
Bueno, pues en la anterior entrada hablé de la sensación, conforme uno se hace más mayor, de que el tiempo pasa más deprisa. La razón podía ser, aparentemente, la que planteaba Ahskar, y es que para un niño de diez años un año es 1/10 parte de su vida, por lo que para él representa mucho, mientras que para alguien de cincuenta sería sólo 1/50. Pero este razonamiento no me convence, así que le he estado dando vueltas para currarme una teoría al respecto...

Pues no sé si la mía es la respuesta que encontré en aquel libro -creo que no porque aquélla era más compleja-, pero me parece que he dado con la solución. Yo creo que una cosa es el tiempo como tal, que es invariable (dejando de lado a Einstein) y otra la sensación que tenemos del mismo.
Dentro de la sensación individual tendríamos dos; la instantánea y la que nos deja el recuerdo. Sobre la instantánea, o a corto plazo, podemos tener la sensación de que pasa rápido o lento; si nos divertimos en una fiesta pasa rápido, pero una conferencia peñazo nos parece eterna.
Y ahora pasamos a lo que nos deja el recuerdo, que es lo que nos da la sensación del paso del tiempo a largo plazo, que es la que nos interesa. Pues yo creo que esa sensación depende de lo que "metamos" en la unidad de tiempo. A más material a recordar, más lento pasa, y a menos material, más rápido.
Me explico; cuando eres niño o adolescente, en un día descubres un montón de cosas, te pasan cosas que nunca antes habías vivido, conoces otros niños, etc. Ese tiempo, por tanto, aparecerá "abultado" por el material que incluye, tendrá más peso, por lo que tenderemos a recordarlo como un tiempo más largo.

Por el contrario, cuando tienes por ejemplo entre treinta y cuarenta años, tiendes a que los días pasen sin nada nuevo destacable; la rutina del trabajo, los fines de semana en los que se tiende a hacer lo mismo, no se suele conocer gente nueva a menudo, etc. Esas unidades de tiempo van pasando sin cargarse de material, por lo que, al acabar el año, tendremos la sensación de que ha pasado muy deprisa.
En cambio, si nos vamos de viaje, por ejemplo, un simple puente, pero cogemos el avión, visitamos varios sitios conocemos otros viajeros y tal, tendremos la sensación de que hemos estado fuera una semana, cuando sólo han sido tres días; el tiempo habrá pasado subjetivamente más lento, al ir más "lleno".
Otro ejemplo; dos horas en el trabajo pueden pasar sin pena ni gloria, esa noche ya ni nos acordaremos de lo que hicimos. Pues ese tiempo es un tiempo "vacío", contará como tiempo rápido. En cambio, un Barça-Madrid; esas dos horas las viviremos intensamente, luego recordaremos casi cada minuto. Y según como vaya el partido, los últimos cinco minutos pueden ser eternos... ese tiempo iría "lleno" y contaría como tiempo lento.
Bueno, no me negaréis que, aunque sea una teoría barata, no da el pego... Pues como guinda final a este asunto,
aquí podéis ver a Azul y Negro cantando aquéllo de "No tengo tiempo".
Por cierto, os dije que en la siguiente entrada os hablaría de mi nuevo e inminente proyecto. Pues un avance; mi próximo libro se llama
OPERACIÓN VALKIRIA, y trata, evidentemente, del atentado contra Hitler del 20 de julio de 1944. (Sé que algunos ya lo sabíais; gracias por guardar el "secreto").
Como sabéis, Tom Cruise va a estrenar, casi coincidiendo con la aparición de mi libro, su peli VALKYRIE. Bueno, está claro que Cruise lo ha decidido así para aprovechar el tirón que le va a proporcionar mi libro; cuando me enteré, lo taché de oportunista y aprovechado, pero luego pensé que, hombre, también tiene derecho a ganarse la vida...