lunes, octubre 31, 2011

Ya tengo el nuevo libro...

Bueno, amigos, sigo aquí en el locutorio. Espero que esta semana sea la definitiva y me llegue ya el nuevo modem 3G, y pueda subir las fotos que quedan del viaje.

Pues ya me llegaron los ejemplares del nuevo libro... La primera impresión, la de los familiares directos, ha sido muy positiva. Aunque no han tenido tiempo de leerlo, les ha gustado la portada y el aspecto exterior del libro... eso es importante. Ahora a ver qué les parece el contenido.

En esta nueva obra he optado de nuevo por una apuesta puramente comercial, en la línea del Enigmas y Misterios o el Historias Asombrosas, que van cada uno por la cuarta o la quinta edición. Creo que las historias que relato son trepidantes, con buenas dosis de adrenalina, y me parece que más de uno se lo va a leer de un tirón...

Supongo que está a punto de salir, igual a finales de esta semana o primeros de la otra. En cuanto me conste de que está en la calle le dedicaré la entrada oportuna; ya habrá tiempo de hablar de él.

Por otro lado, en la misma caja de los libros me venía un ejemplar de BREVE HISTORIA DE LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL, de Alvaro Lozano, un autor ya conocido por vosotros. Aunque es mi amigo, no sólo por eso os recomiendo fervientemente su nueva obra, que me parece una excelente inversión.

Y también venía la nota curiosa; un ejemplar en chino de mi "Operación Valkiria". Sí, sí, en chino...

Bueno, gracias por vuestra infinita paciencia y a ver si pronto puedo recuperar la conexión.

martes, octubre 11, 2011

Viaje a Alemania VI. EL-DE Hause (1º Parte)



Bien, disculpad el retraso en la actualización y gracias por vuestra paciencia; como os dije, he cogido la ansiada velocidad de crucero en la redacción de mi nuevo libro y quiero aprovechar para seguir avanzando millas...

Pues vamos con la EL-DE Hause. Bajo ese nombre tan poco sospechoso, más propio de una escuela de diseño industrial, se esconde ni más ni menos que el Cuartel General de la Gestapo en Colonia. Está situado en el número 23 de la Appellhofplatz, muy cerca del centro de la ciudad, a unos diez minutos andando de la Catedral.

AQUÍ podéis leer todo lo que hay que saber sobre este siniestro edificio; todo lo que os podría explicar esta ahí. Bien, una vez que hayáis leido esa página, seguid adelante con la entrada.



Pues lo que os puedo decir es que la visita vale mucho la pena. La verdad es que el edificio conserva toda la esencia de lo que podemos esperar de un cuartel de la Gestapo.

Aquí tenéis la conserjería:



Cuando caminas por sus pasillos y escaleras parece que te vas a cruzar en cualquier momento con el típico agente de la Gestapo, con gabardina y sombrero...





Por poner un pero, las salas son utilizadas para las acostumbradas exposiciones de fotografías, carteles y mapas, cuando tal vez lo mejor hubiera sido tratar de reconstruir la opresiva atmósfera que debía vivirse allí dentro; ambientar un despacho con una antigua máquina de escribir, un armario de fichas, un retrato de Hitler en la pared, algunos de sus instrumentos de tortura...

Sí, vamos, se podía haber creado una especie de parque temático de la Gestapo para conseguir que el visitante se acongoje y experimente algo del terror de la pobre gente que tuvo que pasar por allí... pero nada, no encontramos otra cosa que las acostumbradas exposiciones con fotos, gráficos de barras y estadísticas varias, en fin...

En esto, los ingleses van bastante por delante, y no dudan en recrear escenarios del pasado para que el visitante experimente aquellas sensaciones... los que habéis visitado el Imperial War Museum sabéis a lo que me refiero.

Pero si nos abstraemos de lo que hay hoy en las salas, podemos imaginar los sucesos dramáticos de que fueron entonces testigos esas paredes.









Aquí, un aparato de radio que iba emitiendo un discurso del Führer:



Y aquí, fichas policiales de detenidos gitanos:



En la próxima entrada bajaremos a los sótanos del edificio, a ver que nos encontramos...

jueves, octubre 06, 2011

La bailarina sin Plan B

Bueno, amigos, hola de nuevo. Vuelvo a tener internet; se ha cumplido eso de que muchos problemas tienden a resolverse por sí mismos si no intervenimos en ellos. Así que la conexión que se fue en su día ha venido, y nadie sabe cómo ha sido.



La verdad es que tampoco me ha ido mal el estar sin internet. A salvo de tentaciones como la prensa digital, el facebook o la actualización de este blog, he podido escribir más. Y bueno, tengo que deciros que estoy disfrutando mucho con el nuevo libro que estoy escribiendo... el que hará el número dieciséis, si los dioses y los editores quieren.

Hoy me lo he pasado tan bien que he estado desde las 09.30 hasta las 13.30 pegado al asiento, escribiendo, y sin sentir nada de cansancio. Cuando estoy inspirado, el tiempo pasa volando.

Además, con este nuevo libro enseguida he cogido la velocidad de crucero, que es cuando el libro comienza a escribrirse prácticamente solo... Eso me suele ocurrir cuando paso de la página 50 más o menos. Pero en este ha sido a partir de la 15 o así, y llevo ya 40, por lo que creo que no tardaré mucho en acabarlo, calculo que para Navidad.

Pues hoy he caído en que, aunque llevo unos diez años escribiendo, sigo haciéndolo con la ilusión del primer día, como dice el manido tópico. Ahora hace diez años que, con mi primer libro acabado, trataba infructuosamente de publicarlo, siendo rechazado una y otra vez por las editoriales. Tardé más de cuatro años en verlo en las librerías, pero hubiera esperado el tiempo que hubiera hecho falta...

El martes vi el programa de TV "Españoles en el mundo" dedicado a Londres, mi ciudad favorita. Allí salía la famosa bailarina de ballet Tamara Rojo, que es primera bailarina del Royal Ballet de Londres, y dijo algo que me gustó; aseguró que en sus inicios sólo contemplaba la posibilidad de dedicarse a bailar, así que estaba decidida a bailar o bailar, y "que no tenía Plan B".



Eso me llegó, porque me recordó a mí cuando comencé a escribir. Necesitaba publicar o publicar, tampoco tenía Plan B. Sé de algún visitante habitual de este blog que también, por desgracia para él, sufre de esa misma necesidad, y está comprobando que además de tener cierta habilidad para juntar letras hay que poseer mucha paciencia y perseverancia, pero bueno, como este amigo tampoco tiene Plan B, estoy seguro de que acabará publicando...

Así que ya lo sabéis; la clave para conseguir algo es no tener Plan B. Lástima que entonces mi Plan A no hubiera sido ganar ya mi primer millón de dólares, pero nada, tuvo que ser lo de escribir.

Bueno, pues disculpad este paréntesis en el relato de mi viaje a Alemania por fascículos, pero necesitaba aclimatarme de nuevo. No os preocupéis, que la próxima entrada sí que va a resultaros interesante; preparaos para entrar en el Hotel Gestapo de Colonia...

jueves, septiembre 22, 2011

Viaje a Alemania V. Wewelsburg (3ª Parte)

Si recordáis, os dejé conmigo en el Museo de las SS, tratando de superar la frustración de no haber podido visitar el torreón de Himmler...

Pues bien, cuando estaba en el último piso subterráneo del Museo, la ruta de visita seguía a través de una puerta... ¡que daba al foso del castillo! Salí al foso y sí, ¡¡desde allí se podía acceder a la dichosa torre!!

Aquí tenéis la vista de la torre desde el foso, y la puerta de acceso al interior:



Pues entré por la puerta, subí unos escalones y pasé por otra puerta que daba a la cripta. En ese momento no había ningún otro visitante, así que la tenía toda para mí:



Hice una foto y, de repente... ¡¡oí por los altavoces la tremenda bronca de una señora en alemán!! No entendí nada de lo que dijo, pero tuve claro que era a cuenta de la foto que acababa de tirar. Naturalmente, no me iba a ir de allí con una mísera foto en la memoria de mi cámara, así que utilicé la táctica de hacerme el tonto...

Con cara de no haber entendido nada, fui tirando algunas fotos más, mientras oía de música de fondo la llamada al orden de aquella guardiana del campo de Ravensbrück. Como no pude enfocar, sólo ésta quedó medio bien:



Y esta otra, aunque muy movida, es de la esvástica que hay en el techo. Las otras que hice quedaron todavía peor.



Ahí ya paré de hacer fotos y comencé a caminar por la cripta. La verdad es que la sala es el escenario idoneo para toda la parafernalia de la Orden Negra. Lástima que para hacer de esa sala algo políticamente correcto alguien tuvo la idea de colocar allí unos cuadros inspirados en los campos de concentración, pintados por un autor local. Yo entiendo que ese lugar no puede convertirse en un lugar de culto para neonazis, no pido que pongan esvásticas y antorchas, pero los cuadros, saturados de color, rompen totalmente la armonía que presenta esa cripta. Que fuera de ella coloquen todos los elementos que quieran para interpretar adecuadamente lo que ese centro de culto de las SS representa, pero sinceramente, esos cuadros sientan como una patada en la espinilla.

Bien, pues estuve deambulando por la sala hasta que decidí sentarme en uno de esos pedestales para quedarme en completo silencio y tratar de captar su atmósfera, pero nada más hacerlo volví a oir por los altavoces los alaridos de la señora... me puse de pie inmediatamente; estuve a punto de entrechocar los tacones y gritar Jawohl!, pero pensé que quizás eso iba a contribuir a tensar aún más la situación.

La cripta se supone que iba a servir para conmemorar a los muertos. En el centro de la sala se planeó una llama eterna alimentada mediante una tubería de gas. El uso que se iba a dar a los pedestales se desconoce.

Información práctica si váis a visitarla: La cámara de seguridad, tipo ojo de pez, se encuentra en la pared de la izquierda, nada más entrar, en la parte de arriba del todo. Si queréis hacer fotos, mirad de colocaros de espaldas a la cámara. Si lleváis vuestra cámara colgada del cuello, acordaros de desactivar el flash y podéis ir haciendo todas las fotos que queráis...

Salí de la cripta -reparando en un letrero muy hermoso que prohibe hacer fotos pero que juro que no vi- y subí a la sala de columnas, conocida como Obergruppenführersaal o Sala de los Generales.

Allí había otro cartel de esos, pero en cuanto entré hice una foto. Como temía, volví a oir a la pesada de la señora por los altavoces... volví a poner cara de Míster Bean y decidí hacer más fotos, pero lo dejé estar porque temí que acabaran quitándome la tarjeta de la cámara o vete a saber. Así que di vueltas por la sala, que tenía estos horribles cojines naranjas por el suelo:




Se ve que acababan de usar la sala para impartir una conferencia o algo, había por allí papeles. Total, que aquellos cojines tan cantones estropeaban la atmósfera de la sala como los cuadros con la cripta, un desastre...

Pero bueno, la cuestión era aislarse de esos elementos perturbadores y tratar de captar la esencia... y la verdad es que se capta.

La sala tiene en en suelo de mármol un mosaico en el que se representaba un sol cuyos doce rayos estaban compuestos por las runas SS, conocido hoy como Sol negro. Se supone que iba a ser una sala de reunión para los líderes de las SS.

Una cosa que sorprende mucho es precisamente eso, la falta de información existente sobre la utilidad de la cripta y la sala. Todo son conjeturas, lo que es muy extraño, ya que las SS lo tenían todo documentado y estipulado.

La información práctica de la cripta es válida para la sala de columnas. Pero aquí lo tenéis más fácil porque las columas os pueden servir de parapeto para ir tirando fotos sin que os vean.

En resumen. La visita al Castillo de Wewelsburg es imprescindible para todo interesado en el Tercer Reich y ya no digamos si le interesa el tema del ocultismo de las SS, así que ya sabéis...

lunes, septiembre 19, 2011

Viaje a Alemania IV. Wewelsburg (2ª Parte)

Bien, sigamos con el relato del viaje. Si recordáis, quedamos en que salí del castillo desconcertado por no haber podido visitar el torreón en donde se encuentra la cripta y la sala de columnas de Himmler -de hecho, lo que me había llevado hasta allí-.

Pensé en preguntar a la señora que había en la recepción del Museo, pero me asaltaron las dudas; ¿como lo pregunto?, ¿How I can get into the Himmler's tower?, I want to visit the tower of the SS...

Ya de por sí, como todo hombre que se precie, me cuesta admitir que no he sabido encontrar un lugar por mis propios medios y aceptar la humillación de tener que preguntar, pero es que además eso de preguntar por algo de las SS en Alemania... Total, que salí del castillo para ver si haciendo un reset se me ocurría algo.

Y al salir, al lado del restaurante y a unos cien metros de la entrada del castillo, vi este edificio:




Para mi sorpresa, esa casa alojaba el museo deidicado a las SS, que había visto en la web del castillo. Bajo el aséptico nombre de "Wewelsburg 1939-1945 Memorial Museum" se esconde el ÚNICO museo del mundo dedicado a las SS. Supongo que habrá colecciones privadas bastante bien surtidas, pero el material que se puede ver en este museo supera las expectativas, ya que no se limita al tema de las SS sino que trata del Tercer Reich en general.

A continuación os muestro las fotos que tomé allí. Disculpad por la infame calidad de las fotos, si es que son dignas de ese nombre. A los viajes suelo llevar una cámara compacta para ganar movilidad, con la que puedo tomar fotos de exterior decentes, pero en interior ya lo véis. En el próximo viaje no pasará lo mismo.

Tendría que explicaros lo que es cada foto, pero hoy no estoy muy católico por el cambio de tiempo, así que no me apetece enrollarme. Tendréis que adivinar lo que es cada cosa, pero presumo de que ya sabéis bien de qué va todo esto y lo identificaréis rápido:



























Estas últimas fotos son mis preferidas. Hablé de estos dos tipos de objetos -la porcelana y los pins- en mi libro EL REICH DE LOS MIL AÑOS, pero no había tenido la oportunidad de verlos en vivo, por lo que me hizo muchísima ilusión tenerlos delante. Para saber la singular historia que tienen detrás os remito a mi libro.







Y nada, visitando el Museo me olvidé por un rato de la frustración de no haber podido visitar la torre de Himmler. Pero, de repente, y para mi sorpresa...

CONTINUARÁ

jueves, septiembre 15, 2011

Viaje a Alemania III. Wewelsburg (1ª Parte)

Bien, vamos ya con el plato fuerte de mi viaje: el Castillo de Wewelsburg.

Como sabéis, este castillo renacentista fue elegido por el detestable jefe de las SS, Heinrich Himmler, para convertirlo en el centro de culto de su nueva "religión".



Allí, Himmler pretendía llevar a cabo una serie de ritos estrafalarios, ambientados en un grotesco kitsch nazi-medieval, en una cripta y una sala rodeada de columnas, pero ya hablaremos más adelante de ello.

Como os dije, escogí como campo base la pequeña ciudad de Paderborn. Para ir a Wewelsburg hay que tomar el autobús 460 que sale de unos andenes situados junto a la estación del tren. La frecuencia es uno cada hora, pero vigilad si váis en fin de semana, ya que es cada dos horas. Antes que nada, consultad los horarios que hay en los paneles situados junto a la parada. El precio del billete, que se paga al conductor, es de 5,70 euros por trayecto para un agradable recorrido por carreteras locales de una media hora. La parada de destino leí que era "Büren-Wewelsburg", pero yo bajé una antes, la primera al llegar al pueblo de Wewelsburg, ya que vi el castillo que estaba cerca y decidí bajarme ahí ya.

Desde la parada comencé a caminar por un camino asfaltado que pasa junto a las casas en dirección al castillo; ahí, detrás de los árboles, lo podéis ver:



Luego bajé por el camino, atravesé la carretera y subí por una escalera hasta llegar a la terraza del restaurante que hay junto al castillo. De ahí me dirigí ya al interior, al que se accede libremente. Aquí véis el patio:



El ala izquierda acoge un Albergue Juvenil. En el torreón que véis delante está la cripta y la sala de columnas, ambas circulares. Justo detrás de mi posición, entre las dos torres, se encuentra la entrada al museo del Castillo, o Kreismuseum.

Entré en él (precio del ticket: 3 euros) y comencé la visita. La primera sala era ésta; Himmler la utilizaba para celebrar bodas bajo el rito SS. Allí había una fotografía de una de aquellas bodas, y se podía comprobar que la disposición apenas había cambiado.



La visita comenzaba muy bien, pero pronto llegó la decepción. Desplegué el plano que me dieron a la entrada y contemplé horrorizado... ¡que el torreón de la cripta y la sala quedaba fuera del área de visita!

Pues sí, mientras que las salas visitables presentaban varios colores, el torreón figuraba en un decepcionante color gris, al igual que el ala del Albergue.

Aun así, intenté llegar lo más cerca del torreón para ver si tenía alguna opción de acceder a él, pero en vano. Por lo demás, las salas que se podían visitar no presentaban demasiado interés. El interior del castillo quedó destruido al final de la guerra, pero en vez de reconstruirlo en estilo medieval se ha apostado por el aséptico estilo de una sala de exposiciones actual.

Salí del museo y me dirigí a la puerta del torreón, a ver si alguien se la había dejado abierta... pero nada, como dice Mortadelo, estaba más cerrada que la gatera de un submarino.



¿Me quedaría sin ver el torreón? ¿Había hecho más de mil kilómetros para volver de vacío?

La respuesta, la próxima semana.

lunes, septiembre 12, 2011

Viaje a Alemania II. Paderborn (2ª Parte)

Bien, disculpad la tardanza en retomar el relato del viaje, agradezco vuestra paciencia. Y es que vuelvo a estar liado; debo dar los penúltimos toques al nuevo libro que sale en noviembre y, por si fuera poco, ya me están metiendo prisa con el siguiente libro, que acabo de comenzar a escribir (!).

Vamos con la segunda y última parte dedicada a la pequeña ciudad de Paderborn, el campo base que elegí para atacar el Castillo de Wewelsburg, el gran objetivo del viaje. Lástima que ahora no tengo tiempo para explicar con detenimiento todo lo acaecido en ese lugar en marzo de 1945, porque Paderborn constituyó un objetivo prioritario para las tropas norteamericanas, ya que estaba previsto que convergiesen ahí el 9º Ejército, liderado por el general William Simpson, y el 1º Ejército, dirigido por el general Courtney Hodges, envolviendo así el Grupo de Ejércitos B del mariscal Walther Model.

Como bien recordaba nuestro compañero Von Kleist en el post anterior, los norteamericanos se encontraron con la resistencia de los tanques pertenecientes al Regimiento Panzer de Instrucción y Reemplazos de las SS, ubicado en Augustdorf, un pueblo situado a unos 15 kilómetros de Paderborn.

Para el que le interese conocer en detalle los movimientos de tropas en torno a Paderborn, le recomiendo el libro LA BATALLA DEL RUHR, de Derek S. Zumbro, en donde viene todo bastante bien explicado.

Aunque Paderborn jugó un importante papel en esa fase de la guerra, pocos vestigios de pueden apreciar hoy día de esos combates. La ciudad resultó destruida por una serie de bombardeos -incluso la torre de la Catedral se vino abajo-, pero fue totalmente reconstruida durante la posguerra.

Lo único que encontré fue este panel en el que hay dos fotos: una tomada antes de la guerra y otra después de los bombardeos, en la que se pueden apreciar los daños que sufrió esa calle.

Resulta curioso comparar esa imagen con la que ofrece hoy día ese mismo lugar, aunque el edificio principal que se ve en la foto, el Ayuntamiento, casi no se aprecia en la foto que tomé, al estar al fondo.




Y por último, vamos con la nota curiosa. Como os dije, me sorprendió una extraña conexión existente entre Paderborn y mi ciudad, Barcelona. Mirad el escudo de la ciudad alemana:



Y comparadlo con el de Barcelona:



Yo pensé que se trataba de una simple coincidencia, como el hecho de que los taxis de Alejandría sean negros y amarillos como los inconfundibles taxis barceloneses, lo que me provocó una desconcertante sensación cuando estuve allí.



Pero la "conexión" Paderborn-Barcelona no acababa ahí. A apenas cincuenta metros del edificio que luce ese escudo, se encuentra este bar, la prueba definitiva:



Pues sí, se llama "Café & Bar Celona".

Teniendo en cuenta que no hay nada que objetivamente una a ambas ciudades, debe tratarse necesariamente de alguna línea telúrica de fuerza o algo así; hasta aquí mi humilde aportación, revelando la existencia de ese sorprendente y misterioso vínculo, ahora han de ser otros los que desentrañen ese arcano...

miércoles, septiembre 07, 2011

Viaje a Alemania I. Paderborn (1ª Parte)



Bien, vamos con la crónica de mi último friki-viaje a Alemania.

Al alba y con viento de levante, tomé un vuelo de Lufthansa Barcelona-Colonia con escala en Frankfurt; curiosamente, porque no lo había visto nunca, el trayecto Frankfurt-Colonia no es en avión aunque llevas la tarjeta de embarque y todo, sino en un tren de alta velocidad, que se toma en el mismo aeropuerto de Frankfurt. La ventaja es que te deja en la estación central de Colonia, justo en el centro, a escasos cien metros de la famosa Catedral, y te ahorras el siempre engorroso transporte aeropuerto-ciudad.

Por cierto, si váis a Alemania, comprad antes por internet los billetes de tren de los trayectos que tengáis previsto hacer. A través de esta web de la Deutsche Bahn -a prueba de dummies- es sencillísimo comprar e imprimirse los billetes.

Desde Colonia me dirigí también en tren a Paderborn, una pequeña ciudad que la escogí por su proximidad al primer objetivo del viaje, el castillo de Wewelsburg. Aunque se puede pernoctar en el propio castillo, ya que hay un albergue juvenil, hace tiempo que acabé muy quemado de los Youth Hostel, así que preferí dormir como Dios manda en un Hotel Ibis de Paderborn.

Yo no sabía nada de esta ciudad, así que me sorprendió muchísimo, ya que no esperaba encontrar allí nada particularmente interesante. Sin embargo, me encontré con el sueño de todo turista; un lugar turístico sin turistas. A pesar de ser una ciudad preciosa y muy agradable, casi no había visitantes -apenas algún grupo de jubilados alemanes-, ni había ninguna tienda de souvenirs.

Aquí tenéis algunas imágenes de Paderborn:






El típico mercadillo alemán donde la gente compra fruta, flores, carne en las carnicerías móviles y sobre todo patatas, y en donde no faltan los puestos donde tomarse una cerveza y comer una salchicha. Estos mercadillos me encantan...



Aquí, la Catedral de la ciudad. Como véis, el torreón es apabullante, y el interior, sencillo pero solemne.







Paderborn fue fundada por Carlomagno como obispado, y ahora se ve que es arzobispado, por lo que es un lugar de referencia de la Iglesia católica alemana; en la ciudad se pueden encontrar bastantes tiendas de artículos religiosos y se ven monjas por la calle.

Aquí, una agradable plazoleta, donde sentarse a la sombra para descansar a mitad del paseo y escuchar como cae el agua de la fuente... además se oía la música de un acordeón.



Y aquí el impactante edificio del Ayuntamiento...



Pues ya lo véis, en donde menos te piensas salta la liebre.

En el próximo capítulo, veremos lo que encontré allí relacionado con la Segunda Guerra Mundial y descubriremos una curiosa e inesperada conexión entre Paderborn y mi ciudad...