats. En una de esas cuevas, de muy difícil acceso, todavía se conservan restos, como botellas o latas (la podéis ver a partir del minuto 20).
Los emboscats eran considerados por los republicanos como cobardes o, peor aún, como traidores, y se confeccionaron carteles en los que se animaba a la población a denunciarlos. Como muestra de la impotencia a la hora de encontrarlos, regularmente se hacían públicos indultos a todos aquellos que decidiesen entregarse.
Mientras tanto, el gobierno de Burgos tenía noticias de la existencia de esos prófugos, de los que una parte estaban decididos a efectuar acciones de sabotaje. La investigación no deja claro hasta qué punto las fuerzas de Franco utilizaron esa "quinta columna".
Parece ser que la aportación más destacada fue la de revelar dónde se encontraban los campos de aviación o las fábricas y depósitos de munición, o informar de movimientos de tropas. Si se les hubiesen proporcionado armas, hubieran podido actuar como guerrilleros, pero seguramente Franco, a quien le gustaba tener todo controlado, no acababa de fiarse de ellos.
Esa desconfianza quedaría clara una vez acabada la guerra. Los emboscats esperaban ser saludados por las tropas nacionales como héroes, pero se encontraron con que fueron detenidos y enviados a campos de concentración, como el que había en Igualada. Allí tendrían que esperar que llegasen desde su pueblo los avales de las nuevas autoridades, la guardia civil o el cura del pueblo para ser puestos en libertad. No obstante, buena parte de esos emboscats, lejos de ser reconocidos como héroes, tuvieron que realizar el servicio militar durante tres o más años en puntos lejanos de la geografía española.
El reconocimiento a los emboscats no llegaría hasta 1966, cuando se inauguró en Solsona el denominado Monumento a las Masías. Este conjunto quería rendir homenaje a las masías de la comarca que proporcionaron ayuda a los prófugos que se ocultaban y a los fugitivos.
Pues espero que os haya gustado esta historia poco conocida de la guerra civil.
martes, noviembre 24, 2015
"HISTORIA POLÍTICA DEL ALAMBRE DE ESPINO": UNA REFLEXIÓN DE DRAMÁTICA ACTUALIDAD
Bien, amigos, como veis, últimamente puedo dedicar algo más de tiempo a la lectura. He finalizado la primera fase del proyecto en el que ahora estoy metido y, a la espera de proseguir con él después de un viaje que tengo previsto hacer para documentarme, puedo ir leyendo con más tranquilidad, de ahí que las últimas entradas se centran en reseñas y entrevistas a autores.
Vamos, pues, con otra reseña, la de otro libro que me ha remitido mi editor de Melusina, HISTORIA POLÍTICA DEL ALAMBRE DE ESPINO, del francés Olivier Razac, doctor en Filosofía.
Esta obra es una reflexión lúcida sobre un elemento que ha tenido un gran poder simbólico en algunas de las catástrofes más grandes del siglo XX, como la Primera Guerra Mundial o los campos de concentración nazis, y que ahora vuelve a estar de dramática actualidad con la crisis de refugiados sirios. Estas semanas pasadas estamos viendo cómo los diferentes gobiernos de Europa Central están protegiendo sus fronteras con alambre de espino (aunque ahora tengan ese nombre casi festivo de concertinas); si en Pulp Fiction decían que "la heroína ha vuelto", podemos decir ahora también que el alambre de espino ha vuelto con más fuerza que nunca.
Por cierto, no sé si sabéis que la mayoría de concertinas que se venden en el mundo proceden de esta empresa de Málaga.
En su ensayo, escrito inicialmente en el 2000 y revisado y ampliado en 2009, Razac hace un análisis profundo sobre lo que representan esos alambres con púas, ideados para guardar el ganado en el Oeste americano, y al que posteriormente se le encontraron las utilidades que todos conocemos. Hay que reconocer que el autor posee una gran capacidad de análisis, para sacar tanto jugo (276 páginas) a ese sencillo y tan poco sofisticado elemento de seguridad.
Para él, más importante que el carácter físico del alambre de espino -cuya eficacia se demuestra limitada si no va acompañada de otros elementos de seguridad- es el simbólico, como estamos viendo estos días.
No obstante, lo que veo un poco forzado es situar el papel que jugó el alambre de espino en el genocidio de los indios norteamericanos al mismo nivel que la Primera Guerra Mundial y el exterminio nazi. Quizás como ejercicio intelectual -no olvidemos que es filósofo- funciona, pero no desde el punto de vista histórico.
Lo que más me ha gustado del ensayo es su parte final, en la que analiza los actuales métodos de seguridad. A diferencia de épocas anteriores, en las que el alambre de espino representaba una visualización clara de la seguridad, hoy día se tiende a disimularla, con elementos menos intimidantes o directamente invisibles, pero más efectivos. Por ejemplo, nos explica que hay empresas que confeccionan tupidas vallas vegetales con plantas espinosas; lo que aparentemente no es más que un seto en el que pueden haber hasta flores, en realidad es una barrera infranqueable.
Razac nos advierte finalmente de las herramientas que utiliza el poder para determinar quién puede estar o no en un lugar, y deja un rastro de inquietud por lo que nos podemos encontrar en el futuro.
Y bueno, si la lectura del libro os anima a recurrir a este elemento para impedir que la mujer entre en vuestro despachito y os desordene vuestro orden caótico, o los niños entren a jugar con el ordenador, podéis pediros AQUÍ estas preciosas concertinas para una gestión eficaz de vuestro espacio.
jueves, noviembre 19, 2015
"EL BANQUETE DE LOS DICTADORES": LOS GUSTOS CULINARIOS DE LOS TIRANOS DEL SIGLO XX.
Mi editor de Melusina me remitió un ejemplar de este sorprendente libro, que me he zampado -nunca mejor dicho- de una tacada, y que me ha encantado, por lo que me ha parecido interesante compartirlo con vosotros, EL BANQUETE DE LOS DICTADORES.
Esta original obra nos describe los gustos culinarios de los grandes dictadores del siglo XX, desde los más conocidos, como Hitler, Mussolini o Stalin, hasta otros de los que no había oído nunca hablar -reconozco mi ignorancia-, como Hastings Kamuzu Banda, de Malawi, o Kwame Nkrumah, de Ghana, pasando por el dominicano Trujillo, el filipino Marcos, el camboyano Pol Pot o el iraquí Saddam Hussein.
Tampoco podían faltar los dictadores africanos por antonomasia, como Jean-Bédel Bokassa, de la República Centroafricana, o el inefable Idi Amin, de Uganda.
De todos ellos, las autoras, Victoria Clark y Melissa Scott, trazan una sucinta nota biográfica para de inmediato pasar a describir no sólo sus comidas favoritas, sino sus diversas excentricidades, a cual más sorprendente. Por ejemplo, el dictador de Zaire, Mobutu Sese Seko, para la boda de su hija, se hizo traer desde París una tarta de cuatro metros cuadrados, transportada en un vuelo chárter refrigerado con un coste de 65.000 dólares. También se hacía traer mejillones directamente desde Bélgica.
Tras relatar sus gustos a la mesa y otras anécdotas en torno a sus figuras, las autoras presentan una receta del plato favorito del dictador o, si se desconoce ese dato, un plato típico del país.
El referido dictador de Malawi, Banda, era gran aficionado a los gusanos mopani (o mopane); le gustaban deshidratados, los disfrutaba como tentempié, y tenía la costumbre de llevar siempre algunos en los bolsillos para repartirlos entre los niños. Si conseguís estos gusanos (los podéis adquirir AQUÍ), el libro os propone esta receta:
Tengo que reconocer que, debido a las sospechas de canibalismo que rodearon siempre a Idi Amin (preguntado por ese extremo declaró que "no me gusta la carne humana, la encuentro demasiado salada"), lo primero que hice fue acudir a la receta correspondiente a este tirano, para ver que las autoras han optado por un Pan de mijo y Luwombo (carne de cabra).
Los banquetes de Estado ofrecidos por Idi Amin no podían resultar menos apetecibles. A las razonables dudas sobre si el Luwombo era cabra u otra cosa, se sumaba la realidad de ver en los platos larvas de abeja, grillos, cigarras, hormigas voladoras y saltamontes...
Si queréis degustar algunas anécdotas más, podéis encontrarlas en esta reseña de El Confidencial.
En total, son 26 los dictadores que pasan por las páginas de este atípico libro, que es a la vez de historia y de cocina, pero que en ocasiones parece una novela de realismo mágico. Para mi, lo más interesante, aparte de la información que ofrece, centrada casi únicamente en las anécdotas, es que me ha despertado la curiosidad por algunos personajes de los que apenas tenía alguna referencia.
En suma, un trabajo fresco, ameno y no exento de humor que demuestra que siempre es posible encontrar un enfoque original de los episodios históricos. Lo único que lamento es que esa idea no se me hubiera ocurrido antes a mí.
Y si alguno se anima con la receta de los gusanos mopani, que nos cuente luego qué tal han salido.
viernes, noviembre 13, 2015
ENTREVISTA A ANTONIO MANZANERA, AUTOR DE "NUESTRA PARTE DEL TRATO" (UMBRIEL)
Bien, amigos, vamos con otra entrevista a un autor, en este caso ANTONIO MANZANERA, en la que nos presenta su último libro, NUESTRA PARTE DEL TRATO, publicado por la editorial Umbriel.
Supongo que muchos de vosotros ya conocéis a Manzanera, porque es un autor que he recomendado bastante desde aquí. Como suelo decir, el único defecto de este autor es no haber nacido en USA y llamarse Anthony Appletree, porque, si fuera así, no tengo duda de que sería un reputado autor de bestsellers mundiales. Y los que me conocéis sabéis que no suelo regalar los halagos, ni siquiera a mis amigos.
En este cuarto libro, Manzanera nos ofrece una historia ambientada en la guerra civil española. Tengo que reconocer que, cuando supe de eso, me llevé una pequeña decepción, ya que las obras de ficción ambientadas en la guerra civil me provocan mucha pereza, por la utilización ideológica que se ha venido haciendo de ella.
Pero, en este caso, el autor escapa de esas etiquetas y presenta una historia en la que no hay buenos ni malos, o mejor dicho, las fronteras entre el bien y el mal quedan tan diluidas que uno no sabe a qué carta quedarse. Además, Manzanera consigue trasladar al lector a la Barcelona de 1938 de una manera tan vívida que, después de leer el libro, te da la sensación de haber estado allí.
Para hacer boca, aquí tenéis el booktrailer de la película, en el que aparece el propio autor, Luger en ristre:
Pues vamos ya, sin más dilación, con la entrevista.
¿Cómo surgió la idea de escribir el libro?
A raíz de algunas operaciones reales de inteligencia que conocí hace unos meses y que tuvieron lugar durante la Guerra Civil. Pensé que podían dar lugar a una historia de ficción y me animé a intentarlo.
El libro denota un esfuerzo muy grande de documentación. Al lector le parece realmente que se está moviendo en la Barcelona de 1938. ¿Cómo conseguiste meterte en ese escenario para describirlo de manera tan vívida? Supongo que manejaste planos de la época, buscaste fotos, leíste descripciones...
Precisamente ésa fue la tarea que más tiempo me ocupó: conocer las condiciones de la vida en la ciudad durante aquel mes de agosto de 1938. Ni que decir tiene que aquella Barcelona no tiene nada que ver con la actual, y uno de mis retos consistía en que el lector se imaginase cómo debía ser recorrer aquellas calles en unos días en los que había bombardeos, escaseaba la comida y una parte de la población vivía atemorizada por la llegada de Franco y la otra parte esperanzada por eso mismo. Como siempre, he recurrido a fuentes primarias para documentar el libro.
A lo largo de la novela extiendes una gran cantidad de piezas, que al final aparecen todas perfectamente encajadas, mientras se producen giros inesperados, teniendo como protagonistas a personajes que quizás no son lo que dicen ser... Elaborar esa compleja trama me supondría, al menos para mí, un enorme esfuerzo, pero da la sensación de que a ti te resulta muy fácil ¿es así?
Lo más importante es jugar limpio con el lector. Un personaje puede engañarnos porque la mentira forma parte del ser humano, pero las piezas del rompecabezas deben encajar necesariamente. Ello requiere trabajo y método. Al menos en mi caso no es fruto de un talento especial, simplemente orden.
Tienes razón, porque hay autores que, para lograr que las piezas encajen, recurren a trampas, como escamotear al lector información determinante que luego aparece o recurrir a un Deus ex machina, lo que no es tu caso. Por otro lado, el libro incide en la idea de que tanto alemanes como soviéticos contemplaban la guerra en España sólo en función de las ventajas que podían extraer de cara a un futuro e inevitable conflicto europeo. ¿Hasta qué punto fue así?
Fue totalmente así. Salvo los brigadistas que acudieron a ayudar a la República por convicción y algunos voluntarios alemanes, portugueses e italianos que hicieron lo propio en el otro bando, los países que participaron en nuestra guerra lo hicieron como respuesta a unos claros motivos políticos y económicos. He intentado que estos móviles queden claros en la novela.
Es de agradecer que, aunque la novela está ambientada en la guerra civil, huye del habitual esquema de buenos y malos, ofreciendo un saludable distanciamiento...
“Nuestra parte del trato” es una novela de intriga con un trasfondo histórico real. He escuchado que algunos lectores tenían algo de reparo antes de afrontar su lectura porque pensaban que se trataba de un libro con ideología. No es así. Si bien es cierto que la historiografía y la literatura sobre nuestra guerra se ha tratado siempre desde un bando en concreto, mi libro es una novela que transcurre en aquellas fechas pero no pretende poner carteles a ninguno de los bandos.
La novela resulta muy cinematográfica. ¿Crees que hay posibilidades de que veamos esta historia llevada al cine?
Ojalá algún día se pudiese hacer algo así, pero lo veo complicado.
¿Nos puedes adelantar algo de tus próximos proyectos?
Después de cuatro novelas publicadas por Umbriel, he decidido tomarme un respiro antes de embarcarme en algo nuevo. Quizá en un futuro escriba una novela más negra y con menos contenido histórico, pero es solo una idea.
jueves, noviembre 05, 2015
¿QUÉ HAN DICHO DE "PEQUEÑAS GRANDES HISTORIAS DE LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL"?
Bien, amigos, vamos con la típica entrada modo autobombo... pero seguro que me lo vais a perdonar.
Quiero que esta entrada sirva para daros las gracias a todos los que me hacéis llegar vuestra opinión sobre mis libros a mi dirección de correo que aparece siempre al final de los mismos.
Por suerte, recibo a diario correos de este tipo, y aunque así sea, siempre me hace ilusión. A veces son correos extensos, en los que me comentáis algunos puntos concretos ya sea ampliando información o señalando algún que otro error.
Agradezco especialmente algunos correos en los que me hacéis llegar el listado de erratas de imprenta, inexactitudes, gazapos y omisiones, o directamente pifias y patinazos, después de haber apuntado todo ello pacientemente a lo largo de la lectura del libro.
En otros casos, apenas son correos de dos líneas, a veces sin firmar siquiera, en los que me decís simplemente que el libro en cuestión os ha gustado y punto.
¿Si recibo correos de lectores defraudados? Pues os soy sincero; en todos estos años no sé si habré recibido apenas un par. Imagino que si a alguien no le ha gustado mi libro, ni se molesta en hacérmelo saber.
Otro dato curioso es que recibo más correos del continente americano que de España. No sé si es porque mis libros gustan más allí, o son más proclives a escribirme, pero eso no deja de llamarme la atención. También me hace especial ilusión cuando recibo mensajes de mis lectores lituanos; por alguna razón, mis libros tienen allí muy buena acogida.
Pues, como ejemplo de lo que digo, me gustaría dejar anotados aquí algunos de los comentarios que me estáis haciendo llegar sobre mi último libro, PEQUEÑAS GRANDES HISTORIAS DE LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL (Temas de Hoy, 2014):
“He aprendido y disfrutado con su agradable lectura”
Susana
“Me ha entusiasmado”
Luis
“Me encantó, tiene unas historias fabulosas e increíbles”
Juan Carlos
“Nunca pensé que un documento que relata de manera tan vívida diversos aspectos de una guerra fuera tan ameno”
Atenodoro
“Quedé fascinada por el contenido y la manera tan ágil de describir los hechos”
Rosario
“Muy interesante y de fácil lectura”
Reynaldo
“Felicidades por el libro y por la idea de contar esas cosas que quizás no tienen cabida en los relatos de la Historia, con mayúscula”
Julio
“Quedé francamente sorprendido por la cantidad de detalles e información que nos aportas (…) Excelente obra”
César
“Realmente, disfruté en extremo”
Federico
“Lo compré en un aeropuerto y me ha gustado mucho. Muy ameno, didáctico y adictivo”
Félix
También me remitís fotos de cómo luce el libro en las librerías... Ésta me la acaba de enviar Diana, desde Argentina:
Pues os agradezco nuevamente que me hayáis hecho llegar vuestros comentarios y el reto es seguir ofreciéndoos historias que sean de vuestro agrado.
Como sabéis, ahora estoy embarcado en otro proyecto que, si los dioses quieren, saldrá a la luz en el primer semestre de 2016, y que espero que también obtenga de vosotros comentarios tan positivos.
Reedito el post para incluir esta entrevista que me hicieron este sábado en Cunit (Tarragona) y ha sido publicada en el DIARI DE TARRAGONA el lunes 9 de noviembre:
martes, noviembre 03, 2015
ENTREVISTA A FERNANDO MARTÍNEZ LAÍNEZ, AUTOR DE "EL NÁUFRAGO DE LA GRAN ARMADA"
Bien, amigos, vamos hoy con una entrevista al escritor Fernando Martínez Laínez, compañero en el CLUB MÁXIMO SECRETO, en la que nos va a presentar su último libro, EL NÁUFRAGO DE LA GRAN ARMADA. La épica historia del capitán Francisco de Cuéllar (Ediciones B).
¿Cómo surgió la idea de escribir tu libro? ¿Qué objetivo te marcaste a la hora de escribirlo? ¿Cómo fue el proceso de documentación?
La idea surge de la visión de un desastre histórico, como fue el de la Gran Armada. De querer reproducir el escenario, y sobre todo de los personajes y los pensamientos que pusieron en marcha esa operación, la más importante que España ha llevado a cabo en el exterior.
A partir de esta idea el desencadenante del drama es imparable, como un disparo de cañón, pero sus consecuencias fueron alteradas por la propia Naturaleza, en forma de unas tormentas en la costa del Atlántico norte como no se habían conocido desde hacía siglos.
Con este panorama en mente, lo que he pretendido es construir un relato épico, con personajes históricamente reales, que haga revivir al lector la tragedia de una empresas frustrada que pudo cambiar la historia de Europa, que es tanto como decir la historia del mundo.
Esto, como es lógico, exigía una tarea documental extensa, que me llevó bastante tiempo; y obligaba también a visualizar los lugares de Irlanda donde murieron la mayor parte de los marineros y soldados de la Armada que tuvieron la mala suerte ser arrastrados hasta allí por las tormentas. En la empresa de Inglaterra la geografía y los “elementos” jugaron un papel decisivo, y “pisar” el terreno de la batalla ayuda a entender el desarrollo de los acontecimientos mucho más que las palabras, aunque luego sean las palabras las únicas que puedan devolvernos el relato comprensible de los hechos.
El libro se asienta básicamente en monólogos y transcripciones de cartas. ¿El texto de esas cartas corresponde totalmente a la ficción, o hasta qué punto están basados en cartas reales?
En muchos casos son cartas reales, con algunas alteraciones lingüísticas para hacerlas entendibles al lector de nuestros días. Los escritores no necesitamos inventar hechos nuevos ni alterar lo fundamental cuando se trata de hacer novela histórica. Los hechos están ahí, en documentos, cartas, memoriales y crónicas, relatados con frecuencia por los propios protagonistas. Pero esos hechos aislados no nos dicen gran cosa si no están encajados en un contexto, formando parte de un relato coherente. Y en el caso de la novela histórica ese relato debe elaborarse con criterios literarios.
Eso, en definitiva es el gran desafío: construir literariamente a partir de unos hechos dados que no se pueden cambiar. Algo que puede hacerse incrustando en el texto de la novela las voces y testimonios reales, para componer con todo ello un conjunto coherente tanto desde el punto de vista histórico como narrativo. En el Náufrago de la Gran Armada, lo que no deseaba en ningún caso era repetir la clásica novela de aventuras con capas y espadachines.
Aunque la obra se presenta como la "épica historia del capitán Francisco de Cuéllar", me ha sorprendido que, en realidad, el relato de sus peripecias no comienza hasta la parte final del libro. ¿Crees que eso puede desconcertar al lector?
Es posible que eso pueda desconcertarle, pero la novela sigue un orden muy cronológico en lo esencial, y de hecho el personaje Cuéllar aparece en las primeras páginas. Pero no quería hacer solo un relato de sus peripecias y desventuras en Irlanda, algo que básicamente ya escribió él mismo. Lo que me interesaba era enmarcar al personaje y su asombrosa marcha por territorio enemigo en una trama histórica mucho más amplia, en la que Cuéllar, en definitiva, era un pequeño episodio, un peón de acontecimientos que le vinieron impuestos desde instancias mucho más altas, y que vienen descritos en la primera parte de la novela.
Lo que buscaba era una manera de introducir al lector en el meollo del “gran drama”, en el cual la aventura de Cuéllar es solo una consecuencia, o como diríamos en la jerga bélica de hoy: un daño colateral.
También me ha sorprendido la ausencia de un hilo narrativo claro, ya que se va ofreciendo una visión de los acontecimientos fragmentada en el tiempo y en el espacio, con los consiguientes cambios de ritmo. ¿Cuál era tu objetivo al apostar por ese planteamiento?
El fin propuesto era precisamente ese que señalas. Dar idea de la fragmentación en el tiempo y el espacio que la propia realidad de la guerra impone. La vida y las guerras son confusas, y cualquier descripción “limpia” es una falacia. Una batalla puede ser vista desde diferentes ángulos, y cualquiera de ellos es fragmentario con respecto al conjunto. Los propios hechos también se confunden y se recuerdan distintos con el transcurso del tiempo, y según los personajes.
En la segunda parte de la novela, que narra la marcha de Cuéllar en Irlanda, en realidad hay varios relatos distintos que se funden. Uno sería el que aparece en la carta que el capitán dirige al rey Felipe II desde Flandes, obedeciendo órdenes de Alejandro Farnesio, para contarle su propia desventura y la de sus compañeros de naufragio. Pero una cosa es lo que contaríamos en una carta oficial al rey y otra lo que en realidad pudo pasar, y a esto se añade que Cuéllar va recordando cosas que más tarde contará también al jefe de la Inteligencia española, Idiáquez, para el que trabaja en secreto. El resultado es un relato amalgamado y con cambios de ritmo, como bien señalas. Era inevitable.
Dejando a un lado tu obra, ¿crees que las últimas apuestas televisivas -como las series Isabel, El Ministerio del Tiempo o Carlos, Rey Emperador- están siendo positivas para estimular el conocimiento de nuestra Historia?
Ese tipo de series, si están bien hechas, son muy positivas para conocer mejor nuestra propia historia. Eso es algo que los ingleses y los norteamericanos han entendido desde hace mucho tiempo, aunque con frecuencia deformando descaradamente la historia a su favor, e imponiendo así su visión histórica a todo el mundo. Frente a eso deberíamos ser capaces de contar nuestra propia historia, con nuestro sello exclusivo. En ese sentido, las series que señalas marcan un buen camino, aunque el resultado sea desigual. Creo, por ejemplo, que Isabel es bastante mejor que Carlos, Rey Emperador.
Y por cierto: qué gran serie podría hacerse sobre la Gran Armada que intentó la conquista de Inglaterra, lo mismo que sobre Cortés, o Pizarro, o Balboa, o Elcano…Son temas que están ahí, esperando que los propios españoles queramos hacerlas, pero que seguramente no haremos nunca. Somos autodestructivos y acomplejados con nuestra propia historia, con el añadido de una tendencia al tribalismo sin parangón en Europa.
viernes, octubre 30, 2015
"LOS DESASTRES DE LA GUERRA": UNA PERLA DE LA TVE DE LOS OCHENTA QUE VALE LA PENA RESCATAR
Bien, amigos, si recordáis, ya le dediqué hace poco un post a la Guerra de la Independencia (1808-1814) y no me gusta repetir temas, pero ahora he acabado de ver una serie sobre este conflicto que, sin duda, merece que la veáis.
Se trata de LOS DESASTRES DE LA GUERRA, una miniserie de TVE de 1983, dirigida por Mario Camus. Sinceramente, no recuerdo si la vi entonces.
Pero ahora la he visto y me ha entusiasmado. No las tenía todas conmigo, tratándose de una serie con bastantes años encima, pues temía que no hubiera soportado bien el paso del tiempo.
Pero mis temores se disiparon desde el primer momento. Sus seis capítulos son excepcionales, con un gran sentido del ritmo, respeto por la historia, ausencia de las típicas tramas adicionales para "atraer al público", además de unas interpretaciones excelentes y un despliegue de medios bastante aceptable.
La serie la tenéis en Youtube. Aquí, el 1/6:
Hay varios puntos a tratar. Uno que me ha sorprendido es el tratamiento tan amable que recibe la figura del rey José I, el hermano de Napoleón, alias Pepe Botella. Si lo relatado se ajusta a la realidad -imagino que sí, pero no he tratado este tema a fondo-, uno llega a la conclusión que hubiera podido ser un gran monarca, ya que estaba decidido a modernizar nuestro país y a ganarse el afecto del pueblo español. Sin duda, nos hubiera ido mejor con él que con Fernando VII, del que luego hablo.
También me ha resultado muy atractivo el duelo entre el guerrillero Juan Martín Díez, El Empecinado, y el general francés Hugo, encargado de darle caza. Parece casi un western. Lo único que no me ha convencido es ver a Sancho Gracia en el papel de El Empecinado, a pesar de que lo hace muy bien; uno no puede dejar de ver en él a Curro Jiménez...
En cuanto a Fernando VII, el segundo peor gobernante que ha tenido España -el primero ya lo sabéis-, es el protagonista absoluto -nunca mejor dicho-, del último capítulo. Y la verdad es que su regreso a España te deja un muy mal sabor de boca; resulta descorazonadora esa escena de los felices súbditos arrastrando la carroza real en lugar de las mulas, mientras la gente grita "¡vivan las caenas!"...
Por último, vamos con una pequeña anécdota. En aquellos lejanos tiempos no existía lo políticamente correcto, y en la serie se nota. En una escena, uno de los hombres de El Empecinado larga información confidencial en una taberna de Cádiz, después de que uno de los contertulios -que se supone que es gay- le tirase de la lengua, al ser un espía. Posteriormente, el amigo del guerrillero se lamenta de haber explicado los planes que debían ser secretos, refiriéndose despectivamente al "mariquita" que le ha hecho hablar más de la cuenta. Hoy esa escena sería inconcebible.
Pues ahora que todo el mundo sigue varias series a la vez, ya sean de zombies, tronos o políticos daneses, y se embaula temporadas como el que sorbe un espagueti, creo que vale la pena disfrutar de estos seis episodios de una serie de calidad por la que el tiempo no ha pasado.
lunes, octubre 26, 2015
¿CUÁLES ERAN LOS COCHES FAVORITOS DE LOS PROTAGONISTAS DE LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL?
Vamos a comenzar la semana con otra entrada sobre una de las curiosidades recopiladas en mi último libro, el PEQUEÑAS GRANDES HISTORIAS DE LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL.
Los que habéis leído ya mucho sobre el conflicto de 1939-45 seguro que disfrutáis encontrando algún dato nuevo, por nimio o fútil que éste esa.
Pues aquí vais a conocer algunos de esos datos que son ignorados por los historiadores en sus trabajos por su intrascendencia e irrelevancia, pero que los aficionados a la historia de la contienda valoramos especialmente.
¿Cuál era el coche favorito de cada uno de los grandes protagonistas de la Segunda Guerra Mundial?
Vamos a empezar con el Eje.
La marca alemana MERCEDES era la predilecta de Adolf Hitler y de la mayoría de jerarcas del Reich, como su ministro de Propaganda, Joseph Goebbels, el jefe de la Luftwaffe, Hermann Göring o el jefe de las SS Heinrich Himmler.
Edito para incluir tres fotos que me ha enviado Clemente, fiel seguidor del blog, que tomó él mismo en el Museo de la Automoción y Tecnología de Sinsheim (Alemania).
Estos dos Mercedes fueron utilizados por Hitler:
Y este otro por Heinrich Himmler:
Esa preferencia por Mercedes era compartida por el emperador de Japón, Hirohito, quien utilizaba un Mercedes-Benz 770. Este vehículo está expuesto en el museo Mercedes-Benz de Stuttgart:
En cambio, el arquitecto preferido de Hitler, Albert Speer, a quien le gustaba conducir, se decantaba por otra marca germana, BMW.
Speer sería el feliz poseedor de un BMW 328 Mille Miglia Bügelfalte, un coche de competición. El vehículo se lo quedaron los soviéticos como reparación de guerra y, tras varias peripecias, hoy día está en poder de un coleccionista particular.
En cuanto a Benito Mussolini, éste se decantaba por los coches italianos; gustaba de utilizar en los desfiles oficiales un elegante Lancia Astura de color granate.
Ahora vamos con los Aliados.
La mítica marca británica ROLLS ROYCE contaba entre sus admiradores con el general norteamericano Douglas MacArthur y el mariscal británico Bernard Montgomery. Aquí vemos a éste último.
No obstante, MacArthur se sintió atraído también por otras marcas. Asi, en Filipinas tuvo a su disposición este Cadillac de 1937.
En su país, MacArthur se hizo con este Packard Clipper de color verde oliva, fabricado especialmente para él, y por el que pagó 2.600 dólares con un cheque personal, pero la Packard tuvo la gentileza de devolvérselo y además se encargó de enviárselo a su destino en Australia.
En cuanto a Churchill, éste no se dejó seducir por los ostentosos Rolls Royce, convirtiéndose en un cliente asiduo de DAIMLER. A pesar del origen alemán de la marca, los vehículos de la británica Daimler Company Limited eran fabricados en su planta de Coventry.
Así, Churchill utilizaría un pequeño pero elegante descapotable Daimler DB 18 Drophead coupé, de color gris y chocolate, para hacer campaña electoral, dotándolo de dos altavoces en el capó.
El general Omar Bradley y el almirante Chester Nimitz, ambos norteamericanos, preferían un vehículo ligado al esfuerzo militar, el célebre JEEP.
El inefable general George Patton no podía conformarse con un simple Jeep; se decantaba por los CADILLAC.
El accidente que le costó la vida le ocurrió precisamente en el Cadillac de la foto superior, que fue reconstruido posteriormente, aunque mirad el estado en el que quedó.
AQUÍ podéis ver fotos del interior del vehículo.
El presidente estadounidense, Franklin D. Roosevelt, condujo durante muchos años un PLYMOUTH PHAETON, especialmente adaptado para ser conducido por él, afectado por la polio.
La marca favorita del general Dwight D. Eisenhower era PACKARD.
El fabricante de estos vehículos de lujo contribuyó al esfuerzo de guerra de su país con más de cincuenta mil motores, la mayoría de ellos destinados a la aviación; curiosamente, aunque el P-51 Mustang -el mejor caza fabricado durante la guerra- era conocido como el "Rolls Royce de los cielos", su motor fue fabricado por Packard.
Por último, Stalin también compartía gustos con Eisenhower, ya que, además de varios vehículos ZIS de fabricación soviética, poseía un Packard Super 12 de 1937.
Este coche tendría posteriormente una curiosa historia. Después de la guerra, Stalin se lo regaló al presidente búlgaro, Georgi Dimitrov. Tras la caída del Muro, en 1989, el Packard se quedó en el garaje de la casa museo de Dimitrov, en Sofía, pero el 2 de octubre de 1992 desapareció misteriosamente... para aparecer en 2002 en un museo privado de vehículos históricos en Roscoe, cerca de Chicago. Allí está expuesto junto al DeLorean de Regreso al Futuro, el coche de Batman o la ambulancia de los Cazafantasmas, por ejemplo.
Al parecer, el Packard de Stalin había entrado en Estados Unidos en 1997 como "chatarra". Su desaparición fue denunciada en su día incluso a la Interpol, por lo que, una vez localizado, las autoridades búlgaras han tratado de recuperarlo, hasta ahora sin éxito.
Estas son las preferencias que yo he podido recopilar, si conocéis alguna más, no dudéis en hacérnoslo saber.
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